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El marxismo, el arte y el debate soviético sobre la "cultura proletaria"

Cuarta Parte

Este artículo que sigue es la versión escrita de una charla titulada "El marxismo, el arte y el debate soviético sobre la ‘cultura proletaria'". La presentó David Walsh, editor de las artes del World Socialist Web Site (WSWS), durante la escuela de verano auspiciada por el Partido Socialista por la Igualdad y el WSWS del 14 al 20 de agosto, 2005, en la ciudad de Ann Arbor, estado de Michigan. La versión original en inglés apareció en cuatro partes del 30 de septiembre, 2005, al 4 de octubre del mismo. La primera parte de la versión en castellano apareció el 25 de mayo 2006; la segunda apareció el 26 de mayo; la tercera el 27 de mayo y la cuarta y última parte aparace hoy abajo.

Trotsky y Voronsky se oponen a los vulgarizadores

La lógica de Trotsky y Voronsky en contra de la cultura proletaria se concentra en los siguientes puntos críticos: 1) el significado de la "cuestión cultural" en la revolución proletaria en contraste con la misma cuestión en la revolución burguesa; 2) la naturaleza de la relación entre clase social y su cultura; y 3) el enfoque marxista a la obra creativa y artística.

Igual que Luxemburg y Trotsky, Voronsky señala que la clase obrera y la burguesía llegaron al poder de diferentes formas. La burguesía maduró económica y culturalmente como clase explotadora dentro del marco de la sociedad feudalista. En cambio, "por su posición en la sociedad burguesa, el proletariado permanence empobrecido económica y culturalmente...Por lo tanto, cuando derroca a la burguesía y toma el poder en sus manos, uno de los problemas más contundentes y agudos es la asimilación de la enorme totalidad de los logros culturales de las épocas anteriores...La Rusia analfabeta, hambrienta, saqueada, destituta...con sus vestigios asiáticos y de servidumbre, nos recuerda de esto siniestramente con cada paso que damos". [38]

Consideremos esta conferencia en que hablo. Es un éxito indispensable y enorme. No menospreciamos su significado por un instante. Esta es, si es ustedes quieren, una "escuela proletaria", o una "escuela socialista". Si la "cultura proletaria" existe dentro del capitalismo, ¡ésta es! Su calidad política y su nivel intellectual son extraordinarios.

Pero consideren ustedes los recursos que la burguesía tenía a su disposición antes de quitarle el poder al antiguo régimen: universidades, periódicos y diarios, academias culturales, instituciones de toda clase, todas financiadas y apoyadas por una clase próspera y de gran influencia.

Trotsky hace un resumen muy detallado de este problema, destacando que la "burguesía alemana, con su incomparable tecnología, filosofía, ciencia y arte, permitió que el poder del estado permaneciera en manos de una clase burocrática feudalista hasta 1918, y decidió, o major dicho, fue forzada a tomar el poder en sus manos solo cuando las bases materiales de la cultura alemana comenzaron a derrumbarse". [39]

En otras palabras, muchas de las conquistas históricas-mundiales de la cultura alemana "burguesa" en las artes, la ciencia se lograron bajo el gobierno político de una "burocracia feudalista": Hegel, Lessing, Goethe, Schiller, Beethoven, Kleist, Bückner, Wagner, Fontagne, Hauptmann, hast alas primeras novelas de Thomas Mann—el cronista prototípico de la burguesía alemana—todos bajo el dominio de la "burocracia feudalista". Einstein fue nombrado director del Instituto de Física Kaiser Wilheim en 1914, todavía bajo el gobierno de la clase burocrática feudal. Fue solo cuando el Imperio se desploma y el Kaiser se fuga en noviembre, 1914, que la burguesía formalmente tomara las riendas políticas sin muchas ganas, como Trotsky indica, Ya para entonces no cabe duda que la "cultura burguesa" se encontraba en las garras de una crisis profunda.

Pero, argüían los críticos "proletarios", ¿no podría la clase obrera crear un arte y una cultura durante menos tiemnpo? Esto tenía que ver con cuestiones fundamentales de la perspectiva.

Aquellos que partían de una perspectiva marxista-internacionalista concebían el asunto de la formación de la cultura en la URSS como un proceso subordinado a la revolución europea y mundial que se acercaba. Trotsky famosamente describió a los bolcheviques como "meramente soldados en una campaña...que vivaquea por un día ...Toda nuestra labor económica y cultural actual no consiste en nada más que ponernos en orden entre dos batallas y dos campañas...Nuestra época no es todavía una época de nueva cultura; es solamente una entrada a ella".[40]

No existe tal cosa, y no puede haber tal cosa, como la cultura proletaria, por la simple razón que la clase obrera llega al poder para el propósito explícito de hacer desaparecer la cultura basada en clases sociales y al mismo tiempo crear las bases para una cultura humana basada en una sociedad sin clases. Diferente a la sociedad burguesa que le precede, la clase obrera no llega al poder para inicia su propia época proletaria o para perpetuar su dominio. El regimen proletario es único en que su tarea principal es su propia desaparición.

