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Las consecuencias de la quiebra del banco de Silicon Valley suscitan una mayor preocupación por el sistema financiero

A pesar de que ayer amainó un poco la agitación que ha afectado a los mercados en las dos últimas semanas —las acciones del Deutsche Bank subieron tras las fuertes caídas de la semana pasada y el First Citizens Bank adquirió el malogrado Silicon Valley Bank—, cada vez se reconoce más que están saliendo a la superficie problemas muy arraigados en el sistema financiero.

El First Citizens Bank, con sede en Carolina del Norte, comprará el Silicon Valley Bank, la entidad financiera centrada en la industria tecnológica que quebró a principios de mes. [AP Photo/Richard Vogel]

Su causa inmediata es la actuación de la Reserva Federal en respuesta a la crisis financiera mundial de 2008 y la congelación de los mercados de marzo de 2020, cuando el banco central inyectó billones de dólares en el sistema financiero para evitar un colapso total.

Logró este objetivo, pero sólo por los pelos, y sus acciones crearon las condiciones para el estallido de la crisis subyacente en una nueva forma.

Mientras que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha caracterizado al SVB como un 'caso atípico', y el vicepresidente de la Reserva Federal, Michael Barr, trató de retratar sus problemas como el resultado de una mala gestión en su testimonio de ayer ante el Congreso, su desaparición es la expresión de la profundización de los problemas en el sistema financiero que están siendo expuestos por el fin del régimen de dinero ultra barato que prevaleció desde 2008 hasta 2022.

Cuando el dinero estaba disponible prácticamente gratis, el SVB se atiborró de bonos del Tesoro estadounidense y otros activos supuestamente seguros. Pero como consecuencia de las subidas de los tipos de interés de la Fed durante el año pasado, su valor de mercado cayó por debajo de su valor contable. Esto supuso incurrir en pérdidas reales cuando hubo que venderlos para hacer frente a las demandas de efectivo de los depositantes.

Reconociendo que, lejos de ser un caso aislado, la crisis del SVB era la expresión más nítida del empeoramiento de la situación de una franja de bancos de tamaño medio que, en conjunto, desempeñan un papel fundamental en la economía y el sistema financiero de EE.UU., la Reserva Federal instituyó a principios de este mes un nuevo mecanismo de préstamo para los bancos.

Permitía a los bancos obtener un préstamo utilizando sus bonos del Tesoro a su valor contable, en lugar de a su valor de mercado, evitando así la necesidad de venderlos con pérdidas para satisfacer las demandas de efectivo de los depositantes.

Y, según los datos de la Reserva Federal, esta facilidad está siendo ampliamente utilizada. La semana pasada, los bancos tomaron prestados un total de $163.900 millones, sólo ligeramente por debajo de los $164.800 millones que tomaron prestados la semana anterior, en comparación con el préstamo semanal normal de unos $10.000 millones.

Pero, al parecer, ni siquiera estas medidas son suficientes, y la Reserva Federal está estudiando formas de ampliarlas, según un informe de Bloomberg.

El foco inmediato de preocupación es el destino del First Republic Bank, que corre el riesgo de seguir el mismo camino que el SVB y el fracasado Signature Bank. Y ello a pesar de haber depositado en él $30.000 millones en una operación en la que participaron 11 grandes bancos, organizada por el consejero delegado de JPMorgan, Jamie Dimon, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, la semana pasada. Las acciones de First Republic se han desplomado más de un 90% este mes.

Dado que no está autorizada a tomar medidas con respecto a bancos concretos, la Fed tiene que diseñar el nuevo mecanismo de modo que esté disponible para todos, pero elaborado de tal manera que First Republic pueda beneficiarse.

Además de los problemas de liquidez y solvencia de los bancos, el agravamiento de la crisis está provocando un caos en el mercado de bonos del Tesoro de $22 billones, especialmente en su extremo más corto.

Un artículo de Joe Rennison en el New York Times del pasado viernes expresaba algunas de las preocupaciones.

'En el mercado de bonos del Estado, típicamente tranquilo, los inversores se han visto sacudidos por algunas de las condiciones comerciales más caóticas que jamás hayan visto, afianzando las preocupaciones sobre la economía en general desde el colapso del Silicon Valley Bank', escribió, señalando que la volatilidad golpeó 'en el corazón' del sistema financiero.

