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Perspectiva

La guerra en Ucrania y cómo detenerla: reunión en línea presenta una estrategia socialista contra la guerra para la clase obrera internacional

El evento “La guerra en Ucrania y cómo detenerla: una discusión en línea sobre la estrategia socialista contra la guerra” fue una importante contribución a la lucha por un movimiento internacional contra la guerra encabezado por la clase trabajadora.

Coauspiciada por el World Socialist Web Site y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social, la discusión ofreció una perspectiva única. El evento elaboró sobre la conexión profunda entre el análisis histórico de las causas de la guerra y el programa socialista e internacionalista para combatirla.

Discusión “La guerra en Ucrania y cómo detenerla”

Tanto por su forma como por su contenido, la discusión tuvo un carácter internacional. Los panelistas se pronunciaron desde tres países y el público incluyó a cientos de trabajadores y jóvenes de Reino Unido, EE.UU., España, Alemania, Sri Lanka, India, Rusia, Ucrania, Rumanía, Australia, Brasil, Canadá, Turquía y docenas de países más.

El secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.), Joseph Kishore, quien fue comoderador junto a la escritora del WSWS, Andrea Peters, subrayó en la apertura que el conflicto está intensificándose rápidamente al iniciar su segundo año. Resumiendo el estado actual del conflicto, el escritor del WSWS, Andre Damon, hizo hincapié en que es la mayor guerra en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos y sus aliados imperialistas europeos, indicó Damon, “han apostado toda su credibilidad en la derrota militar de Rusia”, que ya se cobró 200.000 vidas y amenaza con convertirse en un conflicto nuclear. Cristoph Vandreier, el presidente del Sozialistische Gleichheitspartei, indicó que Alemania ha triplicado su presupuesto militar y revivido una política exterior imperialista agresiva para disputarse la hegemonía global.

Los orígenes históricos de la guerra en curso

La discusión se concentró rápido en las causas históricas y políticas subyacentes de la guerra.

Sobre el tema, el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, dijo:

La cobertura en los medios se caracteriza por la falta total de perspectiva. Desde el primer día de la guerra, ya se había decidido el relato de la prensa. La consigna era la guerra “no provocada” de Putin, que se convirtió en un término genérico para explicar la guerra como “las armas de destrucción masiva” en la guerra de Irak.

North explicó que todas las guerras derivan de complejas condiciones históricas, sociales, políticas y económicas. Refutando la obsesión de la prensa en la cuestión de quién disparó el primer tiro, señaló que ninguna otra guerra se había explicado con base en este parámetro. La Primera Guerra Mundial comenzó hace 108 años y los debates sobre los factores reales que la produjeron siguen hasta el día de hoy.

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North señaló que la cuestión de los intereses rectores de las potencias imperialistas son más importantes que los motivos de Putin. “Es impresionante que, en todas las discusiones sobre esta guerra, al menos como la presentan los medios de comunicación y como lo ha aceptado la fraternidad cobarde de académicos —historiadores que se han olvidado de la historia— nadie quiere hablar de ninguna de las guerras libradas por Estados Unidos en los últimos 30 años, desde la disolución de la URSS”.

La prolongada campaña de Estados Unidos para controlar el continente eurasiático se considera irrelevante con respecto a la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia. En cambio, dijo North, “El movimiento trotskista es un movimiento histórico. Tiene una memoria histórica y arraiga su política en un entendimiento de las contradicciones de la época”.

Nick Beams, un líder desde hace mucho del Partido Socialista por la Igualdad en Australia y un experto en economía política marxista, enfocó sus comentarios en los factores económicos que impulsan al imperialismo estadounidense. Las dos guerras mundiales del siglo veinte, dijo, se combatieron para decidir “quien alcanzaría la supremacía global”. Estados Unidos emergió como la potencia capitalista dominante después de la Segunda Guerra Mundial y buscó regular las relaciones globales, incluyendo a través del sistema de Bretton Woods, que se basó en el respaldo del dólar con oro por parte de Washington. Sin embargo, las contradicciones del capitalismo volvieron a estallar con tal fuerza que el presidente Nixon se vio obligado a poner fin al acuerdo de Bretton Woods tan solo 27 años después de que fue instaurado.

