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El partido alemán La Izquierda respalda a la Unión Europea

Antes de su congreso de este fin de semana, el partido alemán La Izquierda (Die Linke) ha quitado toda crítica a la Unión Europea de su programa electoral europeo.

El ejecutivo del partido ha eliminado del borrador de su programa un pasaje en el que se describe a la UE como “militarista, no democrática y neoliberal”. El domingo por la tarde en el programa de la ARD “Informe desde Berlín”, Dietmar Bartsch, el dirigente del partido La Izquierda en el Bundestag (parlamento), anunció, “Este pasaje no será enviado, ha sido cambiado”.

Bartsch justificó la eliminación del pasaje diciendo que si el partido La Izquierda presentara críticas duras a Europa, su posición se parecería a la de los partidos populistas de Italia, Hungría y Francia. “Nuestro cometido no es dejarle Europa a la derecha”, dijo. El partido La Izquierda quería “construir sobre la tradición del proyecto pacífico europeo, el gran proyecto cultural”, añadió.

El lunes, los copresidentes del partido Bernd Riexinger y Katja Kipping confirmaron que el ejecutivo del partido había votado adoptar un borrador de programa que defendía a la UE y exigía hacerla “más social” y “más democrática”, con solo dos votos en contra. “La vieja oración ya no está en él”, dijo Riexinger. Kipping se describió a sí misma como una “europea resplandeciente”.

La decisión del ejecutivo fue precedida por una disputa interna en el partido en la que Bartsch y el antiguo dirigente del partido Gregor Gysi, Wulf Gallert de Sajonia-Anhalt y el delegado parlamentario Stefan Liebich se dijeron lo que pensaban. Condenaron públicamente el hecho de que el borrador original contrapusiera la “Unión Europea de los millonarios” a una “Europa en solidaridad con los millones”, criticaron los tratados de la Unión Europea como la personificación del “neoliberalismo y la búsqueda de la ganancia” y acusaron a la UE de haberse vuelto “más neoliberal y autoritaria” en los últimos 10 años.

Gallert dijo que la descripción de la Unión Europea era “tan radicalmente negativa que plantea la cuestión de por qué vamos a participar en las elecciones parlamentarias de una Unión Europea que combina todas las malas cosas … Tenemos que dejar de desmovilizar a nuestros votantes”. Liebich dijo que la tarea del partido La Izquierda era “proteger a la UE de la destrucción por parte de Le Pen, Strache, Salvini y Gauland”.

El intento del partido La Izquierda de retratar la defensa de la UE como una lucha contra el ascenso de la derecha es demagogia del peor tipo. En realidad, la derecha está ganando influencia principalmente a causa de que los defensores de “izquierdas” de la UE le dan rienda suelta para canalizar la ira y la indignación contra esta institución reaccionaria y dirigirla a lo largo de un camino nacionalista.

Cada día, millones de trabajadores experimentan la UE como un brazo extendido de poderosos intereses financieros que destruyen sus niveles de vida mediante austeridad despiadada, invierten miles de millones en el rearme militar, construyen un aparato policial y de vigilancia orwelliano, incitan al odio contra los inmigrantes y envían a miles de refugiados a una muerte segura.

Con la UE, el partido La Izquierda no está defendiendo a “Europa” contra la derecha, sino al capitalismo contra la clase trabajadora. Por eso persigue igualar la oposición de la clase trabajadora a la Unión Europea con los extremistas nacionalistas de derechas —Le Pen, Strache, Salvini y Gauland de la Alternativa para Alemania (AfD). De hecho, no podría ser más aguda la antítesis entre una oposición izquierdista y una derechista a la UE.

La oposición de las masas está dirigida contra la desigualdad social, el militarismo y la opresión política e inevitablemente asume formas internacionales. Por ejemplo, la rebelión de los “chalecos amarillos” franceses contra los ataques sociales del antiguo banquero inversor Emmanuel Macron ha sido recibida con protestas de simpatía y solidaridad en otras partes de Europa. En casi todos los países europeos están creciendo el número y el grado de las huelgas y protestas contra los bajos salarios, la explotación y la represión política.

Esta es la base objetiva para una verdadera unificación de Europa —no como una alianza de potencias imperialistas armadas hasta los dientes, sino como los Estados Unidos Socialistas de Europa, en los que gobiernos obreros expropien a las grandes corporaciones y fortunas y desplieguen los vastos recursos humanos y materiales del continente para satisfacer las necesidades de la sociedad, en vez del interés por las ganancias de unos pocos.

El regreso de la extrema derecha, por otro lado, es un resultado directo de la política de la UE. La austeridad, el militarismo, el fortalecimiento de los poderes policiales y los ataques a los refugiados le allanaron el camino.

Partidos derechistas se encuentran ahora en el gobierno en nueve países de la UE. En Alemania, la ultraderechista Alternativa para Alemania goza del apoyo de las altas esferas del servicio de inteligencia, el ejército, la policía y las universidades. Igual que hace 90 años, la clase gobernante necesita al fascismo para aplastar la resistencia de la clase trabajadora y preparar nuevas guerras.

La UE siempre ha sido un instrumento de los intereses económicos y financieros más poderosos de Europa contra la clase trabajadora y contra los rivales internacionales del capital europeo. Con la intensificación del conflicto con los EUA, que tras la Segunda Guerra Mundial ha venido actuando como el protector militar de Europa y como un árbitro político, los viejos conflictos entre las potencias Europas están volviendo a estallar. El Reino Unido va en camino de abandonar la UE; Francia e Italia están implicadas en una guerra mediante representantes por el petróleo en Libia; París ha retirado a su embajador de Roma; y Alemania se esfuerza por llegar a ser el capataz de Europa.

La Conferencia de Seguridad de Munich de este mes jalonó un punto de inflexión respecto a esto. La conferencia estuvo marcada por feroces conflictos entre los socios de la OTAN, todos los cuales respondieron con un énfasis incrementado sobre la política de gran potencia y el militarismo. “Sujeto u objeto de la política mundial —esta es la cuestión crucial del futuro, ante la cual se encuentra Europa”, dijo el Ministro de Exteriores alemán Heiko Maas del Partido Socialdemócrata resumiendo la nueva orientación.

Por eso el partido La Izquierda ya no puede tolerar ninguna crítica a la UE en su programa. En el pasado, sus críticas a la UE no eran más que de boquilla, sin consecuencias prácticas. La Izquierda ha apoyado consistentemente a la UE y su política de austeridad y de gran potencia. Stefan Liebich estuvo implicado en la preparación del libro blanco “Nueva Potencia —Nueva Responsabilidad” de 2013, que sentó las bases para el regreso del militarismo alemán. Y La Izquierda todavía sostiene a su colega político Alexis Tsipras, que presidió un devastador programa de austeridad de la UE contra la clase trabajadora de Grecia.

En la medida en que La Izquierda ha hecho alguna crítica al militarismo alemán, ha estado dirigida a su dependencia de los Estados Unidos. Ahora que el gobierno federal está comprometido con una política exterior y militar más independientes, La Izquierda está totalmente implicada.

El Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad —SGP) es el único partido que está presentando un programa electoral en las elecciones europeas dirigido contra el ascenso de la derecha y la UE. Junto a sus partidos hermanos del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, lucha por la unificación del continente sobre una base socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 21 de febrero de 2019)

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