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Trabajadores automotores de Brasil denuncian silencio de sindicato sobre cierres de plantas de GM

El viernes 7 de diciembre, un equipo de reporteros del WSWS fue a la planta automotriz en operación más antigua en Brasil, inaugurada por General Motors en São Caetano do Sul en 1930. Actualmente, con una plantilla de 9,300 trabajadores, está ubicada en el centro de la mayor concentración industrial de América del Sur, el cinturón industrial que rodea la ciudad de São Paulo, usualmente denominado el ABC por sus principales ciudades: Santo André, São Bernardo do Campo y São Caetano do Sul.

El equipo de reporteros distribuyó la declaración "Un llamado a la acción para luchar contra los cierres de plantas y despidos masivos de GM" traducida al portugués y conversó con los trabajadores sobre la reestructuración global planificada por GM. Además de las plantas en los Estados Unidos y Canadá, se espera que resulte en el cierre de la segunda planta de GM más grande en Brasil, 150 km al norte de ABC en la ciudad de São José dos Campos, que actualmente emplea a aproximadamente 4,000 trabajadores, comparado a una fuerza laboral de 12,000 a principios de esta década.

Brasil se encuentra actualmente en la peor crisis económica en la historia del país, con una caída del 8 por ciento del PIB entre 2015 y 2016, seguida por la recuperación más lenta en la historia de Brasil. La producción industrial se redujo aún más precipitadamente que el PIB, en un 20 por ciento a la altura de la crisis, y en la actualidad todavía está un 15 por ciento por debajo de su máximo histórico de 2011.

Los reporteros de WSWS conversaron con los trabajadores de GM en Brasil sobre la contradicción entre la interconexión global de la cadena de producción mundial de la industria automotriz y la economía capitalista moderna en su conjunto, y el nacionalismo promovido por los sindicatos en Brasil, al igual que en los Estados Unidos y en todo el mundo, que solo sirven para ayudar a las corporaciones capitalistas que amenazan con cerrar plantas y trasladar la producción a otros países para obtener concesiones de los trabajadores.

Esta estrategia de dividir y conquistar enfrenta no sólo a los trabajadores de un país contra los de otro, sino que también provoca la competencia entre los Gobiernos estatales y municipales brasileños, que periódicamente se apuran a satisfacer las demandas de los patrones, incluyendo recortes de impuestos y desregulación social y ambiental, con el fin de atraer o mantener la producción en medio de amenazas corporativas de trasladarse a otras regiones del país.

Para los trabajadores de GM brasileños, la experiencia reciente más significativa con los cierres fue la carrera hacia el fondo entre tres de los principales estados industriales de Brasil: São Paulo (SP), Santa Catarina (SC) y Rio Grande do Sul (RS), para ofrecer la mejor oferta a través de concesiones a GM. Los sindicatos locales en las cuatro ciudades afectadas (Gravataí-RS, Joinville-SC, São Caetano do Sul-SP y São José dos Campos-SP) no solo presumieron de su capacidad para obtener concesiones de los trabajadores, sino que mintieron sobre el "radicalismo" de los otros sindicatos. Les dijeron a sus respectivos miembros que la falta de concesiones era responsable de los posibles cierres, y que solo los recortes salariales mantendrían empleos en cada ciudad.

En la planta más amenazada, en São José dos Campos, el sindicato local impuso a la fuerza una reducción salarial del 50 por ciento, la introducción de turnos los domingos y 500 despidos a cambio de la promesa de GM de traer nuevas inversiones y que se daría prioridad a los despedidos para su recontratación.

El acuerdo se firmó en 2013, ya que la producción industrial estaba cayendo bruscamente y millones de brasileños llenaban las calles en protestas contra el creciente costo de la vida. La reacción de los sindicatos fue ocultar las noticias sobre lo que enfrentaban los trabajadores en toda la industria automotriz y acusar a los manifestantes de que eran simplemente de derechas y que querían derrocar al Gobierno del Partido de los Trabajadores.

El sindicato de São José dos Campos amenazó sumisamente con demandar a GM y se quejó de que no había ninguna razón para que GM moviera la producción, ya que el sindicato estaba haciendo cumplir las demandas de la empresa. Mientras tanto, en febrero de 2017, a 150 km al sur, en São Caetano do Sul, el sindicato local también amenazó a los trabajadores con el cierre de la planta, mintiendo a los trabajadores y poniéndose del lado de la gerencia.

