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Científicos han encontrado SARS-CoV-2 en muchas muestras de animales salvajes del mercado húmedo de Wuhan

Se ha dado un golpe devastador a las afirmaciones de los políticos de derechas y los medios de comunicación estadounidenses de que la pandemia de COVID-19 es producto de una fuga del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan. Un nuevo estudio documenta científicamente, por primera vez, la presencia de ARN de SARS-CoV-2 mezclado con el ADN de numerosos animales salvajes que se venden en el mercado húmedo de Huanan, en Wuhan.

A finales de la semana pasada se hizo público el hallazgo preliminar de ARN del SARS-CoV-2 mezclado con el ADN de un perro mapache del mercado húmedo de Huanan, como lo comentó el WSWS el 20 de marzo. Ahora se ha publicado el informe completo que vincula el ADN de varios otros animales salvajes del mercado con el virus causante del COVID-19.

El estudio se suma a la montaña de pruebas que apoyan la teoría de un origen zoonótico del coronavirus, según la cual el virus saltó de los animales a los humanos cuando entraron en contacto en el mercado. El SARS-CoV-2 es un virus natural, no uno artificial fabricado en un laboratorio chino, como lo afirma la campaña mediática estadounidense sin prueba alguna, salvo la imaginación enfermiza de fascistas como el exasesor de Trump, Steve Bannon, y el racista exescritor sobre ciencia del New York Times, Nicholas Wade.

El estudio fue publicado el lunes en el sitio web Zenodo por la Dra. Florence Débarre, bióloga evolutiva del Centro Nacional Francés de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés) y autora principal. La Dra. Débarre y sus coautores han encontrado pruebas genéticas de fauna susceptible entre las muestras positivas de SARS-CoV-2 en el Mercado Mayorista de Marisco de Huanan tomadas en enero y febrero de 2020.

Dra. Florence Débarre

Es precisamente la reciente identificación de ADN de perro mapache y otros animales salvajes en el mercado de Huanan mezclado con ARN de SARS-CoV-2 lo que aporta más pruebas convincentes de que este fue el epicentro del origen de la pandemia a finales de 2019.

Como señaló Débarre en su introducción, ella y su equipo, casi por casualidad, habían encontrado el 4 de marzo de 2023 un conjunto de secuencias genéticas publicadas en la base de datos de GISAID, la Iniciativa Mundial para Compartir Datos sobre la Gripe Aviar, procedentes de muestras ambientales recogidas en el mercado húmedo de Wuhan. Débarre declaró a Nature: “Básicamente, [son] las que llevábamos esperando un año”.

Ella y sus colegas descargaron aproximadamente medio terabyte de secuencias genéticas de unas cincuenta muestras diferentes que incluían desagües, puestos de mercado y carritos, así como el suelo del mercado de Huanan. Lo sorprendente fue haber encontrado secuencias genéticas de varios animales.

Las autoridades chinas habían negado la existencia de tales animales salvajes conocidos por ser susceptibles al SARS-Cov-2 y capaces de funcionar como hospedadores intermediarios potenciales para un contagio zoonótico a seres humanos. Pero un artículo publicado el 7 de junio de 2021 en Nature bajo el título “Ventas de animales de los mercados húmedos de Wuhan inmediatamente antes de la pandemia de COVID-19”, informaba que entre mayo de 2017 y noviembre de 2019 se habían vendido unos 47.381 animales individuales de 38 especies (incluyendo 31 especies protegidas).

El documento señaló además que no se comercializaron pangolines allí, lo que respaldó un hallazgo anterior de que no era probable que estos animales hubieran causado el contagio a las poblaciones humanas. El Dr. Peter Daszak había explicado que “era dudoso que esta especie desempeñara un papel en el brote. Tenemos que seguir buscando el reservorio original”. Como presidente de EcoHealth Alliance, Daszak lleva más de dos décadas trabajando incansablemente en la cuestión de los posibles patógenos pandémicos. Se ha convertido en el blanco de los ataques de derechistas que promueven teorías conspirativas porque su grupo tenía conexiones colegiales con el Instituto de Virología de Wuhan.