Bukharin y los partidarios del Proletkult tenían algo muy diferente en mente: un período histórico extenso, un período independiente de "dominio proletario", presuntamente con su propia cultura, morales y ciencia. Pero lo que en realidad tenían en mente, semi conscientemente (o no ya para esta época), era un período indefinido en el que gobernaría una burocracia oportunista y nacionalista.

La tarea de los intelectuales proletarios por lo general, argüían Trotsky y Voronsky, no era la creación abstracta y artificial de una nueva cultura colgando en el aire, sino la urgente tarea de "hacer llegar la cultura": planificar la dura labor de llevarle a las masas subdesarrolladas ...los elementos esenciales de la cultura que ya existe". [41]

Trotsky y Voronsky insistían en que un grupito de gente no podían crear una nueva cultura, una cultura socialista verdadera, en un laboratorio. La relación entre la clase y su cultura era inmensamente compleja y no podía solucionarse con frasesitas, y mucho menos con ultimátums y gritando a toda voz.

Voronsky puntualizó persuasivamente que lo que La Unión Soviética tenía en la actualidad era un arte orgánico e inevitablemente relacionado al arte antiguo, un arte que la gente tenía que tratar de adaptar a las nuevas necesidades, a las necesidades del período transicional. La orientación ideological no cambia la situación para nada, y no justifica que pongamos a este arte como contrapeso al arte el pasado como valor y fuerza cultural original...Porque lo que tenemos por ahora es la cultura, la ciencia y el arte de éppocas anteriores, El hombre de la futura estructura social creará su propia ciencia,, su propio arte y su propia cultura sobre nuevas bases materiales". [42] Esa profunda frase da mucho que pensar. Pero satisface a pensadores impacientes y vulgares.

Voronsky y Trotsky vigorosamente se opusieron al enfoque superficial, anti intelectual y sujetivista con que el grupo En Guardia, VAPP, y tantos otros se dirigían a las cuestiones artísticas. Voronsky es increíblemente elocuente sobre esta cuestión. Infatigablemete implora por la sinceridad, la honestidad, el descubrimiento psicológico, por los sentimientos hacia "los poderosos instintos y fuerzas de la vida" [43] más allá de los acuerdos políticos superficiales. Insistía ante todo en el gran, irremplazable valor objetivo del arte como medio para ver, palpar y llegar conocer al mundo.

En 1932, cuando el escritor anti estalinista Victor Serge vivía en Leningrado, (en una pieza incluida en una valorosa antología de artículos sobre la literatura y la política publicada recientemente), notó lo siguiente: "Los mecanismos de la creatividad artística están lejos de ser comprendidos por nosotros en su totalidad. En todo caso, es cierto que para muchos artistas el subordinar la actividad creativa, donde cierta cantidad de factores conscientes e inconscientes entran en juego, a una dirección rigurosamente consciente, resultaría en un pobre entorpecimiento de su obra y de su personalidad, ¿Ganaría el libro en claridad de ideas lo que perdería en espontaneidad, complejidad humana, profunda sinceridad, y ricas contradicciones? En algunos casos, quizás. Pero el encanto y el efecto de una obra de literatura provienen precisamente del íntimo contacto entre el lector y el autor en niveles donde el languaje puro de ideas ya no es lo suficiente; un compartir que no se puede alcanzar sino por medio de una obra de arte; debilitando las formas en que este compartir toma lugar, debilitamos todo; yo no veo lo que se pueda ganar con esto, aunque comprendo muy bien que el político prefiere ante todo novelas que se basan en los artículos de su programa". [44]

Los prolekultistas, inspirados por Bogdanov, funcionaban con categorías fijas. Había tres clases básicas en la URSS: el proletariado, sectores de la pequeña burguesía y los vestigios de la desbaratada burguesía y nobleza; por lo tanto, hay que tener tres tipos básicos de literatura que correspondan al proletariado, a la pequeño-burguesía y a la burguesía-terrateniente. Y así trataron de sacarle sentido a semejantes cosas con planes tan abstractos, simplistas y desnudos.

