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Perspectiva

Después de que Biden advierte de “Armagedón”, la OTAN intensifica la guerra con Rusia

El jueves, el presidente estadounidense Joe Biden advirtió que la guerra en Ucrania podría provocar el “Armagedón”, es decir, una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia.

Pero menos de 24 horas tras la advertencia, las fuerzas especiales ucranianas, con el aval público de oficiales estadounidenses, atacaron el puente Kerch que conecta la península de Crimea con Rusia. Esta provocación pretende intensificar la guerra, volviendo aún más posible tal “Armagedón”.

En respuesta, el presidente ruso Vladímir Putin autorizó una serie de bombardeos contra infraestructura civil en todo Ucrania el lunes. Aproximadamente 14 personas murieron y 97 fueron heridas, según oficiales ucranianos, y se fue la electricidad en más de la mitad de las regiones del país.

El World Socialist Web Site condena las acciones de todos los bandos del conflicto. El régimen de Putin no está involucrado en una guerra para defender la población rusa sino para defender los intereses de la oligarquía capitalista que llegó al poder tras la disolución de la URSS.

Pero, en última instancia, la responsabilidad de la intensificación de la guerra recae en Estados Unidos y sus aliados imperialistas. Al azuzar los planes ucranianos de retomar Crimea a la fuerza y unirse a la OTAN, Estados Unidos busca instigar una guerra en las fronteras rusa para, primera instancia, “desangrar Rusia” y últimamente llevar a cabo una operación de cambio de régimen y desintegrar el país.

Dado el repliegue de las fuerzas rusas ante un ejército ucraniano mejor armado y abastecido, con el respaldo de todo el poderío de las potencias imperialistas mundiales, EE.UU. y la OTAN quieren agudizar aún más la guerra. Ni EE.UU. ni otra potencia de la OTAN han pedido un cese al fuego o una resolución negociada al conflicto.

El martes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció una reunión del grupo de planificación nuclear de la OTAN y un ejercicio utilizando bombarderos nucleares.

Poco después del ataque contra el puente Kerch el viernes, el New York Times lo celebró como un “golpe a la campaña militar rusa en Ucrania”. Los oficiales estadounidenses no pudieron ocultar su entusiasmo ante este atentado terrorista. El coronel Alexander Vindman, exdirector de Asuntos Europeos para el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., tuiteó una fotografía del puente en llamas con el comentario: “Había soñado sobre este momento”.

Pero, sin siquiera titubear, las celebraciones del ataque ucraniano contra el puente Kerch se convirtieron en solemnes condenas del ataque ruso contra la infraestructura civil.

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, declaró en respuesta: “Los bombardeos del Kremlin contra Ucrania hoy vuelven a poner de relieve lo que está en juego en la guerra brutal de Rusia… Los ataques rusos son un recordatorio más de que su guerra contra Ucrania plantea una cuestión moral profunda”, añadiendo “Hay un solo agresor en esta guerra: Rusia”.

Como siempre, la posición del imperialismo estadounidense se caracteriza por una hipocresía impresionante. Ningún país ha matado a tantos civiles en ataques aéreos como Estados Unidos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos mató a 25.000 civiles de Dresde con bombas incendiarias y a 37.000 civiles bombardeando Hamburgo. En seguida, arrojó bombas incendiarias sobre Tokio en el bombardeo más destructivo en la historia humana, matando a 130.000 hombres, mujeres y niños. Posteriormente, vino el primer y único uso de bombas atómicas en combate sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, matando a 226.000 personas.

Durante la guerra de Corea, el ejército estadounidense destruyó completamente todas las ciudades grandes de Corea del Norte matando a 1,5 millones o el 15 por ciento de la población del país. La operación “Rolling Thunder” de años de bombardeos estratégicos durante la guerra de Vietnam mató entre 30.000 y 182.000 civiles. Más de un millón de vietnamitas murieron durante toda la guerra.

La disolución de la URSS incitó una nueva avalancha de barbarie imperialista por parte de EE.UU. que se ha extendido durante las últimas tres décadas de guerras interminables:

En 1991, Estados Unidos inició la guerra del golfo Pérsico aniquilando completamente las fuerzas armadas iraquíes y masacrando tropas cuando intentaban huir. Uno de los muchos crímenes de guerra estadounidenses durante la guerra fue el bombardeo del refugio Amiriyah el 13 de febrero de 1991. EE.UU. arrojó deliberadamente dos bombas de precisión guiada contra un refugio contra bombardeos lleno de civiles matando a más de 400 personas.

En 1998, Estados Unidos bombardeó la fábrica de medicamentos Al-Shifa en Jartum Sur, Sudán, provocando “decenas de miles de muertes” de civiles sudaneses debido a la escasez de medicamentos, en las palabras del embajador alemán en Sudán.

El 25 de marzo de 1999, Estados Unidos y la OTAN iniciaron la guerra contra Yugoslavia bombardeando Serbia y su capital, Belgrado, por 78 días consecutivos. Destruyeron fábricas, escuelas y hospitales, así como puentes, caminos y la red eléctrica. Los bombardeos mataron aproximadamente a 2.500 personas y dejaron a 12.500 heridos, según estimaciones serbias.

La segunda guerra de Irak, iniciada en 2003, condujo a 1,5 millones de muertes, según el estudio de ORB sobre bajas del conflicto. Cientos de miles murieron durante la ocupación de décadas de Afganistán a partir de 2001.

En 2011, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN bombardearon Libia, dejando el país en ruinas y en una guerra entre facciones. Esto fue seguido por la guerra civil en Siria instigada por la CIA.

La cobertura de la prensa estadounidense arranca de una amnesia colectiva sobre las guerras del imperialismo estadounidense durante los últimos 30 años, declarando que, a pesar de los crímenes perpetrados por el ejército estadounidense en el pasado, sus motivos en el conflicto actual son completamente altruistas. En realidad, la guerra es una continuación de los conflictos previos, solo que ahora involucran potencias nucleares.

La misma indiferencia despiadada ante las muertes de personas en Oriente Próximo está impulsando los esfuerzos estadounidenses para avivar la guerra contra Rusia, utilizando al pueblo ucraniano como carne de cañón y transformando todo el país en un campo de pruebas. Estados Unidos y sus lacayos en la OTAN creen que pueden lograr la derrota militar de Rusia, que a su vez solo es el preludio para su conflicto con China.

La historia del imperialismo estadounidense demuestra que menosprecia completamente las vidas de las personas que busca subyugar y dominar por medio de guerras. Pero la pandemia de COVID-19 también demostró que también menosprecia totalmente las vidas de la población estadounidense. La burguesía estadounidense combatió a capa y espada cualquier medida para detener la pandemia, causando más de un millón de muertes solo en EE.UU.

¡La implacable escalada de la guerra debe detenerse! El domingo, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social celebraron una reunión para iniciar un movimiento global masivo de los trabajadores y jóvenes contra la guerra imperialista. Urgimos a todos los que estén de acuerdo con esta perspectiva a que nos contacten hoy.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2022.)

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