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Por qué la administración Biden insiste en sindicalizar a Amazon

Más temprano durante este mes, el Consejo Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés) falló que oficiales de Amazon intervinieron injustamente en un esfuerzo por sindicalización en Bessemer, Alabama que ocurrió más temprano durante este año, y recomendó que rehiciera las elecciones.

El almacén de Bessemer en la víspera del voto por sindicalización (WSWS Media)

Según el NLRB, la diseminación de propaganda antisindical por toda la instalación y el montaje de un buzón en la propiedad, bajo la vista de cámaras de vigilancia, para recopilar las cédulas de votación “interrumpió las condiciones de laboratorio [del voto] y justifica rehacer las elecciones”. El fallo oficial del NLRB se anunciará a finales de este mes, cuando se espera que se pusiere de parte del Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes (RWDSU, por sus siglas en inglés).

Los grupos pseudo izquierdistas, tales como los Socialistas Democráticos de América, Labor Notes, y el periódico Jac o bin, celebraron el fallo y afirman que la campaña de “acoso sindical” de Amazon contribuyó a la derrota del RWDSU. De hecho, el sindicato se perdió porque los trabajadores no veían ninguna ventaja de sindicalizar, bajo condiciones en las que el mismo sindicato rechazó a conectar la campaña con las exigencias relacionadas con condiciones laborales, salario y medidas de seguridad para prevenir COVID-19. Solo 13 porciento de trabajadores elegibles votaron en favor.

Lo notable de la campaña de Amazon, comparada con las luchas masivas que construyeron los sindicatos hace un siglo, es el grado al que se confiaba casi exclusivamente en el apoyo del estado capitalista. La intervención del NLRB es la segunda vez que el gobierno federal estadounidense, bajo el mando del presidente Demócrata Joseph Biden, ha interferido en nombre de los sindicatos. A principios de este año, Biden grabó un vídeo en el que se figuró una aprobación sin precedentes de la campaña del RWDSU en Bessemer. El hecho de que Biden basase su propia reputación y el prestigio de su oficina en esta campaña fue una clara señal de que vio en ella un interés importante estratégico del capitalismo estadounidense.

¿Cómo se puede explicar la insistencia de la administración de Biden en sindicalizar a Amazon?

La clase capitalista de los Estados Unidos enfrenta una crisis económica, social, y política sin precedentes. Hace casi seis meses después de que Biden declaró que para el verano la población estadounidense podría “declararse independientes” del coronavirus, el país de nuevo enfrenta un aumento de la pandemia.

Adicionalmente, prestaciones por desempleo federales y la moratoria de desalojo están por terminar. En muchos casos, beneficios para pequeñas empresas e individuos en riesgo simplemente nunca llegaron. Millones de gente confrontan la posibilidad de un invierno de sufrimiento profundo, además de la amenaza sin fin de la pandemia.

Mientras tanto, milmillonarios, tal como el fundador y exdirector general de Amazon Jeff Bezos, han visto un aumento de su riqueza de billones de dólares desde 2020. Según Forbes, el patrimonio de los milmillonarios ha crecido desde $8 billones en 2019 hasta $13 billones actualmente.

Mientras Biden fue elegido porque se presentaba como una alternativa racional contra el Partido Republicano de Donald Trump, él ha continuado todas las políticas básicas de su predecesor. Esto incluye la reapertura de escuelas por todo el país mientras mienten del verdadero riesgo del COVID-19. El crecimiento rápido de la pandemia, particularmente entre los niños, causará inevitablemente otro bruto de ira social entre obreros, padres y maestros por todos lados en el país.

Ahora con el desastre en Afganistán, el imperialismo estadounidense confronta una crisis de legitimidad doméstica y extranjera. Al mismo tiempo, el colapso humillante de una guerra que duró dos décadas en Afganistán solo acelerará la preparación de nuevos conflictos más sangrientos, incluso con China, un país con armas nucleares.

Bajo estas condiciones, el capitalismo estadounidense necesita una manera de contener el surgimiento de la clase obrera y hacer cumplir la estabilidad social y “paz laboral” domésticamente mientras prepara nuevas guerras. Sobre todo, la clase dominante necesita una manera de contener el crecimiento de la política socialista dentro de la clase obrera.

Para conseguirlo, usa los sindicatos, que se han puesto de parte del estado y las corporaciones por décadas como un método crítico para reprimir la lucha de clases. Esto se expresó claramente en 2018 por un abogado de la Federación Estadounidense de Trabajadores Municipales, Estatales y Comarcales (AFSCME, por sus siglas en inglés), un sindicato para empleados públicos, en un caso de la Corte Suprema, Janus contra AFSCME, cuando él les dijo a los magistrados, “La seguridad de los sindicatos es el precio de la falta de huelgas”. Sin proteger los intereses institucionales de los sindicatos, advirtió, “puedes crear el fantasma incontable de una inquietud laboral por todo el país”.

En cierto sentido, Biden sigue el precedente establecido por Franklin Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial, la última crisis de mayor importancia del capitalismo mundial, cuando él empleó los sindicatos para aplicar una “promesa de no hacer huelga” impopular durante la guerra, a cambio de medidas estatales como la deducción automática de cuotas sindicales, que inició el aislamiento de la burocracia sindical de presión popular desde abajo.

