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Los trabajadores de la salud en Reino Unido no pueden depender de los sindicatos para luchar por su aumento salarial

El Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, ha demostrado su evidente desprecio hacia el millón de trabajadores del Servicio Nacional de Salud (NHS, todas las siglas en inglés) ofreciéndoles un insultante aumento salarial del 3 por ciento tras haberlos aclamado como “héroes” a lo largo de la pandemia.

Iba a ser aún peor, ya que el Gobierno abandonó sus planes para convertir 1,5 por ciento del aumento en un bono único el 21 de julio, día del anuncio en el Parlamento, lo que obligó a una demora. Para empeorar las cosas, los 61.000 médicos subalternos del NHS, todos médicos por debajo del nivel de consultor y en formación, están excluidos del cambio propuesto.

Una trabajadora de la salud protesta en Bournemouth, como parte de protestas en todo Reino Unido en agosto de 2020. La pancarta dice, “No somos ángeles ni héroes: somos profesionales que merecemos un salario profesional” (crédito: WSWS Media)

Cuando se trata de cumplir una década de recortes de austeridad y congelaciones salariales que han arruinado al NHS, estos “trabajadores clave” no cuentan para nada en los cálculos de la élite gobernante. Un informe publicado la semana pasada por la organización benéfica independiente, Health Foundation, halló que, en la década que finalizó en marzo de 2021, las enfermeras y los visitadores médicos ganaban en promedio £1.600 menos al año, las parteras £1.800 menos y el personal científico, terapéutico y técnico £3.000 menos. En términos reales, el sueldo de los médicos había caído casi £800, pero con grandes variaciones dadas las diferentes funciones y grados salariales.

Dada la inflación estimada de cuatro por ciento para el año en curso, la oferta revisada del Gobierno del tres por ciento en lugar del uno por ciento ofrecido originalmente todavía significa un recorte salarial para cientos de miles. La oferta original ha quedado expuesta como una maniobra cínica para endulzar la última oferta indignante.

Los bajos salarios y la explotación brutal son una condición tanto para recuperar los billones entregados a los bancos y las corporaciones como para facilitar la privatización de la salud, algo que la Ley de Salud y Atención que está aprobando el Parlamento simplificará aún más.

Esto lo entienden los trabajadores de la salud. Los comentarios en la página de Facebook de Nursing Notes, ampliamente leída, son abrumadoramente hostiles. Tildan la oferta de “un insulto”, “irrisorio”, “una broma”. Una enfermera lo llamó “otra bofetada en la cara después de más de 10 años de recortes salariales efectivos”.

Muchos apoyaron el inicio de una huelga, comentando, “todos tenemos que hacer huelga”, “es hora de levantarnos”, “rechacemos esta oferta y a la huelga”.

Varios fueron muy críticos con el papel de los sindicatos. Un trabajador de la salud jubilado dijo: “Yo votaría no [a la oferta salarial], y [el sindicato] Unison es una pérdida de espacio”. Paul, un enfermero recién calificado, escribió: “Si no hacemos huelga, nunca nos pagarán lo que valemos ni nos respetarán, y los sindicatos ridículos a los que contribuimos se renovarán como siempre”.

Esta comprensión del papel de los sindicatos también se ha basado en la amarga experiencia.

La pandemia de coronavirus ha cobrado un precio terrible al NHS. Más de 1.500 que trabajaban en el NHS y el cuidado social han muerto a causa del COVID-19. Decenas de miles de trabajadores de la salud se infectaron con el virus, lo que dejó a muchos con graves trastornos de largo plazo. Más de 220 enfermeras en el país intentaron suicidarse en el primer año de la pandemia de COVID-19, junto con 79 paramédicos y personal de ambulancias y 17 estudiantes de medicina.

Esta situación se produjo gracias a la política criminal de “inmunidad colectiva” del Gobierno conservador, que abandonó una y otra vez los confinamientos impuestos por la presión pública masiva y, en palabras del propio Johnson, permitió que los “cuerpos se apilen por miles”.

Una vez más, el 19 de julio, aclamado como el “Día de la Libertad” y el fin de todas las medidas de contención, presagia un nuevo desastre en la medida en que la variante Delta golpea a las personas aún no vacunadas, particularmente a las más jóvenes. Consecuentemente, los enfermeros, médicos y otros trabajadores del NHS enfrentan peligros personales y cargas de trabajo intolerables.

Pero a lo largo de la pandemia, los conservadores han contado con el apoyo del Partido Laborista y los sindicatos para sofocar la oposición en la clase trabajadora.

Mientras sir Kier Starmer ofrecía una “oposición constructiva” laborista a Johnson, el Congreso de Sindicatos (TUC) se reunía con ministros y representantes de empleadores para garantizar que los trabajadores se mantuvieran en las líneas de producción y en las oficinas.

