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“Este es un virus que debemos eliminar” —Dra. Deepti Gurdasani condena las políticas de “inmunidad colectiva”

Deepti Gurdasani es una de las principales expertas mundiales en el COVID-19 y una de las autoras principales del artículo de BMJ que condena la promoción del Gobierno británico de la “inmunidad colectiva a través de contagios masivos” y califica sus acciones como un “experimento peligroso y poco ético” .

Con experiencia en epidemiologí a clínica y genética estadística, la Dra. Gurdasani recibió su título en medicina interna en Christian Medical College, Vellore, India. Su trabajo de doctorado, completado en 2013, examinó los factores genéticos asociados con las enfermedades en poblaciones genéticamente diversas. Específicamente, desarrolló algoritmos de aprendizaje automático para conjuntos de datos clínicos a gran escala.

Durante la pandemia de COVID-19, la Dra. Gurdasani ha proporcionado información indispensable y comentarios públicos sobre la pandemia, convirtiéndose en una fuerte crítica del Gobierno y su respuesta criminal a la crisis de salud pública. Ha utilizado su cuenta de Twitter y los medios de comunicación para compartir información sobre la evolución de la situación. Su trabajo para exponer la conexión entre los niños en edad escolar en la transmisión comunitaria y la investigación sobre la incidencia del COVID prolongado ha sido de gran utilidad para el público. También ha estado involucrada con el Grupo de Acción COVID, una red global multidisciplinaria de expertos con la misión declarada de eliminar el COVID-19.

Recientemente, la Dra. Gurdasani aceptó nuestra invitación para participar en una entrevista para discutir el estado de la pandemia. Esta es la primera parte de un informe de dos partes sobre esta discusión

Dra. Deepti Gurdasani (WSWS)

Benjamin Mateus: Hemos estado siguiendo sus escritos en las redes sociales sobre la pandemia y su defensa de los niños y los problemas relacionados con las escuelas. Ha sido muy importante tratar de darles a los maestros y padres una perspectiva de qué está sucediendo gracias a los sindicatos de maestros, los funcionarios estatales y personas como la Dra. Emily Oster de la Universidad de Brown. No estoy seguro si la conoce ...

Dra . Deepti Gurdasani: ¡Sí conozco de Emily Oster, sí [subrayado nuestro]!

BM: Entonces, ha estado pidiendo a los niños en edad escolar que regresen a las clases presenciales, afirmando que el virus representa un riesgo mínimo para ellos y la comunidad. La información que usted ha proporcionado, refutando esta falsedad, ha sido muy importante.

Habiendo dicho eso, ¿podría quizás comenzar por decirnos quién es usted, qué hace y cómo se involucró con el Grupo de Acción COVID?

DG: Soy Deepti Gurdasani, médica de formación. Pero me formé en epidemiología y luego pasé al aprendizaje automático. Mi trabajo se enfoca en predecir resultados en personas con diferentes condiciones. Y desde la pandemia de COVID-19, me interesé cada vez más en comprender cómo las diferentes intervenciones en diferentes partes del mundo influyen en la trayectoria de la pandemia, sintetizando la evidencia para formar y defender una política basada en la evidencia [en relación con la pandemia].

Me involucré porque uno de los fundadores del Grupo de Acción COVID, el Dr. Yaneer Bar-yam, se acercó a mí y encajó con el trabajo en el que ya estaba involucrada. Creo firmemente que, en la pandemia actual, si queremos realmente influir en el cambio y llevar la ciencia a las políticas, tenemos que trabajar con múltiples partes interesadas. Como saben, hay una parte de la ciencia que también se convierte en promoción e interacción con las personas que están más impactadas y motivadas para llevar a cabo el cambio para influir esencialmente en aquellos que pueden hacer ese cambio pero no lo están haciendo.

BM: El término inmunidad colectiva está siendo arrojado, pero es un concepto difícil de comprender. ¿Puede explicar el origen del término inmunidad colectiva y cómo se aplica a la epidemiología? Y, en particular, ¿cómo encaja en el contexto de estas variantes cambiantes del coronavirus que son más transmisibles y quizás evaden más la inmunidad?

