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Las potencias imperialistas intensifican su presión sobre el régimen iraní ante protestas

El canciller francés Jean Yves Le Drian anunció esta semana que París está considerando activar un mecanismo en el acuerdo nuclear con Irán que facilitaría la imposición de sanciones por las Naciones Unidas a Teherán. La declaración provocadora es el último ejemplo de un impulso concertado por parte de las potencias imperialistas para intensificar la presión sobre el régimen burgués nacionalista iraní tras el estallido de protestas contra el aumento de los precios del combustible a principios de este mes.

"Cada dos meses, hay otra infracción (del acuerdo de Irán), hasta el punto en que hoy consideramos, y lo digo muy claramente, la implementación del mecanismo de resolución de disputas que existe en el acuerdo", declaró Le Drian durante una audiencia parlamentaria. El canciller francés se refería a las medidas adoptadas por el régimen iraní para reducir su cumplimiento con el acuerdo nuclear de 2015, medidas que han sido provocadas por el abandono del acuerdo por parte de Washington y el rechazo de las potencias europeas a cumplir con los compromisos comerciales y de inversión que asumieron como parte del acuerdo.

Le Drian también citó afirmaciones sin fundamento de que Irán ha patrocinado ataques contra los intereses de Arabia Saudita en la región, una referencia aparente a los ataques aún inexplicados contra varios buques petroleros en el golfo Pérsico el verano pasado y el lanzamiento de misiles por parte de los rebeldes hutíes desde Yemen, el cual ha sido asolado por la guerra, contra la infraestructura petrolera saudita.

La realidad es que la escalada de tensiones con Irán surge del impulso temerario del imperialismo estadounidense para consolidar su control sobre la región productora de la energía más importante del mundo. En los últimos 30 años, el imperialismo estadounidense ha devastado sociedades enteras en todo Oriente Próximo y Asia Central, desde Irak hasta Siria y Afganistán, en un esfuerzo desesperado para compensar su declive económico global usando la fuerza militar.

Lejos de ser un movimiento pacífico, el apoyo de la Administración de Obama al acuerdo nuclear de Irán en 2015 tenía como objetivo principal someter a Teherán a la entrega, manteniendo el derecho de Washington de lanzar provocaciones y ataques militares directos en cualquier momento. Obama mismo admitió que la única alternativa al acuerdo era la guerra.

El abandono de Trump del acuerdo nuclear el año pasado se ha combinado con un mayor despliegue de personal y equipos militares de EE. UU. a la región. Al mismo tiempo, Trump ha fortalecido el apoyo de Washington al despótico régimen saudí, los Estados del golfo y el Gobierno israelí de derecha, con el objetivo de hacer retroceder la influencia iraní en Oriente Próximo y prepararse para un conflicto militar.

Los comentarios más recientes de Le Drian subrayan que las potencias europeas están preparadas para recurrir a medios no menos despiadados para alcanzar sus intereses. Aunque se opusieron a la salida de Trump del acuerdo nuclear y se comprometieron a crear un mecanismo financiero que permitiría a Irán negociar con Europa, la promesa se abandonó rápidamente.

Irán ha respondido, como tiene derecho a hacerlo en virtud del acuerdo de 2015 si las otras partes no cumplen con sus obligaciones, reduciendo su cumplimiento con las restricciones a sus actividades nucleares. Teherán ahora está operando 60 centrifugadoras IR-6, que estaban prohibidas en el acuerdo y pueden enriquecer uranio 10 veces más rápido que otras centrífugas. El presidente Hasan Rohani también indicó que los científicos iraníes pronto comenzarán a inyectar gas de uranio en 1.000 centrifugadoras en una instalación secreta.

Para no ser superado por su homólogo francés, el imperialismo estadounidense ha aprovechado las recientes protestas en Irán para intensificar aún más las tensiones. El martes, el canciller de los Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó al régimen burgués y clerical de abusos contra los "derechos humanos". Pompeo afirmó que el Gobierno de los Estados Unidos había recibido unos 20.000 mensajes que documentaban la represión violenta de las protestas, pero evitó comentar los detalles. Luego amenazó con imponer nuevas sanciones a Irán por "abusos contra los derechos humanos".

Es indudable que las potencias imperialistas, lideradas por Estados Unidos, se esfuerzan por fomentar una oposición violenta de derecha contra el régimen iraní para avanzar su propia agenda reaccionaria, que incluye la paralización económica del régimen iraní y los preparativos para hacer guerra.

