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Perspectiva

Élite del Partido Demócrata libra guerra contra Sanders

Los principales oficiales demócratas y los medios alineados con los demócratas están involucrados en una ofensiva coordinada contra la campaña del senador de Vermont, Bernie Sanders.

En una entrevista extraordinaria publicada el martes, la candidata presidencial demócrata en 2016, Hillary Clinton, denunció a Sanders y se rehusó a comprometerse a que apoyaría a Sanders si ganaba la nominación presidencial este año.

Estaba siendo entrevistada sobre un documental que se estrenará en el festival Sundance y estará disponible en Hulu a partir del 6 de marzo. “Estuvo en el Congreso por años. Lo apoyaba un senador”, dijo Clinton. “A nadie le cae bien, nadie quiere trabajar con él; no logró nada. Era un político carrerista. Todo es una farsa y me siento tan mal que la gente haya sido absorbida”.

Hillary Clinton y Bernie Sanders debaten durante las elecciones de 2016, en Flint, Michigan [crédito: AP Photo/Carlos Osorio, archive] [AP Photo/Carlos Osorio]

Cuando le preguntan si esta caracterización sigue siendo cierta, Clinton le respondió afirmativamente al Hollywood Reporter. Cuando le preguntaron si apoyaba a Sanders si ganaba la nominación demócrata este año, Clinton se rehusó a responder, añadiendo: “Todavía no voy a abordar eso. Aún estamos en una temporada primaria muy vigorosa”.

Luego denunció a Sanders y sus principales asesores —que incluyen a su esposa Jane, la exsenadora estatal de Ohio, Nina Turner y otras mujeres— como incorregiblemente sexistas. “Es su equipo directivo. Son sus partidarios prominentes. Son sus Bernie Bros. [hermandad Bernie] en línea y sus ataques intransigentes contra muchos de sus competidores, particularmente las mujeres”, señaló, agregando que Sanders “parecer estar realmente apoyándolo mucho”.

Con esta difamación personal viciosa, Clinton le recuerda al público por qué era tan odiada en 2016. Como encarnación de la corrupta élite del Partido Demócrata, logró perder los comicios presidenciales contra Donald Trump”.

Su negativa a decir que apoyaría a Sanders es notable. En efecto, Clinton está sugiriendo que podría alinearse con Trump en contra del nominado de su propio partido.

La declaración de Clinton es la culminación de una semana de provocaciones políticas y ataques personales. La ofensiva fue iniciada con una bomba fétida política lanzada por la senadora Elizabeth Warren con la ayuda de CNN. Warren afirmó que Sanders le dijo en una reunión privada en 2018 —en la que solo estaban presentes los dos senadores, sin ningún asesor— que una mujer no podría ganar la Presidencia en 2020.

Sanders ha negado repetidamente esta acusación y señalado su absurdidad, tomando en cuenta que Hillary Clinton ganó el voto popular en 2016. Previo a esta campaña, se reunió con Warren y se ofreció a apoyarla para desafiar a Clinton en la disputa por la nominación demócrata. Sanders solo se postuló solo cuando Warren rechazó su oferta.

El columnista del New York Times, Paul Krugman, un antiguo vocero mediático de la élite demócrata, aportó el martes denunciando la campaña de Sanders por mentir presuntamente sobre el apoyo del exvicepresidente Biden a recortes en el seguro social.

Krugman utiliza un incidente menor de la campaña —un asesor de Sanders publicó un extracto de video sobre Biden fuera de contexto— como si fuera un crimen político, describiéndolo tan “malo… casi trumpiano”. Añade: “Lo último que necesitamos es otro presidente que demonice y mienta sobre cualquiera que esté en desacuerdo con él y no pueda admitir nunca estar equivocado”. De hecho, Biden sí habló sobre recortar los aumentos por el costo de la vida del seguro social.

Estas denuncias coinciden con el endoso altamente publicitado de las senadoras Warren y Amy Klobuchar por parte de la junta editorial del New York Times, en una declaración publicada durante su edición impresa del lunes.

