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1 millón de niños infectados con COVID en Estados Unidos la semana pasada

Una medida de una crisis social que asedia a un país es ver cómo los más vulnerables de la sociedad son protegidos por quienes tienen el poder de velar por su bienestar. La pandemia sigue exponiendo a fondo a quienes se colocan en posiciones de liderazgo, tanto demócratas como republicanos. La Casa Blanca de Biden está a la altura de Donald Trump y sus secuaces bárbaros y reaccionarios en cuanto a desprecio y abandono absoluto del pueblo estadounidense.

El director Brad Foss sostiene la puerta de los estudiantes en la escuela primaria Fox Hills el 26 de agosto de 2021, Watford City, Dakota del Norte (AP Photo/Matthew Brown)

En su informe semanal sobre el estado de las infecciones por COVID-19 entre los niños en los Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría (AAP) descubrió que durante la semana que terminó el 20 de enero de 2022 se registraron más de 1,15 millones de nuevas infecciones por COVID-19. Las infecciones entre los niños también representaron el 25,5 por ciento de todas las del país. Sin embargo, el gobierno de Biden sigue exigiendo que las escuelas permanezcan abiertas para la enseñanza presencial.

La cifra es un máximo pandémico, un 17 por ciento más que incluso los 981.000 casos de la semana anterior, cinco veces la tasa de infecciones del pico del invierno pasado. De los 10,6 millones de infecciones pediátricas totales durante la pandemia, más de 2 millones se produjeron sólo en las dos últimas semanas. La mitad de todos estos casos, unos 5 millones de infecciones infantiles, tuvieron lugar en los últimos cinco meses.

Tal nivel de infección masiva sólo puede ocurrir como una cuestión de política deliberada. La élite gobernante estadounidense está obligando al pueblo trabajador a 'vivir con el virus', lo que significa sacrificar a sus hijos a una infección potencialmente mortal para cumplir con las exigencias de los capitalistas de producir plusvalía. Es la única explicación posible para la infección sistemática de tantos niños, que siguen siendo, con mucho, los menos propensos a haber sido vacunados, al obligarlos a ir a las escuelas, basándose en las repetidas mentiras de que los niños están más seguros allí y el virus les hace muy poco daño.

Las hospitalizaciones pediátricas están en un punto alto de la pandemia, afectando a los niños más pequeños con las tasas más altas. Según la AAP, 2.000 niños fueron ingresados la semana pasada y casi 7.000 desde las vacaciones de Navidad, lo que supone el 20% de todos los ingresos pediátricos desde que comenzó la pandemia a principios de 2020.

Junto con el aumento de los casos de COVID-19 y de las hospitalizaciones, también se han producido muertes. La semana pasada murieron 27 niños, unos cuatro cada día. Se trata del segundo mayor número de muertes semanales, sólo por detrás de la semana que terminó el 30 de diciembre de 2021, cuando murieron 34 niños. Cabe destacar que casi la mitad de todas las muertes pediátricas por COVID-19 se han producido desde principios de septiembre, cuando los niños volvieron a las escuelas en masa.

Para justificar el miedo y la consternación que sienten los padres y cuidadores cuando sus hijos enferman de un virus que podría ser eliminado, el consenso de los epidemiólogos es que alrededor de una de cada 10 infecciones infantiles por COVID-19 se convierte en COVID persistente.

Los síntomas del COVID persistente incluyen un brote de fatiga severa, dolores de cabeza debilitantes e incapacidad para concentrarse o retener información, o una variedad de condiciones que pueden afectar al corazón, los pulmones, los riñones, el cerebro y la piel, como los 'dedos del pie de COVID'. Se trata de una dolorosa erupción con ampollas que se produce en los pies y los dedos.

