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El gigante inmobiliario chino Evergrande más cerca del colapso

El destino del promotor inmobiliario chino Evergrande, muy endeudado, cuelga de un hilo mientras se intenta reconducir su reestructuración antes de que se inicie el procedimiento de liquidación en un tribunal de Hong Kong el 30 de octubre.

Un hombre pasa en bicicleta eléctrica junto a un edificio residencial en construcción en Pekín el 5 de junio de 2023. [AP Photo/Andy Wong]

El proceso de reestructuración de la empresa, que al parecer tiene una deuda equivalente a más de 300.000 millones de dólares, lleva más de un año en marcha tras el impago de sus bonos a finales de 2021.

Las autoridades están ansiosas por evitar una liquidación, ya que puede desencadenar una carrera de acreedores para hacerse con lo que puedan del cadáver de la empresa en quiebra. Esto puede tener consecuencias imprevisibles que repercutan en todo el sistema financiero.

Por eso se han hecho esfuerzos considerables para intentar llevar a cabo una reestructuración.

La semana pasada, estos esfuerzos se vieron descarrilados por dos desarroyos: la incapacidad de una compañía subsidiaria para hacer frente al pago de un bono y el anuncio de que el fundador y presidente de Evergrande, Hui Ka Yun, estaba siendo investigado por las autoridades. Podría enfrentarse a cargos penales, aún sin especificar, pero que se cree que están relacionados con intentos de transferir dinero al extranjero.

Nacido en la pobreza rural y criado por su abuela, Hui, que ahora tiene 64 años, fundó la empresa en 1996 y se convirtió en multimillonario gracias al auge inmobiliario y de la propiedad en China, ascendiendo a un alto cargo dentro del gobernante Partido Comunista.

En un discurso pronunciado en 2018, destacó las íntimas conexiones entre el PCCh y la oligarquía financiera.

Con una fortuna en aquel momento estimado en casi 44.000 millones de dólares, dijo: 'Todo lo que tengo y todo lo que el Grupo Evergrande ha logrado fueron dotados por el partido, el Estado y toda la sociedad'.

En julio de 2021, fue uno de los invitados al escenario de la plaza de Tiananmen durante la celebración del centenario de la fundación del Partido Comunista.

Pocos meses después de alcanzar ese pináculo, Evergrande había dejado de pagar sus deudas y su rápida caída estaba en marcha.

Se puso en marcha por la decisión del gobierno en 2020 de tomar medidas drásticas contra las políticas de dinero fácil que lo había llevado a la elevación de Evergrande y otros promotores inmobiliarios.

El modelo de negocio de Evergrande no era exactamente un esquema Ponzi, pero casi, porque dependía de la entrada continua de crédito. El plan funcionó cuando las cosas iban bien y fracasó cuando no. Pedía dinero prestado para financiar proyectos y los compradores de viviendas solían pagar por adelantado antes de que los proyectos estuvieran terminados. Este dinero, junto con los fondos prestados, se utilizaron para financiar otros desarroyos.

El modelo siguió funcionando mientras los precios de los apartamentos siguieron subiendo y el crédito era libre.

Sin embargo, las autoridades chinas empezaron a temer que el crecimiento de la deuda fuera tan grande que amenazara la estabilidad del sistema financiero. Al instaurar el nuevo régimen, el presidente chino Xi Jinping insistió en que las viviendas eran para vivir en ellas, no para especular.

También hubo una dimensión política en las medidas del gobierno, como se vio en la represión simultánea de los principales gigantes tecnológicos. Reflejaba el temor a que, con un mayor poder financiero, los oligarcas adquirieran una mayor influencia política que pudiera socavar la estabilidad del régimen.

Como analizó el World Socialist Web Site en 2018, cuando Xi pasó a adquirir poder más allá de los dos mandatos normales como presidente y gobernar indefinidamente, se estaba convirtiendo en un régimen bonapartista con 'características chinas' que buscaba el equilibrio entre fuerzas en conflicto.