DG: El término entró en uso desde la agricultura y la ganadería. Y más tarde, se introdujo en la epidemiología, más en el contexto de la vacunación para comprender qué proporción de la población necesitaba desarrollar inmunidad a partir de la vacunación antes de que las personas que no estaban vacunadas o que no tenían inmunidad estuvieran protegidas. La idea de la inmunidad colectiva o los umbrales de inmunidad de grupo es esencialmente que se alcanza tal nivel de inmunidad en una población, idealmente a través de la vacunación, de modo que las personas que no son elegibles para la vacunación o no han sido vacunadas o no pueden desarrollar un nivel adecuado de respuesta a la vacunación también están protegida. Significa que el cien por ciento de la población no necesita ser inmune, porque en algún nivel [de inmunidad de la población] la infección no se puede propagar. Incluso si se introdujera desde fuera, se extingue simplemente porque no hay suficientes personas [vulnerables] a las que se pueda propagar debido a este muro de inmunidad en la población.

Entonces, en términos estadísticos, los umbrales de inmunidad colectiva son la proporción de la población que necesita ser inmune para que el número de reproducción, que es la tasa de crecimiento de la pandemia, caiga por debajo de uno, lo que significa que la pandemia o la propagación de la infección empiezan a encogerse por sí mismas sin necesidad de medidas o intervenciones externas para contenerlas.

BM: ¿Cómo se aplica esto a la situación actual en la que no está claro cuál es la proporción de la población que ha sido infectada y vacunada y posiblemente coinciden considerablemente? Es decir, teóricamente, si cada persona que ha sido infectada ha recibido una vacuna, deja un grupo más grande de población vulnerable y no vacunada.

DG: Para ser claros, no hay ningún país que haya obtenido inmunidad colectiva al SARS-CoV-2. Y, ciertamente, hay países con diferentes niveles de vacunación. Quiero decir, algunos países tienen más del 60 por ciento de su población completamente vacunada. También hay países que han tenido una exposición natural a la infección en tasas muy altas. Pero no han extinguido la pandemia. Siempre hemos visto aumentos repentinos incluso después de eso. Y creo que eso refleja varios factores.

En primer lugar, creo que la inmunidad natural puede disminuir con el tiempo. Y creo que la durabilidad de esa inmunidad depende de la gravedad de la infección original. Cuando las infecciones son leves y asintomáticas, podemos tener al menos una ponderación de los anticuerpos neutralizantes y cómo eso se correlaciona con la disminución de la inmunidad. Aún no lo sabemos, pero sabemos que la reinfección o volver a contraer el virus, ya sea con la misma variante o con otra variante, son mucho más comunes de lo que pensábamos originalmente. Si bien existe protección, incluso durante períodos de tiempo más prolongados, no es absoluta.

La segunda cosa es que, con el tiempo, han aparecido muchas variantes nuevas en diferentes partes del mundo y han mostrado un nivel de escape de la inmunidad anterior, lo que significa que, si eres inmune a una variante anterior del virus, no significa necesariamente que seas inmune a una nueva cepa. Lo que eso significa es que incluso si existe un nivel de inmunidad contra variantes anteriores, es posible que no se pueda alcanzar el umbral de inmunidad colectiva porque este virus está en constante evolución.

La otra cosa sobre el umbral de inmunidad colectiva es que depende mucho de la transmisibilidad. Cuánto más transmisible sea un virus, y eso tiene sentido, se necesita un muro de inmunidad mucho más grande, lo que significa que se necesita que muchas más personas se vuelvan inmunes para poder alcanzar ese umbral. Con el sarampión, por ejemplo, que es un patógeno altamente infeccioso, el umbral de inmunidad colectiva está por encima del 95 por ciento.

Desafortunadamente, debido a que hemos tenido nuevas variantes en un momento en el que se desarrollaron vacunas contra variantes anteriores, también muestran un nivel de escape de las vacunas, lo que significa que las vacunas no son tan efectivas contra estas nuevas variantes como lo eran en términos de anteriores variantes en la prevención de la transmisión de contagios.

