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Homenaje a Cataluña, de George Orwell: el estalinismo y la Revolución Española

Correspondencia y respuesta

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Estimados camaradas,

Acabo de escuchar seis audio cintas de la obra de George Orwell, Homenaje a Cataluña, las cuales había sacado de la biblioteca local. Fue una experiencia que verdaderamente me inspiró. Orwell fue un idealista que viajó a España no sólo a defender la democracia y a participar activamente en una de las brigadas. También escribió un narrativo de los aspectos militares y políticos.

Su análisis del papel del estalinismo en España parece haber sido escrito por un delegado del CICI [Comité Internacional de la Cuarta Internacional]. ¿Podrían ustedes ofrecer una explicación de las diferencias entre el análisis de Orwell y el de ustedes? Espero que continúen con su éxito.

Atentamente,

JPW

* * *

Gracias por su pregunta y mensaje de apoyo. George Orwell fue un escritor honesto y de talento comprometido a revelar la verdad, y su Homenaje a Cataluña es un libro que inspira. Escribió este conmovedor narrativo sobre la heroica lucha revolucionaria del pueblo español contra el fascismo y por el socialismo en 1937. Es una obra que sobretodo presenta pruebas irrefutables—por un testigo ocular independiente—de los crímenes que la burocracia estalinista perpetró en España y la manera en que traicionó la Revolución Española. El narrativo de Orwell vindicó el análisis que León Trotsky y la Oposición Izquierdista Internacional habían hecho de la burocracia soviética, cuyo programa político ya para ese entonces la había convertido en un movimiento contrarrevolucionario a nivel mundial.

Muchos trabajadores e intelectuales se habían virado decisivamente hacia la izquierda en reacción a los tumultuosos eventos—tales como la Gran depresión, la amenaza creciente del fascismo y las luchas de la clase obrera—que definieron la década de los 1930.

En julio del 1936, el general Franco lanza su rebelión militar contra el gobierno republicano, que el pueblo había elegido, con el objetivo de destruir las organizaciones políticas, económicas y culturales de la clase obrera. Los obreros españoles reaccionaron con sus propias acciones revolucionarias, apoderándose de fábricas, tierras, el transporte y toda faceta de la vida militar y económica. Cuando el gobierno rehúsa armarlos, obtienen sus armas de los soldados, saquean almacenes de armamento o las improvisan de las formas más ingeniosas.

Muchos de los artistas e intelectuales de vanguardia fueron a luchar en España, pues consideraban que los sucesos no eran solamente una lucha contra el azote del fascismo, sino por el socialismo mismo. El calibre de estos artistas se puede observar en la exposición, Sueños y pesadillas, que actualmente se exhibe en el Museo Imperial de la Guerra en Londres.

Las experiencias de Orwell con los trabajadores españoles, que tan intensamente describe en Homenaje a Cataluña , reafirmó para él una vez por todas la índole contrarrevolucionaria de la burocracia estalinista, lo que le decidió a hacérselo saber a todo el mundo.

En una carta que le escribiera a Cyril Connolly desde un hospital en Barcelona, donde recibía tratamiento médico por heridas de bala en la garganta y el brazo que los fascistas le habían causado, Orwell escribió: “También quedo agradecido por haberle dicho al público recientemente que probablemente yo debería escribir un libro acerca de España, lo cual, por supuesto, haré tan pronto se me sane este maldito brazo. He sido testigo de muchas cosas maravillosas y por fin he llegado a creer en el Socialismo, lo cual nunca había hecho antes. En general, aunque siento no haber podido ver a Madrid, me alegro de haber participado con Anarquistas y gente del POUM [Partido Obrero de Unificación Marxista]en un frente comparativamente poco conocido en vez de la Brigada Internacional, lo cual habría sido mi destino si hubiera llegado aquí con las credenciales del PC. [Partido Comunista] en vez de los del PLI [Partido Laborista Independiente]...”