De hecho, el presente informe corrobora que no se ha encontrado ADN de pangolín. Sin embargo, sí se encontraron muestras de ADN de cinco especies diferentes de fauna salvaje: perro mapache, puercoespín malayo, erizo de Amur, civeta de palma enmascarada y rata de bambú.

El gráfico muestra dónde se han encontrado muestras de ADN de animales salvajes mezclado con ARN de SARS-CoV-2 en el mercado húmedo de Wuhan

Débarre y sus colegas escribieron que cuando notificaron al antiguo jefe del CDC chino, George Gao, el 10 de marzo de 2023, que habían encontrado especies animales vinculadas al SARS-CoV-2 en las muestras genéticas, las secuencias dejaron de estar disponibles al día siguiente y el CCDC se negó a responder a las preguntas. Los investigadores del CNRS también fueron amonestados por la Secretaría del GISAID por un supuesto incumplimiento de las condiciones de uso y se les suspendieron los privilegios, hasta que se plantearon objeciones de que no se habían violado las condiciones de uso.

El CDC chino había dicho en un informe de febrero de 2022 sobre su investigación prepublicada que no se habían identificado animales infectados tras el cierre del mercado el 1 de enero de 2020.

Como se indicaba en el informe del CCDC: “Presentamos aquí los resultados sobre la detección del SARS-CoV-2 en 1.380 muestras recogidas en el medio ambiente y en los animales dentro del mercado a principios de 2020. Mediante RT-qPCR específica del SARS-CoV-2, 73 muestras ambientales dieron positivo para el SARS-Cov-2 y se aislaron con éxito tres virus vivos... En cambio, no se detectó ningún virus en los hisopos de animales de 18 especies del mercado. Los ácidos nucleicos del SARS-CoV-2 en las muestras ambientales positivas mostraron una correlación significativa de abundancia de Homo sapiens con el SARS-CoV-2. En resumen, este estudio aportó pruebas convincentes de la prevalencia del SARS-CoV-2 en el mercado de marisco de Huanan durante la fase inicial del brote de COVID-19”.

El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue informada de los hallazgos del grupo de Débarre. Al día siguiente, los destacados epidemiólogos Michael Worobey, Edward Holmes y Kristian Andersen se reunieron con algunos de los miembros de la SAGO (Grupo de Asesoramiento Científico sobre el Origen de Nuevos Patógenos, convocado por la OMS) para revisar los hallazgos.

Como señala el comentario introductorio del informe publicado: “No podemos comentar los hallazgos del equipo del CCDC, ya que son ellos quienes deben compartirlos, pero algunos hallazgos de nuestros análisis ya se han compartido en los medios de comunicación y en declaraciones públicas de la OMS. Esta reunión constituye uno de los diversos esfuerzos por establecer una relación de colaboración con nuestros colegas del CCDC para compartir datos y hallazgos lo más rápidamente posible”.

Además, Débarre reconoce la importante labor realizada por el CCDC al afirmar: “Hicieron lo que había que hacer. No tendríamos estos datos si no fuera por su trabajo”. Detrás de sus comentarios está la necesidad de abordar la cuestión del origen a través de la colaboración científica y abierta, en lugar de la demonización imperialista de derechas sobre China que se está intensificando una vez más.

Si bien se sabe que los ancestros del SARS-CoV-2 se originaron en los murciélagos, la forma en que el coronavirus pasó a las poblaciones humanas es una cuestión crítica que los científicos han intentado estudiar en el laboratorio desde la epidemia de SARS de hace dos décadas. En el área de investigación ha sido fundamental identificar los virus relacionados con el SARS-CoV-2 más recientes. Además, es fundamental la investigación de características tan específicas como el sitio de clivaje de la furina y los mecanismos de adaptación que estos virus evolucionan para saltar a otras especies. Al parecer, la adquisición de tales características genéticas es más frecuente de lo que se creía.

Se trata de una cuestión de importancia tanto política como científica, porque los teóricos conspirativos de derecha han intentado sacar partido de la falta de comprensión de las complejidades científicas para sugerir que el sitio de escisión de la furina tuvo que ser diseñado especialmente en un laboratorio y no pudo haber evolucionado de forma natural.