Esto dicho, la oposición de un número creciente de trabajadores y pobres al Gobierno iraní está siendo impulsada por crecientes tensiones sociales. Mientras la responsabilidad principal de la profundización de la crisis social y económica en el país de 80 millones de personas recae en las brutales sanciones impuestas por las potencias imperialistas, la crisis también subraya el carácter reaccionario del régimen nacionalista burgués, que está intensificando sus ataques contra la clase obrera ya que busca llegar a un acuerdo con las principales potencias.

El ministro del Interior, Abdolreza Rahmani Fazli, reconoció esta semana que alrededor de 200.000 personas se unieron a las protestas, lo que lo llevó suspender el internet por casi una semana. Unos 7.000 manifestantes fueron detenidos por el régimen. Según Amnistía Internacional, al menos 143 manifestantes fueron asesinados por la represión violenta de las autoridades contra los manifestantes. Sin embargo, Teherán ha desafiado esta cifra, alegando que solo una docena de personas fueron asesinadas en lo que caracterizaron como enfrentamientos violentos entre matones y fuerzas de seguridad.

También se alega que más de 700 bancos y 50 bases militares fueron atacados en todo el país. Según los informes, la ira hacia los bancos privados ha aumentado debido a una serie de casos de corrupción en los que los clientes han perdido dinero.

El alza del combustible en un 50 por ciento ha tenido un efecto dominó en los precios de otros productos básicos. El arroz, el aceite, el pan y los productos lácteos han aumentado entre un 5 y un 10 por ciento.

La agencia oficial de noticias del país informó que los costos de transporte, servicios de mensajería y movimiento de mercancías han aumentado en un 50 por ciento. El rial, la moneda de Irán, cayó de 32.000 por dólar estadounidense cuando se alcanzó el acuerdo nuclear a 126.000 por dólar hoy, lo que hace que los costos de las necesidades básicas sean aún más inasequibles.

Cuando las protestas estallaron inicialmente, los funcionarios del Gobierno, incluyendo el presidente Rohani, reconocieron que la gente tenía derecho a estar enojada por el aumento de precios y protestar. Buscando sofocar la oposición, el Gobierno comenzó a hacer pagos en las cuentas bancarias de los iraníes, declarando que hasta tres cuartos de la población serían elegibles para recibir apoyo financiero para ayudar a compensar el mayor costo del combustible. Sin embargo, el régimen parece estar dejando atrás esta promesa. El ministro de Trabajo y Bienestar, Mohammad Shariatmadari declaró que el Gobierno tendrá que revisar las cuentas bancarias, los activos y los viajes al extranjero de todos los iraníes para determinar la elegibilidad.

Mientras implementa ataques contra los trabajadores y los pobres, el régimen iraní también responde a la presión intensificada de los imperialistas profundizando su cooperación estratégica y militar con Rusia y China. El almirante Hossein Khanzadi, comandante de la rama marina del ejército iraní, anunció recientemente que Irán, Rusia y China realizarán simulacros militares conjuntos en el océano Índico en un futuro cercano. Las reuniones de planificación entre los tres países para el ejercicio se completaron en octubre.

"Un juego de guerra conjunto entre varios países, ya sea en tierra, mar o aire, indica una notable expansión de la cooperación", afirmó Khanzadi. "[Los ejercicios] llevan el mismo mensaje al mundo, que estos tres países han alcanzado un punto estratégico significativo en sus relaciones", agregó.

El almirante continuó declarando que el ejercicio ayudaría a garantizar la "seguridad colectiva" en la región.

No cabe duda de que el imperialismo estadounidense y sus aliados, a través de sus provocaciones y tiranía, son los principales responsables del tenso enfrentamiento en el golfo Pérsico y la creciente amenaza de guerra en toda la región. Pero la afirmación hecha por el régimen iraní de que se puede lograr la "seguridad colectiva" estableciendo una alianza militar más estrecha con Beijing y Moscú es reaccionaria de principio a final. Tal desarrollo simplemente aumenta la probabilidad de que una provocación instigada por los Estados Unidos puede escalar rápidamente hacia una conflagración por toda la región que atraiga rápidamente a todas las grandes potencias en una guerra catastrófica con armas nucleares.

(Artículo publicado originalmente el 30 de noviembre de 2019)

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