La experiencia de Orwell fue muy diferente a la de la gran mayoría de los artistas e intelectuales que fueron a España como partidarios de los Partidos Comunistas ya estalinizados, partidos que muchos todavía asociaban con el partido bolchevique de Lenín y las tradiciones revolucionarias de Octubre de 1917, y que poseían una enorme maquinaria para la diseminación de la propaganda y la aniquilación de toda oposición. La producción y publicación de semejante material en aquellos tiempos no fue pequeño cometido para Orwell. Al mismo tiempo que la burocracia estalinista activamente trataba de extinguir físicamente toda una generación de trabajadores e intelectuales marxistas que habían hecho posible la Revolución Rusa de 1917, los partidos comunistas internacionalmente actuaban por doquier, como agentes de Stalin, para suprimir toda oposición a los intereses de la burocracia. La honesta narración de Orwell de los sucesos españoles también chocó con las ideas que dominaban a grandes sectores de la clase obrera revolucionaria.

Orwell muchas veces se refirió a las dificultades a las que se enfrentó durante ese período. En una carta a Reyner Happenstall escrita el 31 de julio de 1937, describe la ola de detenciones, tortura y represión que se llevaron a cabo en España contra toda persona bajo sospecha de ser trotskista. Continúa con: “Mientras tanto es imposible que siquiera una palabra acerca de estos sucesos vea la luz del día en la prensa inglesa...la experiencia con el New Statesman [periódico liberal/reformista] me causó cierta gracia. Tan pronto como salí de España, les envié un telegrama desde Francia preguntándoles si les gustaría que les enviase un artículo y, claro, dijeron que sí. Pero cuando se dieron cuenta que mi artículo trataba la represión del POUM, indicaron que no podían publicarlo. Para endulzar la píldora, me asignaron la crítica de un libro muy bueno que recientemente se había publicado— The Spanish Cockpit [ La cabina española] y que revelaba muy bien la realidad. Pero otra vez, al ver mi crítica, no lo publicaron, pues iba ‘contra nuestra filosofía editorial'. Aún así, ofrecieron pagarme por la crítica; en realidad, dinero para callar”.

La publicación eventual del libro en 1938, luego de luchar acérrimamente para que una editorial lo publicara, resultó en que el Partido Comunista y sus simpatizantes despreciaran y difamaran a Orwell. Grandes sectores de los intelectuales izquierdistas lo condenaron al ostracismo. Para percatar la situación, hay que ver que, durante el resto de la vida de Orwell, sólo cincuenta tomos se vendían al año.

Homenaje a Cataluña es, pues, un texto seminal que continúa siendo una excelente introducción a los acontecimientos españoles y a la estrangulación de la revolución a manos de los estalinistas. Pero Orwell pudo elaborar una alternativa revolucionaria al estalinismo y al dominio que la burocracia eventualmente llegó a ejercer sobre el movimiento obrero. Esto, junto con las victorias que esta política le entregó al fascismo, lo llevaron a una desmoralización política extrema, la cual es evidente en su novela, 1984. Terminó apoyando a los poderes democráticos imperialistas durante la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, esta evolución política no era inevitable. Cuando arribó en España para escribir sobre la guerra fue como corresponsal del PLI y pronto se encontró luchando como partícipe del POUM, partido fraternal. Su formación política fue consecuencia, pues, de corrientes centristas que activamente se oponían a la lucha de Trotsky para formar una nueva internacional en oposición a la Tercera Internacional, la cual ya había sido estalinizada y que, ante el peligro gemelo del fascismo y el estalinismo, había desarmado políticamente a los trabajadores más avanzados con su apoyo al Frente Popular en España.

