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Seudoizquierdista asume el cargo de presidente en Chile

La coalición Frente Amplio-Partido Comunista, denominada Apruebo Dignidad, que ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile el pasado mes de diciembre, asumió el cargo el 11 de marzo con mucha fanfarria por parte de la burguesía internacional.

Ven en la nueva coalición gobernante un instrumento político útil para reprimir el resurgimiento de la lucha de clases y la amenaza de revolución social que inevitablemente surge con el capitalismo global sumido en una creciente inflación y terapia de choque económica, dictadura y guerra.

La administración de Biden envió una delegación presidencial a la inauguración. Biden había llamado en diciembre al entonces presidente electo de Chile, Gabriel Boric, para hablar de 'su compromiso compartido con la justicia social, la democracia, los derechos humanos...'; esto mientras Estados Unidos financiaba y entrenaba a las fuerzas fascistas ucranianas para provocar la guerra al presidente ruso Vladimir Putin. Otras potencias imperialistas íntimamente implicadas en la estrategia a largo plazo de socavar, aislar y convertir a Rusia en un Estado paria —la UE, Canadá y Japón— también han acogido con satisfacción el ascenso de Boric.

El presidente Gabriel Boric y la ministra Izkia Siches durante la toma de posesión de Boric, el 11 de marzo de 2022 (Crédito: Patricio Cortés B.)

Cabe destacar la delegación española formada por el rey Felipe VI y los ministros de la coalición gobernante del PSOE-Podemos, un gobierno de espíritus políticos afines a Apruebo Dignidad. Estaba presente la estalinista Yolanda Díaz, vicepresidenta del gobierno español. Aunque en un principio se postulaba como opositora a la guerra, desde entonces ha apoyado las sanciones contra Rusia y el suministro de armamento de la OTAN a Ucrania. Dentro de España, PSOE-Podemos han desatado la represión policial-estatal contra los trabajadores en huelga y bajo su dirección han permitido que más de 100.000 personas mueran de COVID-19, y que otros 5 millones se infecten, todo ello en aras de defender la rentabilidad capitalista española.

Además, los principales periódicos del mundo han proclamado el significado positivo del nuevo presidente de Chile. En lo que parece casi surrealista, el New Statesman, el Guardian, el Independent, The Economis t, el Financial Times y muchos otros, hacen un balance positivo del gobierno de seudoizquierda como 'más radical', 'de izquierdas', 'progresista', 'feminista', 'inclusivo', 'transformador' y precursor del 'cambio social'.

El diario argentino Página 12, ostensiblemente de izquierdas, comentaba: 'Si Boric logra avanzar... su ejemplo trascenderá las fronteras del propio Chile. En un momento en que estamos siendo bombardeados por una cascada incesante de noticias desesperantes, un modelo fundacional que ofrece esperanza en la democracia y la participación puede inspirar al mundo y especialmente a los jóvenes.'

El Financial Times, la voz de la ciudad de Londres, respondió en una línea similar: 'Boric tiene una rara oportunidad de demostrar que Chile puede volver a ser un creador de tendencias mundiales, esta vez creando una sociedad más justa y verde, al tiempo que preserva el crecimiento y la inversión privada. Eso podría ser un nuevo modelo, tanto para América Latina como para el mundo en desarrollo'. The Economist se refirió a la alineación vertiginosa de la seudoizquierda chilena con el imperialismo: 'Felizmente, el señor Boric da todas las señales de ser un demócrata. Ha condenado la invasión rusa de Ucrania, así como las violaciones de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela'. Le Monde describió la elección de Boric como 'sin duda el acontecimiento político más importante que se producirá en América Latina en 2021', añadiendo que su 'tarea es supervisar una profunda transformación de la sociedad chilena, enterrando el modelo económico neoliberal y construyendo un país más justo e inclusivo'.

