English

Demócratas critican aumento de tropas, pero rehusan reducir fondos para la guerra

Este artículo apareció en nuestro sitio web en su inglés original el 9 de enero, 2007.

Dos de los dirigentes principales del Partido Demócrata han revelado su oposición a los planes del gobierno de Bush para enviar más tropas a Irak, pero al mismo tiempo le han indicado a la Casa Blanca que no habrá ningún esfuerzo para prevenir el aumento de las bajas y el derramamiento de sangre en ese país, cuya ocupación que ya entra en su quinto año.

La hipocresía de los Demócratas tiene sus causas. Para ellos es imprescindible dirigirse a dos públicos a la vez: a los votantes quienes, en su mayoría gente de la clase trabajadora y la clase media, votaron por los candidatos Demócratas para expresar su oposición a la guerra; y a la clase gobernante de Estados Unidos, cuyos intereses sociales y económicos el Partido Demócrata siempre se ha comprometido a defender internamente y a nivel mundial..

Un porcentaje preponderante de la opinión pública se opone al plan de Bush para aumentar las fuerzas militares en Irak. Una encuesta reciente muestra que sólo el 11% de la población está favor de enviar más tropas, y más del 50% apoya el retiro de todas las fuerzas militares estadounidenses para finales del 2007. Otra encuesta revela que aún cuando las alternativas presentadas al público habían sido escritas para favorecer el aumento—a los participantes se les pidió que presumieran que el aumento de tropas estabilizaría Irak—la mayoría todavía se mostró más en contra que a favor.

El dirigente de la Mayoría (Demócrata) en el Senado, Harry Reid, y la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, trataron de apaciguar este sentimiento anti bélico con una carta dirigida a Bush, publicada el 5 de enero. El sábado, Read, en nombre del Partido Demócrata, siguió esta acción con una respuesta al discurso semanal de Bush por la radio. Pelosi apareció el domingo en el programa de entrevistas, Face the Nation, por la cadena nacional CBS.

La carta le ofrece a Bush la cooperación del Congreso Demócrata para "encontrar un fin a la guerra en Irak." También cita la cantidad de tropas estadounidenses que han muerto en el conflicto, la cual actualmente sobrepasa los 3000, y hace un llamado para llegar a la decisión de "comenzar el retiro de nuestras fuerzas durante los próximos cuatro a seis meses".

"Nuestras tropas y el pueblo de Estados Unidos ya se han sacrificado enormemente por el futuro de Irak", escriben. "Luego de 4 años de combate, decenas de miles a soldados estadounidenses heridos, y más de $300.000.000.000, ha llegado la hora de ponerle fin a la guerra. Por consiguiente le instamos, de la manera más directa posible, que rechace todo plan para aumentar la participación de nuestras tropas en Irak".

La carta de los Demócratas para nada se opone a las razones para lanzar la guerra, pero sí expresa el deseo de contribuir al "éxito" de la intervención militar bajo el mandato de Bush. No satisfechos con esto, los Demócratas puntualizan que ésta también es la postura del pueblo estadounidense y pintan los resultados de las elecciones como producto de un público que más cree en que la intervención en Irak ha fracasado en alcanzar los objetivos de guerra de Bush que en oponerse a la guerra en sí.

"El pueblo estadounidense mostró en los comicios de noviembre que no cree que la política actual en Irak va a lograr el éxito", escriben Pelosi y Reid. Pero esto efectivamente acepta la lógica de la Casa Blanca y sus partidarios neo conservadores: que el público apoyará la victoria de la guerra sin importar la cantidad de muertos y heridos y que, por consiguiente, la política del gobierno debería basarse en el triunfo militar.

Las diferencias de los Demócratas con Bush no tienen nada que ver con la legitimidad de la decisión inicial de Bush para invadir y ocupar a Irak, pero sí con que la victoria militar sea posible. Los dirigentes Demócratas de ambas cámaras del Congreso preponderantemente apoyaron a la invasión y ocupación, y que casi todos los miembros Demócratas del Congreso han apoyado la guerra concretamente al votar a favor del abastecimiento de fondos al presupuesto militar.

El lenguaje de la carta le hace hincapié a la cobardía de los Demócratas. Reid y Pelosi se despiden con un ruego a Bush: "Apreciamos que considere seriamente estos puntos de vista". Pero no es solamente el lenguaje de la carta lo que pone en relieve la cobardía de los Demócratas, sino también el momento de su revelación: pocos días antes de que Bush apareciera por la televisión nacional para anunciar su plan de aumento de tropas, plan que ya se había diseñado antes del Partido Demócrata emitir su crítica.

La dirección general de los dirigentes Demócratas que están apunto de tomar las riendas del poder es enfocar varias medidas cosméticas basadas en la política interna del país: darle más auge a los reglamentos que rigen la ética en el Congreso; aumentar el sueldo mínimo, mejorar minúsculamente el plan nacional de medicinas— llamado Medicare—y las subvenciones a estudiantes universitarios. Y, claro, evitar por más tiempo posible todo debate con la Casa Blanca en cuanto a la guerra en Irak.

Uno de los dirigentes Demócratas principales, Rahm Emmanuel, por el estado de Illinois, le dijo al Washington Post: ""Se donde hay apoyo para más tropas y donde se encuentra el apoyo para el aumento del salario mínimo. Prefiero seguir haciendo lo que estamos haciendo".

El menosprecio al tema de la guerra fue un desafío directo a la opinión pública. Una encuesta llevada a cabo por la cadena nacional de televisión, CBS, y publicada el 4 de enero, descubrió que el 45 por ciento de los votantes quiere que el Congreso se enfoque sobre Irak. Estas cifras hay que compararlas con el 7 por ciento de la población que considera que la economía es la prioridad más importante. El siete por ciento considerar que el seguro médico es el tema de mayor importancia, mientras que el 6 por ciento se vira hacia la cuestión de los inmigrantes.