Todos estos factores hacen que sea muy difícil lograr la inmunidad colectiva. Debemos recordar que con la variante actual que se está volviendo dominante en diferentes partes del mundo, debido a que es altamente transmisible, necesitamos que alrededor del 85 por ciento o más de la población sea inmune, no vacunada, sino inmune y que no pueda esencialmente transmitírselo a otras personas. En el momento actual, no creemos que las vacunas proporcionen necesariamente un 85 por ciento de efectividad. Incluso si vacuno al 100 por ciento de la población, es posible que no alcance ese nivel en el que la pandemia se morirá por sí sola, que es esencialmente el umbral de inmunidad colectiva.

Y eso lo hace muy complicado. Creo que debe haber un nivel de honestidad en torno a esto. Este no es un umbral que probablemente podamos alcanzar mediante la vacunación o que podamos contener la pandemia solo mediante la vacunación, a menos que desarrollemos una próxima generación de vacunas que sean efectivas contra estas variantes más nuevas, lo que bien puede suceder. Pero es poco probable que podamos seguir el ritmo de la evolución del virus a menos que evitemos que evolucionen nuevas variantes.

Es probable que con las generaciones actuales de vacunas necesitemos medidas de mitigación para poder contener la pandemia. Pero también necesitamos inversiones a largo plazo y cosas como ventilación en ambientes interiores. Y creo que los Gobiernos deben ser muy claros y honestos al respecto porque existe un consenso entre los científicos de que es poco probable que logremos la inmunidad colectiva a través de las vacunas solo con las vacunas actuales que tenemos.

BM: Sé que usted y el Gobierno de Boris Johnson han estado discutiendo enconadamente en la prensa. ¿Por qué cree que los líderes del Reino Unido, la UE, los EE.UU. y otros países no están prestando atención a las advertencias que hacen los científicos? De hecho, lo que estamos viendo es que muchos de los científicos con más principios están siendo atacados, intimidados o difamados. Estos líderes electos a quienes se les confía el bienestar de su pueblo, la protección de su población, están trabajando contra ellos.

DG: Creo que hay varios factores en juego. Hay valores en juego, hay ideologías en juego y hay intereses particulares que están influyendo claramente en nuestros Gobiernos que no velan por el interés público.

Cuando hablamos de los valores, creo que por fuera de los valores de proteger la salud pública y la compasión, muchos Gobiernos han defendido los valores de las ganancias económicas a corto plazo y, lamentablemente, no se han dado cuenta de que no existe una dicotomía entre la salud pública, la economía y los países que más han sabido proteger las economías son los que se han controlado el virus y han conseguido contenerlo.

Creo que lo segundo es la ideología. Creo que hay mucha ideología libertaria que ha influido en los Gobiernos, particularmente en Occidente, y el excepcionalismo, donde ha habido cierta arrogancia al no aprender las lecciones de muchas partes del mundo de las que pudimos haber aprendido lecciones, y que fueron afectadas antes que nosotros en la pandemia y respondieron mucho mejor.

Y creo que en realidad hay grupos de desinformación e intereses particulares. Y hemos visto esto, por ejemplo, en la Declaración Great Barrington, que se publicó en algún momento del año pasado y tuvo una influencia masiva en la política en muchas partes diferentes del mundo, incluyendo en el Reino Unido, por parte de nuestros altos funcionarios que se reunieron con los proponentes de la Declaración Great Barrington. Para aquellos que no están familiarizados con ella, esencialmente promovía una idea de la protección enfocad en las personas vulnerables mediante algún tipo de medida y dejando que el virus se propague al resto de la población para que desarrollen inmunidad colectiva a través de una infección natural. Obviamente, esto era anticientífico y completamente antiético, lo que también se ha demostrado repetidamente ahora en la experiencia del mundo real.

