Español

Mientras el Bolsonaro de Brasil permanece en silencio, el Partido de los Trabajadores y la seudo-izquierda aclaman la victoria de Biden

Ante la negativa de Donald Trump a reconocer su derrota electoral, declarada el sábado por los principales medios de comunicación estadounidenses, su aliado político en Brasil, el presidente fascistizante Jair Bolsonaro, es uno de los pocos líderes mundiales que aún no se ha pronunciado sobre el resultado de las elecciones estadounidenses.

El sábado por la noche, Bolsonaro hizo una transmisión no programada en vivo en los medios sociales, apelando a sus partidarios para que voten en las elecciones locales de Brasil, que comenzarán el próximo domingo. Sin hablar directamente de los Estados Unidos, advirtió: "Ustedes están viendo los problemas del mundo, cómo es la política en el mundo." Haciendo una clara referencia a la elección de Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, continuó: "varios países [en Sudamérica] están siendo pintados de rojo otra vez".

La expresidenta del PT Dilma Rousseff y Biden durante una visita a los EE.UU. en 2015 (Fuente: Rodrigo Stucert Filho/PR)

El vicepresidente de Brasil, el general de reserva del ejército Hamilton Mourao, habló el lunes sobre el silencio de Bolsonaro sobre las elecciones en Estados Unidos. Reforzando las falsas acusaciones de Trump de fraude electoral, dijo: "Creo que el presidente [Bolsonaro] está esperando al final de ese embrollo allí, de la discusión, si hubo o no votación falsa, para dar su posición". Mourao añadió: "Y creo que es obvio que el presidente, en el momento oportuno, transmitirá los saludos a quien sea elegido".

A diferencia de Bolsonaro, otros líderes nacionales, como el presidente de la Cámara de Representantes, Rodrigo Maia, miembro de los Demócratas de derecha, acogió con prontitud la victoria de Biden. En nombre de la Cámara de Representantes, Maia declaró: "La victoria de Joe Biden restaura los valores de la democracia verdaderamente liberal".

La victoria de Biden también fue celebrada por los principales periódicos burgueses del país. El conservador O Estado de S. Paulo publicó un editorial con el título "Alivio", declarando que no importa si Biden cumplirá sus promesas. Lo que importa, para Estadão, es que la mayoría de los estadounidenses han decidido "entregar a un político tradicional y experimentado la tarea de liderar el país en esta hora de profunda crisis" y que "este poderoso mensaje se escuchará en todo el mundo, pero especialmente en los países asolados por el populismo salvaje inspirado por Donald Trump, como Brasil".

Una posición similar fue tomada por el expresidente Fernando Henrique Cardoso (FHC) del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), un portavoz confiable de los intereses de la clase dominante brasileña. El FHC declaró: "En dos siglos y medio, ningún presidente estadounidense había buscado deslegitimar el proceso electoral, uno de los fundamentos de la democracia. El actual lo hizo de forma sistemática y deliberada. Por lo tanto, su reelección representaría un grave riesgo para la democracia, y no sólo en los Estados Unidos".

El periódico Folha de S. Paulo, el más leído en el Brasil, se hizo eco de la reaccionaria política racista del Partido Demócrata en los Estados Unidos, declarando la elección de Kamala Harris como vicepresidente "histórica, en muchos aspectos". Ella es la primera "mujer negra, indio-americana y asiático-americana... graduada de una universidad de élite afro-americana... en llegar a la Casa Blanca", declaró en un artículo titulado "Kamala como vicepresidenta demuestra que 2020 es el año de las mujeres negras americanas".

Sin embargo, Folha dejó claro lo que realmente está en juego al afirmar en un editorial que la elección de Biden y Harris, representantes de "la moderación, el diálogo y el ejercicio diligente de la política", señalaba una negativa del Partido Demócrata "a luchar contra el rufián de la derecha con la radicalización de la izquierda" (haciendo referencia a Bernie Sanders).

Absolutamente alineada con tales posiciones está la supuesta oposición "de izquierda" al gobierno de Bolsonaro —el Partido de los Trabajadores (PT) y sus partidarios de la pseudoizquierda pequeñoburgueses del Partido Socialista y de la Libertad (PSOL)— que también celebraron con entusiasmo la elección de Biden.

El expresidente del PT, Luís Inácio "Lula" da Silva, declaró en Twitter: "El mundo suspira con alivio por la victoria de Biden. ... Expreso la esperanza de que no sólo se guíe internamente, sino también en sus relaciones con el mundo y con América Latina, por los valores humanistas que caracterizaron su campaña".

Su sucesora, Dilma Rousseff, también tuiteó: "La victoria de Biden... representa un soplo de aire fresco para aquellos en el mundo que luchan contra la extrema derecha, la intolerancia y el odio. La elección de la primera mujer negra, Kamala Harris, para la vicepresidencia de los Estados Unidos es un hecho relevante".

La campaña de Biden nunca defendió los "valores humanistas"; por el contrario, apoyó, a nivel nacional, la represión contra las crecientes protestas y, a nivel internacional, una política imperialista agresiva. Lula trata de encubrir la carrera política de Biden marcada por la persecución de los intereses reaccionarios del imperialismo americano en el mundo, incluida América Latina. Como vicepresidente de Barack Obama, Biden participó en la orquestación del golpe de Estado en Honduras que derrocó al presidente electo Manuel Zelaya y supervisó la introducción de sanciones draconianas contra Venezuela.

A la luz de las elecciones en EE.UU., el pseudoizquierdista PSOL lanzó una campaña con el lema "La esperanza superará el autoritarismo". Se afirma que la victoria de Biden anuncia la derrota de Bolsonaro en Brasil a través de... ¡la elección de los concejales y alcaldes del partido! Esta posición oportunista asume un carácter aún más reaccionario teniendo en cuenta que el PSOL, siguiendo el liderazgo del PT, busca "oponerse" a Bolsonaro en las elecciones locales presentando docenas de candidatos provenientes de las filas de la Policía Militar y las fuerzas armadas.

En un artículo titulado "El Rey ha muerto. ¡Muerte al rey!", la tendencia de "Resistencia" dentro del PSOL, que recientemente rompió con el Partido Socialista Obrero Unificado Morenita (PSTU), ha defendido abiertamente una alianza con un sector de la burguesía imperialista norteamericana: "Con la disputa electoral, afortunadamente con la derrota del imperialismo sin frase, comienza la nueva etapa de la lucha".

Continúa, con el cretinismo pequeñoburgués sin adulterar: "Si hasta hoy los enemigos han estado a nuestro lado (!) —y su perfume seductor (!!!) y su discreto encanto se podían percibir sin mucha dificultad— a partir de mañana una línea muy clara— o mejor dicho, negra, femenina y, sobre todo, clasista— debe trazarse entre nosotros".

El hecho de que tanto el PT como el PSOL celebren el advenimiento de una administración estadounidense de derecha dirigida por Joe Biden, que aplicará una política de ataques salvajes a los trabajadores de los EE.UU. y del mundo entero, desenmascara los verdaderos intereses de clase de estos partidos que pretenden presentarse como alternativas "de izquierda" e incluso "socialistas".

Como importantes capas de la clase dominante brasileña están cada vez más descontentas con el gobierno de Bolsonaro —no por sus brutales políticas contra la clase obrera, que consideran absolutamente necesarias, sino porque temen que sus provocaciones desaten una oposición de masas incontrolable— el PT y el PSOL buscan presentarse como una alternativa política viable para defender el dominio capitalista en Brasil.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de noviembre de 2020)

Loading