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"Los musulmanes no 'odian nuestras libertades'. Odian nuestra política"

Informe del Pentágono revela las mentiras del gobierno de Bush

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La versión original en inglés de este artículo apareció por primera vez en nuestro sitio el 10 de diciembre, 2004.

Un informe publicado el mes pasado por el Destacamento Special sobre Comunicación Estratégica del Consejo Científico de Defensa asevera que la oposición en el Oriente Medio a la ocupación estadounidense de Irak y a la política extranjera de Estados Unidos en general es enorme. El informe, publicado por una junta asesora integrante del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, admite con toda franqueza que la gran mayoría de pueblos árabes y musulmanes no consideran que Estados Unidos representa un bastión de la democracia y la liberta. Más bien lo cren causa principal de la represión y la tiranía.

El gobierno de Bush repetidamente ha hecho alusiones a la “guerra por la libertad”. Justamente el martes pasado el Presidente Bush declaró que el pueblo iraquí terminará apoyando a Estados Unidos porque “los pueblos libres nunca escogen ser esclavos.” Pero Bush, el Ministro de Defensa Donald Rumsfeld, el Vicepresidente Dick Cheney y el resto de la pandilla bélica en Washington bien saben que las masas iraquíes, junto con los otros pueblos del mundo musulmán, consideran a Washington como la causa principal de su esclavitud.

Y esto es ciertamente lo que su informe, publicado por la Consejo Científico de Defensa (CCD), puntualiza. Éste lleva el sello del Pentágono en su portada y apareció en uno de los sitios del Ministerio de Defensa de Estados Unidos en la malla mundial.

El informe declara sin rondeos que una preponderante mayoría de los pueblos árabes y musulmanes se oponen a la ocupación de Irak por Estados Unidos. Revela, además, que esta oposición, tal como Bush y la prensa norteamericana por lo regular afirman, no expresa ninguna oposición a la democracia, sino todo lo contario. Según el informe, los pueblos árabes y musulmanes “no ‘odian nuestras libertades'. Odian nuestra política”.

La mayoría de los integrantes del CCD del Destacamento Especial sobre Comunicación Estratégica fueron académicos universitarios y antiguos elementos del personal de las fuerzas armadas. La preparación del informe fue una de la misiones claves del Estudio de Verano de 2004 del Consejo Científico de Defensa sobre la Transición hacia y desde las Hostilidades. creado por Paul Wolfowitz, Ministro Asistente del Ministerio de Defensa. En la carta que escribió para establecer la Task Force, Wolfowitz declaró lo siguiente: “No parece que nuestras expediciones militares en Afganistán e Irak serán las últimas en nuestra guerra mundial contra el terrorismo” El objetivo del Comité fue dirigirse a toda una serie de cuestiones de importancia primordial a las futuras intervenciones militares de Estados Unidos en el extranjero.

Aunque el informe ya había sido completado para el 23 de septiembre, no apareció en público hasta fines de noviembre; es decir, después de las elecciones presidenciales del país. Pero aún después de ver la luz del día, la prensa estadounidense y todos los ámbitos políticos lo han ignorado. (Ver: “La prensa estadounidense ignora informe acusador del Pentágono”.)

El Destacamento Special sobre Comunicación Estratégica ha concluído que una crisis de credibilidad ha abatido los intereses del gobierno y de las fuerzas militares de Estados Unidos. Según sus revelaciones, el gobierno de Estados Unidos los pueblos del mundo, sobretodo en el Oriente Medio, universalmente odian al gobierno de Estados Unidos, a quien no se le puede creer nada de lo que dice. Sus acciones por lo regular se basan en burdos intereses nacionales, no en los nobles ideales de la democracia y la libertad. La guerra en Irak sólo ha servido para intensificar dicha hostilidad.

El informe hace notar que las poblaciones de oposición más asérrima al gobierno de Estados Unidos son aquellos bajo las dictaduras de Egipto, Arabia Saudita, Pakistán, Jordano y los estados del Golfo. El informe continúa: “Estados Unidos se encuentra en una situación torpe y potencialmente peligrosa—en que funciona como antigua columna de apoyo y socio íntimo de estos regímenes autocráticos. Sin elapoyo de Estados Unidos estos regímenes no podrían seguir existiendo.