La llamada izquierda chilena e internacional, en todas sus manifestaciones, está extasiada. The Guardian captó el estado de ánimo cuando habló con Luis Maira, de 81 años, exministro y aparentemente mentor del nuevo presidente: 'Esta es la mejor generación de jóvenes políticos que ha tenido Chile en 50 años... Sin ninguna duda, Boric nos está llevando a un nuevo capítulo de la historia de Chile'.

'No se equivoquen: esta es la inauguración oficial de uno de los gobiernos más feministas del mundo', se entusiasmó el diario británico Independent, añadiendo que 'en un país que celebró su primer matrimonio gay el jueves pasado, el ritmo del cambio es vertiginoso'.

Se trata, en efecto, de una victoria, pero sólo para un estrato especialmente privilegiado y acomodado de la clase media formado por profesionales, funcionarios, el aparato sindical, funcionarios, académicos universitarios. La elección actualiza una redistribución del poder político hacia la seudoizquierda chilena, antes en manos de una casta política tradicional de centro-izquierda surgida hace cuatro décadas.

Al igual que sus homólogos españoles, la seudoizquierda chilena está impregnada de la política del estilo de vida, la identidad y el interés propio. Es totalmente hostil a la independencia política de la clase obrera y al socialismo revolucionario. Boric, en particular, encarna un precepto rector del seudoizquierdismo, utilizando eslóganes populistas y fraseología democrática para darse un barniz 'progresista', como avanzó una de las principales ideólogas de esta tendencia, Chantal Mouffe.

'Lo que se necesita urgentemente es una estrategia populista de izquierda dirigida a la construcción de un 'pueblo', combinando la variedad de resistencias democráticas (que) no requiere una ruptura 'revolucionaria' con el régimen democrático liberal', explicó la académica belga en 2018. Esto describe a la perfección a Boric y a las fuerzas políticas de Apruebo Dignidad.

Boric fue un líder estudiantil en las protestas radicales, que estallaron en 2011 contra el costo exorbitante de la educación superior y el abultamiento de la deuda estudiantil. Rápidamente fue cooptado por el Estado una vez elegido para la Cámara Baja del Congreso chileno, prestando en momentos críticos apoyo al gobierno de turno.

Tras el estallido de las mayores manifestaciones anticapitalistas a finales de 2019, Boric entabló infamemente conversaciones de unidad nacional con el atribulado gobierno de derechas del multimillonario presidente Sebastián Piñera, y votó a favor de las leyes antidemocráticas del estado policial del gobierno.

Las conversaciones de paz de unidad nacional se utilizaron para disipar las manifestaciones y hacerlas inofensivas. Los seudoizquierdistas y estalinistas apelaron a su base social en las clases medias profesionales con el llamamiento a cambiar la constitución autoritaria del país. Cientos de abogados, académicos y sindicalistas se apresuraron a integrarse en la convención constitucional, recurriendo a sus supuestas credenciales 'progresistas', 'ecologistas', 'indígenas' y 'feministas' para reescribir la carta del país.

Mientras que una parte de la clase trabajadora fue atraída a apoyar la maniobra parlamentaria, las leyes antidemocráticas que Boric votó ayudaron a criminalizar la protesta social y las luchas de la juventud obrera radicalizada. En los dos años transcurridos desde las manifestaciones de 2019, más de 8.000 personas, en su mayoría jóvenes, sufrieron alguna forma de violencia estatal, incluidos abusos sexuales y torturas. Más de 500 sufrieron lesiones oculares y más de 50 murieron a manos de Carabineros y las Fuerzas Armadas.

Acompañan a Boric en la nueva administración otros dirigentes estudiantiles que se transformaron en parlamentarios durante el mismo período: Camila Vallejo (Partido Comunista) como ministra Secretaría General de Gobierno y Giorgio Jackson (Revolución Democrática) como ministro Secretaría General de la Presidencia. La nueva ministra del Interior, Izkia Siches (dirigente estudiantil de la Juventud Comunista en 2011), dirigió el Colegio Médico durante el estallido de la pandemia del COVID-19. Todos ellos se han acomodado al creciente giro hacia un estado policial en los últimos tres años, empezando por el estado de emergencia y el despliegue de los militares en las calles en respuesta a las manifestaciones.