Bajo condiciones de desaceleración del crecimiento, defendió los intereses de la oligarquía en su conjunto frente a la clase obrera, mientras reforzaba el aparato estatal frente a la creciente belicosidad del imperialismo estadounidense. Al mismo tiempo, trató de regular y controlar los diferentes intereses dentro de la propia oligarquía.

Ahora, la creciente crisis del mercado inmobiliario ha agravado las tensiones económicas y financieras. Sería suficientemente significante si Evergrande fuera un caso aislado. Pero es la expresión de una crisis en todo el sector inmobiliario y de la propiedad que, si se consideran todas sus interconexiones, representa alrededor del 25 por ciento de la economía china.

El impacto de Evergrande por sí solo lo indica el hecho de que ha reconocido que aún debe a los proveedores de materiales de construcción el equivalente a 82.000 millones de dólares.

Desde su desaparición, otro gran promotor, Country Garden, ha pasado a estar en el punto de mira tras experimentar problemas en el pago de su deuda a pesar de que se le consideraba seguro. También se han hundido otros muchos promotores de menor envergadura.

Una de las cuestiones claves a las que se enfrenta el gobierno y los reguladores financieros es hasta dónde llegará la crisis inmobiliaria en el sistema financiero.

Como informaba recientemente el New York Times 'El sistema bancario gigante de China, el mayor del mundo, está muy expuesto a la crisis inmobiliaria: casi el 40% de todos los préstamos bancarios están relacionados con la propiedad. La presión está aumentando sobre esos bancos a medida que docenas de promotores inmobiliarios han incumplido o no han pagado sus bonos en el extranjero...'

Se han establecido paralelos con la crisis estadounidense de 2007-2008, que tuvo su origen en el mercado inmobiliario. Sin embargo, hay diferencias significantes. La crisis estadounidense se desencadenó por la especulación en el mercado de valores, mientras que el problema en China son los préstamos que no se pueden devolver.

También hay que añadir el factor de la implicación estatal en el sistema bancaria china, que proporciona cierto grado de apoyo.

Esto no quiere decir que no haya problemas graves.

Como señalaba el NYT en enero, poco antes de dimitir, el vicepresidente chino alternativo Liu He declaró en el Foro Económico Mundial de Davos que la crisis inmobiliaria podría acarrear graves problemas.

'Si no se gestionan adecuadamente, es probable que los riesgos del sector inmobiliario desencadenen riesgos sistémicos; por eso hay que tomar medidas rápidas para hacerles frente', afirmó.

Un canal a través del cual podrían surgir esos riesgos es el llamado sistema bancario alternativo, donde ya se han producido problemas. Uno de los bancos más sombrios, Xinhua Trust, se quebró en mayo al no materializarse las expectativas de respaldo gubernamental.

Otro banco alternativo, Zhongrong, un fondo fiduciario, está a punto de quebrar tras no haber pagado a 150.000 inversores. Cuenta con inversiones de clientes por valor de 136.000 millones de dólares. En total, el sistema bancario alternativo gestiona unos 4,5 billones de dólares.

Un reciente análisis en The Economist resumía la situación de la siguiente manera: 'El riesgo de contagio es alto porque los préstamos de los trusts son omnipresentes y la inversión en ellos produce lazos enmarañados. También han concedido préstamos a proyectos de los gobiernos locales, y ahora ciudades y provincias de toda China luchan por devolver sus deudas, que se calcula que habrán alcanzado los 12 billones de dólares a finales de 2022'.

La política del gobierno y las autoridades financieras en este momento parece ser reestructurar las deudas y asegurar su devolución a más largo plazo. Ésa era, al menos, la estrategia con respecto a Evergrande, que iba a emitir nuevos bonos como parte de un plan de reestructuración, pero ese plan se vino abajo cuando una subsidiaria entró en quiebra.

La esperanza en el sector inmobiliario y entre sus financiadores es que el Gobierno intervenga directamente, pero hasta ahora hay pocos indicios de ello.

Como declaró al NYT Lestor Ross, director gerente de la oficina de Pekín del bufete jurídico estadounidense Wilmer Hale: 'El sistema está llevando esto adelante, esperando y esperando y esperando algún tipo de rescate, y no ha llegado'.

(Publicado originalmente en inglés el 4 de octubre de 2023)

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