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Los morenistas brasileños apoyan a los partidos militaristas en las elecciones a alcalde

A poco menos de un mes de la primera vuelta de las elecciones a alcalde en Brasil, los morenistas del Movimiento Revolucionario de los Trabajadores (MRT), afiliados con la facción Révolution Permanente del NPA francés y el PTS argentino, se están alineando tras las campañas militaristas que conduce la supuesta oposición al presidente fascista Jair Bolsonaro, incluyendo la mayor formación pseudoizquierdista brasileña, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Contrariamente a su homólogo argentino, que salió cuarto en las elecciones presidenciales de 2019 y tiene dos representantes nacionales en el Congreso haciendo de facción izquierdista del gobierno peronista, el MRT no tiene lista propia en Brasil.

Decidido a no dejar que ello estorbe su búsqueda de cargos en el Estado burgués, el MRT ha lanzado listas dentro del PSOL, bajo condiciones en las que tanto el PSOL y el Partido de los Trabajadores (PT) están usando las elecciones a alcaldes para promocionar a la asesina Policía Militar brasileña —que mata a más de 5.000 brasileños al año—como un electorado clave de la oposición a Bolsonaro.

Al PT y al PSOL no les preocupa el descuido criminal de Bolsonaro de la pandemia de COVID-19, que ha causado casi 160.000 muertes registradas y 5,4 millones de infecciones, ni el aumento sin precedentes de la desigualdad social, con 10 millones de brasileños que han perdido el empleo, mientras el número de milmillonarios ha crecido un 16 por ciento. Su oposición a Bolsonaro tiene sus raíces tanto en los miedos dentro de la clase gobernante de que provoque una oposición social incontrolable y en la insatisfacción de los intereses de los negocios nacionales e internacionales con su alineación con la diplomacia unilateral de Donald Trump.

Su actitud quedó resumida en las palabras infames del expresidente del PT Luis Inácio Lula da Silva, según el cual "el aspecto más serio" de la situación política del país no es la política asesina de la inmunidad colectiva de Bolsonaro ni el masivo aumento de la pobreza y la desigualdad social, sino que Bolsonaro "saca ventaja del sufrimiento colectivo para, de manera encubierta, cometer crímenes contra el país" y "someter a nuestos soldados y embajadores a situaciones vejatorias".

Para promover sus políticas derechistas y chovinistas, el PT y el PSOL están postulando no menos de 152 candidatos a alcalde, vicealcalde y concejos municipales que vienen del ejército y la policía. A nivel nacional, el número de oficiales de las fuerzas armadas y de la policía militar que se postulan a alcalde o vicealcalde se ha duplicado respecto a las últimas elecciones a alcalde de 2016. El PT también se ha alineado abiertamente con los partidos que eligieron a Bolsonaro o a sus hijos en 2018 en 145 ciudades. En el lugar de origen del PT, la ciudad industrial de São Bernardo do Campo, está compartiendo lista con el Partido del Trabajo Brasileño (PTB), que apenas en julio invitó a Bolsonaro a unirse. El propio PSOL también ha forjado alianzas a nivel local con el ultraderechista Partido Social Cristiano (PSC), al que pertenece uno de los hijos de Bolsonaro.

El razonamiento tras la proliferación de candidatos militares fue declarado tajantemente por el general Roberto Peternelli, un representante de San Pablo en la cámara del congreso brasileño por el partido que eligió a Bolsonaro, el Partido Social Liberal (PSL). En una entrevista con el diario conservador Estado de S. Paulo el 29 de septiembre, Peternelli dio la bienvenida al hecho de que más miembros del ejército estuvieran postulándose por todos los partidos, "desde el PSOL hasta el PSL". Insistió en que postulándose a cargos como candidatos por partidos supuestamente de izquierdas "no debilita los principios militares". Dicho de otra manera, el Alto Mando militar queda tranquilo de que, al postularse por los partidos de "izquierda", los candidatos militares no se están oponiendo a apuntalar el gobierno de Bolsonaro.

Tanto el PT como el PSOL están buscando darle a esta toma del poder de los militares un barniz de "izquierda" usando toda la caja de herramientas de la política identitaria pequeñoburguesa y el nacionalismo. Están intentando convencer a los trabajadores de que sus principales candidatos militares —la mayor Denice Santiago de la Policía Militar para alcalde de Salvador y el coronel Íbis Souza de la Policía Militar para vicealcalde de Río de Janeiro— no solo son soldados de "izquierda", sino representantes de un electorado de "militares de izquierda" más amplio.

La mayor Santiago aprovechó la oportunidad, en una entrevista con el diario más grande de Brasil, Folha de S. Paulo, de trazar una línea recta entre ella y Carlos Lamarca, el icónico disidente del ejército que tomó las armas contra la dictadura de 1964-1985 y que es promocionado en círculos pequeñoburgueses como un Che Guevara brasileño. Citó su ejemplo para decirle al diario que "tenemos muchos oficiales del ejército izquierdistas".

Por su parte, el coronel Souza —que es nada menos que un excomandante general de la policía militar de Río, que mata a 1.800 personas al año, en una población de poco más de 16 millones de habitantes— también ha recurrido a fraseología que suena izquierdista. En una entrevista para DW, dijo que "uno de los mayores dirigentes izquierdistas de Brasil fue un oficial del ejército, Luís Carlos Prestes", quien fuera dirigente del Partido Comunista durante décadas, desde los '30 hasta los '70. En la misma entrevista, el coronel Souza atribuye a Lenin de manera absurda tópicos sobre la "complejidad del mundo" para justificar la línea política sin principios del PSOL, y añade con charlatanería pseudoacadémica: "intento mostrarle a la gente que el Estado es un campo bajo disputa".

