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El sindicato UAW en la Convención Nacional Demócrata: gánsteres y militaristas unen fuerzas

Entre los distintos acontecimientos escenificados en la Convención Nacional Demócrata esta semana, sobresale la presencia del sindicato United Auto Workers (UAW).

En su aparición, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, pronunció sus comentarios en vivo desde un salón local del UAW en Lansing. En un discurso pregrabado, el expresidente del UAW, Bob King, nominó a Bernie Sanders para la candidatura presidencial del partido, una mera formalidad dado que la mayoría de los delegados están comprometidos con Biden y el propio Sanders apoyó a Biden hace mucho tiempo. El secretario tesorero del UAW, Ray Curry, apareció junto al senador estadounidense Gary Peters (quien, dado el gran número de republicanos de derecha invitados a hablar en la convención de este año, estamos obligados a confirmar que es demócrata) como representantes de la delegación de Michigan.

Bob King (Origen: captura de video)

La declaración conjunta de Curry y Peters fue particularmente significativa porque elogiaron el papel desempeñado por Biden en la reestructuración de la industria automotriz estadounidense de 2009 bajo la Administración de Obama. Las empresas de automóviles con sede en Detroit recuperaron la rentabilidad a través de la eliminación de decenas de miles de puestos y la reducción a la mitad de los salarios de los nuevos empleados. A cambio de su cooperación, el UAW recibió decenas de miles de millones de dólares en acciones de GM y un puesto en su junta directiva. “No estaríamos en ninguna parte sin Joe Biden. Mucha gente quería que Detroit se declarara en quiebra”, declaró Peters.

De hecho, mientras las corporaciones automotrices con sede en Detroit recibieron decenas de miles de millones de dólares en rescates federales, la ciudad de Detroit se vio obligada a declararse en bancarrota en 2013. Esto fue el resultado de una conspiración que involucró al entonces gobernador republicano Rick Snyder y demócratas de Detroit, incluidos Kevyn Orr, gerente de emergencias de la ciudad y partidario de Obama, para saquear las arcas de Detroit, que fue convertida por décadas de cierres de plantas del centro de la industria automotriz global a la ciudad grande más pobre de Estados Unidos, para pagarles a sus acreedores de Wall Street. El Departamento de Justicia de Obama intervino específicamente para bloquear cualquier demanda de los empleados municipales jubilados que quisieran proteger sus pensiones.

La promoción del UAW y otros sindicatos por parte de los demócratas está calculada para retratar a este partido de Wall Street y el Pentágono como un supuesto paladín de la clase trabajadora. En realidad, demuestra que una de las principales bases de apoyo electoral del Partido Demócrata es el corrupto aparato sindical, del que dependen los dos grandes partidos empresariales para reprimir la lucha de clases, aumentar la explotación de los trabajadores y promover el nacionalismo económico y el militarismo.

Para los trabajadores automotores que han sido víctimas de décadas de traiciones, la presencia descomunal del UAW en la convención es una especie de provocación. Después de todo, el UAW ha sido completamente expuesto como un agente comprado y pagado de las compañías automotrices. El lunes, dos días antes de la aparición de los funcionarios del UAW, Detroit News informó que el Departamento de Justicia estaba tratando de imponer una tutela federal de 10 años sobre el UAW para resolver los cargos de corrupción criminal.

Diez funcionarios del UAW ya se han declarado culpables de cargos federales de malversación y corrupción, incluidos los sobornos de funcionarios de Fiat Chrysler (FCA) a cambio de términos contractuales favorables que redujeron los salarios y eliminaron la jornada de ocho horas. General Motors alegó en un tribunal a principios de este mes que la escala de la corrupción solo en FCA es un orden de magnitud mayor que lo que ya se había descubierto, llegando a decenas de millones de dólares y que involucra un elaborado sistema de cuentas bancarias en el extranjero.

Si bien es posible que nunca se revele públicamente la verdadera magnitud de los soboronos y la corrupción endémicos en el UAW, el propio Curry sin duda tiene un conocimiento íntimo de su posición como secretario tesorero del sindicato nacional. Los investigadores federales, si así lo hubieran querido, bien podrían haber detenido a Curry para interrogarlo en el momento en que terminó su transmisión de video.