El Dr. Peter Rowe, profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, afirma: 'Nadie sabe con exactitud cuántas personas que han padecido COVID-19 acaban siendo de larga duración. Un estudio demostró que hasta el 52% de los adolescentes y adultos jóvenes de entre 16 y 30 años pueden experimentar síntomas persistentes seis meses después de la COVID. La Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido estimó que el 12,9 por ciento de los niños de dos a 11 años, y el 14,5 por ciento de los niños de 12 a 16 años, seguían experimentando síntomas cinco semanas después de la infección'.

También están apareciendo informes de que los casos de COVID-19 entre los residentes y el personal de las residencias de ancianos están aumentando considerablemente. Según los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid, la semana pasada se produjeron más de 40.000, lo que supone un aumento de diez veces desde noviembre. Además, casi 1.000 residentes y personal murieron.

El anterior pico pandémico se produjo el pasado invierno, con 33.534 infecciones por COVID-19 en la semana que terminó el 20 de diciembre de 2020. En ese momento murieron casi 6.000 residentes de residencias de ancianos en todo el país. El menor número de muertes que se registra ahora tiene mucho que ver con las altas tasas de vacunación entre este grupo. Pero también subraya el hecho de que las vacunas no protegen absolutamente contra las infecciones y la muerte. Y dados los cambios en la forma de diagnosticar las muertes, hay que suponer que las últimas cifras también son un subregistro.

Muchas de estas infecciones son el resultado de que el personal de las residencias de ancianos infectado transmite el virus a los residentes. En la primera semana de enero, los CDC informaron de que más de 67.000 miembros del personal se habían infectado a pesar de que casi el 84% estaban totalmente vacunados.

El aumento de las infecciones por COVID-19 se ve agravado por la escasez de personal. En declaraciones a NPR, Laurie Facciarossa Brewer, defensora del pueblo de los cuidados de larga duración en Nueva Jersey, dijo: 'Ciertamente estamos viendo un enorme aumento en el número de llamadas de residentes que dicen que no se les cambia, que no reciben sus comidas a tiempo'.

Aunque los límites de personal en Nueva Jersey obligan a que haya un asistente de enfermería certificado por cada ocho residentes en el turno de día, en la situación actual el número de residentes que estos asistentes sobrecargados de trabajo y mal pagados están cuidando es de dos dígitos. La indignación y el estrés están dejando a los trabajadores en un estado de desesperación. Muchos se están marchando debido al agotamiento crónico. A su vez, estas instalaciones se están viendo obligadas a cerrar por la presión, dejando a los hospitales en la estacada mientras luchan por encontrar un lugar para trasladar a sus pacientes a centros de atención y rehabilitación.

David Grabowski, profesor de política sanitaria en la Facultad de Medicina de Harvard, explicó: 'La situación es hoy crítica. Los individuos no pueden encontrar una cama vacía o con personal por ahí. Realmente pone a los hospitales en una posición difícil. Es un problema enorme porque están ocupando una cama que de otro modo iría a un nuevo paciente'.

La media diaria actual de muertes por COVID-19 ha alcanzado las 2.150 y sigue aumentando. Unas 40.000 personas más han perecido desde la celebración del Año Nuevo. Se espera que el acumulado oficial de muertes supere el millón antes de que termine el invierno.

Los grandes medios de comunicación no mencionan ninguna de estas sombrías cifras, incluidas las muertes de niños y abuelos. El estado de ánimo jubiloso se debe al curso natural de la ola, ya que los casos generales de COVID y las hospitalizaciones están disminuyendo, al menos en algunas partes del país. Esperan que una vez que la escala de las infecciones retroceda, los estados y los departamentos de salud federales puedan finalmente prescindir de las estadísticas preocupantes y declarar ceremoniosamente que la pandemia ha terminado, a pesar de las amplias advertencias contra tales actitudes arrogantes.

La clase trabajadora debe asimilar estas lecciones que les han salido tremendamente caras. El COVID-19 puede ser eliminado. Pero lo que se interpone no es el coronavirus, sino el anticuado modo de producción capitalista que destruye todo lo que toca.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de enero de 2022)

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