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Líder partidario de Mélenchon respalda la Agrupación Nacional neofascista de Le Pen

La semana pasada, Andréa Kotarac, un joven líder del partido Francia Insumisa (LFI, por sus siglas en francés) de Jean-luc Mélenchon, anunció su renuncia y su apoyo al movimiento neofascista de Marine Le Pen contra su antiguo partido. Los medios de comunicación han dado una amplia cobertura a sus posiciones reaccionarias.

"Al haber nacido en 1989, debo admitir que no me preocupo por los tabúes planteados por la izquierda de la década de 1980", declaró a la revista de extrema derecha Elements. “Las elecciones europeas son una oportunidad única para tomar una decisión: ya sea confortar a Macron y su política de recortes sociales que está generando una Europa federal; o votar útilmente por la única lista capaz de vencerlo la noche del 26 de mayo. Por lo tanto, he tomado una decisión: votaré por la lista encabezada por Jordan Bardella y Marine Le Pen".

En BFM-TV, Kotarac declaró: "Macron ha catalizado la ira de los franceses ... Ha respondido con arrogancia e insultos". Por lo tanto, Kotarac solicitó un voto neofascista para "bloquear" a Macron. Kotarac saludó a Marine Le Pen y declaró que se sentía "bastante alineado con su lado social y su apego al carácter indivisible de la nación francesa".

En respuesta, Mélenchon declaró que las acciones de Kotarac fueron una traición, un "truco sucio" y una "bomba apestosa de fin de campaña".

Esta explicación es demasiado fácil. De hecho, la alineación de Kotarac con los neofascistas no requirió ningún cambio fundamental en las concepciones nacionalistas que sostuvo dentro de LFI y que eran ampliamente conocidas. Basado en el nacionalismo de Mélenchon, desarrolló una profunda hostilidad hacia los trabajadores inmigrantes. Por lo tanto, declaró: "Sobre la inmigración, Jean-Luc Mélenchon tiene un buen análisis, ha dicho que la inmigración es un sufrimiento ... Ya que es un sufrimiento, debe ser detenido". Agregó: "Prefiero que las personas vivan con dignidad y orgullo, en su propio país".

Kotarac llamó la atención del público asistiendo a una conferencia organizada por el Kremlin en Crimea, donde habló junto a dos neofascistas franceses, Thierry Mariani y Marion Maréchal Le Pen. Esta última asiste abiertamente a las reuniones de Action Française, el movimiento antisemita y vichyista de Charles Maurras en el siglo XX.

La evolución de Kotarac de LFI en dirección de los neofascistas no es una coincidencia ni un incidente individual. Corresponde a una lógica de clase profunda.

Frente al resurgimiento de las luchas de la clase trabajadora contra las burocracias sindicales, los pequeñoburgueses nacionalistas en el movimiento populista de "izquierda" se están moviendo bruscamente hacia la derecha. Aterrados por la erupción de huelgas y protestas, incluyendo en Portugal, la huelga de maestros polacos, las protestas francesas de los "chalecos amarillos" y las luchas de los trabajadores y jóvenes argelinos contra el régimen militar, buscan un líder fuerte para unificar a la nación, y sofocar y reprimir la oposición de la clase trabajadora.

Los cálculos electorales que empujaron a Kotarac a los brazos de la extrema derecha reflejan la bancarrota política de LFI. Desde la erupción del movimiento de los "chalecos amarillos", el partido de Mélenchon se ha derrumbado. Recibió siete millones de votos, o el 20 por ciento del total, en las elecciones presidenciales de 2017 y fue proclamado el "mayor rival de Macron" justo después de la elección. La evolución del partido, y la de Kotarac, confirman las advertencias del Partido Socialista por la Igualdad (PES, por sus siglas en francés) sobre el papel reaccionario del nacionalismo populista de Mélenchon.

LFI no organizó una protesta masiva para apoyar a los "chalecos amarillos" ni se opuso a los actos de violencia policial contra ellos, sino que se alineó con los sindicatos, que estrangularon las huelgas de camioneros y trabajadores portuarios y calumniaron públicamente a los "chalecos amarillos" como neofascistas. Ahora, en medio del creciente pánico en los círculos gobernantes, el LFI está desacreditado entre los trabajadores por su inacción y se ha reducido a apenas el 8 por ciento en las encuestas electorales europeas.

Frente a una debacle electoral, LFI se divide entre una facción "populista" que se orienta más hacia los neofascistas, y una facción alrededor de Mélenchon, que está tratando de reconstruir una alianza de "federación popular" con el Partido Socialista (PS) de la gran patronal, del cual surgió Macron.

Esta evolución subraya el abismo de clase que separa al PES de LFI. El PES destacó que el movimiento de los "chalecos amarillos" era parte de un resurgimiento internacional de las luchas de la clase obrera que refuta la propaganda burguesa de que la disolución estalinista de la Unión Soviética marcó el "Fin de la historia" y el triunfo final del capitalismo. Todas las principales huelgas y protestas en todo el mundo han culminado en amargas confrontaciones con la elite gobernante. El único resultado progresista es la toma de poder por parte de la clase obrera.

La trayectoria del ala derecha de LFI refleja sobre todo el rechazo al trotskismo por parte de su fundador, Mélenchon. Primero se unió a la Organización Comunista Internacionalista (OCI) de Pierre Lambert, cuando rompía con el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) para apoyar la llamada "Unión de la Izquierda" entre el PS y el estalinista Partido Comunista Francés. Los miembros de la OCI trabajaron simultáneamente en el PS, incluido el futuro primer ministro proausteridad, Lionel Jospin y Mélenchon, quien fue asesor, senador y ministro del PS entre 1976 hasta 2008.

