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Perspectiva

¡Las vidas de los niños importan! ¡Detengan las reaperturas de escuelas!

Durante las últimas seis semanas, los casos nuevos de COVID-19 se multiplicaron diez veces en Estados Unidos y los niños menores de 12 años, que aún no son elegibles para vacunarse, se encuentran entre los más amenazados. Los niños conforman aproximadamente el 20 por ciento de todos los casos de COVID-19 en EE.UU., lo que está saturando los hospitales de niños en todo el país.

La Dra. Aileen Marty, una experta en enfermedades infecciosas de la Universidad Internacional de Florida, le dijo a CNN el domingo, “Nuestros hospitales de niños están completamente abrumados”. Añadió, “Nuestros pediatras, enfermeros y personal están exhaustos y los niños están sufriendo. Y es absolutamente devastador… nuestros niños están viéndose muy afectados. Nunca hemos visto cifras como estas”.

La semana pasada, el Dr. Mark Kline, jefe médico del Hospital de Niños de Nueva Orleans, afirmó de manera similar, “Estoy más preocupado que nunca sobre nuestros niños hoy”.

Estudiantes hacen cola en un pasillo de la escuela primaria Tussahaw, 4 de agosto de 2021, McDonough, Georgia (AP Photo/Brynn Anderson)

El epidemiólogo Dr. Eric Feigl-Ding advirtió recientemente, “Asimilen esto: el 1 por ciento de todos los casos confirmados de #COVID19 en niños conduce a una hospitalización. ¿Realmente es un nivel ‘aceptable’ de morbilidad infantil que permitiremos en la sociedad?”.

En un artículo de opinión publicado el domingo en The Guardian, el Dr. Jorge A. Caballero escribió: “Tomando en cuenta todo lo que sabemos sobre la variante Delta y el COVID largo en los niños, es inmoral enviar a las aulas a niños no vacunados, profesores y personal. La variante Delta aumenta drásticamente el riesgo de discapacidad a largo plazo o de muerte para todos, pero especialmente para los 73 millones de niños que viven en Estados Unidos. Tenemos que ajustar nuestros planes de regreso a clases inmediatamente”.

A pesar del aumento en casos de COVID-19 y hospitalizaciones en todo el país, incluso entre los niños, el Gobierno de Biden está redoblando su exigencia de que las escuelas vuelvan a abrir completamente. El secretario de Educación, Miguel Cardona, declaró el domingo en el programa Face the Nation de CBS que “50 millones de estudiantes de todo el país están listos para volver a la escuela en persona”. Muchos distritos escolares ya han reabierto por completo en las últimas semanas, y la gran mayoría de los distritos tienen previsto hacerlo a mediados de septiembre, con opciones muy limitadas o nulas para las clases a distancia.

El viernes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, declaró sin rodeos: “No vamos a clausurar nuestra economía o nuestras escuelas porque nuestro país está en un lugar mucho más fuerte que cuando tomamos posesión”. Y añadió: “No vamos a retroceder. No vamos a retroceder el reloj”.

El despiadado impulso de los demócratas para reabrir las escuelas ha llevado a los republicanos a desechar aún más medidas científicas básicas. Ocho estados dirigidos por los republicanos prohíben cualquier forma de orden de uso de mascarillas en las escuelas. Las políticas más fascistizantes se han implementado en Florida y Texas, con el primero imponiendo sanciones financieras a cualquier distrito que implemente exigencias de uso de mascarilla y el segundo eliminando por completo el rastreo de contactos y las cuarentenas de los estudiantes en las escuelas donde se produzcan brotes.

En respuesta a la lucha a vida o muerte a la que se enfrentan los educadores, los padres y los estudiantes, los sindicatos de profesores están, una vez más, sirviendo obedientemente a los intereses de la élite financiera a expensas de los miembros que pagan sus cuotas.

En su intervención en el programa Meet the Press de NBC el domingo por la mañana, la presidenta del sindicato magisterial American Federation of Techers (AFT), Randi Weingarten, declaró: “He recorrido el país esta semana. Estuve en Florida y en Missouri, ya que estamos impulsando de lleno el regreso a las aulas”. Tanto Florida como Missouri han estado entre los estados más afectados durante la reciente oleada de la variante Delta, con cientos de niños hospitalizados en cada estado en las últimas semanas.

Cuando se le preguntó sobre la preocupación de los profesores por los esfuerzos de ocho estados gobernados por los republicanos para prohibir las exigencias de uso de mascarilla en las escuelas, Weingarten eludió la pregunta, afirmando: “Están asustados... pero también saben... permítanme ser clara. La prioridad número uno es que los niños vuelvan a la escuela”.