En marzo de 2020, el gobierno aprovechó la pandemia del COVID-19 para decretar un estado de emergencia que duró hasta septiembre de 2021, autorizando a las fuerzas de seguridad a controlar los movimientos de los civiles y a supervisar el toque de queda. En octubre de 2021 se decretó de nuevo el estado de excepción y el despliegue de las fuerzas armadas en el sur de Chile en respuesta a las tomas de tierras por parte de las comunidades indígenas.

Piñera dejó el cargo el 11 de marzo habiendo implementado una característica clave del programa electoral del candidato presidencial fascista José Antonio Kast. En medio de una crisis migratoria que desencadenó manifestaciones contra los refugiados y una huelga de camioneros, Piñera decretó el estado de excepción militarizando cuatro provincias de la región norte y financió la creación de un foso en la frontera con Bolivia. En una medida que demuestra una continuidad de la política, el gobierno de pseudoizquierda extendió el estado de emergencia el 17 de marzo.

Resucitar los fantasmas del pasado

Apruebo Dignidad ha invocado muy conscientemente el legado del gobierno de la Unidad Popular derrocado por el golpe de Estado de 1973 del general Augusto Pinochet, apoyado por Estados Unidos.

'El gabinete de Boric, joven, progresista y con mayoría de mujeres, se inspira en el socialismo democrático de Salvador Allende, el primer líder socialista de la historia de Chile', señala Le Monde .

En su toma de posesión, Boric se refirió específicamente al discurso de Allende del 11 de septiembre de 1973, pronunciado mientras los aviones Hawker Hunter bombardeaban el palacio de La Moneda, buscando deliberadamente presentarse como la segunda venida de Allende:

'Como lo predijo Salvador Allende hace casi 50 años, estamos una vez más, compatriotas, abriendo las grandes avenidas por las que pueden pasar los hombres libres, los hombres y las mujeres libres, para construir una sociedad mejor', dijo a una audiencia fuera del palacio presidencial el viernes 11 de marzo.

Durante décadas, la leyenda del presidente mártir fue una carta de presentación para la izquierda parlamentaria —el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Comunista— que aplicó todos los dictados del capital financiero desde el retorno al gobierno civil en 1991.

Bajo esta coalición de centro-izquierda, que reflejó en Chile los procesos globales asociados con la globalización de la producción, se amasó una vasta concentración de riqueza por el 1 por ciento superior a través de los efectos combinados de la contrarrevolución social, la supresión artificial de la lucha de clases, la financiarización de la economía y el auge del mercado de valores y el regreso de la guerra imperialista dirigida por Estados Unidos y el bandolerismo.

Las manifestaciones de 2019 fueron un momento decisivo porque revelaron que las ilusiones del centro-izquierda estaban muertas. La vieja casta política demostró estar profundamente despreciada, como se demostró en el último ciclo electoral en el que sufrieron una aniquilación.

Aunque el Partido Comunista no tiene ni de lejos el desastroso dominio político que ejerció sobre la clase obrera chilena hace 50 años, la política de Apruebo Dignidad tiene como objetivo proporcionar un nuevo barniz a las teorías nacionalistas reaccionarias del estalinismo.

En su centro está la teoría de la revolución en dos etapas que plantea la subordinación de la clase obrera a la alianza del estalinismo con la clase media y la 'burguesía progresista' en un intento de democratizar el estado y la república a través del proceso parlamentario burgués. La política de frente popular basada en esta teoría garantizó trágicamente la parálisis de la clase obrera insurgente durante el período 1970-1973, conduciendo a su traición final y a su sangrienta derrota.

Ahora que los trabajadores chilenos entran en una nueva ola de lucha, la tarea decisiva a la que se enfrentan es la de forjar su independencia política en preparación para una inevitable confrontación con el estado capitalista dirigido por Apruebo Dignidad. Esto requiere la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera basado en los principios del internacionalismo socialista que sólo defiende el Comité Internacional de la IV Internacional.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de marzo de 2022)

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