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Washington obliga a reestructurar el régimen haitiano

El primer ministro en funciones de Haití, Claude Joseph, que asumió el poder después del asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio, anunció el lunes que entregará el poder al escogido por Washington, Ariel Henry. Henry había sido designado por Moïse para suceder a Joseph, pero su asunción quedó interrumpida por la redada a primeras horas de la mañana en la residencia privada de Moïse en el suburbio acomodado de Petionville en Puerto Príncipe que terminó en la muerte del presidente, que recibió 12 disparos y perdió un ojo.

Inmediatamente después del homicidio, tanto la enviada especial de Naciones Unidas a Haití, Helen La Lime, como el Departamento de Estado de EEUU, reconocieron a Joseph como jefe de Estado de Haití, pero el sábado, el así llamado Grupo Core, compuesto por EEUU, Francia, Canadá, Alemania, Brasil, España, la Unión Europea y representantes de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, le quitaron la alfombra de debajo.

La policía patrulla la calle alrededor de la Primature en Puerto Príncipe, Haití, el martes 20 de julio de 2021. (Foto AP/Matias Delacroix)

El Grupo Core hizo una declaración el sábado que no mencionaba el nombre de Joseph, al tiempo que instaba a la formación de 'un gobierno consensuado e incluyente', y añadía, 'A este fin, insta enérgicamente al primer ministro designado Ariel Henry a proseguir con la misión que se le encomendó de formar tal gobierno'.

Joseph, Henry y otros de la cleptocracia gobernante de títeres estadounidenses en Haití respondieron enseguida a la voz de su amo. Joseph le dijo al Washington Post que había aceptado dimitir el domingo 'por el bien de la nación', y añadió, 'Todos los que me conocen saben que no me interesa esta batalla, ni conseguir ningún tipo de poder'.

Inmediatamente después del asesinato, Joseph anunció que él tenía el control, declaró el estado de sitio nacional y pidió a Estados Unidos que enviara tropas.

Por su parte, Henry publicó un mensaje grabado anteriormente al pueblo haitiano el domingo, diciendo que él tenía el poder y felicitando a la población por su 'madurez política ante lo que se puede llamar un 'golpe de Estado''.

Finalmente, Joseph Lambert, el presidente del senado haitiano, que ha cesado de funcionar porque expiró el mandato de todos sus miembros salvo 10 porque Moïse bloqueó las elecciones, abandonó su pretensión de ser el legítimo sucesor del presidente. Admitió abiertamente que había recibido llamadas telefónicas tanto de la embajada estadounidense en Puerto Príncipe como del Departamento de Estado diciéndole que 'renuncie'.

Dicho de otra manera, Henry es el títere puesto a dedo por Washington. Respecto a las pretensiones de que está formando un 'gobierno de consenso e incluyente', está siendo puesto en el cargo sin el consentimiento del pueblo haitiano. Su justificación de su cargo se basa en el nombramiento por parte de Moïse, que se había mantenido a sí mismo en el cargo violando el límite constitucional a su mandato, gobernando por decreto, habiendo destruido la legislatura, el gobierno local y el poder judicial.

Henry formó un gabinete que está controlado por trabajadores del derechista P.H.T.K., o Partido Haitiano de las Cabezas Calvas, el partido gobernante, de Moïse. Joseph, a quien acusó de llevar a cabo un 'golpe', conserva su cargo como ministro de exteriores haitiano. Conservan el cargo también los ministros de finanzas, justicia y salud.

Henry, un neurocirujano educado en Francia y en Estados Unidos, es un sirviente de confianza de los intereses imperialistas en Haití. Se ganó la confianza de Washington como vicepresidente del llamado Consejo de Sabios, un cuerpo formado por los EEUU y sus aliados para legitimar el golpe respaldado por EEUU de 2004 en el que derrocaron al presidente Jean-Bertrand Aristide quien fue llevado a África a bordo de un avión militar estadounidense, y al día siguiente 1.000 marines estadounidenses invadieron el país. El consejo presidió la creación de un gobierno no elegido encabezado por el primer ministro Gérard Latortue, un presentador de televisión derechista del sur de Florida, que supervisó un reinado del terror contra los simpatizantes de Aristide y que gobernó con el respaldo de la fuerza para el 'mantenimiento de la paz' de Naciones Unidas conocida como MINUSTAH. Esta fuerza ocupó Haití durante 13 años, reprimiendo el descontento en los barrios de chabolas de Puerto Príncipe y diseminando una epidemia de cólera —la primera en la historia moderna de Haití— que se cobró la vida de 10.000 personas.