Pushkin, Lemontov, Tolstoy y el resto eran poetas de la nobleza, reconoce Voronsky, pero, ¿quería decir eso que sus obras carecían de todo valor objetivo, que carecían de toda la verdad?

El artista sincero, por la propia naturalezade lo que el busca, puede pintar imágenes del mundo que contradicen sus propias imagines conscientes y hasta sus intereses de clase. Claro, esto tiene sus límites. La postura clasista y el interés propio pueden corromper y destruir la obra de un artista; es posible que un clima intelectual generalmente favorable no le provea la necesaria profundidad de sentimientos y comprensión, aún al nivel subconsciente, para para darle ánimo a tal lucha por ‘los hechos de la vida'.

Voronsky le dio gran énfasis a la intuición en el proceso de "quitar los velos" creados por la vida cotidiana y los hábitos para verdaderamente ver al mundo como es. Pero la intuición - el poder artístico de identificar el detalle preciso o la imagen precisa que casptala verdad aún sin comprender por completo por qué logra hacerlo - no es un proceso místico. Voronsky explica que la "intituición no es nada más que las verdades, descubiertas en algún momento o por generaciones previas con la ayuda de la experiencia racional, que ha pasado a la esfera de lo subconsciente".[45]

Los proletkultistas argüían que el artista "usaba la realidad", transmitía la ideología", y organizaba "la psicología y la consciencia del lector en la dirección de las tareas finitas del proletariado:, etc. [46] La cuestión que los que hablaban acerca de organizar la mente o la consciencia o las emociones no contestaban era la siguiente: "¿Corresponde semejante organización a la realidad?" Voronsky le pregunta a los proletkutistas tajantemente: "¿Tienen nuestras sensaciones sujetivas significado objetivo?" [47] Regresamos aquí a las mismas cuestiones filosóficas que Lenín discutiera con Bogdanov quince años antes.

Voronsky insiste que los materialistas saben que :que la gente clnoce un mundo objetivo que existe independiente de sí misma. Nuestras imágenes [incluyendo las artísticas] del mundo no son copias exactas, pero tampoco son jeroglíficos nebulosos del mundo; además, su carácter no es simplemente sujetivo. La práctica determina eso de nuestras imagines que solo tiene significado personal y aquello que es una verdadera y exacta representación de la verdad". [48]

El artista que se "rinde" al mundo y a sus riquezas infinitas, escribeVoronsky con pasión, que elimina tendencias sociales distorcionantes de sus obras lo más posible, llega a encontrar al mundo como realmente es, "en sus formas más vivaces y hermosas". [49]

Desde el colapso de la URSS en 1991, nosotros consistentemente nos hemos planteado esta cuestión: ¿Hubo una alternativa al estalinismo? Y la hemos contestado en lo afirmativo. ¿Hubo alternativas a la "cultura proletaria" en el arte? Sí, ésas estuvieron por sobretodo representadas en los esfuerzos de Voronsky y sus colaboradores, a quienes Trotsky le brindó ayuda política y ideological para desarrollar una nueva litertura soviética en los 1920.

La labor principal de Voronsky consistió principalmente en ser redactor el periódico, La Roja Tierra Virgen, donde se publicó gran parte de la ficción y poesía más extraordinaria en la URSS del 1921 al 1927, año en que el Politburo, bajo órdenes de Stalin, lo quita su puesto de editor.

Su nombre invariablemente ha estado relacionado con el trabajo de los "amigos viajantes", término que Trotsky inventó para describir a un grupo de figuras literarias muy diferentes unas de otras que generalmente simpatizaban con la revolución, o que la aceptaban, pero mantenían su distancia de los bolcheviques y del marxismo.

La actitud de Voronsky hacia ellos, al igual que las actitudes de Lenín, Trotsky, Lunacharsky y otros, combinaba una firmeza ideológica con una gran paciencia y flexibilidad. Después de todo, el objetivo de Voronsky no era el de sacar ventaja política inmediata como trataban de hacerlo sus oponentes vulgarizadores, sino crear una cultura elevada capaz de ver al mundo con un ojo crítico y transformar la vida de millones. Él le daba ánimo a esos escritores que honesta y artísticamente alumbraban la realidad sovieta, con berrugas y todo.