Cuando los conservadores propusieron su aumento del 3 por ciento, Starmer trató de hacerse pasar cínicamente como amigo de los trabajadores de la salud, sin siquiera mencionar a los enfermeros, declarando: “Los conservadores han anunciado un recorte salarial en términos reales para la policía, los maestros, los médicos jóvenes y millones de personas trabajadoras del sector”.

Pero el recorte de términos reales del 3 por ciento es la misma cifra propuesta por el Gobierno laborista en Gales y, más allá de quejas ritualistas, eventualmente también será aceptado “críticamente” por los laboristas en Westminster.

Los sindicatos también están haciendo ruidos de protesta, con la Asociación Médica Británica (BMA) exigiendo un aumento salarial del 5 por ciento y el Colegio Real de Enfermeros (RCN) del 12,5 por ciento, que todavía no cubre la caída del 20 por ciento en los salarios de los trabajadores del NHS durante una década de austeridad y topes salariales. Pero ningún sindicato de la salud librará una auténtica lucha por ese aumento.

Los sindicatos Unite y el GMB hablan en silencio de “sondear” a sus miembros sobre qué hacer a continuación, pero el RCN actualmente lidera el campo en la producción de consignas vacías. Pat Cullen, el secretario general interino del RCN, advirtió que los enfermeros en Inglaterra podrían ir a la huelga por primera vez por la oferta, retumbando: “La profesión no se tomará esto de espaldas… Consultaremos a nuestros miembros sobre qué medidas quieren tomar”.

El RCN se ha jactado de un fondo de huelga de 35 millones de libras esterlinas y de haber formado a 25.000 miembros como activistas laborales. Pero el carácter verdadero de sus intenciones puede medirse por su insistencia en que “una acción industrial es un último recurso”. Este es el título de un documento enviado a los representantes del RCN que apareció en Nursing Notes el 16 de julio. Citando la misma frase en negrita y en rojo en varias ocasiones, da una descripción detallada del “largo y complejo proceso de tomar una acción industrial”.

El documento dice: “Cuando el Gobierno anuncie la compensación salarial de este año, se aplicará a la paga del personal del NHS. Esta NO es una oferta y NO se somete a votación del personal del NHS”. “Si trabajas en el NHS, tus delegados electos se han comprometido a preguntarte si crees que el premio es aceptable o no para que puedan retroalimentar al Gobierno en su nombre”.

Los miembros deben luego votar y aprobar tres boletas si quieren oponerse al Gobierno, una boleta consultiva, una segunda boleta indicativa y luego una boleta de acción industrial estatutaria final. El documento hace hincapié en que ni “las votaciones consultivas o indicativas ... proporcionan motivos para emprender acciones laborales”.

Antes de que esto suceda, la RCN entrará en una “disputa formal con los empleadores ... en un intento de resolver la disputa sin más acciones”.

Después de este largo proceso, se llevaría a cabo la votación final de acción industrial. Y esto requiere la participación del 50 por ciento de todos los miembros elegibles de RCN en Inglaterra, Gales y Escocia, y el respaldo del 40 por ciento de todos los miembros para la acción industrial, en lugar de una simple mayoría de votos.

Este esfuerzo por agotar y desmoralizar a los trabajadores de la salud está en consonancia con el historial de los sindicatos de la salud en la represión o la traición de las huelgas. En 2016, la Asociación Médica Británica vendió la huelga de médicos jóvenes que habían rechazado el acuerdo salarial alcanzado por la BMA. En 2018, los enfermeros se rebelaron contra la cúpula del RCN, que había respaldado un recorte salarial efectivo, tras una aprobación del 78 por ciento de los miembros de una moción de “censura” que obligaba a toda la dirigencia a retirarse.

Sin embargo, como advirtió NHS FightBack, “Los enfermeros que luchan contra la traición del sindicato no pueden dar un paso adelante simplemente reemplazando a los principales burócratas sindicales. Durante las últimas tres décadas, los sindicatos se han degenerado, pasando de ser organizaciones defensivas de la clase trabajadora a una fuerza de policía industrial al servicio de los Gobiernos y los empleadores”.

La lucha por construir una nueva conducción es la principal tarea a la que se enfrentan los trabajadores del NHS. NHS FightBack y el Partido Socialista por la Igualdad piden a los trabajadores de la salud que establezcan comités de base y tomen la lucha por un salario digno en sus propias manos.

Instamos a todos aquellos que estén de acuerdo con esta perspectiva a que se pongan en contacto con NHS FightBack y se vinculen a nuestra página de Facebook.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de julio de 2021)

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