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Tuit de senador estadounidense sobre Taiwán provoca amenazas de guerra chinas

Pocos días después de la caída de Kabul, el peligro de un conflicto aún más desastroso entre Estados Unidos y China por Taiwán ha sido destacado por los medios de comunicación.

En el frenético debate sobre la debacle afgana, el senador republicano estadounidense John Cornyn argumentó en un tuit ayer que la retención de una fuerza estadounidense relativamente pequeña de 2.500 soldados podría haber evitado el vergonzoso colapso del régimen de Kabul. A modo de comparación, destacó un número mucho mayor de tropas estadounidenses en Alemania, Japón, Corea del Sur ... y 30.000 en Taiwán.

mar de China Meridional, 2018 (AP Photo/Kin Cheung)

El tuit provocó una respuesta inmediata en el Global Times, administrado por el Estado chino, advirtiendo que, de ser cierto, China nunca lo aceptaría. “Se cree que China pondrá en uso inmediatamente la Ley Antisecesión, destruirá y expulsará a las tropas estadounidenses en Taiwán por medios militares y, al mismo tiempo, realizará la reunificación por la fuerza”, afirmó.

“El estacionamiento de tropas estadounidenses en la isla de Taiwán viola severamente los acuerdos firmados cuando China y Estados Unidos establecieron sus relaciones diplomáticas, así como todos los documentos políticos entre ambos países. También contraviene críticamente el derecho internacional e incluso el derecho estadounidense. Es equivalente a una invasión y ocupación militar de la provincia china de Taiwán. Es un acto de declarar la guerra a la República Popular China”.

Es poco probable que Estados Unidos haya desplegado en secreto 30.000 soldados en Taiwán, y Cornyn eliminó sus comentarios sin más explicaciones. Sin embargo, el tuit de Cornyn subraya las extraordinarias tensiones entre Washington y Beijing que se han intensificado bajo las Administraciones de Obama, Trump y ahora Biden, y el carácter explosivo de Taiwán como desencadenante de la guerra.

Biden, siguiendo a Trump, ha cuestionado la política de Una Sola China que trata a Beijing como el Gobierno legítimo de toda China, incluido Taiwán, y ha sido la base de las relaciones entre Estados Unidos y China durante más de 40 años. Aunque no adoptó explícitamente la política, Estados Unidos reconoció de facto la política de Una sola China cuando estableció relaciones diplomáticas con Beijing en 1979 y rompió todos los lazos formales con Taipéi.

Las relaciones de Estados Unidos con Taiwán se mantuvieron en un nivel informal limitado durante décadas. Si bien Washington suministró armas a Taipéi en virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 y se opuso a cualquier intento de China de reunificar Taiwán por la fuerza, puso fin a su alianza militar con Taipéi y retiró las tropas estadounidenses de la isla.

Sin embargo, bajo Trump, Washington reanudó el contacto de alto nivel con Taipéi y en los últimos días de la Administración puso fin a todas las restricciones a las reuniones entre funcionarios militares y civiles estadounidenses y taiwaneses. Biden señaló que haría lo mismo cuando, por primera vez, el embajador de facto de Taiwán en Washington fue invitado a asistir a su inauguración.

En el contexto de las provocaciones navales de Estados Unidos en los mares de China Meridional y China Oriental, una guerra económica y una acumulación militar aceleradas de Estados Unidos contra China, Beijing ha reaccionado airadamente a las amenazas estadounidenses de revertir el statu quo en Taiwán. Ha advertido repetidamente que cualquier declaración de independencia formal de Taipéi resultaría en la reunificación forzosa de la isla con China. La isla es importante para China tanto desde el punto de vista estratégico, ya que se encuentra a solo 150 kilómetros de distancia, a través del estrecho de Taiwán, como desde el punto de vista económico, incluso como el principal fabricante mundial de chips semiconductores.

