Español
Perspectiva

¡Urgen acciones para detener el avance de la variante Delta en EE.UU.!

Estados Unidos se encuentra en medio de un nuevo avance de la pandemia de COVID-19, que ya se ha cobrado 624.000 vidas. Durante el último mes, los casos diarios aumentaron 250 por ciento, lo que ha impulsado un incremento en hospitalizaciones y un salto importante en la tasa de muertes diarias.

“La (cuarta) oleada Delta en Estados Unidos ya está demostrando que está en camino a ser la peor hasta ahora” en importantes focos de contagio, indicó Eric Topol, profesor de medicina molecular del Centro de Investigación Scripps.

El brote se concentra en las secciones más pobres del país, incluyendo partes de Arkansas, Mississippi, Missouri, Florida y Nevada, con las menores tasas de vacunación. En Missouri, los hospitales están más llenos que en cualquier otro momento de la pandemia. “Solo disponemos de camas cuando alguien fallece, lo que sucede varias veces por día”, le indicó al Atlantic Terrence Coulter, director de cuidados intensivos en CoxHealth.

Una enfermera se coloca equipo de protección personal según se prepara para tratar a un paciente de COVID-19 en Missouri (AP Photo/Jeff Roberson)

El aumento en casos es a causa de la variante Delta del COVID-19, la cual no solo se propaga más rápido, sino que se reproduce de forma más agresiva dentro de la persona infectada. Un estudio publicado a inicios del mes señaló que la carga viral de las personas con la variante Delta es mil veces mayor que la de aquellos con la cepa original del virus.

El rebrote en las partes del país con las menores tasas de vacunación ha estado acompañado de un aumento preocupante en los contagios de personas vacunadas. Según las cifras oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), han fallecido 791 personas completamente vacunadas del COVID-19 en EE.UU. hasta la fecha, y 5.000 han estado hospitalizadas.

Tres atletas completamente vacunados en la Villa Olímpica en Tokio y un miembro del personal dieron positivo al COVID-19, presentando el peligro de nuevos brotes en el principal evento deportivo del mundo. En días recientes, tres miembros completamente vacunados de la delegación de diputados estatales tejanos en Washington D.C. dieron positivo después de viajar en un avión privado sin mascarillas.

Además, menos de la mitad de la población en EE.UU. está completamente vacunada. Si bien la prensa atribuye esto a las personas que no se quieren vacunar, la clase gobernante no ha estado dispuesta a organizar el tipo de educación pública y programa de distribución masiva necesarios.

En días recientes, ha quedado en claro que el Gobierno de EE.UU. espera que el rebrote que ya está en marcha en los estados sureños se convierta en una nueva ola de la pandemia.

“Esto simplemente se va a propagar entre la población”, dijo a CNBC el viernes el director bajo Trump de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), Scott Gottlieb. Aludió a un modelo interno de los CDC que muestra “una epidemia en aumento, una ola de contagios de esta variante Delta que se expande entre la población durante los próximos dos meses”.

“Las suposiciones integradas en estos modelos incluyen que no haya medidas de mitigación, órdenes de mascarillas, ni cierres de negocios”, añadió Gottlieb. “Considero que esa es probablemente la norma”.

Lo que Gottlieb está describiendo es un contagio deliberado y masivo de la población estadounidense, permitiendo que decenas y cientos de miles más mueran. El director de la FDA nombrado por Trump no estaba describiendo su mundo ideal en el que el negador del COVID-19 de Trump sigue en el poder, sino las políticas actuales del Gobierno de Biden.

El 13 de mayo, los CDC, bajo presión del Gobierno de Biden, anunciaron que ya no recomendaban que las personas vacunadas utilicen mascarillas, lo que desencadenó un abandono efectivo de todas las medidas de distanciamiento social por parte de los negocios, los estados y las municipalidades de todo el país.

El World Socialist Web Site, en una posición consistente con la Organización Mundial de la Salud y los principales expertos de salud pública, se opuso a la decisión de los CDC, advirtiendo que esto conduciría a otro avance de la pandemia. Menos de dos meses después, estas advertencias están siendo confirmadas.

Ante el resultado desastroso de las políticas de la Casa Blanca, a la directora de los CDC bajo Biden, la Dra. Rochelle Walensky, le preguntaron, “¿Existe alguna consideración bajo cualquier escenario en el que quisiera echar marcha atrás con la reapertura de escuelas?”.