“Las sociedades musulmanes no han expresado ningún deseo para que Estados Unidos las libere, pero sí han mostrado pasión por ser liberadas de las tiranías títeres que Estados Unidos tanto fomenta y defiende”.

Es decir, en vez de querer ser liberadas por Estados Unidos, desean liberarse de Estados Unidos y de los regímenes despóticos que éste proteje.

Además del apoyo que Estados Unidos le brinda a las dictaduras de la región, los autores del informe ofrecen otras razones que fomentan el profundo odio popular contra Washington: “La inmensa mayoría expresa su oposición a lo que consideran el apoyo absoluto que le brinda a Israel en contra de los derechos palestinos. Cada vez que la diplomacia pública de Estados Unidos se refiere a la introducción de la democracia en las sociedades musulmanas, la gente sólo ve una hipocresía cuyo fin es proteger sus intereses”.

El informe continúa: “Según opinan los musulmanes, la ocupación estadounidense de Afganistán e Irak no ha conducido a ninguna democracia sino a un caos y sufrimiento peores. Por otra parte, las acciones de Estados Unidos parecen basarse en razones nefastas, intencionalmente manipuladas para mejor servir los intereses nacionales de Estados Unidos a expensas de la verdadera auto determinación islámica”.

El informe cita una encuesta de Zogby que muestra que la inmensa mayoría de la población de los países árabes se opone a la política de Estados Unidos. En abril del 2002, 15% de la población de Egipto opinaba favorablemente de Estados Unidos, pero para junio del 2004 esa cifra había bajado al el 2%. Durante el 2002, la cifra a favor en Arabia Saudita disminuyó del 12 al 4%. En Jordano bajó del 35 al 15%, y en Marruecos, disminuyó del 38% al 11%.

En los países que participaron en la encuesta de Zogby el apoyo a la guerra en Irak casi no existe: Marruecos, 1%; Arabia Saudita, 1%; Jordano, 2%; El Líbano, 4%; y los Emirados Unidos Árabes, 4%.

Esta enorme oposición a la política estadounidense en países cuyos gobiernos son aliados íntimos de Estados Unidos pone en relieve un hecho incontrovertible: el enorme precipicio social que existe entre las pequeñas clases gobernantes de esos países y sus poblaciones en general. Si más bien las clases gobernantes de estos países apoyan al gobierno de Estados Unidos es porque Washington los protege de sus propias clases obreras.

Si aceptamos la propaganda incesante del gobierno de Estados Unidos y la prensa norteamericana fomentan, entonces nos vemos obligados a llegar a esta conclusion: que cientos de millones de habitants en el oriente Medio y en el Asia Central están abolutamente equivocados. De una manera u otra, estos pueblos se han quedado con la impresión errónea que la guerra en Irak la política extranjera de Estados Unidos son antitéticas a sus aspiraciones sociales y democráticas.

Por supuesto, estos pueblos no se han equivocado; son los que más directamente han sido afectados por la política de Estados Unidos. Más bien, el gobierno de Estados Unidos y la oposición fantasma del Partido Demócrata, junto con la gran mayoría del profesorado y la misma prensa, consciente y sistemáticamente le mienten a los pueblos de Estados Unidos y del resto del mundo. Así justifican una política militarista basada en el saqueo y en el encubrimiento de los fines imperialistas fundamentals de esa política.

De paso debemos mencionar que el informe del CCD admite que la llamada “Guerra contra el terrorismo” es un concepto politico-ideológico ideado luego del 11 de septiembre con el fin de manipular la opinion pública y generar apoyo para otras guerras de agresión.

