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Comité de empresa de Volkswagen acepta la destrucción de 20.000 empleos en Alemania

A solo una semana de que el director de la junta del Grupo Volkswagen (VW), Herbert Diess, anunciara una "restructuración radical" y la "matanza de vacas sagradas" en un discurso incendiario ante gerentes de la compañía, el director del comité de empresa general de VW, Bernd Osterloh, se ha puesto de su lado.

En la rueda de prensa de la semana pasada en Wolfsburg, Osterloh declaró que no veía alternativa a la estrategia corporativa adoptada, diciendo, "Este es el camino correcto a seguir". La compañía y el comité de empresa ya han acordado destruir uno de cada cinco de los aproximadamente 100.000 lugares de trabajo.

La planta industrial Wolfsburg de Volkswagen (Fuente: Wikimedia Commons)

A partir de este año, según las regulaciones de la UE, VW, como todos los fabricantes, deben lograr un valor de emisiones promedio de 95 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido. Hasta ahora, el fabricante de coches más grande del mundo, que incluye marcas tales como Audi, Skoda, Seat, Porsche, VW, Lamborghini y Scania, está muy por encima de esto. Dado el valor promedio actual para las emisiones de dióxido de carbono, VW teóricamente tendría que pagar multas de más de €4 mil millones.

Para evitar esto, el comité de empresa, gestionado por el sindicato IG Metall, está apoyando a los niveles más altos de la patronal en su anunciada "reestructuración radical". Hay que fabricar y vender muchos más coches eléctricos. Esto a su vez llevará a masivos recortes de empleo, dado que la producción de vehículos eléctricos es significativamente menos trabajosa.

El dirigente del comité de empresa Osterloh apoya esto expresamente. Por lo tanto evitó siquiera comentar los detalles del discurso incendiario de Diess, aunque era una declaración de guerra abierta a los 660.000 empleados de la empresa en todo el mundo, pero especialmente a los 100.000 trabajadores de VW en Alemania.

Osterloh dijo no saber lo que habrá querido decir Diess con "vacas sagradas". El diario financiero Handelsblatt informó, "En ámbitos empresariales, se vio esto como una decisión consciente por parte de Osterloh para no empezar un nuevo conflicto dentro del grupo". Los desafíos a nivel de negocios planteados por la electrificación y la digitalización eran tan grandes que no había que provocar otros conflictos internos, decía el diario.

Osterloh, Diess y toda la fuerza laboral saben lo que quiere decir "vacas sagradas". No son las ganancias, de cuya defensa e incremento Diess nos recuerda constantemente en su discurso. De esta manera, el valor bursátil de la compañía se prevé que suba a €200 mil millones, a más del doble.

Lo que "vacas sagradas" quiere decir es empleos, salarios y condiciones laborales, que serán sacrificados en el altar de la ganancia.

Cuando el jefe del comité de empresa se pone de acuerdo con el jefe de la compañía en su rueda de prensa anual, después de que este último hubiera anunciado ataques masivos una semana antes, esto muestra lo estrecha que es la colaboración entre el comité de empresa, el sindicato y las altas esferas de la gestión de la compañía. Ambas partes ya se han puesto de acuerdo en todo antes del discurso inflamatorio de Diess.

Tradicionalmente en VW, los representantes de los sindicatos desempeñan un papel importante en dirigir la compañía. La Junta Supervisora de veinte miembros consiste de 10 representantes de IG Metall y miembros del comité de empresa de la compañía, que incluye al propio Osterloh, junto con los directores de los comités de empresa de las subsidiarias Audi y Porsche, y el director nacional de IG Metall, Jörg Hofmann, quien es además el vicedirector de la Junta Supervisora. Como el Estado de Baja Sajonia es uno de los principales accionistas de Volkswagen, el primer ministro del Estado Stephan Weil (del Partido Socialdemócrata, SPD) y su ministro de economía Bernd Althusmann (de la Unión Demócrata Cristiana, CDU) también tienen un asiento en la Junta Supervisora.

El sindicato y el SPD por lo tanto siempre han mantenido una posición clave en VW cuando se han implementado cambios abruptos. Hace cinco años, el director de IG Metall Berthold Huber había asumido incluso como jefe temporal de la junta supervisora, poco después de celebrar su 60 cumpleaños en la Oficina del Canciller a invitación de Angela Merkel, junto con destacados políticos y dirigentes de negocios. Osterloh presentó a la Junta Ejecutiva de la compañía un programa de recortes de 400 páginas que llegaba hasta €5 mil millones en 2014.

