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Contagios de COVID-19 se disparan 500 por ciento: un crimen social de la clase gobernante holandesa

Las infecciones por coronavirus en los Países Bajos se dispararon más de 500 por ciento a principios de julio, una tasa de contagio sin precedentes para un país europeo. La tasa de reproducción (R0) se mantiene en su nivel más alto en el país, en 2,91, lo que indica que cada persona infectada llega a infectar a casi tres personas en promedio.

El aumento de los contagios es el resultado directo de la eliminación de casi todas las restricciones de distanciamiento social restantes, una política impulsada por la campaña de la burguesía para reabrir completamente la economía después del 26 de junio. Ahora, el público Instituto Holandés de Salud Pública (RIVM, por sus siglas en neerlandés) anuncia una media de más de 11.000 casos diarios registrados, en comparación con aproximadamente 500 infecciones diarias a mediados de junio.

Trabajadores de salud esperan la llegada de una ambulancia en el hospital Bernhoven en Uden, sur de Holanda, 23 de marzo de 2020 (AP Photo/Peter Dejong)

En línea con una política oficial no declarada de propagación del virus, la clase dominante holandesa utilizó la caída del número de casos en junio y el programa de vacunación en los últimos meses como una excusa para prescindir de las medidas de distanciamiento social. Esto incluyó la eliminación incluso del uso mínimo obligatorio de mascarillas en espacios públicos.

Solo el 43 por ciento de la población holandesa está vacunada, aunque aproximadamente dos tercios han recibido al menos una de las dos dosis. Sin embargo, alrededor de las tres cuartas partes de los casos nuevos en los Países Bajos ocurren entre los jóvenes, particularmente entre aquellos que no han completado las dos vacunas. Más de la mitad de las infecciones involucran la variante Delta, que es altamente contagiosa y está presente en al menos 104 países.

Hasta 1.000 infecciones de COVID-19 se relacionaron con el festival al aire libre Verknipt solo en Utrecht, un festival de dos días al que asistieron 20.000 y que requirió una “prueba de entrada”. Esto solo subraya una vez más que los planes oficiales para prevenir eventos de superpropagación en reuniones masivas son ineficaces.

Dieciocho meses después del inicio de la pandemia, la desagradable realidad de la sociedad holandesa, con sus colosales niveles de desigualdad social, pobreza generalizada y criminalidad de la clase dominante, ha quedado al descubierto. Los Países Bajos fueron clasificados por el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades como el peor nivel de riesgo de infecciones por COVID-19. Ante la creciente indignación social, el Gobierno interino holandés ya no puede ocultar por completo su complacencia e indiferencia.

El primer ministro Mark Rutte se sintió obligado a “disculparse” oficialmente por la relajación prematura del distanciamiento social, calificándolo de “un error de juicio”.

El ministro en funciones de Salud, Hugo de Jonge, dijo en la misma rueda de prensa que el levantamiento a fines de junio de las restricciones, la eliminación de las medidas de distanciamiento social y la variante Delta “tuvieron, por supuesto, un efecto acelerador. Lamentablemente pueden verlo en retrospectiva”.

Rutte siguió con una segunda “disculpa” por una “mala conferencia de prensa” durante la cual él y de Jonge habían rechazado las críticas de que el Gobierno había suavizado las restricciones demasiado pronto. Los ministros sostuvieron que la decisión había sido responsable, dada la información que tenían en ese momento. De hecho, muestra principalmente que el Gobierno está comprometido con la Bolsa de Valores de Ámsterdam, los bancos y sus secuaces más fervientes, la extrema derecha neofascista y los grupos antivacunas afiliados.

Mientras Rutte ofrece sus “disculpas” cínicas y vacías, la aristocracia financiera se regocija de que las ganancias estén aumentando debido a la reapertura de la economía. La oficina económica de ABN AMRO, el tercer banco holandés más grande, declaró en un comunicado el pasado mes de octubre que “la explicación del declive de la actividad económica debe buscarse en gran medida en el efecto del miedo al virus”. A partir del 1 de julio, a medida que aumentan las infecciones, la agencia tuiteó: “Ahora que el miedo al virus se ha ido, el daño económico también es menor”.

A pesar de meses de advertencias de epidemiólogos sobre brotes en todo el continente, los Gobiernos capitalistas en Europa han levantado o están poniendo fin a las últimas de sus limitadas medidas para combatir el virus. Por lo tanto, están alimentando un rápido avance de la variante Delta.

Una carta abierta denunciando la política asesina del Gobierno británico en The Lancet, que ya fue firmada por más de 1.200 científicos, advierte de “una generación que va a quedar con problemas crónicos de salud e incapacidades”. Los inmunólogos de Países Bajos están advirtiendo que la cobertura insuficiente de vacunas para los jóvenes, en combinación con la falta de distanciamiento social, está llevando a un aumento en casos. “No solo se debe a la variante Delta. También es porque la mayoría de estos jóvenes no están vacunados”, afirmó el Dr. Dimitri Diavatopoulos, inmunólogo del Radboud Centre for Infectious Diseases a Sky News.

El Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente declaró que, de las infecciones que se pueden rastrear hasta su origen, el 37 por ciento ocurrió en lugares de ocio como bares y clubes.

Las autoridades holandesas ahora está teniendo dificultades para restablecer el distanciamiento social mínimo, negociando con los dueños de negocios sobre temas como los horarios de cierre de cafés y restaurantes y asientos fijos para comensales o asistentes a conciertos. Todos los locales de baile y discotecas estarán cerrados. Además, los festivales que se extienden a lo largo de varios días se cancelarán y las grandes reuniones públicas se limitarán a grupos más pequeños. Las “restricciones” actuales entraron en vigor el 17 de julio y, al menos por ahora, permanecerán en vigor hasta el 14 de agosto.

La minimización concertada de los riesgos y el silencio absoluto sobre los efectos del “COVID largo” entre un número récord de infectados de 1,7 millones, aproximadamente el 10 por ciento de toda la población holandesa, con casi 18.000 muertes oficiales, encaja en la lógica capitalista y los cálculos de la inmunidad colectiva. En otras palabras, cualquier cosa que obstaculice los negocios o que pueda hacer que las personas se muestren reacias a dejar que el dinero fluya debe eliminarse.

Mientras tanto, el sistema gobernante holandés, con el apoyo tácito de las burocracias sindicales y sus aliados políticos, está presentando la pandemia en gran parte como una cosa del pasado y ha ignorado los llamados de científicos y personal médico a tomar medidas científicas coordinadas de salud pública. Esta es una acción políticamente criminal, cómplice de asesinato social, mientras los Gobiernos juegan a la ruleta rusa con la salud de millones.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de julio de 2021)

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