La reacción en China al tuit de Cornyn deja en claro que cualquier emplazamiento de fuerzas militares estadounidenses en Taiwán o forjar lazos militares más estrechos con Taipéi sería de hecho un acto de guerra. Sin embargo, eso es exactamente lo que se está discutiendo en los círculos de política exterior y estratégica de Estados Unidos en Washington, como bien sabe Cornyn, que forma parte del Comité Selecto de Inteligencia del Senado. Es un firme defensor de impulsar los lazos de Estados Unidos con Taiwán y ha introducido una legislación para establecer una asociación entre la Guardia Nacional de Estados Unidos y el Ejército de Taiwán.

Esto es parte del debate en curso en Washington sobre la sustitución de la política actual de “ambigüedad estratégica” por “claridad estratégica”, es decir, hacer un compromiso firme de respaldar militarmente a Taiwán contra China en caso de conflicto. Un cambio de este tipo solo alentaría a la actual Administración de Taipéi a dar el paso provocador de declarar la independencia formal.

Al mismo tiempo, la Marina de los EE.UU., bajo la Administración de Trump y Biden ha aumentado el número de buques de guerra que atraviesan el estrecho de Taiwán entre la isla y la parte continental de China y la venta de armas a Taipéi. Además, el servicio de noticias Nikkei de Japón publicó extractos de la Iniciativa de Disuasión del Pacífico del Pentágono que pedía el estacionamiento de misiles balísticos ofensivos, previamente prohibidos por el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglées), en Taiwán, así como en Japón y Filipinas.

La retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán siempre fue parte del cambio estratégico más amplio de Estados Unidos enunciado por el Pentágono, alejándose de la “guerra contra el terrorismo” y emprendiendo un “conflicto entre grandes potencias”, siendo China el objetivo central. Sin embargo, la rapidez del colapso del régimen títere de Estados Unidos en Kabul ha provocado en Washington llamamientos llenos de pánico para que Estados Unidos refuerce su prestigio internacional respaldando agresivamente a sus aliados y enfrentando a sus rivales.

En un artículo de opinión en el Washington Post del lunes, el comentarista de derecha Henry Olsen declaró que Biden no debe seguir las políticas de la Administración de Carter a raíz de la derrota de Estados Unidos en Vietnam, que argumentó, debilitó su posición a nivel internacional. Pidió a Biden que “muestre a nuestros adversarios y aliados que tiene la intención de mantener y restaurar el liderazgo global de Estados Unidos con hechos y palabras”. Llamó sin rodeos a China como “nuestro enemigo global más peligroso”, y dijo que “combatir su pernicioso ascenso debe ser la principal tarea global de Biden”.

De manera significativa, Olsen luego se centró en Taiwán: “Tras la catástrofe del fin de semana, Biden debería dejar en claro que Estados Unidos considera que la autonomía de Taiwán respecto de China es de suma importancia. Esa declaración debe ir seguida de la venta de armamento avanzado al Gobierno de Taipéi y de la negociación de despliegues de tropas en países vecinos que están más cerca de Taiwán que nuestras bases en Japón, que están a más de mil millas de distancia. También debe mantener los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos y esforzarse más para desvincular la economía de Estados Unidos de su peligrosa dependencia de los negocios controlados por el Partido Comunista”.

Incluso un examen superficial del mapa del este de Asia deja en claro que, aparte de Japón, y posiblemente Filipinas, no hay ningún lugar donde colocar tropas estadounidenses más cerca de Taiwán, aparte del propio Taiwán.

La respuesta del Global Times al tuit de Cornyn demuestra que Beijing está siguiendo de cerca la discusión en Washington y está haciendo planes para defender lo que considera sus “intereses centrales”. El editorial exigió una explicación inmediata del Gobierno de Estados Unidos sobre el tuit y enfatizó que “Taiwán es una línea roja que no se puede cruzar”.

Ayer, buques de guerra y aviones de combate chinos llevaron a cabo simulacros militares en áreas al sur de Taiwán en respuesta a lo que Beijing describió como “interferencia externa” y “provocaciones”.

En marzo, el jefe saliente del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, Philip Davidson, pidió que se duplicara el presupuesto militar del Comando y advirtió sobre una guerra con China por Taiwán en los próximos seis años. Lejos de ser una exageración, esa advertencia adquiere un nuevo significado escalofriante a medida que el imperialismo estadounidense enciende imprudentemente el punto de inflamación más peligroso de la región.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de agosto de 2021)

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