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Beams recalcó que la ofensiva enorme contra la clase trabajadora iniciada en los años setenta y el crecimiento irrestricto de la especulación financiera a partir de los años ochenta profundizaron la crisis. Concluyó: “Uno de los factores que hacen que EE.UU. asuma esta postura militar cada vez más agresiva… es el empeoramiento y debilitamiento de su posición económica”.

“El imperialismo estadounidense busca resolver esta crisis, como lo ha hecho en el pasado, desarrollando nuevos recursos, nuevas áreas de conquista, nuevos medios de explotación, particularmente la conquista del continente europeo y también ante la amenaza cada vez mayor que percibe en China… Esta es la fase inicial de un nuevo conflicto global, en el que Estados Unidos intentará aplastar a todos los rivales posibles y potenciales”.

Las consecuencias de la disolución estalinista de la Unión Soviética

Un importante foco de discusión sobre el contexto histórico al conflicto fue la importancia de la disolución de la Unión Soviética por parte de la burocracia estalinista en 1991.

Citando la línea de tiempo del final de la Unión Soviética en el WSWS, la escritora del sitio Clara Weiss subrayó que el movimiento trotskista reconoció en el momento que la disolución de la URSS iniciaba “una nueva etapa en la crisis del imperialismo y el sistema capitalista en su conjunto”.

Weiss se refirió a dos acontecimientos fundamentales posteriores a 1991 que tienen relevancia con respecto a la guerra actual: “El primero fue que la restauración del capitalismo en estos países condujo a los regímenes oligárquicos criminales que gobiernan Rusia y Ucrania… El segundo es que esto realmente abrió las puertas a una verdadera explosión de militarismo estadounidense en todo el mundo”. Una de las últimas traiciones de los estalinistas antes de disolver la URSS fue su aprobación del bombardeo estadounidense de Irak a inicios de 1991, que representó el comienzo de tres décadas de guerras ininterrumpidas.

La restauración capitalista sentó las bases para el renacimiento de las tradiciones fascistas de la burguesía ucraniana, un proceso que contó con la asistencia y el fomento de las potencias imperialistas. Weiss resumió el historial de Stepan Bandera, un fascista ucraniano que encabezó la Organización de Ucranianos Nacionalistas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando colaboró con los nazis y participó en la masacre de cientos de miles de judíos y polacos. Señaló que el comandante en jefe del ejército ucraniano es un admirador abierto de Bandera.

En su discusión sobre las consecuencias de la restauración capitalista en la Unión Soviética, North apuntó a los cálculos desastrosamente equivocados de la burocracia y sus partidarios de la intelectualidad, quienes pensaban que Rusia podía integrarse pacíficamente en la economía mundial. Recordando una visita a la URSS justo antes de su disolución, North dijo, “Lo que descubrí en esta intelectualidad completamente desorientada, ingenua y poco seria… fue una concepción casi frívola de que la restauración del capitalismo podía dar paso a la democracia, la prosperidad universal, que el dinero crecería de los árboles en toda la Unión Soviética, así como paz y fraternidad universales”.

En cuanto a la política del régimen de Putin, North dijo, “Lo primero que ha que entender desde un punto de vista socialista es que Putin no está defendiendo al pueblo ruso, a la clase obrera rusa. Representa a una facción importante de la oligarquía rusa que llegó al poder saqueando los activos de la URSS después de 1991… En nombre de esta capa, intenta explotar y saquear los masivos recursos de Rusia sin que lo estorbe el imperialismo”.

