Español

Panel de la ONU describe crímenes de guerra masivos en guerra respalda por EUA contra Yemen

El borrador de un informe preparado por un panel sobre derechos humanos de las Naciones Unidas ha detallado los masivos y salvajes crímenes de guerra contra el pueblo de Yemen en los últimos tres años de la guerra librada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos con el indispensable apoyo militar y político de Washington.

El informe fue producido por el Grupo Eminente de Expertos Independientes, Internacionales y Regionales sobre Yemen, un organismo formado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en septiembre del año pasado, otorgándole un mandato de un año para investigar violaciones de derechos humanos en este empobrecido país asolado por la guerra.

La formación del grupo fue un revés para Riad y Washington, los cuales habían repelido con éxitos los intentos previos de montar una investigación sobre la guerra cuasigenocida contra el pueblo yemení. No obstante, el grupo de expertos no obtuvo ni siquiera el poder limitado de una comisión plena de investigación de la ONU de recomendar procesos judiciales por crímenes de guerra en el tribunal penal internacional.

El informe atribuye la gran mayoría de las bajas civiles —que coloca en 6.475 muertos y 10.231 heridos, pese a que admite que las cifras reales son mucho mayores— a los ataques aéreos de Arabia Saudita, los cuales "impactaron áreas residenciales, mercados, funerales, bodas, centros de detención, barcos civiles e incluso instalaciones médicas".

El informe se produce inmediatamente después de dos horribles atrocidades en un lapso de tan solo dos semanas que cobraron la vida de al menos 60 niños y más de una docena de adultos. La primera tuvo lugar el 9 de agosto, cuando un avión de combate saudí lanzó una bomba de 225 kg contra un autobús que transportaba estudiantes de un campamento de verano a una tradicional ceremonia para marcar el fin del verano, matando a 40 niños y al menos 11 personas más. Mientras que los funcionarios saudíes negaron la responsabilidad del ataque y el Pentágono afirmó que todavía estaba investigando el asunto, CNN informó en el lugar de los hechos que los restos de la bomba indicaban que fue fabricada por el gigante contratista de armas estadounidense, Lockheed Martin.

Esto fue seguido por otro ataque asesino contra mujeres y niños que huían de un vecindario en la ciudad portuaria de Hodeida el 23 de agosto. Un misil saudí impactó el camión en el que viajaban, matando al menos a 22 niños y cuatro mujeres.

Como el informe deja en claro, estas masacres no son en absoluto una excepción.

El Grupo de Expertos examinó 60 casos en los que Arabia Saudita llevó a cabo ataques aéreos contra zonas residenciales, ocasionándole la muerte a más de 500 civiles, incluyendo a 84 mujeres y 233 niños. Investigó 29 casos en los que se llevaron a cabo bombardeos de espacios públicos, como hoteles, matando a otros 300 civiles. Además, revisó 11 ataques aéreos contra mercados, matando y mutilando a cientos más. También investigó bombardeos contra funerales y bodas, siendo el más infame el ataque de octubre de 2016 contra el salón Al Kubra en la ciudad de Saná, durante el funeral del padre de un alto funcionario, que mató al menos a 137 civiles y dejó a 695 heridos.

También se investigaron los ataques aéreos contra instalaciones de detención, barcos civiles que transportaban tanto a pescadores como a refugiados y numerosas instalaciones médicas y ambulancias, así como "sitios educativos, culturales y religiosos".

El panel también citó el uso por parte de los aviones de combate saudíes de "ataques dobles", en los que se realiza un segundo ataque contra un objetivo rápidamente después del primero para matar a los primeros en responder y otros que corren a la escena para ayudar a los heridos.

Los incidentes citados en el informe no componen de ninguna manera una lista exhaustiva de todos los ataques aéreos, estimados en más de 18.000 contra Yemen en los últimos tres años, sino que son solo representativos de la carnicería en marcha.

El informe utiliza un lenguaje adormecido que oculta la campaña asesina para obligar al pueblo yemení a someterse a la dominación saudita. Pone en tela de juicio el "proceso apuntar a objetivos" y la "eficacia de las medidas cautelares" adoptadas para proteger a los civiles por parte de la coalición liderada por Arabia Saudita, y expresa "serias preocupaciones sobre el respeto al principio de distinción" entre los objetivos militares y civiles.

Al mismo tiempo, reconoce que los aviones de combate saudíes están utilizando municiones guiadas de precisión, suministradas por los EUA, las cuales "normalmente indicarían que el objeto alcanzado era el objetivo".

Exacto. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y sus aliados están llevando a cabo una masacre prolongada y deliberada contra una población yemení en gran parte indefensa.

También son referidos como una "violación de las leyes internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario", es decir, un crimen de guerra, los "bloqueos de facto " de las fronteras yemeníes dirigidos por Arabia Saudita y respaldados por Estados Unidos, así como sus puertos marítimos y aeropuertos.

"El impacto de estos acontecimientos en la población civil ha sido inmenso", dice el informe, refiriéndose a los bloqueos. "El acceso a los alimentos y el combustible ha disminuido significativamente, debido a los mayores costos de llevar los productos a los mercados. Estos costos se han transferido a los consumidores, lo que hace que los bienes limitados disponibles sean inaccesibles para la mayoría de la población. El problema se ha agravado por la falta de pago del Gobierno de los salarios del sector público, que afecta a un cuarto de la población, desde agosto de 2016. Los efectos de los aumentos de precios junto con la erosión de su poder adquisitivo han sido desastrosos para la población".