El líder exiliado de la Revolución Rusa, León Trotsky, anticipó este resultado, escribiendo en 1938, “Durante períodos graves de la lucha de clases, los órganos directivos de los sindicatos intentan tomar el mando del movimiento masivo para hacer que ella se haga inofensiva. Esto ya ocurre durante el período de huelgas básicas, especialmente en el caso de sentadas que desafían la noción de propiedad burguesa. Durante un tiempo de guerra o revolución, cuando la burguesía se encuentra a punto de caerse, los líderes sindicales suelen convertirse en ministros burgueses”.

La Segunda Guerra Mundial, sin embargo, terminó hace 76 años. El uso de los sindicatos por Roosevelt para intentar asegurar la paz laboral ocurrió cuando los sindicatos estaban siendo construidos como una parte de un aumento de la lucha de clases. El contrario es el caso hoy en día: el crecimiento de la lucha de clases actualmente inevitablemente revela la putrefacción y el deterioro de los sindicatos oficiales, incluida su hostilidad a los obreros a los que han dejado de representar desde hace tiempo. Por eso, se ven obligados a confiarse más y más en el apoyo directo del estado capitalista.

Después de presidir el cierre de instalaciones y despidos masivos mientras se enriquecían con sobornos, valores de acciones y otros fuentes de riqueza, los ejecutivos sindicales están colaborando activamente en la reapertura de escuelas y lugares de trabajo e incluso colaboran con los directores para encubrir infecciones y muertes. En 2020, a pesar del conflicto social inmenso que la pandemia desencadenó, la Oficina de Estadísticas Laborales federal solo reconoció ocho interrupciones del trabajo de mayor importancia, el tercer nivel más bajo desde 1947.

Sin embargo, una característica importante del último año ha sido el crecimiento de huelgas imprevistas y otras formas espontáneas de oposición dentro de la clase obrera, incluyendo la oposición a la traición de los sindicatos. Según la Institución por Nuevas Ideas Económicas, un grupo de expertos alineado con el Partido Demócrata, desde marzo de 2020, cuando inicialmente la pandemia se declaró, ha habido más de 1.400 paralizaciones de trabajo en los Estados Unidos. El informe nota, “mientras el ritmo de huelgas es un poco menos rápido que cuando la pandemia inició… parece, de nuevo, que los trabajadores están hartos”.

El artículo continúa, “Los dirigentes sindicales ya no llaman por votos de huelga con el control total sobre la actividad de la huelga”. Dice, “Ahora obreros, a menudo en lugares de trabajo no sindicalizados, coordinan en línea y simplemente dejan de trabajar…”

Mientras la Casa Blanca respalda la afirmación de intervención del RWDSU, sin duda ha habido conversaciones secretas entre Biden y el presidente de Amazon Jeff Bezos, en las que Biden intenta explicar a Bezos que la alternativa no es entre tener un sindicato o no, pero entre una lucha de trabajadores de Amazon de la que los sindicatos tienen control desde el inicio, o el desarrollo de comités de base que funcionan como organizaciones genuinas de la lucha de la clase obrera.

La segunda intervención de la administración de Biden por parte del RWDSU ocurre menos de un mes después de la traición por el UAW de 2.900 trabajadores de Volvo Truck en huelga en la región del New River Valley (NRV) de Virginia. En esa lucha, los trabajadores de Volvo, emocionados por luchar por el mejoramiento de beneficios y salarios después de tener que aceptar recortes considerables durante la última década, confrontan a la compañía, así como la traición de su propio sindicato.

En vez de aceptar el agrupamiento salvaje de las corporaciones y los sindicatos, obreros en huelga formaron el Comité de Base de Trabajadores de Volvo (VWRFC por sus siglas en inglés) con la ayuda del Partido Socialista por la Igualdad, que proveía a los obreros un punto de encuentro de oposición a la conspiración del UAW y Volvo. Mientras Volvo y el UAW acabaron la huelga, y recurrieron a métodos violentos para acabarla por forzar a los trabajadores a aceptar un contrato que habían rechazado previamente, la huelga y el comité de base sacaban fuerza de obreros internacionalmente. Obreros rechazaron tres ofertas podridas que les dieron la compañía y el sindicato.

Significativamente, poco tiempo después de la huelga, Biden visitó la instalación de Mack Trucks en Pennsylvania. Volvo es el dueño de Mack Trucks, y la instalación usa partes de NRV. En su discurso en la fábrica, el presidente supuestamente “en favor de los sindicatos” ni siquiera mencionó la huelga ni la maniobra autoritaria para detenerla. Esto indica claramente que la administración de Biden busca elevar los sindicatos para prevenir que pierdan control de las luchas.

Biden y los sindicatos, mientras tanto, dedican más recursos a la campaña por sindicalización de Amazon. El sindicato Teamsters, que preside las condiciones laborales de UPS que son peores en algunos particulares que las de Amazon –trabajadores del almacén de esta compañía de entrega gigante empiezan con un salario de $13 por hora– ha anunciado que dedicará todos sus recursos para “organizar” en Amazon.

Si el RWDSU o el Teamsters organizan en el lugar de trabajo de Amazon, los obreros se encontrarán dentro la misma “guerra de dos frentes” que los de Volvo. Para defender sus intereses, tendrán que formar sus propios comités de base, independientes del sindicato, algo que sus colegas en Baltimore, Maryland, ya han hecho.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de agosto de 2021)

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