“Esta guerra puede ir en dos direcciones. Puede conducir a una catástrofe total o puede conducir a la revolución socialista”

El repaso del contexto histórico de la guerra desembocó en una discusión sobre el programa político con el cual debe ser opuesta. Los panelistas se enfocaron en una tendencia internacional de elementos desorientados de la clase media que afirman que es posible oponerse a la guerra partiendo de una coalición con las organizaciones más derechistas e incluso fascistizantes.

Vandreier se refirió a una manifestación por la “paz” en Berlín que organizó el mismo día la política Sahra Wagenknecht del partido La Izquierda. “Uno de los principales organizadores y oradores hoy fue el exgeneral ultraderechista Erich Vad”, dijo Vandreier. “Es un fanático abierto del jurista nazi Carl Schmitt… Es un defensor del rearme. Quieren dirigir este rearme más abiertamente contra Estados Unidos… Wagenknecht dejó claro previo a esta manifestación que los políticos del partido fascista AfD (Alternativa para Alemania) estaban bienvenidos”.

“Con estas personas”, dijo Vandreier, “no vas a construir un movimiento contra la guerra, sino un movimiento a favor de la guerra”.

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North discutió sobre una coalición similar que se está gestando en Estados Unidos en torno al mitin “Rage against the war machine” [Rabia contra la maquinaria de guerra].

“Bien pudieron llamarlo el mitin ‘Rabia contra el pensamiento’ o ‘Rabia contra la política socialista’”, comentó North. “El concepto de una coalición de la izquierda y la derecha excluye, elimina cualquier posibilidad de arraigar la lucha contra la guerra en una comprensión de los orígenes de la guerra y excluye cualquier posibilidad de organizar una lucha contra la guerra sobre la base de una lucha contra el capitalismo”. Continuó:

La lucha contra la guerra exige, ante todo, que identifiques sus causas. No puedes curar una enfermedad política a menos que entiendas sus orígenes. No puedes oponerte a una guerra si no entiendes sus causas…

¿Cuál fuerza social tiene objetivamente y en todos los países un interés —un interés objetivo— lo entienda completamente o no? La clase trabajadora, la clase obrera internacional. La fuerza social que está siendo estimulada por una inflación catastrófica, el impacto de la pandemia que se ha cobrado millones y millones de vidas, esa es la fuerza social que debe ser movilizada”.

Al concluir la discusión, North se volvió a referir a las lecciones de la historia. “La gran idea de Lenin en 1914… en condiciones en las que toda la Segunda Internacional había capitulado a sus respectivos Gobiernos cuando comenzó la guerra” fue que “dijo que esta es una guerra imperialista y es necesario elaborar la política de la clase trabajadora con base en un entendimiento de las contradicciones que produjeron la guerra… Insistió en que debía comprender que las contradicciones que condujeron al estallido de 1914… generarían una revolución en todo el mundo y eso fue lo que ocurrió. Su desenlace inició en Rusia y pronto se extendió a todo el mundo”.

North argumentó que las mismas condiciones prevalecen hoy, debido a los “vendavales de una crisis social cada vez más aguda”. La tarea decisiva es armar este movimiento emergente porque “la claridad política suscita grandes acciones”.

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Concluyó con las tareas fundamentales derivadas de este entendimiento:

Vamos a educar a los trabajadores. Y, ustedes en la audiencia que están buscando una forma de luchar, que entienden lo que está en juego y están dispuestos a aceptar el hecho de que no existen respuestas ni soluciones fáciles a las grandes problemáticas históricas, deben involucrarse en las secciones del Comité Internacional.

Esta guerra puede ir en dos direcciones. Puede conducir a una catástrofe total o puede conducir a la revolución socialista… ¿Está garantizado el resultado? No. Se determinará en la lucha.

En su conjunto, la discusión ofreció el esclarecimiento político sobre el cual deben basarse las “grandes acciones”. La reunión concluyó con un llamado al público a unirse al Comité Internacional de la Cuarta Internacional y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social y asumir la lucha por un movimiento internacional y socialista de la clase trabajadora contra la guerra imperialista y el sistema capitalista.

(Publicado originalmente en inglés el 27 de febrero de 2023)

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