Uno de los primeros discursos sobre la pandemia de COVID-19, que los sindicatos de profesores siempre han aceptado, es que los niños no se ven afectados por el coronavirus y que es poco probable que lo transmitan a otros.

El pasado mes de diciembre, el alcalde demócrata de Nueva York, Bill de Blasio, reabrió unilateralmente las escuelas afirmando falsamente: “Sabemos, en primer lugar, que los estudios demuestran sistemáticamente que los niños más pequeños tienen menos experiencias negativas, y que hay menos preocupación por el contagio cuando se trata de niños más pequeños”.

Inmediatamente después de la toma de posesión de Biden, las ciudades y los estados gobernados por los demócratas en todo EE.UU., con el pleno respaldo de los sindicatos, avanzaron estas mismas afirmaciones para reabrir completamente las escuelas. Biden encabezó esta campaña, mintiéndole a una niña de segundo grado en la televisión nacional que: “No es probable que puedas exponerte a algo y contagiar a mamá o papá”. Y añadió: “Los niños no se contagian... de COVID muy a menudo. Es inusual que eso ocurra”.

Estas mentiras, repetidas hasta la saciedad por el New York Times, el Chicago Tribune, el Wall Street Journal y el resto de los medios corporativos, habían sido científicamente desmentidas a mediados del verano de 2020 y ahora han quedado totalmente dinamitadas por el impacto de la variante Delta, que es altamente transmisible y virulenta.

Pero la campaña para reabrir las escuelas nunca se ha basado en la ciencia. Está, más bien, motivada únicamente por los intereses económicos de la oligarquía financiera. Si los niños no están en la escuela, sus padres tienen que quedarse en casa para vigilarlos y no pueden trabajar y producir ganancias para las grandes corporaciones. Esta ha sido una de las principales preocupaciones a lo largo de la pandemia. El principal asesor económico de Biden, Brian Deese, declaró recientemente que uno de los principales factores detrás de la actual “escasez de mano de obra” ha sido la falta de “cuido infantil y en escuelas, en particular para los padres de niños en edad escolar”.

La reapertura total de las escuelas, incluso con un uso de mascarillas universal por parte del personal y los alumnos, provocará brotes masivos debido a la extrema transmisibilidad de la variante Delta. Los Gobiernos capitalistas están aplicando las mismas políticas en todo el mundo, creando las condiciones para un aumento catastrófico del virus a nivel mundial y el desarrollo de variantes más transmisibles, letales y resistentes a las vacunas.

Cientos de millones de niños a nivel global enfrentan el riesgo de contraer y propagar el virus en sus comunidades en los siguientes meses, agravando aún más el inmenso sufrimiento y las muertes por COVID-19. Se estima que 1,5 millones de niños en todo el mundo ya perdieron a un padre o un custodio por el COVID-19. Bajo estas condiciones, la promoción continua de las reaperturas de escuelas no es menos que criminal.

Los padres, maestros y estudiantes deben oponerse a la reapertura de las escuelas en todo EE.UU. y el mundo. Las medidas necesarias para contener la pandemia completamente —pruebas universales, rastreo de contactos, aislamiento de pacientes contagiados, uso de mascarillas y vacunaciones— deben implementarse como parte de un cierre general de todas las escuelas y los lugares de trabajo no esenciales para romper la cadena de transmisión. Si se implementaran estas medidas a escala global, la pandemia podría contenerse de forma plena y global en cuestión de meses.

Pero estas políticas van en contra de los intereses financieros de la clase gobernante, la cual seguirá oponiéndose a los confinamientos y todas las medidas de mitigación mientras cultivan a la extrema derecha como un garrote contra la resistencia de la clase obrera. Solo la intervención masiva de la clase obrera internacional, independientemente de todos los partidos capitalistas y sus partidarios en los sindicatos, posibilitará la implementación de las medidas necesarias para erradicar el COVID-19.

Los burócratas de la clase media-alta, ejemplificados por Weingarten, han demostrado su absoluta hostilidad a los intereses de las bases docentes y de todos los trabajadores. Necesitan ser opuestos por medio de la construcción de una red globalmente coordinada de comités de base bajo la bandera de la Alianza Obrera Internacional de Comités de Base.

En EE.UU., Alemania, Brasil, Reino Unido y todos los otros países donde se estén reabriendo las escuelas, el llamado debe ser a huelgas nacionales de los maestros para detener esta mortal campaña y movilizar a toda la clase obrera para prevenir las muertes y sufrimiento innecesarios de los niños, padres y la población general.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de agosto de 2021)

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