Pero es una idea que ha permeado la conciencia y la política de muchos países, incluyendo Suecia, creo que los Países Bajos, ciertamente el Reino Unido y gran parte de Occidente, lo cual ha sido bastante decepcionante de ver dado que hubo ejemplos muy positivos que pudimos haber seguido bastante temprano. E incluso ahora no es demasiado tarde para seguir esos ejemplos.

BM: La prensa ha estado hablando de endemicidad, que el virus inevitablemente se volverá endémico. Esa es una de las estrategias más siniestras de la política de inmunidad colectiva que se está promoviendo, de que tendremos que aprender a vivir con ello. Cuánto antes lo aceptemos, mejor. ¿Cuáles son sus preocupaciones con respecto a esta estrategia que se está promulgando?

DG: Creo que la endemicidad es uno de los términos menos comprendidos y utilizados de la manera más incorrecta por muchos científicos que han sugerido que la endemicidad es de alguna manera algo bueno. La endemicidad es esencialmente lo que vemos ahora en muchas enfermedades, incluyendo la malaria. Y la malaria mata a millones de personas.

La endemicidad significa esencialmente que los contagios o las transmisiones continuarán sin la introducción de casos de afuera. Lo que verás son diferentes niveles de infección o transmisión que ocurren continuamente porque hay una especie de endemicidad estable en la que una persona lo transmite a otra y la transmisión se propaga. No se apaga. Puede haber períodos de alta endemicidad, en los que hay altos niveles de contagio. Eso, por supuesto, será devastador con un virus como el SARS-CoV-2, que causa una enfermedad a largo plazo, que puede causar una enfermedad grave y ser bastante mortal.

Por supuesto, esta idea de vivir con el virus y la endemicidad le ofrece al virus nuevas oportunidades para que evolucione, como ya hemos visto, porque en la medida en que se transmita, más mutará. Y si la población es parcialmente inmune, ese tipo de alto nivel de mutación coincide con un tipo de protección parcial contra la vacunación, lo que significa que las mutaciones que pueden escapar de una inmunidad basada en la vacuna o una inmunidad natural se seleccionan.

Y así es como ocurre la adaptación del virus para escapar de las vacunas, y promueve nuevas variantes que son potencialmente más transmisibles y más graves de lo que hemos visto. Las personas que hablan de endemicidad a menudo hablan de virus benignos o de que el virus se vuelve benigno con el tiempo, algo como la gripe con la que vives, que viene en las estaciones, mata a unos pocos miles de personas, como si eso fuera aceptable. Pero, en realidad, es probable que el panorama con el SARS-CoV-2 se vea muy diferente. Es probable que sea una situación de alta endemicidad en la que el virus continúe adaptándose y, tal vez, incluso nuestras vacunas no puedan seguirle el ritmo. En cuyo caso perdemos gran parte del progreso que hemos logrado. Esto conducirá a una especie de ciclos pandémicos y epidémicos.

Y esto dejará a muchas personas discapacitadas con enfermedades a largo plazo. Quiero decir, este es un virus que sabemos que puede ingresar al cerebro, que causa déficits neurológicos a largo plazo, que causa adelgazamiento en partes del cerebro que están asociadas con el gusto, el olfato y la memoria. También sabemos que afecta diferentes sistemas de órganos, incluso en aquellas personas con una infección leve.

Y sabemos que las enfermedades crónicas no son anormales [con este virus]. No se parece en nada a la gripe y no es nada benigno. Y no hay absolutamente ninguna evidencia de que este virus esté evolucionando actualmente de alguna manera que lo vuelva menos grave o menos transmisible o menos capaz de escapar de las vacunas. Todas las indicaciones apuntan en la dirección opuesta. Debemos ser muy cautelosos y preocuparnos por permitir que este virus se propague en nuestras comunidades y alcance la endemicidad. Este no es un virus con el que podamos vivir o incluso con el que queramos vivir. Este es un virus que debemos eliminar, pero que requiere una coordinación global. Y requiere que los países hagan lo que esté en el interés de la salud pública y lo que se base en la evidencia. Y también requiere que una comunidad científica se una y no se deje llevar por posturas “excepcionalistas” que no se basen en pruebas.

Continuará

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de agosto de 2021)

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