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Perspectiva

La cifra global de muertes por COVID-19 supera los 5 millones: las políticas gubernamentales promueven las muertes masivas

Hace una semana, el 24 de octubre de 2021, el World Socialist Web Site y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) auspiciaron un webinario histórico llamado “Cómo poner fin a la pandemia”. El evento, el cual ya sido visto por más de 10.000 personas de más de 100 países en cada continente habitable, escuchó los testimonios de varios científicos y trabajadores que han abogado por la eliminación global del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.

Los reportes del webinario explicaron el estado actual de la pandemia, cómo se propaga el virus en forma de aerosol, el impacto del COVID largo, el papel que tienen las escuelas en la transmisión viral y qué hay que hacer para eliminar el virus a nivel mundial. El evento dejó en claro que la gran mayoría de las muertes por COVID-19 a nivel global eran completamente prevenibles. Cada reporte está ahora disponible de forma individual (en inglés).

Introduciendo el evento, el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, denunció el encubrimiento en la prensa corporativa de las muertes masivas que siguen ocurriendo en todo el mundo y planteó: “Ante la realidad del continuo desastre, ¿a qué punto se vuelve necesario comenzar a referirse al COVID no como una ‘pandemia’, sino como una forma de ‘holocausto social’?”.

Ataúdes con los cuerpos de víctimas de coronavirus esperando su entierro o cremación en la morgue Collserola en Bacelona (AP/Emilio Morenatti)

En los siguiente cinco días, se podría decir que se alcanzó ese punto. El viernes, la cifra global de decesos por COVID-19 superó los cinco millones de personas. Se sabe que esta cifra, horrenda por sí sola, es sumamente incompleta. Un monitor de exceso de mortalidad de la revista The Economist estima que el verdadero total a nivel global es de 16,7 millones de personas, una cifra espeluznante que equivale aproximadamente al total de muertes globales de la Primera Guerra Mundial. Ese mismo monitor estima que mueren 200.000 personas cada semana por COVID-19.

En medio de esta ola continua de muertes masivas, los Gobiernos de todo el mundo están eliminando las medidas restantes para ralentizar la propagación del COVID-19 con el mantra grotesco de que la sociedad necesita “aprender a vivir con el virus”. Están en marcha dos procesos paralelos. Los países con medidas limitadas de mitigación las están levantando, mientras que los países con medidas más agresivas que buscaban eliminar el virus están cediendo ante las presiones cada vez mayores para que dejen que el virus haga estragos en la sociedad.

Los países de toda la región de Asia-Pacífico que habían eliminado el COVID-19 están levantando rápido todas las restricciones. El lunes, Corea del Sur oficialmente entró en la primera fase de un “regreso gradual a la vida normal”. En Singapur, el promedio de siete días de los casos oficiales diarios alcanzó 3.707 tan solo dos meses después de que el país registrara menos de 50 casos diarios. En Nueva Zelanda, que abandonó la estrategia de eliminación a partir de octubre, está viendo un promedio de 104 casos nuevos por día y está aumentando. El capital financiero global está presionando con cada vez más fuerza a China para que abandone su estrategia de eliminación y reabra sus fronteras para resolver la crisis global de las cadenas de suministro, lo que potencialmente expondría a 1,4 mil millones de personas al virus.

En todo Europa y Norteamérica, los nuevos casos de COVID-19 siguen siendo muy elevados o están volviendo a aumentar en la medida en que se acerca el invierno. Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Ucrania, Turquía y Alemania ahora representan aproximadamente la mitad de todos los casos oficiales diarios en el mundo.

En Alemania, a pesar de que los casos están aumentando exponencialmente, el Gobierno se niega a implementar medidas de salud pública. En EE.UU., donde se avecina otro aumento cuando los casos nuevos parecen haberse estabilizado en un nivel de aproximadamente 65.000 por día, eliminarán todas las restricciones internacionales a viajantes el 8 de noviembre. Debido a los ritmos persistentemente altos de contagio en todo EE.UU., ya se han registrado 13.799 muertes oficiales de individuos completamente vacunados, sin incluir Florida y otros estados que están encubriendo estos datos.

En un webinario anterior el 22 de agosto, el epidemiólogo neozelandés Dr. Michael Baker condenó las políticas de reapertura escolar del Gobierno de Boris Johnson en Reino Unido como un “experimento barbárico”. Varios científicos hicieron declaraciones similares en el webinario del 24 de octubre. La Dra. Deepti Gurdasani tildó las políticas británicas de “francamente criminales” y el Dr. José Luis Jiménez criticó los Gobiernos mundiales por negarse a reconocer la aerosolización del virus por ser menos “conveniente”.

