El nombramiento de Michel Barnier como primer ministro por parte del presidente Emmanuel Macron representa una ruptura histórica de la democracia francesa. Macron se negó a seleccionar a un primer ministro del Nuevo Frente Popular (NFP) de Jean-Luc Mélenchon, que ganó las elecciones del 7 de julio. En cambio, después de siete semanas de negociaciones, nombró un Gobierno minoritario de derecha que será el primero en Francia desde el régimen colaboracionista nazi de Vichy en contar con el apoyo de la extrema derecha.
El partido Reagrupamiento Nacional (RN) de extrema derecha ha declarado su apoyo a Barnier, un defensor de la alianza de la OTAN, de las políticas de austeridad profundas de la Unión Europea (UE) y de medidas violentas contra los inmigrantes, incluyendo una prohibición de cinco años de la inmigración a Francia.
Las negociaciones sin precedentes de siete semanas para formar el nuevo Gobierno tenían como objetivo privar de derechos al electorado e imponer políticas rechazadas por los trabajadores en Francia e internacionalmente. El llamado de Macron a enviar tropas de la OTAN a Ucrania para combatir a Rusia enfrenta una oposición del 89 por ciento en toda Europa occidental, y sus recortes a las pensiones para financiar una expansión del ejército fueron impuestas el año pasado a pesar de huelgas masivas y el rechazo del 91 por ciento de la población. Sin embargo, los bancos y la maquinaria militar y policial cerraron filas detrás de un Gobierno de extrema derecha para forzar la guerra y la austeridad.
Hoy se convocan protestas contra el Gobierno, y se está gestando un explosivo conflicto de clases mientras Barnier prepara un draconiano presupuesto de austeridad. Las encuestas muestran que el 57 por ciento de los franceses desconfían de Barnier, y el 74 por ciento cree que Macron ignoró las elecciones. Sin embargo, para luchar contra el régimen de Macron-Barnier, los trabajadores deben sacar conclusiones políticas críticas, sobre todo, el callejón sin salida representado por Mélenchon y el NFP, que sirvieron como facilitadores de Macron.
A lo largo del verano, el NFP se abstuvo de movilizar a los millones de trabajadores que votaron por la coalición. Como advirtió el Parti de l'égalité socialiste (PES; Partido Socialista por la Igualdad), la formación del NFP por parte del partido Francia Insumisa (LFI) de Mélenchon, el Partido Socialista (PS) burgués, Los Verdes y el Partido Comunista Francés (PCF) estalinista no fue un paso adelante sino una trampa para los trabajadores. Tras los comicios del 7 de julio, el PES escribió :
Sin embargo, el NFP está virando bruscamente a la derecha tras las elecciones, como producto de su propia estrategia electoral oportunista y ruinosa. Se alió con Macron contra RN, retirando a sus propios candidatos para reforzar a Ensemble y Macron. Tras las elecciones, Mélenchon se ha concentrado por completo en negociar con las fuerzas de derechas del Estado capitalista, pidiendo repetidamente a Macron que lo nombre primer ministro, a lo que Macron se ha negado.
Los acontecimientos confirmaron la evaluación del PES del carácter reaccionario de la estrategia de Mélenchon. Al desmovilizar a los trabajadores y promover falsamente a Macron como un oponente democrático del neofascismo, le dio tiempo a Macron para armar un Gobierno de derecha basado en una alianza de facto entre Ensemble y RN.
Las figuras como Mélenchon y las organizaciones como el NFP cumplen una función definida: proporcionar una cubierta política al aparato estatal y a la clase dominante mientras se precipitan violentamente hacia la derecha y bloquear la intervención política independiente de la clase trabajadora con base en su propio programa.
Mélenchon y el NFP tienen sus contrapartes en todos los principales países capitalistas: Jeremy Corbyn en Reino Unido, el partido La Izquierda en Alemania, Bernie Sanders y Alexandria-Ocasio Cortez en los Estados Unidos. En todos los casos, el papel de estas figuras y partidos es facilitar el desplazamiento hacia la derecha de todo el sistema político.
Se debe preparar y construir una contraofensiva de huelgas y protestas en la clase trabajadora, movilizando la oposición de izquierda a este presidente y Gobierno ilegítimos. La vasta oposición objetivamente revolucionaria al orden existente en la clase trabajadora debe librarse de la camisa de fuerza del NFP y sus aliados en las burocracias sindicales.
El año pasado, las encuestas mostraron que una gran mayoría del pueblo francés apoyaba una huelga general para detener los recortes de pensiones de Macron y derrocar su Gobierno, en medio de una ira explosiva por la represión de las protestas cuando Macron impuso los recortes sin siquiera una votación en el Parlamento. Sin embargo, las burocracias sindicales, respaldadas por Mélenchon, simplemente finalizaron las huelgas después de que el poder judicial aprobara los recortes. Esto allanó el camino para una escalada continua de la guerra y un giro acelerado hacia la extrema derecha en la política oficial francesa.
