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La lucha de Trotsky por fundar la Cuarta Internacional 1933-1938

Desde que fundó la Oposición de Izquierda en 1923, Trotsky insistió, pese a los crímenes de la dirección estalinista, en que la lucha por reformar la Internacional Comunista y ganar a sus partidos de vuelta al programa revolucionario de sus primeros cuatro congresos no podía abandonarse de forma prematura. Pero la llegada al poder de los nazis en Alemania en 1933, lo cual fue facilitado por las políticas desastrosas de Stalin, exigía reconsiderar esta política.

En los meses siguientes, Trotsky esperó a alguna crítica de las políticas de Stalin en cualquier partido del Comintern. El 7 de abril de 1933, el Comintern apoyó las políticas del Partido Comunista de Alemania. Trotsky concluyó que era necesario un curso nuevo. El establecimiento de un nuevo partido revolucionario mundial era una necesidad histórica. Dedicó el resto de su vida a esta lucha.

Produjo aún más fundamentos para esta concepción por medio de su análisis del régimen soviético en su obra monumental, La revolución traicionada. Los intereses materiales de la burocracia estalinista se oponían irreconciliablemente a los de la clase trabajadora. No podía ser reformada, sino que había que derrocarla a través de una revolución política.

Los cinco años que transcurrieron entre 1933 y la fundación de la Cuarta Internacional en septiembre de 1938 fueron marcados por una lucha continua contra las organizaciones políticas centristas, particularmente en Europa, muchas de las cuales profesaban cierta simpatía hacia la perspectiva de Trotsky y algunas se declararon a favor de la Cuarta Internacional.

Trotsky en Coyoacán, México
Los juicios de Moscú y el genocidio político en la Unión Soviética

A lo largo de los años treinta, la burocracia contrarrevolucionaria en la Unión Soviética que encabezaba Iósif Stalin asesinó a prácticamente todos los líderes de la Revolución de Octubre. Los juicios fraudulentos contra los líderes bolcheviques fueron organizados entre 1936 y 1938.

Estos espantosos procesos, en que los acusados fueron obligados a denunciarse a sí mismos (tras falsas promesas de que dichas confesiones los salvarían a ellos y a sus familias), acabaron invariablemente en penas capitales llevadas a cabo en horas. 

Cientos de miles de socialistas, los representantes más avanzados de varias generaciones políticas de intelectuales y trabajadores marxistas, fueron exterminados físicamente. Casi un millón de personas fue asesinada en una ola de violencia contrarrevolucionaria entre 1936 y 1939. Esta liquidación, la cual confirmó en el sentido más directo la evaluación de Stalin hecha por Trotsky como el 'sepulturero de la revolución', fue un golpe a la consciencia revolucionaria de la clase obrera soviética de la cual la Unión Soviética nunca se recuperó.

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La vida y obra de Vadim Rogovin (1937-1998)

Sus obras más importantes fueron completadas tras la disolución de la URSS. A partir de 1992, comenzó a trabajar intensivamente en lo que sería una historia de siete volúmenes sobre la oposición revolucionaria marxista, encabezada por León Trotsky, a la degeneración estalinista de la URSS.

Cubriendo el periodo de 1923 a 1940, ¿Hubo una alternativa? de Rogovin es un estudio histórico sin par, indispensable para entender el régimen estalinista y la arraigada oposición socialista a su traición de los principios y programas de la Revolución de Octubre.

Rogovin documentó la inmensa popularidad de Trotsky, incluso después de su exilio de la Unión Soviética en 1929, y estableció que el principal propósito del terror sangriento de Stalin en los años treinta fue erradicar la influencia política de Trotsky.

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