Walensky replicó: “Permanezco enfática en que nuestras escuelas necesitan abrir en el otoño. Necesitan abrir para clases completamente presenciales”. Cuando le preguntaron nuevamente, “¿Los CDC no recomiendan que las personas que están completamente vacunadas utilicen mascarillas?”, Walensky respondió, “No lo hacemos”.

La oposición abierta del Gobierno de Biden al uso de mascarillas y su levantamiento de todas las medidas de distanciamiento social son prácticamente indistinguibles a las políticas del expresidente Donald Trump, cuyo manejo desastroso de la pandemia de COVID-19 fue un importante factor en la victoria de Biden.

“Han fallecido 220.000 estadounidenses”, dijo Biden en sus comentarios iniciales del segundo debate presidencial. “Cualquiera responsable por tantas muertes no debería seguir siendo presidente de los Estados Unidos de América”. Adicionó, “Yo manejaré esto. Le pondré fin”.

Pero desde el Día de Inauguración, han fallecido 196.000 personas más por COVID-19. Es decir, que han fallecido casi tantos estadounidenses bajo Biden que los que habían fallecido cuando proclamó que “cualquiera responsable” por una muerte tan masiva había perdido su derecho a ser presidente.

El presidente que prometió “seguir la ciencia” está rechazando las demandas de los científicos, desincentivando el uso de mascarillas y promoviendo la pseudociencia de que los niños no pueden contraer COVID-19 y que las escuelas no son centros de transmisión.

Decenas de millones de personas votaron por Biden creyendo que tomaría las medidas necesarias para detener la pandemia. Pero estas promesas eran vacías porque Biden, así como Trump, representa los intereses de la oligarquía financiera, que se ha enriquecido masivamente, mientras cientos de miles han fallecido.

Es urgentemente necesario sacar las lecciones del año y medio que ha transcurrido desde el inicio de la pandemia. Bajo la bandera de la “inmunidad colectiva”, los Gobiernos capitalistas de todo el mundo han hecho la decisión calculada de sacrificar a millones de personas porque salvarlos habría afectado el afán de lucro de la oligarquía financiera.

Con más de cuatro millones de muertes, el grueso de la humanidad no está más cerca de erradicar la pandemia que en marzo. En cambio, la propagación sin límites de la enfermedad ha impulsado el desarrollo de variantes cada vez más peligrosas.

Detener la pandemia requiere un enfoque radicalmente distinto; a saber, el cierre de escuelas y los negocios no esenciales, con una compensación completa para la pérdida en salarios o ingresos de pequeñas empresas. Esto se debe combinar con la asignación de enormes recursos sociales para garantizar que todos los casos de COVID-19 se rastreen meticulosamente y que todas las personas contagiadas tengan un lugar seguro y cómodo para hacer cuarentena —con una compensación financiera completa— hasta que ya no sean contagiosos.

Es un hecho fundamental que, pese al consenso unánime de los científicos sobre las medidas necesarias para contener el COVID-19, solo hay un partido político en Estados Unidos que está llamando a detener la producción no esencial: el Partido Socialista por la Igualdad, afiliado al Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que publica el World Socialist Web Site. Esto se debe a que el Partido Socialista por la Igualdad no acepta las prerrogativas económicas de la clase capitalista.

Si el COVID-19 ha de contenerse, solo se puede lograr a través de la movilización masiva de la clase obrera bajo la demanda de medidas urgentes para detener la pandemia, sin importar el costo para la riqueza de la oligarquía financiera. Las ganancias mal habidas de los milmillonarios estadounidenses, en medio de la muerte de cientos de miles de personas, deben ser incautados y utilizados para financiar las medidas necesarias para detener la pandemia.

A medida que la enfermedad desgarra los lugares de trabajo, los trabajadores formarán comités de base para exigir el cierre de la producción no esencial y hacer valer las guías de seguridad críticas. Los docentes deben resistir y resistirán a los esfuerzos para reabrir las escuelas y sostener clases presenciales en condiciones en que la pandemia sigue expandiéndose.

La incapacidad del sistema capitalista para detener la propagación de la pandemia de COVID-19 ha dejado en claro la incompatibilidad del capitalismo con las necesidades sociales de la sociedad. La lucha por salvar vidas humanas en la pandemia es inseparable de la lucha por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de julio de 2021)

Loading