A pesar de que el editorial no estuvo intitulado “Cualquiera menos Sanders”, esa fue la idea central. El intento del Times de impulsar a Warren contra Sanders se considera particularmente urgente para la élite del partido, dado que el surgimiento de Sanders en las encuestas en tanto Iowa como New Hampshire, los primeros dos estados donde habrá votaciones a principios de febrero. Con gran entusiasmo, el periódico también promueve a Klobuchar en vez del exvicepresidente Joe Biden o el exalcalde de South Bend, Pete Buttigieg, como la candidata que el Times describe como el “ala” realista del campo presidencial demócrata.

El endoso conjunto de dos candidatas, una para cada “vía” de la contienda por la nominación (la “radical” y la “realista” en palabras del editorial), sirve la campaña incansable del Times de inyectar la raza y, en este caso, el género, en la política estadounidense, mientras minimizan la clase y la desigualdad social. Por ende, el editorial concluye con el llamado, “Qué gane la mejor mujer”.

¿Qué temen Clinton, Krugman y los editores del Times ? El Partido Demócrata tiene dos bases de apoyo principales: el capital financiero y la CIA. Ambas están en contra de la nominación de Sanders. No quieren una elección que apele a la oposición contra la desigualdad social o la guerra. Sanders ha retomado este último tema después del asesinato del general iraní Soleimani.

El tono vicioso de la declaración de Clinton es revelador. Si Sanders encabezara la nominación, la élite del partido y la prensa buscarían destruir su campaña. Si Sanders ganara la nominación, intentarían derrotarlo en vez de oponerse a Trump o buscar un candidato “independiente” de un tercer partido, como el milmillonario Michael Bloomberg, quien ya entró en la contienda por la nominación demócrata para bloquear a Sanders. Si, a pesar de sus propios esfuerzos, Sanders ganara las elecciones generales, buscarían sabotear su Gobierno y bloquear cualquier intento de aprobar leyes respaldadas por Sanders en el Congreso.

Lo que esto muestra es la bancarrota y el papel esencialmente reaccionario del propio Sanders.

En 2016, cuando la campaña del autodenominado “socialista” atrajo el apoyo de millones, sorprendiendo a la élite política y al propio senador, Sanders finalizó sumisamente su nominación a pesar de trampas flagrantes del Comité Nacional Demócrata en su contra y que fueron hechas públicas en documentos publicados por WikiLeaks y Julian Assange. El senador, que ganó un amplio apoyo al denunciar la influencia de la “clase milmillonaria”, tomó un giro, endosó e hizo campaña a favor de la candidata predilecta de Wall Street, Hillary Clinton.

Este año, a pesar de que Clinton no promete que apoyará a Sanders, él ya se comprometió a apoyar a cualquier candidato que gane la nominación demócrata. Esto ocurre en condiciones en que millones de trabajadores y jóvenes ya demostraron por medio de huelgas y protestas en la calle que están preparados para ir mucho más allá que los límites políticos estipulados por los demócratas, el segundo partido capitalista más viejo del mundo.

Sanders presenta al Partido Demócrata, un defensor despiadado de Wall Street y el imperialismo estadounidense, como un posible vehículo político para una “revolución” contra la élite corporativa. Como parte de este engaño masivo, tiene la ayuda de todo un conjunto de pseudoizquierdistas, desde la legisladora Alexandria Ocasio-Cortez y los Socialistas Democráticos de EE. UU. (DSA) a la revista Jacobin y Alternativa Socialista. Todas buscan garantizar que el creciente enojo social en EE. UU. no escape el control sofocador del Partido Demócrata.

Sanders no es el vocero de la radicalización política de los trabajadores y jóvenes ni el aumento de la oposición al capitalismo. Por el contrario, su papel siempre ha estado limitado a una oposición dentro del marco de la política capitalista. Su “revolución política” se ha reducido a un esfuerzo para convencer a sus simpatizantes a que apoyen al Partido Demócrata.

A cambio de estos servicios, vapulean a Sanders, lo que demuestra la imposibilidad de lo que afirma que es posible.

Para defender los empleos, niveles de vida y derechos democráticos y para oponerse al creciente peligro de las guerras imperialistas, los trabajadores y jóvenes deben romper la camisa de fuerza del Partido Demócrata. No es posible tomar ni un paso adelante en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo sin establecer la independencia política de la clase obrera respecto a todos los partidos corporativos. Esta es la perspectiva por la que luchará el Partido Socialista por la Igualdad en 2020.

(Publicado originalmente el 22 de enero de 2020)

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