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Wall Street Saquea Fondos de Pensión Argentinos

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Entre los aspectos más importantes pero menos conocidos de la actual crisis argentina es el saqueo de los fondos de pensión por parte del gobierno de Buenos Aires, los bancos locales y Wall Street. Billones de dólares en ahorros pertenecientes a empleados públicos y otros trabajadores han sido puestos de garantía bajo el “llamado patriótico” que intenta rescatar a la Argentina de un desfalco de $130 billones en deuda externa.

El peligro de desfalco ha generado pánico en el gobierno y la burguesía argentina. Con el fin de calmar a los inversores extranjeros, el presidente Fernando De La Rua aprovó en Julio pasado el impopular plan “déficit cero”, el cual disminuye los salarios y las pensiones en un 13% y aumenta ciertos impuestos.

Los trabajadores argentinos han respondido con una serie de paros de 24 horas que paralizaron la capital, centro metropolitano que cuenta con más de 12 millones de habitantes. Los maestros iniciaron una huelga el mismo día en que se iniciaba el año escolar. La ola de paros incluye trabajadores de hospitales y doctores. Los desempleados, que representan el 16% de la masa trabajadora, están bloqueando las carreteras todas las semanas. Estos también han ocupado oficinas del gobierno con duros enfrentamientos con la policía.

El jefe de la policía expresó su temor que la fuerza de 18 mil hombres, cuya mitad vive bajo el índice de la pobreza, deje de cumplir sus labores. Éste advirtió que sus hombres podrían desafiar las órdenes de reprimir al movimiento de los desempleados, diciendo que se trataba de una confrontación del “pobre contra el pobre”.

La crisis de confianza en el sistema financiero argentino ha afectado a todas los sectores de la población. El diario argentino El Clarín calculó que cerca a “$7.4 billones en depósitos, o casi el 9%” se perdieron en Julio, mientras los argentinos sacaban sus ahorros por temor a que el gobierno defalcara ante la deuda o devaluara la moneda, rompiendo así la paridad entre el peso y el dólar. Debido a los retiros, los bancos han perdido aproximadamente “$354 millones diarios,” de acuerdo a El Clarín.

La Década de los 90

Durante la década de 1990, el gobierno peronista de Carlos Menem puso en práctica un programa de privatizaciones, liberación y el Plan de Convertibilidad—vinculando el peso argentino directamente al dólar estadounidense—sosteniendo que tales medidas traerían prosperidad a la Argentina. Las medidas produjeron cuantiosas ganancias para los bancos extranjeros y enrriquecieron a una pequeña élite de banqueros y empresarios argentinos, pero esto se logró a costa de las masas.

Debido a que estas medidas han sido tomadas por los países llamados “mercados nacientes” durante la década pasada, la manera como los fondos de pensión argentinos han sido saqueados para salvar al país es una advertencia para los trabajadores de todo el mundo. Y los principales países capitalistas están preparando medidas similares, tal como la propuesta de George W. Bush de reformar la estructura de la Caja de Seguros para permitir que los trabajadores “apuesten” sus ahorros en el volátil mercado de valores.

Bajo condiciones de un crecimiento sostenido de los mercados de valores internacionales durante los 90, el programa político de Menem logró atraer la inversión extranjera. La privatización de empresas estatales le dio al gobierno billones de dólares en efectivo. En tanto que la corrupción “se tragó” una cantidad considerable, la venta de empresas permitió un crecimiento temporal. El PBI creció 8.7% en 1992, 6% en 1993 y 7.4% en 1994. Bajó 4.6% en 1995, parcialmente debido a la crisis mexicana, pero volvió a subir en 1977. La economía cayó dramáticamente con la crisis de Asia en 1998 y no se ha vuelto a recuperar desde esa fecha.

Una piedra angular del programa económico de Menem fue la creación de fondos de pensión privados—la Asociación de Fondos de Jubilación y Pensión, AFJP. El objetivo de las AFJPs era generar el ahorro doméstico básico para el crecimiento económico y la creación de empleos.

Pero en lugar de inversiones a largo plazo, la economía argentina fue dominada por el abuso de los mercados de valores y sus “fondos golondrina”; es decir, fondos que líbremente entran y salen del país. La eliminación de todas las restricciones a la inversión extranjera y a la repatriación de capital crearon las condiciones para que el capital extranjero haga una rápida ganancia y salga del país cuando la situación se ponga adversa. Esto hizo a la Argentina muy susceptible a las crisis internacionales.

Wall Street explota a las AFJP

Bajo estas reglas del juego, las AFJPs cayeron presas al deseo insasiable por las ganancias del capital extranjero y doméstico. Durante los últimos años, los fondos recibieron aproximadamente $300 millones de contribuciones mensuales. Este dinero de los trabajadores argentinos, que hoy llega a varios billones de dólares, fue invertido principalmente en la bolsa de valores de Buenos Aires y en bonos del gobierno. Gracias a las AFJPs, Argentina cuenta con el mercado de deuda mayor de todos los mercados nacientes.

A mediados de los 90, los bancos extranjeros ingresaron en el mercado argentino y ofrecieron productos económicos sofisticados que le permitieron a las AFJPs invertir en casi todos los mercados de valores mundiales. Wall Street se aprovechó de la falta de experiencia de los fondos de pensión en estos productos derivados. La superintendencia de las AFJPs calculaba incorrectamente el valor de dichos productos y permitía que los bancos extranjeros inflaran sus precios y lograran ganancias excesivas. (Si los bancos estadounidenses hubiesen vendido estos productos a los clientes de su propio país que no tenían experiencia, podrían haber sido enjuiciados, tal como Procter&Gamble y otros clientes le entablaron pleito a Bankers Trust.)