El expresidente del UAW, Gary Jones, no estuvo disponible para hablar porque está esperando una sentencia después de haberse declarado culpable de malversar $1 millón en cuotas sindicales. Tampoco está abierto el calendario para el predecesor de Jones, Dennis Williams; está a punto de ser sometido a cargos y el propio UAW ha cortado el apoyo financiero para sus honorarios legales. Sin duda se consultó al actual presidente Rory Gamble para preparar las apariciones de Curry y King, pero no habría sido apropiado políticamente que el propio Gamble hubiera aparecido en cámara, dado que él mismo ha sido identificado como sospechoso de una investigación.

Si bien King no ha sido acusado (hasta ahora), una acusación anterior reveló que King estaba completamente al tanto de los pagos ilegales a los funcionarios sindicales, y le dijo a un vicepresidente del UAW y a un ejecutivo de la FCA en una reunión privada de 2011 que su esquema amateur de lavado de dinero de soborno a través del negocio de la esposa del dirigente sindical “fue una mala idea” que podría llevarlo a la cárcel.

Después de haber impuesto un contrato entreguista tras otro durante más de cuatro décadas, incluida la traición total de la huelga del año pasado en General Motors, el UAW ahora está desempeñando un papel clave en obligar a los trabajadores automotrices a trabajar durante la pandemia de coronavirus y encubriendo la verdadera escala de las infecciones en las plantas.

El impulso del UAW en la convención equivale a un sello de aprobación por parte del Partido Demócrata de los servicios que ha prestado y que prestará en el futuro. De hecho, Whitmer y otros gobernadores demócratas han sido fundamentales para el regreso al trabajo en sus estados, incluso cuando tales medidas han violado sus propias órdenes de cierre. El gobernador de California, Newsom, incluso permitió que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, reabriera su planta de automóviles eléctricos en el norte de California durante las órdenes de cierre locales, sin la menor repercusión.

Una tercera aparición programada demuestra aún más el carácter de farsa de la presentación de la burocracia del UAW como los “representantes” de la clase trabajadora. Un artículo publicado en el Detroit Free Press la semana pasada describió a Gerald Lang como un trabajador automotor ordinario de la planta de ensamble de General Motors en Lake Orion, catapultado al estrellato por una invitación inesperada y profundamente denigrante de Joe Biden para hablar en su nombre en la convención.

Sólo en el cuarto párrafo informa el Free Press a sus lectores de pasada que Lang es vicepresidente del Local 5960 del UAW. Se “olvidan” informarles a sus lectores que él es miembro del Comité Central Estatal del Partido Demócrata. Si bien Lang aún no había pronunciado su discurso en el momento de escribir este artículo, informó al Free Press que daría un “anuncio para mi empresa (subrayado nuestro)” y atacaría la competencia “en el extranjero”.

Esta perspectiva nacionalista y proempresarial ha sido la base para la aplicación del UAW de una ronda de concesiones tras otra. La fábrica de Lake Orion es un modelo de esto. La planta, que produce vehículos eléctricos y prototipos de vehículos autónomos, fue objeto de un “memorando de entendimiento” secreto, firmado por la vicepresidenta de UAW para GM, Cindy Estrada, que le permite a la empresa reemplazar la mitad de la fuerza laboral de 1.300 trabajadores con sustitutos de bajos ingresos, temporales y contratistas.

Para GM, la planta es centro de pruebas para su fuerza laboral del futuro, compuesta por trabajadores casualizados y empobrecidos que construyen vehículos eléctricos más fáciles de ensamblar.

Uno podría preguntarse: al colocar al UAW en el primer plano de su convención, ¿a quién exactamente están tratando de apelar los demócratas? ¿Realmente esperan que la aparición del UAW haga algo más que repeler a los trabajadores automotores?