Henry ulteriormente ofició de ministro del interior en el gobierno del presidente Michel Martelly, supervisando la represión de una serie de manifestaciones de masas contra subidas de precios, corrupción y elecciones amañadas. Un excantante conocido como 'Sweet Micky', con estrechos vínculos con la policía haitiana, exmilitares y antiguos miembros de los odiadios Tonton Macoutes, la policía secreta asesina de la dictadura de Duvalier, Martelly llegó al poder en 2011 mediante unas elecciones fraudulentas amañadas por la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton. Moïse, el sucesor designado por Martelly, quien también llegó al poder con el respaldo de EEUU mediante elecciones fraudulentas, se ganó la lealtad de Washington al apoyar la campaña estadounidense para el cambio de régimen en Venezuela.

Darle el poder al no electo Ariel Henry es apenas la más reciente en la larga lista de intervenciones del imperialismo estadounidense al estilo colonial en Haití, que se remontan a la invasión de 1915 que lanzó Woodrow Wilson, con el pretexto de mantener el orden tras el último asesinato presidencial en el país. La invasión fue seguida por una ocupación de 30 años y una represión salvaje de la resistencia popular, la creación de un ejército haitiano para continuar esta represión y luego la dictadura de 30 años de los Duvalier, que fue apoyada por Washington hasta 1986, cuando la Fuerza Aérea estadounidense sacó a 'Baby Doc' del país para ponerlo a salvo de una revuelta popular masiva.

Los pormenores que rodean al asesinato de Moïse, el pretexto para las más recientes maquinaciones políticas orquestradas por Washington, están lejos de aclararse.

Mientras los sucesores políticos de Moïse han intentado achacar el asesinato a mercenarios colombianos, 18 de los cuales están bajo custodia, y cinco supuestamente siguen siendo buscados, las autoridades haitianas se han visto obligadas a arrestar a cinco policías haitianos, incluso a Dimitri Hérard, el jefe de la seguridad de Moïse, que había viajado a Colombia por lo menos cinco veces este año. Se han planteado preguntas respecto a cómo los asesinos de Moïse fueron capaces de esquivar los puestos de control de seguridad en el camino que lleva a su casona, y por qué ni un solo miembro de su servicio de seguridad sufrió ni un rasguño en el ataque.

El nexo entre las operaciones imperialistas estadounidenses y el asesinato es también evidente. El Pentágono ha reconocido que un número no revelado de mercenarios colombianos fueron entrenados en EEUU, mientras que uno de los sospechosos haitianos arrestados era un destacado 'agente' del FBI y la DEA en Haití. Las empresas que reclutaron a los mercenarios colombianos y que financiaron la operación están basadas las dos en el sur de Florida, mientras que el individuo a cargo de reclutar a los supuestos asesinos, Antonio Intriago, ha sido relacionado con la provocación de febrero de 2019 en la frontera entre Colombia y Venezuela que implicó un intento de hacer pasar por la fuerza un convoy de ayuda fraudulento. Ha sido vinculado con destacados políticos derechistas estadounidenses como la concresista de Florida Ileana Ros-Lehtinen así como el presidente colombiano Iván Duque, el aliado más cercano de Washington en la región.

El canal de televisión colombiano Noticias Caracol ha informado de que consiguió acceder a declaraciones de mercenarios colombianos arrestados en Haití en las que narran haber sido llevados al país bajo estatus diplomático y que fueron escoltados por unidades de fuerzas especiales de la policía. También testificaron que Claude Joseph, el que asumió el poder tras el asesinato, había dado la orden para el asesinato. Dijeron que se les había asegurado su protección, y por lo tanto no tenían un plan para escapar del país después del homicidio.

Aunque la administración Biden envió a personal del FBI y de Seguridad Nacional a Haití con el objetivo visible de ayudar en la investigación del asesinato, no hay dudas de que Washington facilitará cualquier encubrimiento que haga falta para consolidar a un régimen subordinado a los intereses imperialistas estadounidenses.

Los intentos de EEUU por improvisar a toda prisa un nuevo gobierno títere no tiene ningún apoyo en la población haitiana. Solo encenderán la ira social creciente de las masas de trabajadores y pobres contra las condiciones sociales existentes y el marco político en el país más pobre del continente americano y contra las potencias imperialistas que tiene tras de sí.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de julio de 2021)

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