Con resolución se defiende Voronsky de críticas cada vez más feroces y viles . Admite "la confusión ideológica e ideas desordenadas" de los "amigos viajantes" [50], pero insiste , que "artísticamente son honestos; sus obras nos muestran trozos de la vida real, no leyendas azucaradas...Estos amigos viajantes son los primeros en enfrentarse a obras de agitación que parecen hechas de madera...Se concentran en la revolución Rusa y no en una revolución en general, fuera del tiempo y el espacio". [51]

Tenemos mucho que aprender de esta obra. Claro, tenemos muy pocos "amigos viajantes" en el senito literal ahora mismo; es decir, artistas que simpatizan con nuestro programa de la revolución socialista. Pero cierto que existen "compañeros que critican" a la sociedad capitalista, algunos de los cuales se convertirán en "amigos viajantes", y quizás hasta en más a medida que la situación política madure. También existen suficientes semi críticos, y cuarto-críticos, así como también cuasi críticos y pseudo-críticos.

Adoptar un tono y un enfoque adecuados, y balancear la crítica, la claridad ideológica, los consejos amistosos, el ánimo, y las advertencias, etc., no es asunto fácil. Requiere considerable experiencia política y artística. A veces se cometen errores. Pero los esfuerzos de Voronsky (y de Trotsky) en este campo son un ejemplo invaluable.

En conclusión, simplemente quiero guiar su atención hacia la obra de Voronsky como dirigente de facto y ciertamente como guía ideológico del Grupo Pereval [Paso de Montaña], compuesto de escritores más jóvenes. Fue aquí, quizás, que Voronsky encontró al público de artistas más receptivo, de jóvenes de mayor talento y susceptibilidad, comprometidos a la revolución y hostiles a las banalidades y tonterías de los proletkultistas y estalinistas nacientes.

Como escribiera uno de los escritores perevalistas, Abram Lezhnev: "Para nosotros el socialismo no es un e norme dormitorio de trabajadores, como lo es para los maniáticos del produccinismo y los partidarios de la factografía...Para nosostros es la gran época de la liberación del hombre de todas las cadenas que lo esclavizan, cuando todas las capacidades de su naturaleza se revelan con todas sus fuerzas". [52]

La plataforma del grupo en 1927, justamente en la víspera de la catastrophe del arte sovieta, es un trágico recordatorio de lo que se perdió al estalinismo. El historiador Robert Maguire hace un resumen de la plataforma del Grupo Pereval: "Rechazaban fuertemente toda idea que cualquier grupo literario , no importa lo destacado que fuera, podia tener control; apoyaban el principio de la ‘libre competencia creativa' en todas las artes; la definición del propósito de la literatura como ‘la continua descripción de la personalidad humana en toda su incansable variedad'; protestaban contra todo intento de sistematizar al hombre, contra las simplificaciones exageradas y vulgares de toda clase, la contra la conformidad calcificante de las obras artísticas, contra todo desprecio a la personalidad del escritor. Insistían en que la literatura se vinculara al patrimonio clásico, no solo de Rusia, sino del mundo entero; en un concepto de la obra de arte como única, orgánica e individual ‘donde los elementos intelectuales y sentimentales son remoldados estéticamente', en una literatura de alta calidad, y en la doctrina de la ‘sinceridad' al insistir en la ‘consciencia revolucionaria de cada artista' que "no le permita esconder su mundo interno". [53]

Aceptamos con satisfacción feliz esas pautas como principios generales para nuestra labor de hoy.

Notas:
[38] "Sobre el arte proletario y la política sobre el arte de nuestro partido" en El arte como conocimiento de la vida (Oak Park, Michigan, 1998), pág.. 148.
[39] Literatura y Revolución (London, 1991), p. 217.
[40] Ibid, págs. 219-220.
[41] Ibid, pág.. 222. [42] "Sobre el arte proletario y la política sobre el arte de nuestro partido" en "El arte como conocimiento de la vida", págs. 160-161.
[43] "En Memoria de Esenin" in El arte como conocimiento de la vida, pág. 244.
[44] "Literatura y revolución" en Obras completas sobre literatura y revolución (London, 2004), pág. 88.
[45] "Sobre el arte" en El arte como conocimiento de la vida, pág. 208.
[46] "El arte como conocimiento de la vida" en El arte como conocimiento de la vida, pág. 96.
[47] "Sobre la verdad artística" in El arte como conocimiento de la vida, pág. 324.
[48] Ibid, p. 324.
[49] "El arte de ver al mundo" en El arte como conocimiento de la vida, pág. 375.
[50] "Sobre el arte proletario y la política sobre el arte de nuestro partido en El arte como cocimiento de la vida, pág. 167.
[51] "El arte como cocimiento de la vida" in El arte como cocimiento de la vida , pág. 125.
[52] Prólogo, Arte como conocimiento de la vida, pág. xix.
[53] La roja tierra virgen: la literaiura soviética durante la década de los 1920 (Ithaca y Londres, 1987), pág. 401.