Los bancos argentinos también encontraron la manera de explotar a las AFJPs. Que la superintendencia errara en determinar el valor de sus productos permitió que los bancos locales pudieran financiarse a una tasa por debajo de LIBOR (es decir, una tasa por debajo a la reserva de depósitos en el mercado de eurodólares). Luego, los bancos invirtieron el dinero en fondos argentinos que pagan LIBOR más un spread significativo debido al riesgo que la Argentina. Representa. (El spread sobre LIBOR mide el riesgo de desfalco de un país. Cuanto mayor es el riesgo de desfalco, mayor el spread que un país tiene que pagar para recibir un préstamo.)

Esta operación financiera fue possible con la creación de los DIVAs (Depósitos de Interés Variable) que los bancos locales le vendieron a los fondos de pensión.

Un DIVA es esencialmente una apuesta en los mercados de valores. Si al plazo de dos años las acciones se aprecian, los fondos reciben enormes rendimientos, pero si las acciones bajan o se mantienen al mismo precio, los fondos reciben cero intereses en sus inversiones. El programa DIVA fue un acuerdo entre los bancos locales y extranjeros—los argentinos emitían el certificado de deuda y Wall Street se encargaba del rendimiento a la inversión. Como la mayoría de los DIVAs estaban ligados al índice de la bolsa de valores de Buenos Aires, el MERVAL, que viene cayendo de valor desde la crisis de Asia de 1998, un monto de aproximadamente $1 billón en DIVAs terminó generando cero intereses para las AFJPs.

En resumen, el resultado final del programa de DIVAs fue: (a) mientras el Plan de Convertibilidad se mantenía en pie, garantizando así la paridad entre el dólar y el peso, los bancos locales se financiaban como si hubieran sido riesgos tan seguros como el gobierno de los EE.UU., e invirtieron en mercados eemergentes—la Argentina—sin tomar el riesgo de mercado emergente y tomando todo el spread como ganancia, y (b) las AFJPs recibieron cero intereses en sus inversions.

La crisis de hoy

Como si el fraude de los DIVAs no fuera suficiente, el abuso de los fondos de pensión todavía continúa hoy día, con De La Rua pidiendo que las AFJPs jueguen un papel central para salvar al país. De los $4.8 billones que el gobierno planea recaudar para mantenerse a flote, la contribución principal recae sobre los fondos de pensión. El plan de De La Rua contempla una contribución de $2.3 billones procedientes de los fondos de los trabajadores argentinos.

De acuerdo a El Clarín, la contribución de las AFJPs “empezará en Agosto con $650 millones—$250 millones el 3 de Agosto, $150 millones el 9 de Agosto y $250 millones a fin de mes.”

“A cambio,” escribe El Clarín, los fondos “recibirán certificados de un fondo especial, con bonos argentinos siendo la mayoría de los activos. El programa vencerá en el 2006. Esta ingeniería financiera fue usada para permitir que los AFJPs invertieran en bonos por encima de los niveles impuestos por ley.”

Tal como los bancos extranjeros y locales abusaron de las AFJPs durante los años 90, ahora el gobierno argentino, bajo el manto del “patriotismo” planea explotar las cuentas de ahorros del pueblo argentino para evitar, o aplazar, el desfalco en la deuda exterior.

Los pensionistas argentinos no sólo sufrirán una reducción de 13% con el plan “déficit cero”, sino que los fondos de los cuales depende el bienestar de los jubilados están siendo hipotecados por el gobierno de De La Rua.

Si Argentina quiebra, los billones en bonos que las AFJPs tienen en sus carteras de inversiónes perderán valor. En otras palabras, si el plan “déficit cero” tiene éxito, los trabajadores sufrirán reducciones desastrosas, y si el plan fracasa puede que los fondos de pensión quiebren.

Uno pensaría que la amenaza de un desfalco argentino—y sus peligrosas consecuencias para el sistema financiero mundial—forzaría a los bancos de Wall Street a proceder con cautela. Al contrario, las instituciones financieras de los EE.UU. y Europa están buscando maneras de lucrar de la crisis actual mediante operaciones que aumentan el riesgo de desfalco.

Hace unas semanas el mercado de bonos sufrió un “corto circuito” cuando un banco estadounidense no indentificado fracasó en entregarle a un banco local $30 millones en bonos Brady de tasa variable (FRBs). En una operación puramente especulativa, el banco extranjero vendió bonos que no tenía, apostando que el valor de dichos bonos caería debido a la crisis Argentina. El banco extranjero confiaba en poder alquilar los bonos en el mercado, pero se dio con la sorpresa que ya no habían bonos para alquilar debido a que bancos rivales estaban especulando de la misma manera.

El ministro de economía Domingo Cavallo amenazó con tomar medidas para restringir las operaciones en bonos y poner fin a la especulación, El Clarín advirtió que cualquier medida regulatoria podría enfadar a Wall Street, y que los inversionistas“podrían dejar de operar en papel argentino”, lo cual intensificaría la crisis.

El primer gobierno en desarrollar un sistema de fondos de pensión privados en América Latina fue el regimen de Augusto Pinochet en Chile, como parte del programa económico diseñado por Milton Friedman y sus “Chicago Boys”. Pinochet usó la represión armada para imponerle las nuevas medidas a la clase obrera. Actualmente el programa está en uso en Argentina y Perú y los gobiernos europeos se refieren a él como medida política diseñada para desmantelar los programas sociales.