Un informe de 2021 sobre la diversificación y distribución global de los sitios de escisión de furina en los coronavirus encontró que al menos “86 tipos de sitios de escisión de furina se han detectado en cepas de tres géneros de coronavirus en 24 hospedadores animales en 28 países desde 1954, incluyendo al menos 25 tipos en betacoronavirus registrados en los años 1988-2019 en 14 países”. La mayoría de ellos podrían causar amenazas inesperadas para los seres humanos u otros mamíferos. Cuatro de los siete coronavirus que se sabe que infectan a los seres humanos llevan sitios de escisión de furina, incluyendo dos con baja patogenicidad (HCoV-OC43 y HCoV-HKU1) y dos virus zoonóticos altamente patógenos (MERS-CoV y SARS-CoV-2).”

Y añadieron: “Además, la evidencia de un intercambio frecuente de motivos de sitios de escisión de furina entre los tres géneros de coronavirus indica que las frecuencias de recombinación de los sitios de escisión de furina de los coronavirus pueden haber sido subestimados”.

Representación gráfica del sitio de escisión de la furina en el SARS-CoV-2 comparando el mismo lugar en los coronavirus del murciélago y del pangolín

En los primeros días de febrero de 2020, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), el director de los NIH, Francis Collins, y el Dr. Jeremey Farrar, entonces director del Wellcome Trust, reunieron a un equipo internacional de destacados virólogos y científicos para estudiar la cuestión de la procedencia del COVID-19, lo que finalmente dio lugar al estudio de importancia crítica y aún relevante titulado “El origen próximo del SARS-CoV-2”.

Tras una gran cantidad de debates y análisis de los datos existentes, los científicos escribieron: “Nuestros análisis demuestran claramente que el SARS-CoV-2 no es un producto de laboratorio ni un virus manipulado a propósito”.

Lo más extraordinario es la lista de autores del informe que han estado en la vanguardia de los estudios sobre el tema, entre ellos varios directamente implicados en esta cuestión a finales de enero de 2020, cuando plantearon por primera vez su preocupación de que el nuevo coronavirus pudiera haber sido creado mediante bioingeniería. Pero su investigación les convenció de lo contrario.

Concluyeron: “Aunque las pruebas demuestran que el SARS-CoV-2 no es un virus manipulado a propósito, actualmente es imposible probar o refutar las otras teorías de su origen descritas aquí [diversas nociones de cómo se produjo la transferencia zoonótica]. Sin embargo, dado que observamos todas las características notables del SARS-CoV-2, incluyendo el RBD [Receptor Binding Domain] optimizado y el sitio de clivaje polibásico [Furin Cleavage Site], en coronavirus relacionados en la naturaleza, no creemos que sea plausible ningún tipo de escenario basado en el laboratorio”.

Señalaron: “Más datos científicos podrían inclinar la balanza de las pruebas a favor de una hipótesis sobre otra. La obtención de secuencias virales relacionadas a partir de fuentes animales sería la forma más definitiva de revelar los orígenes virales”.

A pesar de la continua acumulación de pruebas que corroboran la propagación zoonótica del SARS-CoV-2, las muy provocadoras y malintencionadas audiencias del Congreso celebradas el 8 de marzo sobre los orígenes del COVID intentaron dar credibilidad política y legitimidad a la reaccionaria teoría conspirativa de que el virus que causa el COVID fue creado mediante bioingeniería y que salió del Instituto de Virología de Wuhan.

Esta semana el presidente Joe Biden firmó la Ley del Origen de COVID-19 de 2023, un proyecto de ley patrocinado por el senador republicano fascistizante Josh Hawley de Missouri. Esta nueva legislación, que fue aprobada anteriormente por el Senado y la Cámara de Representantes y cuenta con el apoyo unánime de ambos partidos, ordena a la directora de Inteligencia Nacional que desclasifique en un plazo de 90 días toda la información pertinente relativa al Instituto de Virología de Wuhan y al COVID-19.

Según todos los indicios, la desclasificación de los datos de inteligencia de baja confianza, se formulará en los términos más obvios y malignos. Independientemente del peso de las pruebas que se sigan descubriendo, las élites gobernantes de Washington aprovecharán la oportunidad para utilizar la falsa teoría de la conspiración de una fuga de laboratorio para promover su agenda antichina.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de marzo de 2023)

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