Como resultado, el informe agrega: "En abril de 2018, casi 17,8 millones de personas padecían de inseguridad alimentaria y 8,4 millones estaban al borde de la hambruna. Las instalaciones de salud no funcionaban, el agua potable era menos accesible y Yemen todavía sufría el mayor brote de cólera en la historia reciente".

El bloqueo también ha impedido que las personas busquen tratamientos médicos que no pueden obtener dentro de Yemen. En agosto pasado, el Ministerio de Salud de Sana informó que 13.000 yemeníes habían muerto debido a condiciones de salud que podrían haber sido tratadas si los sauditas no hubieran cerrado los aeropuertos del país. Justamente esta semana, el ministro de salud hizo un llamamiento para suspender el bloqueo para que las víctimas de los recientes atentados, incluidos niños gravemente heridos, puedan viajar a hospitales en el extranjero.

El informe también cita como crímenes de guerra las desapariciones forzadas y empleo de tortura sistemáticas, las detenciones arbitrarias y la violación sexual de yemeníes detenidos por la coalición liderada por Arabia Saudita, en particular por parte de las fuerzas militares desplegadas en el país por los Emiratos Árabes Unidos.

"En la prisión de Bir Ahmed, las fuerzas de los Emiratos Árabes atacaron las instalaciones y perpetraron violencia sexual", dice el informe. "En marzo de 2018, casi 200 detenidos fueron desnudados en un grupo mientras personal de los Emiratos Árabes Unidos examinaba sus anos a la fuerza. Durante esta búsqueda, múltiples detenidos fueron violados digitalmente y con herramientas y palos".

Además, los detenidos han sido "golpeados, electrocutados, suspendidos boca abajo, ahogados, amenazados con violencia contra sus familias y recluidos en aislamiento durante períodos prolongados".

El informe también alude a la tortura y violaciones desenfrenadas de refugiados, especialmente somalíes y eritreos, a manos de las Fuerzas de Seguridad, compuestas por milicias islamistas desplegadas por la coalición encabezada por Arabia Saudí en las fronteras de Yemen.

El informe concluye que el panel de expertos "ha identificado, en lo posible, a individuos que pueden ser responsables de crímenes internacionales, y la lista de personas ha sido presentada" al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Sin embargo, no hay indicación de que esta lista incluya nombres de oficiales políticos y militares, cuya participación hace posible la guerra en Yemen. Estos incluirían a Barack Obama, Donald Trump, James Mattis, el general Joseph Votel y muchos otros en los cargos más altos del Pentágono y la CIA, así como en el Partido Demócrata y el Republicano.

La única referencia indirecta al papel de Washington es una recomendación de que "la comunidad internacional... se abstenga de proporcionar armas que puedan usarse en el conflicto en Yemen".

El apoyo de Estados Unidos a la guerra encabezada por Arabia Saudita, iniciada con Obama, ha incluido no solo el suministro de decenas de miles de millones de dólares en armamento estadounidense que ha sido utilizado contra el pueblo yemení, sino también la colaboración indispensable del Pentágono para proporcionar reabastecimiento de combustible en vuelo para aviones de guerra sauditas, sin los cuales no podrían llevar a cabo sus bombardeos asesinos. Se ha establecido un centro logístico conjunto en Riad para suministrar inteligencia estadounidense para los ataques saudíes y, desde diciembre pasado, las tropas de operaciones especiales estadounidenses se encuentran desplegadas secretamente en el terreno para ayudar a las fuerzas sauditas.

La Casa Blanca y el Pentágono no tienen ninguna intención de detener su participación en la guerra de Yemen, que ven como parte de una campaña regional para revertir la influencia iraní y establecer la hegemonía estadounidense sobre la región petrolera de Oriente Próximo.

Esto quedó claro el martes cuando el secretario de Defensa, Mattis, desestimó en una conferencia de prensa en el Pentágono las recientes atrocidades que cobraron la vida de más de 60 niños. Afirmó que Estados Unidos estaba trabajando con los saudíes para reducir las bajas civiles, pero "reconocemos que no vamos a lograr la perfección". Se refirió al autobús lleno de niños que estalló por una bomba estadounidense, impactándolo como un "objetivo dinámico".

Los "expertos" de la ONU no pretenden culpar a Washington por los crímenes de guerra en Yemen, del mismo modo que el organismo internacional no ha hecho nada para llevar ante la justicia a los funcionarios estadounidenses responsables de la serie de guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria. que se han cobrado la vida de millones y han convertido a decenas de millones en refugiados.

Cualquier rendición de cuentas auténtica por la matanza en Yemen, así como del sociocidio más amplio llevado a cabo por el imperialismo estadounidense en todo Oriente Próximo colocaría a figuras como Mattis, Obama, Trump y otros en el banquillo, como sucedió en Nuremberg con los líderes supervivientes del Tercer Reich de Hitler.

Rendir cuentas con los criminales de guerra de Washington es una tarea para la clase obrera estadounidense, unida en lucha con los trabajadores de todo Oriente Próximo y el planeta.

(Artículo publicado originalmente el 29 de agosto de 2018)

Loading