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Perspectiva

La lucha global por el cierre de escuelas y el fin de la pandemia

En Europa y Norteamérica, los estudiantes educadores y padres están emprendiendo una revuelta abierta contra las políticas de “inmunidad colectiva” adoptadas por los Gobiernos capitalistas más ricos. En respuesta a la aparición de la variante ómicron del SARS-CoV-2, que es más transmisible, estos Gobiernos han permitido deliberadamente que se propague, causando casi un millón de contagios de COVID-19 en niños solo en EE.UU. Asombrosamente, tres millones de personas contraen el virus oficialmente cada día en todo el mundo.

Una estudiante de secundaria en Redondo se pronuncia durante una huelga (ruhscovid vía Instagram)

La lucha contra las reaperturas de escuelas es de nuevo la punta de lanza de la lucha de clases global, en la medida en que masas de jóvenes y educadores se rehúsan a aceptar más infecciones, hospitalizaciones y muertes por COVID-19. Las siguientes luchas estallaron en Europa y Canadá en la última semana o fueron planeadas para los próximos días:

  • Miles de maestros en Francia participaron en huelgas locales por todo el país el jueves, una semana después de una huelga nacional que abarcó el 75 por ciento de todos los docentes y que cerró la mitad de las escuelas primarias del país.
  • El martes, los estudiantes de más de 100 escuelas de Austria hicieron huelga contra las temerarias políticas de reapertura de escuelas.
  • Miles de maestros, estudiantes y padres participaron en manifestaciones en toda Grecia el jueves, para protestar las políticas del Gobierno ante la pandemia y una acumulación militar. Las ocupaciones estudiantiles continuaron en muchas escuelas del país, a pesar de intimidaciones y amenazas por parte del Gobierno, la policía y fuerzas derechistas.
  • El lunes, cientos de estudiantes en 90 escuelas de Manitoba, Canadá, salieron de sus aulas por las condiciones inseguras.
  • En Reino Unido, los educadores y padres han denunciado la eliminación de las exigencias de uso de mascarilla en las secundarias, que era la única medida de mitigación restante.

En EE.UU., ha habido o se han planeado huelgas estudiantiles en varias ciudades importantes:

  • Aproximadamente 1.200 estudiantes de Oakland, California, iniciaron una huelga escolar indefinida el martes que ha ganado el apoyo de muchos docentes y padres.
  • El martes, cientos de estudiantes de todas las ocho secundarias y muchas escuelas medias de St. Paul, Minnesota, dejaron sus aulas. Al menos dos estudiantes y ocho educadores de Minnesota murieron el año pasado tras contraer COVID-19.
  • Los estudiantes de 18 secundarias en el condado de Montgomery, Maryland, han hecho huelga para exigir clases en línea al menos por las próximas dos semanas. Este es el décimo cuarto distrito más grande de EE.UU., con más de 160.000 estudiantes.
  • En Denver, Colorado, los estudiantes salieron de sus aulas el jueves y enviaron una carta presentando sus preocupaciones sobre el COVID-19, declarando que ningún estudiante debería arriesga su salud por la educación. Su petición obtuvo más de 500 firmas en dos días y los estudiantes planean continuar su huelga hasta que se cumplan sus demandas.
  • En Round Rock, Texas, los estudiantes realizaron una huelga el jueves exigiendo más precauciones para su seguridad. Más de 600 estudiantes firmaron una petición que circuló en varias secundarias y escuelas medias. Los estudiantes exigieron clases remotas después de más de 2.200 contagios de COVID-19 entre estudiantes y personal solo la semana pasada.
  • Aproximadamente 200 estudiantes de la secundaria de Park City, Utah, hicieron huelga el martes para protestar la decisión del Senado estatal de Utah de poner fin a las exigencias de uso de mascarillas en las escuelas.
  • Los estudiantes de secundaria del condado de Broward, Florida, están planeando un paro el lunes. Este es el sexto distrito escolar más grande en el país, con más de 270.000 estudiantes y ahí es donde ocurrió el tiroteo escolar de Parkland en 2018.
  • En la Universidad Northwestern, en las afueras de Chicago, Illinois, un sector sustancial del estudiantado se rehúsa a volver a clases presenciales. Una petición que pide clases en línea obtuvo más de 1.500 firmas pero fue ignorada por los administradores.
  • Durante las últimas dos semanas, ha habido otras importantes manifestantes de estudiantes en la ciudad de Nueva York, Chicago, Boston, Seattle y otras ciudades grandes del país.

En cada una de estas luchas, los estudiantes y los educadores no solo luchan por su propia seguridad, sino por la de sus familias y comunidades. Antes de la ola mundial de la variante ómicron, más de 167.000 niños en Estados Unidos y más de 1,5 millones en todo el mundo habían perdido a uno de sus padres o a su cuidador principal a causa del COVID-19, cifras a las que nunca se refieren los políticos capitalistas, los comentaristas de los medios de comunicación ni los funcionarios sindicales que fingen hipócritamente estar preocupados por la salud mental de los estudiantes.