El 22 de febrero de 2017, el periódico local del sindicato de trabajadores metalúrgicos de São Caetano destacó comentarios de su presidente, conocido como Cidão, diciendo a los trabajadores: "GM podría llevarse la producción a cualquier lugar y cerrar plantas, incluyendo la nuestra, que es antigua y está atrasada en tecnología". El informe agregó que "el mejor ejemplo es São José dos Campos, donde no hubo acuerdo y han despedido a 8,000 trabajadores". En marzo, los trabajadores de São Caetano do Sul votaron por un contrato que congelaba los salarios a los niveles de 2014, a pesar de la inflación durante el período de crisis, recortaba los salarios de los trabajadores del turno nocturno, daba libertad a la empresa a suspender el trabajo y poner fin a la garantía de estabilidad laboral para los nuevos empleados heridos en el trabajo.

Rogério, un trabajador de GM de São José dos Campos, habló con el WSWS sobre el intento del sindicato de aislar a los trabajadores de diferentes plantas, y más aún de los trabajadores de otros países. Al conocer la reestructuración global de GM a través de los grupos de trabajadores por Whatsapp, dijo: "Del sindicato lo que escuchamos es que habrá inversiones aquí". Expresó su desconfianza en las justificaciones de la empresa para los cierres, diciendo: "Todo esto puede ser conectado con chantajear a los trabajadores para que acepten más concesiones", un hecho admitido abiertamente en un artículo del 29 de noviembre anunciado en la publicación de la industria estadounidense Automotive News intitulado "GM envía un mensaje audaz a UAW con posibles cierres de plantas". Rogério agregó que "este esquema probablemente ha sido desarrollado por la gerencia en coordinación con su presidente [Trump]".

Rogério también expresó su acuerdo con los paralelos trazados por el equipo de WSWS entre el rescate de GM por parte de Obama en 2009 y las exenciones fiscales ofrecidas por la presidenta Rousseff del Partido de los Trabajadores a partir de 2013, ambas vinculadas a pasos para diezmar los salarios.

Un trabajador de mantenimiento por contrato, Denis, también expresó su disgusto por la actitud del sindicato hacia la noticia de los cierres de planta planeados en EUA y Canadá. Dijo: "Entre los trabajadores se habló de estos cierres, pero el sindicato no dijo nada". Cuando se le preguntó a Denis sobre el motivo de este silencio, respondió: "El dinero habla", mientras que el argumento del sindicato de que aumentar la competitividad asegurará sus puestos de trabajo es "solo un intento de engañarnos". Cuando se le preguntó si los trabajadores se unirían a una lucha internacional unida, respondió decididamente: "¡Por supuesto que lo haría!".

Felipe, otro trabajador subcontratado, también expresó disgusto con la línea nacionalista de los sindicatos, que quieren imponerles más concesiones. "Eso es lo que escuchamos todo el tiempo, sobre las compañías que trasladan la producción a China", dijo.

Los trabajadores también expresaron su sorpresa por las condiciones sociales en los Estados Unidos y criticaron enérgicamente a los sindicatos por mantenerlos en la oscuridad sobre los problemas que enfrentan los trabajadores en otros países. Mientras los periodistas les contaban sobre la crisis del agua en Flint y los empleos de bajos salarios que prevalecen en las antiguas ciudades industriales que obligan a algunos trabajadores a vivir en sus automóviles, muchos dijeron de su sindicato: "No quieren que sepamos" el impacto de décadas de concesiones.

Cuando los últimos trabajadores abandonaron la planta, un grupo de trabajadores que fueron enviados para instalar una nueva automatización en la planta se acercaron al equipo de reporteros del WSWS y dijeron que su labor solo podría dar lugar a más despidos. Uno de ellos declaró sombríamente: "La verdad es que nuestro trabajo hoy aquí era tomar los empleos de otras personas". Uno de ellos, Marcos, también denunció a los sindicatos y dijo que los trabajadores habían "perdido una oportunidad de defenderse" con el aislamiento promovido por los sindicatos y todas las fuerzas políticas, desde la derecha hasta la pseudoizquierda, durante la poderosa huelga de los camioneros que paralizó el país el mayo pasado.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de diciembre de 2018)

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