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Jacobin distorsiona entrevista con Morales para encubrir giro del MAS a la derecha

La revista Jacobin, una publicación alineada con los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés) —una facción del Partido Demócrata— alteró deshonestamente las traducciones al inglés de sus entrevistas con líderes del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia para ocultar el carácter militarista y derechista del siguiente Gobierno del MAS.

Al lado de otras fuerzas pseudoizquirdistas internacionalmente, Jacobinha buscado presentar la victoria del MAS en las elecciones presidenciales del 18 de octubre como señal de una marea “progresista” que vuelve innecesaria cualquier movilización política independiente de los trabajadores contra la amenaza del autoritarismo —encarnada internacionalmente por Donald Trump—, ni hablar de una lucha contra el capitalismo.

Evo Morales (crédito: www.kremlin.ru)

El 7 de octubre, Jacobin publicó una entrevista con el líder del MAS, Evo Morales, quien fue derrocado como presidente el año pasado en un golpe militar respaldado por EE.UU. que instaló un régimen fascistizante encabezado por Jeanine Áñez. Mientras la versión en inglés lleva el título, “Seguimos combatiendo las multinacionales que impulsaron el golpe”, el día siguiente apareció la entrevista presumiblemente original en español con el título mucho más moderado de “Vamos a ganar”.

La versión en inglés omite completamente los primeros tres párrafos de la entrevista, en los que Morales comienza apelando a los militares y ofreciendo estabilidad para el gobierno burgués. Describió un periodo de “golpes y golpes” desde los años setenta, a diferencia de los 14 años de estabilidad bajo el MAS. Luego se presenta como “el único presidente civil que había ido al cuartel”. Fue llamado al servicio militar, luego sirvió en la Policía Militar antes de hacer vigilancia en el estado mayor del Ejército y conocer a tres presidentes, incluido el dictador fascista, el general Hugo Banzer.

Los editores en inglés también decidieron eliminar una parte en que Morales explica cómo, tras su elección en 2005 y la nacionalización parcial del petróleo boliviano, “Dijimos: ‘si las petroleras quieren quedarse en Bolivia, es en tanto como socios, no como patrones ni como dueños de nuestros recursos naturales’…La inversión privada, sea nacional o internacional, está garantizada por la Constitución. Porque somos una economía plural por Constitución, pero bajo normas del Estado boliviano”.

En el contexto de una campaña del MAS que se centró en la “reactivación económica” y se opuso a los cierres para frenar la propagación del COVID-19, Morales buscó disfrazar esta postura como “anticapitalista”, diciéndole a Jacobin, “Se paraliza el aparato productivo por la cuarentena, pero también lo paraliza el mismo gobierno por someterse a las políticas del capitalismo”. Esto fue creativamente traducido por Jacobin para ocultar la promoción “izquierdista” de oposición a las cuarentenas, a fin de promover los intereses corporativos. Se refiere, en cambio, a “la pandemia que… paraliza la producción a través de la cuarentena, pero también un gobierno que paraliza todas las obras públicas y las somete a políticas capitalistas”.

Después de mencionar sus nacionalizaciones, Morales afirma en español, “Vean qué tan importante es ser nacionalista y ser antiimperialista”. Esto fue traducido como “vean la importancia de este cambio”. Si bien Morales lo utiliza como mera retórica, Jacobin se ha opuesto a referirse a la opresión estadounidense en América Latina como “imperialista”.

El 27 de octubre, Jacobin en inglés y el sitio latinoamericano publicaron una entrevista con Adriana Salvatierra, una líder del MAS y presidenta del Senado hasta el golpe en 2019. La versión en inglés lleva el título, “Ahora podemos continuar la revolución en Bolivia”, una frase que no aparece en la entrevista presumiblemente original en español.

Salvatierra utilizó una pregunta sobre el reciente referéndum constitucional chileno para darle garantías a las fuerzas derechistas, siendo esta la única pregunta y respuesta que la versión en inglés deja completamente por fuera. “En Bolivia dijeron que la Constitución política del Estado aprobaba el aborto… y uno decía ‘oye, en ninguna parte de la Constitución dice eso’”, dijo Salvatierra, añadiendo que la Constitución también “respecta la propiedad privada”.

Cabe notar que las versiones en ambos idiomas incluyen donde Salvatierra minimizan el peligro de grupos paramilitares fascistas indicando, “Es que hasta [el secretario de Estado] Mike Pompeo, en Estados Unidos, reconoce la victoria del MAS”. Este argumento expresa la postura, en última instancia, de que, para contrarrestar el fascismo, se deben atender los intereses del imperialismo estadounidense.

En su comunicación con un medio que consideran una publicación “de izquierda” de la élite política estadounidense, Morales y Salvatierra utilizaron la oportunidad para dar garantías al imperialismo en la forma de apelaciones al ejército boliviano y declaraciones en apoyo a las inversiones privadas y la “reactivación económica” en medio de la mortal pandemia de COVID.