En las dos últimas semanas, el rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años ha oscilado entre 0,3 y 0,7 puntos porcentuales cada día. En condiciones supuestamente 'normales', las variaciones diarias son una fracción ínfima de esta cantidad.

Como dijo Sonal Desai, director de inversiones de Franklin Templeton Fixed Income: 'Son movimientos monstruosos para un solo día'.

Otro estratega financiero, citado en el artículo, dijo que nunca había pasado por lo que estaba viendo ahora, que era 'fuera de serie'.

Se está haciendo imposible ignorar el hecho de que la forma inmediata de la crisis hunde sus raíces en las actuaciones previas de los gobiernos y la Reserva Federal a la hora de montar operaciones de rescate y salvamento.

En un artículo publicado en el Financial Times (FT), el analista financiero Ruchir Sharma, actual presidente de Rockefeller International, afirmó que, si bien es políticamente imposible que los gobiernos no organicen rescates, el 'problema de la bola de nieve' lo han creado ellos mismos.

'Las últimas décadas de dinero fácil crearon mercados tan grandes — cinco veces más grandes que la economía mundial— y tan entrelazados, que la quiebra incluso de un banco mediano entraña el riesgo de un contagio mundial'.

Una de las justificaciones aducidas por la Reserva Federal para su programa de relajación cuantitativa iniciado tras la crisis de 2008, cuyo objetivo era permitir que continuara la especulación con el dinero prácticamente gratis que proporcionaba, es que daría un estímulo a la economía real subyacente.

Sharma citó cifras que desmienten esta ficción.

'Los rescates', escribió, 'han llevado a una mala asignación masiva de capital y a un aumento del número de empresas zombis, que contribuyen poderosamente a debilitar el dinamismo empresarial y la productividad. En EE.UU., el crecimiento de la productividad total de los factores cayó a sólo el 0,5% después de 2008, frente a alrededor del 2% entre 1870 y principios de la década de 1970'.

El veterano analista financiero y exbanquero australiano Satyajit Das, ha discrepado de las declaraciones de las autoridades sobre la estabilidad del sistema bancario en una columna del New Indian Express, recogida por el Australian Financial Review .

'Si las autoridades están en lo cierto', escribió, 'entonces ¿por qué evocar la 'exención por riesgo sistémico' para garantizar a todos los depositantes de los bancos en quiebra? Si hay liquidez para hacer frente a las retiradas, entonces ¿por qué la logorrea [excesiva y a menudo incoherente locuacidad o palabrería] sobre la suficiencia de fondos? Si todo va bien, entonces ¿por qué los bancos estadounidenses han pedido prestados $153.000 millones a un punitivo 4,75% en la ventanilla de descuento, una cantidad mayor que en 2008-09?'.

Existe una gran incertidumbre sobre cómo se desarrollará la crisis actual. Pero una cosa es segura: habrá una contracción del crédito que afectará a todas las áreas de la economía en todo el mundo.

Un editorial del FT, publicado el fin de semana y que resume la crisis hasta el momento, afirma que esto ocurrirá incluso si no se derriban más bancos.

'El aumento de los tipos de interés ya ha reducido drásticamente los préstamos a la economía real, y es probable que los bancos eleven aún más sus criterios de concesión de préstamos en respuesta a los recientes acontecimientos. El sector inmobiliario parece especialmente vulnerable. Si el crédito se restringe significativamente, es posible que se produzca una espiral de caída de precios e impagos. ... Los valores respaldados por hipotecas en manos de los bancos ya se están viendo afectados, con lo que se corre el riesgo de que el ciclo se refuerce a sí mismo'.

Los poderes fácticos, que nunca reconocen una crisis hasta que se desploma sobre sus cabezas, con la esperanza de evitar que las masas trabajadoras saquen las conclusiones necesarias sobre el carácter tóxico del sistema de beneficios bajo el que viven, están intentando hacer pasar la crisis como una mera fase pasajera.

Pero esta ficción se ha desgastado tanto que el editorial del FT tuvo que concluir: 'Más que un bache, este episodio podría ser una señal de lo que está por venir'.

(Publicado originalmente en inglés el 27 de marzo de 2023)

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