En un estudio de septiembre de 2018 publicado en el American Journal of Psychiatry titulado “La carga del duelo”, los autores examinan el efecto a largo plazo de la muerte de los padres. Señalan: “La pérdida de un padre es uno de los eventos más estresantes que un niño puede experimentar”. Durante un período de 7 años, los niños en duelo sufrieron “depresión, trastorno de estrés postraumático y deterioro funcional”.

¿Cuántos acontecimientos tan horribles y transformadores para sus vidas han sido causados por un contagio de COVID-19 en la escuela y la transmisión inadvertida a sus seres queridos? En una entrevista con el World Socialist Web Site que se ha hecho viral en las redes sociales, una psicóloga clínica de Nueva Jersey relató que esta indescriptible tragedia afectó a dos estudiantes en una sola escuela desde el comienzo del nuevo año debido a la ola de ómicron.

La psicóloga señaló: “Volvimos de las vacaciones el 3 de enero. Durante esa semana, dos de mis alumnos contrajeron COVID-19 en la escuela. Lo llevaron a sus casas por separado y, sin darse cuenta, infectaron a su madre y a su abuela (sus principales cuidadoras), que murieron la semana pasada”.

Afirmó: “Yo diría que la salud mental se ha visto comprometida debido a la experiencia de un trauma colectivo continuo”, y añadió: “Los niños que pierden a sus cuidadores, específicamente a aquellos que los infectaron inadvertidamente, son propensos a experimentar el sentimiento de culpa del superviviente, que es un síntoma del trastorno de estrés postraumático (TEPT), que puede conducir a la depresión, la ansiedad y a dificultades con las relaciones”.

El miércoles, en su segunda conferencia de prensa desde que asumió el cargo hace un año, el presidente Joe Biden no hizo ninguna referencia a esta realidad y se negó a reconocer siquiera a los más de 446.000 estadounidenses que han muerto a causa del COVID-19 desde su toma de posesión. En su lugar, pintó un retrato delirante de los Estados Unidos contemporáneos, afirmando que “estamos en un lugar mejor que antes y hasta la fecha, claramente mejor que hace un año”.

Cuando le preguntaron por el aumento de la oposición a las clases presenciales en todo EE.UU., Biden trató de restar importancia a la crisis, diciendo: “Muy pocas escuelas están cerrando. Más del 95 por ciento siguen abiertas”. Declaró con rotundidad: “No vamos a volver, no vamos a volver a los cierres. No vamos a volver a cerrar escuelas. Las escuelas deben permanecer abiertas”.

Biden manifestó sin tapujos los intereses sociales que hay detrás de estas políticas, afirmando: “Miren, soy un capitalista”. Más tarde, se distanció del demócrata pseudoizquierdista Bernie Sanders, diciendo: “No soy un socialista”.

Las provocadoras declaraciones de Biden no son accidentales; son deliberadas y fundamentales. La clase gobernante que representa es indiferente a la salud y las necesidades de los estudiantes, los educadores y sus familias. La única razón por la que las escuelas permanecen abiertas es para servir de corrales para los niños mientras sus padres siguen trabajando, produciendo ganancias para las corporaciones.

Afirmó que “el capitalismo sin competencia no es capitalismo, es explotación”. Pero al contrario de lo que afirma Biden, el capitalismo se basa en la explotación de la clase trabajadora, que tiene lugar mediante la extracción de plusvalía durante el proceso de producción. Independientemente del nivel de competencia entre los capitalistas, apoya fundamentalmente que esta explotación debe continuar, lo que anima su hostilidad a los confinamientos y su determinación de mantener las escuelas abiertas.

Para llevar adelante su lucha contra las políticas de “inmunidad colectiva” en Estados Unidos y en todo el mundo, los estudiantes, educadores y científicos deben comprender estas verdades fundamentales. Cualquier llamado a los poderes establecidos caerá en saco roto. Los estudiantes y educadores que ahora entran en la lucha deben ampliar sus huelgas y conseguir apoyo dentro de la clase trabajadora, la gran masa de la humanidad cuyos intereses objetivos residen en acabar con la pandemia.

La tarea más crítica es forjar una dirección socialista revolucionaria. La clase gobernante y sus representantes políticos han lanzado el guante y han dejado en claro que están dispuestos a aceptar contagios, sufrimiento y muertes a escala masiva y sin fin. Solo el derrocamiento completo de este orden social podrido puede poner fin a esta locura, salvar millones de vidas y sentar las bases para la construcción de una nueva sociedad basada en la igualdad social y el progreso humano.

Hacemos un llamamiento a todos los estudiantes y jóvenes para que construyan capítulos de los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS o IYSSE en inglés) en su escuela o campus universitario para desarrollar la conciencia socialista. Estos deben estar conectados con el desarrollo de comités de base de educadores y trabajadores en cada escuela y barrio, de manera independiente de los sindicatos procapitalistas, a fin de llevar a cabo una lucha amplia en la clase obrera por acabar con la pandemia.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de enero de 2022)

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