El registro histórico y el destino de Carlos Lamarca y Luís Carlos Prestes expone el peligro planteado a la clase trabajadora por las operaciones traicioneras que están siendo montadas por el PT y el PSOL. En vísperas del golpe militar de 1964 respaldado por Estados Unidos, el líder del Partido Comunista, Prestes, estaba supervisando la línea política estalinista en bancarrota de subordinar a los trabajadores a sectores "izquierdistas" del ejército y el presidente reformista burgués João Goulart. Se argumentó que no había que romper con el Estado burgués, sino que había que "disputarlo".

Mientras el golpe se desarrollaba y el ejército permanecía fiel al Estado capitalista, la única resistencia que vino del Partido Comunista fue de miembros que rompieron con la línea del partido y que emprendieron desesperadamente la guerra de guerrillas. Lamarca, que no era miembro del partido, trágicamente siguió este camino, y su pequeño grupo guerrillero fue aniquilado rápidamente por la dictadura. Por su parte, Prestes fue llevado a la Unión Soviética, y no sufrió ninguna de las consecuencias de las traiciones estalinistas.

Al apoyar al PSOL, el MRT está brindando una tapadera izquierdista exactamente a la misma línea traidora.

En 2018, el MRT usó a su ala feminista internacional Pan y Rosas para apoyar una alianza de clase media acomodada conocida como "Ele Não" (él no, es decir, Bolsonaro) que pidió el voto para el candidao presidencial del PT Fernando Haddad. Pan y Rosas publicó una resolución titulada "Contra Bolsonaro, por la vida de la mujer" en la que pedía estar "del lado de los trabajadores, las mujeres, los negros, los jóvenes y la comunidad LGTB que odian a Bolsonaro y quieren derrotarlo en las urnas votando por Haddad".

Con la campaña electoral a las alcaldías exponiendo como un paripé la afirmación de que el PT y el PSOL representan cualquier "oposición" a Bolsonaro, el MRT ha retirado su lista al concejo municipal de Río, fingiendo indignación por la nominación del coronel Souza. Pero está manteniendo sus listas en ciudades como San Pablo, donde el PSOL está postulando a su candidato presidencial de 2018, Guilherme Boulos, para alcalde. Boulos es un académico profesional antimarxista que forjó su carrera política como dirigente del movimiento okupa, el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST), uno de muchos "movimientos sociales" que los charlatanes pseudoizquierdistas dicen que son sustitutos de la clase trabajadora.

Como parte de la política de clase media alta del PSOL, la lista de San Pablo del MRT está totalmente dirigida a temas de "identidad", empezando por su carácter "colectivo" semianarquista. El MRT hace publicidad a tres candidatos en vez de uno para el mismo cargo —una farsa política y legal, ya que solo un representante ocupará ese escaño como concejal municipal— afirmando que este carácter "colectivo" —equilibrado con diferentes "identidades" de género y raza— es garantía de "representatividad".

El principal acto de su campaña hasta ahora fue una "manifestación en bicicleta" por la legalización de la marihuana, en la que afirmaron que tal política, ya implementada en una serie de países capitalistas, contendría la violencia basada en la clase del Estado capitalista contra los trabajadores, que describen en términos raciales como originada en una fuerza policial racista. También presentaron el primero de septiembre un programa para "negros" centrado en la demanda de "paga igual" para negros y blancos.

Bajo condiciones en las que trabajadores de todas las razas, nacionalidades y etnias se enfrentan a un desempleo masivo, la pobreza de larga duración y la indigencia, esta demanda está siendo utilizada en Brasil, como en otros países, como un medio de ajustar cuentas entre el 10 por ciento más rico de la población. El MRT apoya la misma política identitaria usada por el PT y el PSOL para afirmar que sus candidatos a alcalde en Salvador y Río "transformarán" las ciudades al llegar a ser sus primeras alcaldesas negras.

Cuando el MRT acepta críticas del PT, lo caracteriza como un partido "conciliacionista de clase" en oposición con lo que llama partidos "directamente burgueses". Esta definición intencionalmente borrosa está diseñada para promocionar la ilusión de que los trabajadores pueden presionar al PT para que cambie de rumbo. De este modo, en un editorial del primero de julio, Esquerda Diário dijo que "La izquierda debería unirse en la lucha de clase, no con golpistas y patrones". Después de hacer críticas superficiales a lo que llama la "apuesta" del PT de aliarse con los elementos más reaccionarios, declara que "todos los que se consideren la izquierda socialista deberían apostarlo todo " (subrayado nuestro) por "demandar que las burocracias sindicales rompan su parálisis".

Este intento por dar una tapadera izquierdista a las fuerzas burguesas y los sindicatos que colaboran con el odiado Bolsonaro es parte de una larga tradición del morenismo, una forma extrema del liquidacionismo pablista. Esto incluye la colaboración de la tendencia morenista con el gobierno peronista en Argentina en los '70, incluso mientras este ponía en pie milicias fascistas en los sindicatos y le allanaba el camino al golpe militar de 1976.

Las elecciones a las alcaldías en Brasil han demostrado aún más que el pseudoizquierdista MRT y sus socios morenistas en Argentina, Francia y otras partes no son organizaciones marxistas en ningún sentido que hablen por los intereses de la clase trabajadora ni luchan por políticas socialistas genuinamente revolucionarias.

(Publicado originalmente en inglés el 26 de octubre de 2020)

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