Desde entonces, el comité de empresa, dirigido por Osterloh ha impuesto la eliminación de decenas de miles de empleos, más recientemente 30.000 como parte del llamado Pacto futuro en 2016. Cuando llevaron a Diess de BMW a VW en 2015, Osterloh se jactó de que el reestructurador era "su hombre". Cuando Diess asumió como jefe de todo el grupo en 2018, el semanario de negocios Wirtschaftswoche sacó el titular "Un director ejecutivo por la gracia de Osterloh".

Osterloh, el comité de empresa de VW e IG Metall siguen siendo la fuerza impulsora en desangrar a la fuerza laboral para maximizar las ganancias. La semana pasada, Osterloh anunció casi informalmente que hasta 20.000 empleos serían probablemente recortados durante la electrificación en las plantas alemanas, uno de cada cinco empleos.

Osterloh quiere hacer que esos recortes de empleo sean "socialmente aceptables". El comité de empresa ya había acordado con la compañía recortar trabajos expandiendo arreglos de trabajo a tiempo parcial para empleados de más edad. Hasta el momento, solo los nacidos hasta 1962 pueden aprovecharse de estas regulaciones, pero ahora se van a extender a empleados nacidos hasta 1967.

Una vez más, está claro que los trabajadores de VW no se confrontan solamente con el fabricante de automóviles que opera a nivel global y sus accionistas, que vale miles de millones, sino también con los sindicatos y los representantes del comité de empresa, que están elaborando y haciendo aplicar los ataques junto a la gestión de la empresa.

Así como VW, otros fabricantes de coches han anunciado recortes masivos de empleos, incluyendo a Daimler, Opel, Ford y General Motors. Los trabajadores automotores de todo el mundo tienen un interés común en el uso de tecnologías modernas para mejorar sus condiciones de trabajo y, más allá de eso, el nivel de vida y el nivel cultural de toda la humanidad. Pero lo que pasa es lo contrario. Los trabajadores están perdiendo su trabajo y la manera de ganarse la vida, y la riqueza de la sociedad está fluyendo hacia los bolsillos de una diminuta minoría.

Esta capa rica también incluye a los dirigentes de los sindicatos y los comités de empresa. Tienen ingresos con los que los obreros solo pueden soñar. La forma de esta colaboración corrupta puede diferir de país a país. En esencia, siempre es igual. En los EEUU muchos funcionarios del sindicato United Auto Workers (UAW) han sido acusados o se han declarado culpables de robar millones de dólares de fondos del sindicato y de aceptar sobornos de las compañías. En Alemania, la corrupción está regulada por ley dentro del marco del sistema de la "codeterminación" que les da a los sindicatos un asiento en la mesa de la junta. Volkswagen les paga a los representantes de los comités de empresa sumas que llegan a millones. Solo Osterloh recibió más de €3 millones en los cinco años transcurridos de 2011 a 2016.

Los funcionarios sindicales por lo tanto tienen un interés común en suprimir la lucha de clases y cualquier esfuerzo por defender salarios, condiciones laborales y empleos. Fieles a su perspectiva nacionalista, ven su cometido en asegurar la competitividad de "su" compañía en la batalla global por las ventas. Para hacer esto, están dispuestos a todo —aceptar recortes salariales, despidos e incluso el cierre de plantas enteras, tal como la fábrica de Opel en Bochum.

Para liberarse del yugo de los sindicatos el World Socialist Web Site y el Sozialistische Gleichheitspartei de Alemania (Partido Socialista por la Igualdad) exigen el establecimiento de comités de acción independientes organizados y dirigidos por trabajadores de base. Debe excluirse de ellos a los funcionarios sindicales a tiempo completo y a los dirigentes de comités de empresa.

Sin romper con esta burocracia comprada y establecer comités de base independientes y enlazarlos con otros trabajadores a nivel internacional, no se puede defender ni un solo empleo en Alemania.

Como escribimos en noviembre, "A diferencia de las políticas procapitalistas y nacionalistas de los sindicatos, estos comités de acción arraigarán su estrategia en las demandas y los derechos de los trabajadores, los cuales son irreconciliables con los de los capitalistas. Se basan en el principio del internacionalismo y la unidad de la clase trabajadora, que se enfrenta a las mismas corporaciones e intereses financieros en todo el mundo. Tienen la tarea de organizar la resistencia contra los ataques de las compañías y establecer contacto con otros comités de acción de otras partes del mundo".

(Publicado originalmente en inglés el 3 de febrero de 2020)

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