La supresión de la lucha de clases que los partidos que componen el NFP han impuesto por décadas permite al RN usar una demagogia reaccionaria y antiinmigrante para canalizar la ira social. La promoción del populismo y el nacionalismo de Mélenchon, quien se opone a una lucha internacional de la clase trabajadora contra el capitalismo, también ayuda al RN a presentarse como una opción aparentemente aceptable para los trabajadores hartos de las traiciones del PS, el PCF y Mélenchon. Esto se resume en la declaración de Mélenchon de 2022 de que estaría dispuesto a servir como primer ministro bajo un presidente neofascista.
La clase trabajadora no puede defender la democracia y oponerse al violento giro hacia la derecha del establishment capitalista tratando de llevar al poder al NFP, que buscaría alcanzar acuerdos con Macron y el RN. Se debe construir un movimiento en la clase obrera contra el fascismo, la guerra imperialista y el capitalismo, basado en una lucha internacional por el poder obrero y por el socialismo.
Esto requiere construir organizaciones de base y de lucha en la clase trabajadora, independientes de las burocracias sindicales vinculadas al NFP, avanzando un programa genuinamente revolucionario. El PES propone las siguientes reivindicaciones:
¡No a la guerra imperialista! ¡Detenga n la guerra con Rusia, desmantele n la OTAN y retire n las tropas francesas de África y Oriente Próximo!
La intensificación de la guerra de la OTAN contra Rusia, que es un conflicto rechazado por la abrumadora mayoría de la población, debe detenerse. El presupuesto militar que Macron impuso el año pasado para pagar por esta guerra, y que se financió mediante sus recortes de pensiones, debe ser rescindido. Francia debe abandonar la alianza militar de la OTAN como parte de una lucha internacional de la clase trabajadora para desmantelar la OTAN y detener las guerras imperialistas, incluidas las guerras de Francia en su antiguo imperio colonial en Oriente Próximo y África.
¡Detengan el genocidio en Gaza ! ¡No a la persecución de los opositores al genocidio!
Los trabajadores en Francia e internacionalmente deben bloquear la producción y entrega de armas al régimen israelí. Los funcionarios israelíes acusados de genocidio por tribunales internacionales, así como los funcionarios franceses y de la OTAN cómplices de este genocidio, deben ser procesados. La persecución de los opositores al genocidio en Gaza por cargos de antisemitismo debe terminar, y los trabajadores deben oponerse a los intentos de las fuerzas de extrema derecha de utilizar su apoyo al genocidio del régimen israelí para posicionarse falsamente como amigos de los judíos y opositores del antisemitismo.
¡Eliminen la presidencia ejecutiva de Francia!
El largo historial de represión violenta y arrestos masivos de Macron contra los participantes de las huelgas y protestas muestra que la presidencia ejecutiva es el centro neurálgico de un emergente Estado policial. La rápida aparición de la extrema derecha en el centro de la política oficial francesa y europea revela el peligro claro y presente de que esta máquina se convierta en una dictadura fascistizante. La presidencia ejecutiva debe disolverse, junto con las unidades antidisturbios y la policía militar de Francia.
¡Alto a la persecución de refugiados e inmigrantes! ¡Por la unidad internacional de la clase trabajadora!
La movilización de la clase obrera requiere una hostilidad irreconciliable a los intentos de la burguesía de dividirla incitando al nacionalismo. Los trabajadores deben luchar contra las medidas fascistizantes que se han vuelto generalizadas en Francia y la UE como las prohibiciones y la persecución de inmigrantes, la construcción de campos de detención masivos para refugiados y las leyes humillantes que prohíben la vestimenta musulmana, incluyendo aquellas apoyadas por el NFP.
¡Deroguen los recortes de pensiones de Macron! ¡Incauten los rescates bancarios! ¡Miles de millones para empleos y programas sociales!
Los recortes ilegítimos a las pensiones llevados a cabo por Macron deben ser rescindidos, y los trabajadores deben rechazar la mentira de que no hay dinero para empleos y programas sociales. Los billones de euros en fondos públicos saqueados por la UE para rescatar a la aristocracia financiera en las últimas décadas deben ser incautados y utilizados para satisfacer las necesidades sociales de la clase trabajadora francesa y europea. Esto requiere la movilización de los trabajadores y el establecimiento de organizaciones democráticas de base en cada lugar de trabajo para tomar el control de la vida económica de las manos de los mercados financieros y el Estado policial.
¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Los mejores aliados de los trabajadores en Francia contra la guerra, el fascismo, el genocidio, la austeridad y el capitalismo son los trabajadores de toda Europa e internacionalmente. Mientras Barnier prepara salvajes medidas de austeridad coordinadas con otros Gobiernos de la UE, la clase trabajadora europea necesita estar políticamente unida en una lucha contra la austeridad y el capitalismo.
El Parti de l'égalité socialiste, la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, está construyendo una dirección socialista en la clase obrera, que debe tener como objetivo la conquista del poder, la abolición de las instituciones estatales existentes y el establecimiento de un Estado obrero, para reorganizar la vida social y económica sobre la base de la necesidad social, no el lucro privado.
Esta ofensiva revolucionaria de la clase obrera debe desarrollarse como un movimiento europeo e internacional, reemplazando la Unión Europea capitalista por los Estados Unidos Socialistas de Europa.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de septiembre de 2024)