El disgusto generalizado con el partido en los estados desindustrializados contribuyó a su debacle en 2016. El Partido Demócrata fue aniquilado en Michigan y Ohio, el centro de la industria automotriz, y la participación de votantes por los demócratas cayó en particular en la ciudad de Detroit, donde el partido es asociado correctamente con una catástrofe social. Trump también es profundamente impopular en ambos estados, pero la única institución que podría estar más desacreditada que los dos partidos capitalistas es el propio UAW.

El UAW se ha enfrentado a las repetidas rebeliones de los trabajadores automotrices, incluido el rechazo del contrato de Fiat Chrysler de 2015, que desde entonces se reveló que fue aprobado con base en sobornos, la huelga de GM de 2019 y, lo más importante, una ola de huelgas salvajes este año que temporalmente derrotó el intento de las empresas y el UAW de mantener las plantas en funcionamiento durante la pandemia y forzó un cierre de dos meses en la industria automotriz de América del Norte. Ahora, los trabajadores automotores en las plantas de todo el país están dando el siguiente paso al formar comités de seguridad de base independientes y en oposición al UAW.

La respuesta a esta pregunta es sencilla. La presencia del UAW en la convención se debe a que, junto con la burocracia sindical en su conjunto, forman parte de la base social real del Partido Demócrata. Todos los demás sectores de esta base también recibieron sus propias presentaciones. La oligarquía financiera está representada, entre otros, por la presidenta ejecutiva multimillonaria Meg Whitman y el “senador de Wall Street” Chuck Schumer; el aparato de inteligencia y militar fue representado por Colin Powell, muchos otros generales retirados y funcionarios del Pentágono y el propio Biden; y la clase media-alta y los defensores burgueses de las políticas de identidad y raciales. La burocracia sindical, que obtiene ingresos declarados de cientos de miles de dólares tomados del sudor de la clase trabajadora, es una de las bases sociales privilegiadas.

En el otoño, los trabajadores estarán bajo una inmensa presión por parte de los medios de comunicación y la élite política para votar por Biden. Se argumentará que rehusarse a votar por el candidato demócrata, ya sea absteniéndose o votando por un tercer partido o candidato socialista, los hará personalmente responsables del ascenso del fascismo estadounidense.

El peligro que representa Trump es ciertamente real. Pero la participación en el evento virtual del partido de los ladrones y gánsteres de la burocracia sindical junto con criminales de guerra, los milmillonarios y los millonarios da una idea del verdadero rostro del Partido Demócrata. Nada menos que Trump, son los representantes de la base social real de la dictadura: la clase dominante capitalista.

Es por eso por lo que los demócratas, que no han hecho nada frente a los intentos de Trump de intentar un golpe de Estado presidencial mientras lo acusan por poner en peligro el impulso a la guerra contra Rusia y apelan a los militares en su contra, se oponen a Trump en gran parte desde la derecha. Si bien han hecho ciertas críticas silenciosas en la convención sobre el manejo de la pandemia por parte de Trump, los demócratas apoyan plenamente su impulso para reabrir las escuelas y otros lugares de trabajo, exponiendo a millones de personas a contagios y posibles muertes para pagar el rescate masivo de Wall Street y las corporaciones, un rescate totalmente respaldado por ambos partidos. Para imponer esto, los demócratas promoverán su propio tipo de autoritarismo.

Consecuentemente, la primera condición para la lucha contra la dictadura, así como la lucha contra la campaña homicida de retorno al trabajo, es la independencia política de la clase trabajadora respecto a la política capitalista, en todas sus formas, y la ruptura con sus agentes en los sindicatos. Esto requiere, en primer lugar, el desarrollo de una red de comités de seguridad de base en las plantas automotrices, escuelas y lugares de trabajo en todo el país.

También requiere la construcción de un movimiento político independiente de la clase trabajadora, basado en la política socialista revolucionaria. La construcción de tal movimiento es la razón por la que el Partido Socialista por la Igualdad, que publica el World Socialist Web Site, present a a sus propios candidatos, Joseph Kishore y Norissa Santa Cruz, en las elecciones presidenciales.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de agosto de 2020)

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