En EE.UU., Reino Unido, Turquía y Alemania, así como Brasil, India y muchos otros países, los Gobiernos federales y estatales han eliminado casi todas las medidas de mitigación para reanudar completamente la producción capitalista indiferentes a la pérdida de vidas humanas. Siguiendo la estrategia pseudocientífica de “inmunidad colectiva” detallada por la Declaración Great Barrington, estos Gobiernos han asesinado deliberadamente a millones de personas. Esencialmente, están persiguiendo una política fascistizante de holocausto social no vista desde el régimen nazi en Alemania. Cada político responsable de estas políticas, así como los intereses corporativos que están dictando estás acciones y los oficiales sindicales facilitando su implementación, deben ser sometidos a juicios criminales.

Reino Unido, encabezado por el Gobierno derechista de Boris Johnson, es la muestra más descarnada de este proceso global. El viernes, fue revelado que el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización implementó conscientemente una política de abrir las escuelas sin medidas de mitigación para contagiar a masas de niños, alegando falsamente que “La circulación del COVID en los niños podría aumentar periódicamente la inmunidad en los adultos”.

En 2020, la política perseguida por los Gobiernos capitalista consistió en infectar a los adultos mayores. En 2021, el principal objetivo fueron los niños a través de la reapertura de escuelas en todas partes para enviar a los padres de vuelta al trabajo. En 2022, el escenario está listo para que el virus se impregne toda la sociedad, infectando y reinfectando a miles de millones en todo el mundo. Dado que solo 38,5 por ciento de la población mundial se ha vacunado completamente, estas políticas amenazan con matar a millones más en todo el globo.

Las políticas criminales perseguidas por los Gobiernos capitalistas de todo el mundo durante la pandemia representan la implementación de objetivos que varias secciones de las élites gobernante habían fijado hace mucho tiempo, abogando por disminuir la expectativa de vida de la clase obrera para reducir los costos en pensiones y gasto social en los adultos mayores. En 2014, Ezekiel Emanuel, uno de los principales arquitectos de la Ley de Cuidado Asequible del Gobierno de Obama, llamó a racionar los servicios de salud con base en ingresos y desalentó el uso de exámenes médicos generales. Emanuel perteneció a la Mesa de Trabajo sobre Coronavirus de la Casa Blanca de Biden hasta que fue disuelta en enero.

Las divisiones entre las estrategias ante la pandemia, sobre las cuales elaboró el WSWS el 20 de agosto, se han vuelto muy claras. La clase capitalista en todos los países está persiguiendo la “inmunidad colectiva”, un eufemismo para matar a millones, o la llamada mitigación, que equivale a medidas paliativas o a internar a la población global en un hospicio. Ambas políticas aceptan la premisa fatalista de que el SARS-CoV-2 ya es o será inevitablemente endémico, lo asume implícitamente que millones morirán innecesariamente o su salud sufrirá consecuencias a largo plazo un año tras otro.

En oposición irreconciliable a estas políticas de muerte masiva y miseria social, la clase obrera está avanzando cada vez más una política de eliminación global del SARS-CoV-2 para salvar vidas. Esto involucra la nacionalización de los monopolios farmacéuticos para vacunar pronto a toda la población global; pruebas y rastreo de contactos a nivel masivo, colocando a las personas expuestas en cuarentena y aislando se manera segura a los pacientes infectados para identificar y cortar las cadenas de transmisión; el cierre temporal de las escuelas y los negocios no esenciales en combinación con apoyos financieros y sociales para todos los trabajadores y pequeños empresarios afectados; restricciones estrictas de viaje y control fronterizo; uso universal de mascarillas, mejoras a la ventilación y todas las otras medidas necesarias para minimizar las infecciones en los lugares de trabajo esenciales.

Todas estas medidas son un anatema para los Gobiernos capitalistas mundiales que sirven a la oligarquía financiera. Dado el crecimiento inaudito de la deuda corporativa y la financiarización, el cierre de los negocios no esenciales incluso por el tiempo mínimo para bajar los casos a cero —que la Dra. Malgorzata Gasperowicz estima de seis a nueve semanas— es inaceptable y provocaría el colapso del mercado bursátil.