La superficialidad de la ruptura de Mélenchon con el PS para fundar el Frente de Izquierda en 2009 ahora queda expuesta por sus llamados a una alianza renovada con éste. Realizó esta maniobra junto con el exsocialdemócrata Oskar Lafontaine, del partido La Izquierda en Alemania, una coalición entre los estalinistas que restauraron el capitalismo en Alemania Oriental y las tendencias socialdemócratas o pequeñoburguesas de Alemania Occidental. Al mismo tiempo, se alió con el partido Syriza de Grecia, que actualmente está en el poder e impone miles de millones de euros en recortes sociales contra los trabajadores de Grecia.

La evolución de Kotarac es otra advertencia sobre el papel contrarrevolucionario de estos partidos, cuya orientación conscientemente pequeñoburguesa se refleja en su rechazo explícito del marxismo. Frente a los "chalecos amarillos", Mélenchon destacó su populismo, inspirado en las teorías de Chantal Mouffe. Mientras insistía en que una "resolución institucional de los eventos" era esencial, denunció en su blog "el dogma tradicional de la izquierda tradicional y la extrema izquierda", es decir, "la centralidad del concepto del proletariado y la revolución socialista como la inevitable combinación en la dinámica de la historia".

Décadas después de que Mélenchon sacara las conclusiones políticas que surgían de la orientación liquidacionista de la OCI y se uniera directamente al PS, Kotarac ahora está sacando las conclusiones del populismo nacionalista de Mélenchon y pasando del LFI al neofascismo. Esto subraya la importancia de la lucha del CICI por fundar su sección francesa, el PES, como la alternativa política para la clase obrera a la evolución derechista de todo el entorno pseudoizquierdista que surgió del movimiento estudiantil pequeñoburgués posterior a 1968.

Ambas estrategias electorales que emergen dentro del LFI, las alianzas con la extrema derecha o con el PS, son reaccionarias e impopulares. La declaración de Kotarac que encomia el "lado social" de la heredera política del régimen fascista de Vichy y su supuesta capacidad para unificar a Francia es obscena. Si ella estuviera en el poder, Le Pen llevaría a cabo una política de austeridad violenta, militarismo y represión policial, como ya hizo su aliado italiano, el ministro del Interior, Matteo Salvini.

Pero ninguna diferencia fundamental separa a las facciones de LFI que se orientan hacia la extrema derecha de las más orientadas hacia el PS que giran en torno a Mélenchon. El PS, que impuso la ley laboral y el estado de emergencia, fue el que inició la política de austeridad violenta y la represión policial-militar de Macron, quien también aclamó al dictador fascista de Francia, Philippe Pétain. Y Mélenchon, al resaltar su populismo antimarxista, ayudó a cultivar las fuerzas que ahora lo traicionan.

Después de dejar el PS en 2008, hizo muchas amistades con políticos nacionalistas de extrema derecha, como Henri Guaino o el periodista petainista, Eric Zemmour. También reclutó a LFI una amplia capa de "populistas" extraídos de la policía y del ejército. El exasesor de política exterior de Mélenchon y exoficial de inteligencia serbio, Djordje Kuzmanovic, fue solo un ejemplo particularmente notable de este fenómeno.

La extrema derecha, que tiene profundas raíces en la policía, las agencias de inteligencia y el cuerpo de oficiales, se codea constantemente con los miembros del LFI en estos círculos y realiza su propaganda entre ellos. El relato de la revista Elements sobre cómo se produjo su entrevista con Kotarac y cómo se unió a la extrema derecha ofrece dar un vistazo revelador de estos lazos que la extrema derecha está desarrollando con fuerzas de la pseudoizquierda como LFI:

Comenzamos nuestra búsqueda, llamando a la izquierda, a la derecha, y finalmente a Francia Insumisa, a los que habían cerrado la puerta y se habían ido, a los que estaban decepcionados y a todos los demás. ... Se preparó la renuncia de Andréa Kotarac, así como la expulsión de representantes de una línea nacionalista dentro de Francia Insumisa como François Cocq o Djordje Kuzmanovic. Indudablemente habrá más. Y les daremos la bienvenida en las páginas de Elements, como hicimos para Denis Collin, quien está en el partido República Soberana de Djordje Kuzmanovic; Jacques Nikonoff, expresidente del movimiento antiglobalización Attac; el fundador de la revista Politis, Bernard Langlois.

El movimiento de esta capa hacia la extrema derecha es el resultado final de la larga y reaccionaria evolución de la pequeña burguesía nacionalista y antitrotskista, incluido el propio Mélenchon. De hecho, Elements podría haber agregado que la revista de extrema derecha Krisis dio la bienvenida a Mélenchon para una entrevista en 1992, cuando fue asesor del presidente del PS y exfuncionario de Vichy, François Mitterrand.

Los medios han repetido sin cesar que el anuncio de Kotarac confirma que la extrema izquierda está, de hecho, cerca de la extrema derecha, como las dos extremidades de una herradura. Un argumento recurrente y anticomunista de la Guerra Fría, esta "teoría de la herradura" es fundamentalmente defectuosa. Excusa a Macron, que supuestamente se encuentra en el "centro" de la élite política gobernante, pero que ha rendido tributo a Pétain y ha llevado a cabo una política autoritaria con guerras imperialistas en África y una represión violenta contra los "chalecos amarillos". No es que los "extremos" se estén acercando, sino que toda la élite política se está desplazando violentamente hacia la derecha, en contra de la clase obrera.

La alternativa política a la histérica evolución nacionalista de las capas sociales alrededor de LFI es la lucha del CICI por defender la continuidad del trotskismo y restablecerlo en Francia mediante la construcción del PES.

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[18 de octubre de 2014]

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2019)

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