Esta decisión fue esencialmente una repetición de la estrategia política llevada a cabo por los dirigentes Demócratas en las elecciones para el Congreso en 2002, aún cuando trataban de limitar los debates de la campaña a temas sobre la situación interna del país y evitar la cuestión primordial de la guerra. Esto sucedió a pesar de que el gobierno de Bush buscaba el voto sobre una resolución para autorizar la acción militar y la cual fue adoptada por el Senado y la Cámara de Representantes pocos días antes de los comicios.

Los Demócratas de la Cámara de Representantes se vieron obligados a dirigirse al tema de la guerra sólo por las exigencias de las necesidades políticas, cuando se veía bastante claro que Bush pronunciaría un discurso por la televisión nacional en el cual iba a anunciar la decisión de enviar más tropas a Irak. De acuerdo al Washington Post, Pelosi convocó una reunión de todos los presidentes de los comités con jurisdicción apropiada; es decir, los comités que se encargan de los Servicios Armados, Asuntos Extranjeros, Espionaje, Seguridad de la Patria y de Supervisión y Reformas Gubernamentales. Se tomó la decisión de adelantar las audiencias que iban a tomar lugar al fin de mes al jueves, día después del discurso de Bush.

El foco de las audiencias será bastante limitado. No habrá ningún análisis de las mentiras del gobierno de Bush en cuanto las armas para la destrucción en masa y los vínculos de Irak con Al Qaida. El motivo s simple: intimidar a la opinión pública durante los días antes de la guerra. Como ha dicho Joseph Biden, jefe del Comité del Senado sobre los Asuntos Extranjeros, "Nuestro propósito no consiste en visitar el pasado de nuevo, sino ayudar a formar un consenso acerca del nuevo curso de Estados Unidos en Irak".

El discurso de Reid por la radio el sábado y la apariencia de Pelosi el domingo por el programa nacional de televisión, "Face the Nation", representan otros indicios de que la "oposición" del Partido Demócrata a la guerra es insincera y sin ganas.

Reid citó la oposición en el Pentágono al aumento de tropas que se ha propuesto en Bagdad. Declaró que "Basándonos en los consejos de líderes militares, activos y no, creemos que esta táctica sería un grave error".

Pelosi repetidamente declaró en su entrevista por televisión que los Demócratas no reducirían los fondos para la guerra, puesto que ello pondría en peligro a las tropas estadounidenses que actualmente se encuentran en Irak. Pero esta lógica encubre la verdadera realidad: que el peor peligro a las vidas de los soldados estadounidenses es la camarilla derechista en la Casa Blanca, la cual los ordenó a Irak en primer lugar.

Pelosi sugirió, de manera tentativa y tímida, que los fondos adicionales que la Casa Blanca ha pedido para expandir la guerra "recibirá el escrutinio más severo". Pero este lenguaje sugiere audiencias y el planteamiento de interrogativas, no la verdadera negación a los fondos.

Tal como en la carta, Pelosi reiteró que los comandantes militares que ahora se van de Irak se oponían al despliegue de tropas adicionales debido a que enardecería aún más a la oposición nacionalista a la ocupación yanqui y proveería mayores blancos para las bombas, las granadas de mortero y el fuego de los francotiradores, sobretodo las tropas de Estados Unidos que conducen patrullas callejeras agresivas en las cuales las dichas tropas abandonan sus vehículos blindados.

Pero hasta este nivel de oposición ha sido demasiado para otros Demócratas destacados, inclusive dos posibles candidatos presidenciales. Biden, quien se ha declarado como candidato, declaró el domingo por un programa de entrevistas en la televisión que el Congreso violaría la Constitución si trata de limitar la cantidad de tropas o reducir los fondos para la expansión de la guerra puesto que el Congreso había autorizado la guerra en primer lugar. Puntualizó que el aumento era un "error trágico", pero añadió que, "como asunto práctico, no hay manera de decirle al presidente que pare".

El Senador Barack Obama, por el estado de Illinois, le comentó a la revista Newsweek en una entrevista la semana pasada que Bush quedaría totalmente al mando de la guerra sin ninguna traba por lo menos durante un año más. "Para anticipar su pegunta", le dijo a la revista, "¿está el Congreso dispuesto a ejercer control sobre el presupuesto para influir la política de la Casa Blanca? Dudo que sea algo que estamos dispuestos a llevar a cabo durante el primer año".

Es decir, los Demócratas en el Congreso permitirán que la guerra continúe hasta el año de las elecciones, cuando han de adoptar una postura (puramente verbal) anti bélica en las campañas para el Congreso y la presidencia. Observa Newsweek: "No esperen que Obama—y la mayoría de los Demócratas—traten de bloquear a George W. Bush cuando éste le pida al Congreso, durante las próximas semanas, otro billón para la guerra. El partido no va a negar los fondos, y ni siquiera va a exigir condiciones".

Los Demócratas están preparados para brindar su apoyo a que el poder militar sea más extenso. El nuevo dirigente de la mayoría Demócrata en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, por el estado de Maryland, hizo una entrevista con el Jerusalem Post publicada el domingo, en la que abogó, sin descontar acción militar, por ponerle más presión diplomática a Irán y someter a ese país a sanciones económicas. En respuesta a una pregunta acerca de ataques aéreos contra las instalaciones nucleares de Irán, Hoyer dijo, "No he descartado esa idea. No es una opción que deseamos considerar hasta que sepamos que existe otra opción".