El 3-4 de noviembre, el World Health Network estará auspiciando su segunda “Cumbre global para acabar pandemias”. El evento consistirá en una serie de sesiones encabezadas por científicos y abarcará varios aspectos de la pandemia. Algunos promoverán mitigaciones, otros abogarán por la eliminación global, como lo resume una declaración publicada por el grupo en la revista Lancet la semana pasada.

La falacia fundamental de la declaración del grupo, que sin duda influenciará muchas de las presentaciones, es que las políticas necesarias para eliminar el SARS-CoV-2 a nivel global pueden implementarse presionando a los políticos capitalistas y las corporaciones para que cambien de rumbo. Si bien promueven la “solidaridad y acciones colectivas a nivel individual, local, nacional e internacional”, la declaración del grupo no traza la división fundamental de la sociedad entre la clase obrera y la clase capitalista. La idea de que la pandemia puede detenerse sin un ataque directo a los intereses financieros de la clase gobernante, sin expropiar la vasta riqueza acaparada por esta diminuta minoría, es un engaño.

Uno de los puntos esenciales planteados el 24 de octubre en el webinario del WSWS fue que los científicos no pueden combatir la pandemia solos. Sin el apoyo de la clase obrera, la actividad de los científicos permanecerá confinada a los pasillos de la academia y revistas de limitada circulación. La realidad es que la estrategia de eliminación global tan solo será implementada a través de la movilización masiva de la fuerza industrial de la clase obrera de todos los géneros, razas, orígenes étnicos y nacionalidades.

En su introducción al webinario del 24 de octubre, David North subrayó los siguientes puntos:

1. El blanco del Sars-CoV-2, el virus que causa el COVID19, no son los individuos, sino sociedades en su conjunto. El modo de transmisión del virus va en dirección de alcanzar contagios masivos. El Sars-CoV-2 ha evolucionado biológicamente para infectar a miles de millones, matando a millones en el proceso.

2. Por ende, una estrategia efectiva debe basarse en la eliminación del virus en todos los continentes, en cada región y en cada país. No existe ninguna solución nacional efectiva a esta pandemia. La humanidad, de todas las razas, etnicidades y nacionalidades debe enfrentar y superar este desafío a través de un esfuerzo vasto colectivo, verdaderamente desinteresado y global.

3. Las políticas perseguidas por prácticamente todos los Gobiernos desde el comienzo de la pandemia deben ser rechazadas. No se debe permitir que continúe la subordinación de aquello que debería ser una prioridad incuestionable de toda política social —la protección de la vida humana— al afán de lucro de las corporaciones y la acumulación de la riqueza personal.

4. La iniciativa para tomar un giro decisivo hacia una estrategia dirigida hacia la eliminación global debe venir de un movimiento socialmente consciente de millones de personas.

5. Este movimiento global debe estar informado sobre las investigaciones científicas. La persecución de científicos, muchos de los cuales trabajan bajo la amenaza de perder sus medios de vida e incluso sus vidas, debe acabar. La eliminación global del virus exige la alianza funcional y más estrecha entre la clase obrera —la gran masa de la sociedad— y la comunidad científica.

Estos deben convertirse en los principios que guiarán el desarrollo de un movimiento masivo basado en la clase obrera para detener la pandemia. Los científicos y trabajadores que participaron en el webinario del 24 de octubre presentaron argumentos contundentes a favor de la eliminación global del COVID-19, y sus reportes tienen un valor inmenso y duradero. Las verdades científicas elaboradas en el evento deben ser asimiladas por sectores amplios de la clase obrera, la juventud y las secciones más progresistas de la clase media.

Todos aquellos que hayan perpetrado el crimen de holocausto social deben ser expuestos para educar a la clase obrera sobre los intereses sociales que impulsan las políticas pandémicas en todo el mundo. Fundamentalmente, la batalla para detener la pandemia debe ser llevada a las escuelas y los lugares de trabajo en todos los países a través de una campaña globalmente coordinada que unifique las masas obreras en todo el mundo. La Alianza Obrera Internacional de Comités de Base fue fundada para esto y servirá como eje central para coordinar las luchas globales de la clase obrera, poner fin a la pandemia y salvar millones de vidas.

El desarrollo de una red coordinada de organizaciones obreras en todo el mundo necesita estar conectada a la construcción de una dirección política socialista en la clase obrera, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, para conectar la batalla contra la pandemia con la lucha contra la explotación, la desigualdad, la guerra, la dictadura y el sistema capitalista.

(Publicado originalmente en inglés el 31 de octubre de 2021)

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