Reconociendo las pretensiones pseudoizquierdistas de sus entrevistadores, fue evidente que Morales buscó maquillar su mensaje, pero no lo suficiente para los editores de Jacobin en inglés.

En meses recientes, Morales ha hecho llamados constantes a los mismos militares que lo derrocaron y masacraron a los que resistieron al golpe, incluso sugiriéndole a El Perfil a fines de abril que “los barrios humildes hagan ollas populares con las Fuerzas Armadas, con la policía, con los trabajadores del estado”. Dando a la política de “inmunidad colectiva”, el presidente electo del MAS, Luis Arce, dijo llanamente a los reporteros que es “inevitable el contagio”.

En cuanto a la defensa de los intereses empresariales tras la elección, Morales celebró “la disposición de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia [CEPB], sector clave de la economía, para apoyar los esfuerzos del Estado destinados a la reactivación productiva y a la creación del empleo”. La CEPB respaldó las acusaciones falsas de fraude en las elecciones de 2019 utilizadas como pretexto para derrocar a Morales, y reconoció a Áñez cuando tomó el poder.

Los llamados al ejército boliviano tienen un significado especial dado que comunican al imperialismo estadounidense y a la oligarquía boliviana que el MAS se someterá a otro derrocamiento si Washington y sus títeres en las fuerzas armadas bolivianas lo exigieren. Es más, Morales y el MAS buscarán nuevamente desmovilizar cualquier resistencia. Antes del golpe de 2019, Morales mantuvo como jefe militar al general Williams Kaliman, quien se entrenó en el Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, la nueva Escuela de las Américas, y dio el principal paso en el golpe de Estado al solicitar la renuncia de Morales.

Morales luego renunció, abandonando a sus partidarios mientras los masacraban, detenían y torturaban los militares y la policía. Luego reconoció que la Casa Blanca, temiendo que su muerte provocaría aún más malestar, ofreció ayudarle a escapar vivo de Bolivia. En cambio, aceptó la oferta de los aliados de Washington en el ejército mexicano.

Cuando continuaba la represión en las semanas siguientes, Morales, Salvatierra y los otros dirigentes del MAS realizaron llamados continuos para detener la resistencia popular al golpe e iniciaron discusiones con el régimen golpista fascistizante. Además, la Central Obrera Boliviana, un bastión político del MAS, participó en el golpe exigiendo también la renuncia de Morales e integrando a un dirigente en el régimen de Áñez.

En agosto, Jacobin no solo lamentó que hubo “simpatizantes extremos del MAS” que “consideraron esto una traición” por parte de la COB, sino que insistió en que, “Los siguientes eventos pondrán a prueba el poder de los movimientos bolivianos, y su voluntad a mantenerse hombro a hombro con Morales y sus aliados”. Luego la revista glorificó absurdamente la “década dorada” bajo el MAS en Bolivia, que sigue siendo el país más pobre de América del Sur, y afirmó que el MAS hizo a “Bolivia un país verdaderamente independiente”.

Estos argumentos, junto a las entrevistas en español y las omisiones en inglés, siguen una lógica definida y reveladora. Jacobin y DSA representan a capas de la clase media adinerada cuyas carteras de acciones y carreras se han visto sumamente beneficiadas por los saqueos del imperialismo estadounidense de los trabajadores superexplotados y los recursos naturales de los países oprimidos.

Por un lado, estas fuerzas esperan ofrecer una plataforma que ayuda al MAS a encarrilar la oposición social detrás de nuevas ilusiones en la democracia burguesa, mientras el imperialismo estadounidense y sus socios en la burguesía y el ejército bolivianos preparan otro giro hacia el autoritarismo.

Por el otro, Jacobin busca mantener a sus lectores en inglés engañados por el MAS, incluso manipulando entrevistas con sus líderes. Esto sirve dos propósitos clave. En primer lugar, acondiciona a sus lectores a creer que luchar contra el autoritarismo requiere “mantenerse hombro a hombro” con la oposición capitalista oficial a la “extrema derecha”, es decir, el Partido Demócrata en EE.UU. contra Trump. En segundo lugar, busca presentar la oposición desde abajo como ilegítima, erosionando el apoyo de los trabajadores y jóvenes en EE.UU. a las luchas de los trabajadores bolivianos contra su respectivo Gobierno capitalista.

Sin embargo, las respuestas completas en español también cuadran la misma lógica de clase. El nuevo Jacobin América Latina es una plataforma de estas mismas capas en EE.UU. y sus socios en la región para cultivar lazos con las élites gobernantes regionales. Entre otros propósitos, les ofrece una plataforma para hacer apelaciones a la facción del imperialismo estadounidense representada por el Partido Demócrata. El exvicepresidente de Morales, Álvaro García Linera y varios otros políticos burgueses pertenecen al personal editorial de la publicación en español.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de noviembre de 2020)

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