Trotsky le había prestado mucha atención a la evolución de varias tendencias centristas, tales como el PLI y el POUM, que habían ganado la simpatía de aquellos repugnados por el estalinismo y el reformismo, pero que objetivamente representaban un obstáculo a la adopción de un programa marxista verdaderamente revolucionario. Trotsky describió las inmensas condiciones favorables que existían en España para la revolución—las masas habían formado milicias y comités de obreros, que representaban los futuros órganos de su dominio de la sociedad—y castigó al POUM:

“Aún cuando el POUM criticaba a los viejos partidos, se subordinaba a ellos en todas las cuestiones fundamentales: participó en el bloque de las elecciones "populares”; se unió al gobierno que liquidó los comités obreros; participó en la lucha para reconstituir esta coalición gubernamental; capituló una y otra vez ante los dirigentes Anarquistas y, relacionado a esta política, condujo una campaña sindicalista falsa; y adoptó una actitud vacilante y no revolucionaria hacia el levantamiento de mayo de 1937”.

En Las lecciones de España: última advertencia, Trotsky repite: “La historia moderna de la sociedad burguesa está repleta de todo tipo de Frentes Populares; es decir, de las combinaciones políticas más diversas para la decepción de los trabajadores...Durante el período de revolución socialista no existe mayor crimen que una coalición con la burguesía”.

Trotsky y la Cuarta Internacional insistían que los que España requería era un programa revolucionario, un partido revolucionario, y una dirigencia revolucionaria. es dudoso que Orwell llegara a comprender esto por completo. Cuando escribió Homenaje a Cataluña, hizo varias referencias a la índole política de la guerra civil y a la necesidad de un programa. Para 1942, en un ensayo titulado, Vistazo retroactivo a la Guerra Civil Española, Orwell declara: “La tesis trotskista—que la guerra pudo haberse ganado si la revolución no hubiese sido saboteada—fue probablemente falsa. La nacionalización de las fábricas, la demolición de las iglesias, y la publicación de manifiestos revolucionarios no habrían hecho a los ejércitos más eficaces. Los fascistas triunfaron porque era más fuertes. Tenían armas modernas y los otros no. Ninguna estrategia política podía cambiar esa situación”.

Esto es contrario al punto de vista de Trotsky. En mismo medio de la guerra civil, éste escribió:

“Como todo el mundo sabe, la guerra civil se conduce no solamente con armas militares, sino también con armas políticas. Desde un punto de vista puramente militar, la Revolución Española es mucho más débil que su enemigo. Su fortaleza se encuentra en su capacidad para inspirar a las grandes masas a la acción. Hasta le puede arrebatar el ejército (de Franco) a sus oficiales reaccionarios. Para lograr esto solamente es necesario presentar, de manera seria y valiente, el programa de la revolución socialista”.

“Es imprescindible proclamar que desde ahora en adelante las tierras, las fábricas, y las tiendas serán trasladadas de manos capitalistas a manos del pueblo. Es necesario tomar acción inmediata para realizar este programa en las provincias donde los obreros tienen el poder. El ejército fascista no podría resistir los efectos de este programa: los soldados atarían los pies y las manos a sus oficiales y los entregarían a las jefaturas más cercanas de las milicias obreras. Pero a los ministros burgueses (republicanos) le es imposible aceptar este programa. Desvían la revolución social e instigan a los trabajadores y a los campesinos a que viertan diez veces más sangre que ellos en esta guerra civil”.

La evolución eventual de Orwell no le quita importancia a Homenaje a Cataluña, pero sí nos ayuda a comprender el significado de la lucha que la Cuarta Internacional condujo para mostrar que existía una alternativa al estalinismo.

Para una apreciación más profunda de la Guerra Civil y la Revolución en España, de la perspectiva revolucionaria, del papel que los diferentes partidos y organizaciones políticos desempeñaron, de la política contrarrevolucionaria del estalinismo, es esencial leer la antología de Trotsky sobre España, La Revolución Española, 1931-1939 (Pathfinder Press) y el libro de Felix Morrow, Revolución y Contra revolución en España (New Park Publications).

Fraternalmente,

Vicky Short

Ver también:
George Orwell and the British Foreign Office
[9 September 1998]