El informe se refiere a los ataques del 11 de septiembre como “catalistas en la creación de una nueva manera de pensar acerca de la seguridad nacional. La Guerra Mundial contra el Terrorismo reemplazó a la Guerra Fría como meta narración de la Guerra Fría. Los gobiernos, la prensa y los públicos usan el ambiente creado por el terrorismo para propósitos cognitivos, comunicativos y de asesoramiento. Para los dirigentes políticos, funciona para relacionar acontecimientos cuyos vínculos no existen; para identificar prioridades, amigos, enemigos, víctimas y a quien culpar; y para darle coherencia a mensajes simplistas. Para los periodistas y las personas que se interesan en las noticias, la definición que el terrorismo ahora abarca parece darle sentido a los diversos informes acerca de la seguridad nacional...Definiciones de este tipo simplifican y ayudan a comunicar el significado de eventos complejos”.

Una de las conclusiones más obvias del informe de la CCD es que, muy lejos de disminuir la amenaza de ataques terroristas contra Estados Unidos, la enorme oposición a la política extranjera del país ha empeorado el peligro. El informe nota que las invasiones de Afganistán e Irak han elevado la estatura de los fundamentalistas islámicos en toda la región. Declara lo siguiente: “La intervención directa de Estados Unidos en el mundo musulmán paradójicamente ha elevado la estatura de, y el apoyo a, los islamitas radicales. A la misma vez, el apoyo a Estados Unidos en varias sociedades árabes ha disminuído a cifras mínimas”.

Esto confirma, directamente de la boca del dragón, la prognosis que la World Socialist Web Site hiciera inmediatamente luego de los ataques del 11 de septiembre, 2001. En una declaración publicada el 12 de septiembre del mismo, expresó lo siguiente: “Es la política de Estados Unidos, impulsada por los intereses económicos y estratégicos de su clase gobernante, que echo las bases para la pesadilla que sucedi` el Martes pasado [11 de septiembre]. Las acciones que ahora el gobierno de Bush ahora contempla—con la amenaza del presidente deno hacer “ninguna distinción entre los terroristas que perpetraron estos actos y aquellos que aquellos que los protegen”—establecen las bases para mayors catastrophes”. (Ver: “Las causas del ataque terrorista en Nueva York y Washington”)

Antes de la invasión de Irak, la WSWS hizo esta observación: “El gobierno de Bush ha puesto en movimiento procesos que tendrán el impacto más estremecedor; impacto que afectará no solo al Oriente Medio, sino a todos los rincones del mundo. La guerra incitará la opinion pública e inevitablemente resultará en represalias violentas no sólo contra los soldados de Estados Unidos, sino contra su propia población civil en el país y en el extranjero”. (Ver: “En la víspera de la Guerra contra Irak: las dificultades políticas del 2003”)

Si tomamos en cuenta la enorme crisis que azota a la política extranjera de Estados Unidos y que el propio CCD ha revelado, las recomendaciones son ridículas. Pero esto debería sorprender. El Consejo es instrumento intrínseco de la política imperialista de Estados Unidos.

El Destacamento Especial aconseja al presidente que forme varios paneles, puestos gubernamentales y otros comités de asesoría para “coordinar la diplomacia pública, los asuntos públicos, las actividades de índole psycológica, y las operaciones militares de comunicación abierta”. Es decir, el Consejo aboga por una propaganda más eficaz y de mayor alcance.

Aunque medidas de esta índole pueden afectar, aunque de manera limitada, la opinión pública en Estados Unidos, és casi cierto que éstas no van a afectar de ninguna manera la creciente oposición en el Oriente Medio, sobretodo en Irak. La resistencia iraquí a la ocupación estadounidense no es consecuencia de ninguna equivocación o del fracaso del imperialismo en explicarse a sí mismo.

El gobierno de Estados Unidos se ha explicado a sí mismo bastante bien ante el pueblo iraquí: ha bombardeado sus ciudades y masacrado a sus civiles; insatalado un régimen títere con métodos dictatoriales; y transformado a ciudades com Faluya en campos de concentración. Una Guerra de ocupación tipo colonial inevitable e inalterablemente requiere niveles de violencia y repression peores.

Por último vale la pena enfatizar la reacción de la Casa Blanca al informe del CCD: le ha pedido al Ministro de Defensa Rumsfeld, de los principales ideólogos de la debacle de la política extranjera que el Destacamento describe, que siga en su puesto durante el segundo plazo del gobierno de Bush.