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Biden incluye analistas proguerra y exoficiales del Pentágono en su equipo de transición

La semana pasada, el presidente electo Joe Biden nombró a miembros clave de su equipo de transición para el Departamento de Defensa. Ocho de los 23 miembros del equipo de Biden pertenecen a centros de pensamiento promilitares. Kathleen Hicks, vicepresidenta senior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, siglas en inglés), un centro de pensamiento en Washington D.C. con estrechos vínculos a las agencias militares y de inteligencia de EE. UU., encabezará el equipo de transición del Pentágono de Biden. Hicks también es “presidenta Henry A. Kissinger” y directora del Programa de Seguridad Internacional del CSIS.

El CSIS obtiene fondos importantes de contratistas de guerra como General Dynamics, Northrop Grumman y Raytheon. Según el perfil de Hicks en el sitio web del CSIS, sus áreas de especialización incluyen Asia, cambio climático, contraterrorismo y seguridad nacional, industria de defensa, estrategia y capacidades de defensa, OTAN y proliferación de armas de destrucción masiva.

MQ-1 Predator, armado con misiles AGM-114 Hellfire (Wikimedia Commons)

Es miembro del consejo directivo de Aerospace Corporation y del consejo directivo del Instituto Naval de EE. UU. Ha recibido premios por servicios distinguidos de tres secretarios de Defensa y un presidente del Estado Mayor Conjunto.

Hicks fue una funcionaria de alto rango del Pentágono en la Administración del presidente Barack Obama durante las guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria. Se desempeñó como subsecretaria adjunta principal de defensa para políticas en el Departamento de Defensa. También ocupó el cargo de subsecretaria adjunta de Defensa para Estrategia, Planes y Fuerzas.

El CSIS ha proporcionado a varias otras personas elegidas para el equipo de transición del Pentágono de Biden. Melissa Dalton fue funcionaria del Pentágono de 2007 a 2014, un período que abarcó las administraciones de George W. Bush y Barack Obama. Su enfoque es Oriente Próximo.

Otro miembro del equipo de transición de defensa de Biden es Andrew Hunter, quien sirvió en el Pentágono de 2011 a 2014.

“La escena de los tanques de pensamiento de DC está bien representada” en el equipo de transición militar de Biden, afirma Defense News .

Según un artículo de investigación del New York Times de 2016 (“Cómo los centros de pensamiento amplifican la influencia de las corporaciones en Estados Unidos”), el CSIS funciona como un brazo de cabildeo de facto de la industria de defensa, utilizando sus conexiones con corporaciones y el Gobierno para promover la venta de armas de guerra.

Los “centros de pensamiento”, afirma el Times, “tienen poder en los debates sobre políticas gubernamentales porque son vistos como investigadores independientes de los intereses económicos. Pero a fin de obtener fondos, los centros de pensamiento están avanzando agendas importantes para los donantes corporativos, a veces desdibujando la línea entre investigadores y cabilderos”.

El CSIS también tiene vínculos extremadamente estrechos con el Gobierno de Arabia Saudita, que ha librado la guerra contra la población de Yemen durante los últimos cinco años mientras recibe armas de los mismos contratistas militares que financian al CSIS.

Otros miembros del equipo, Ely Ratner y Susanna Blume, fueron empleados recientemente por el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS, siglas en inglés), un centro de pensamiento que también está fuertemente financiado por contratistas militares, así como por conglomerados petroleros. El equipo de política exterior de la vicepresidenta electa Kamala Harris durante la campaña presidencial también fue extraído de este grupo de expertos.

El CNAS fue cofundada por Michèle Flournoy, quien se desempeñó como subsecretaria de Política de Defensa de la Administración Obama desde 2009 hasta 2012. Se espera que Flournoy sea elegida por Biden para el puesto de secretaria de Defensa.

A pesar de sus vínculos con el Partido Demócrata, el CNAS también incluye a republicanos prominentes como Richard Armitage en su junta directiva. Armitage, estratega del Pentágono del Partido Republicano desde hace mucho tiempo, está estrechamente vinculado a la industria petrolera y sirvió en las dos Administraciones de Bush mientras llevaban a cabo las guerras criminales contra Irak en 1991 y 2003.

Rand Corporation también ha contribuido con personal al equipo de transición de Biden. Una de sus funcionarias, Christine Wormuth, sirvió en el Departamento de Defensa bajo Obama. Otros funcionarios de Rand reclutados para el equipo de Biden incluyen a Stacie Pettyjohn y Terri Tanielian. Las áreas de especialización de Pettyjohn incluyen el Internet, asuntos militares, instalaciones militares, terrorismo y ensayos de guerra, mientras que la especialidad de Tanielian es la salud y la medicina militar.

En una señal de continuidad entre la política exterior de la Administración Trump y la del equipo entrante de Biden, Politico informó el jueves que Biden se había acercado a funcionarios asociados con el exsecretario de Defensa, James Mattis para consultas, incluso sobre posibles puestos en el gabinete.

Según Politico, tales conversaciones estaban “en las primeras etapas” y eran secretas. Mattis se desempeñó como jefe del Pentágono de Trump desde 2017 hasta fines de 2018, cuando renunció en protesta por los planes anunciados por Trump de reducir la presencia de tropas estadounidenses en Siria. Antes de servir en el gabinete de Trump, Mattis dirigió a los marines en la destrucción de Faluya, Irak, en 2004, un crimen de guerra. A principios de 2018, Mattis lanzó la nueva Estrategia de Defensa Nacional, que anunció que el enfoque de las operaciones militares estadounidenses había pasado de ser la “guerra contra el terrorismo” a la “competición entre grandes potencias”, dirigida centralmente contra Rusia y China.

Los planes de Biden para continuar y profundizar la campaña de guerras de Estados Unidos en todo el mundo han provocado que las acciones de la industria de defensa se eleven. Los precios de las acciones de compañías como Raytheon, Boeing y Northrop Grumman se dispararon una vez que los medios de comunicación declararon a Biden ganador de la contienda presidencial el sábado 7 de noviembre. En el siguiente día de comercio en la bolsa de valores, el lunes 9 de noviembre, muchas acciones de la industria de defensa subieron en anticipación de una Casa Blanca de Biden a favor de la guerra y un Senado controlado por los republicanos.

Durante la semana del 4 al 10 de noviembre, las acciones de Raytheon subieron 19 por ciento, Boeing se disparó un 22 por ciento y General Dynamics subió un nueve por ciento. Las acciones del fondo cotizado en bolsa iShares US Aerospace and Defense, que contiene una cesta de acciones de defensa como Lockheed Martin, Teledyne Technologies, Northrop Grumman y Huntington Ingalls, subieron casi un 12 por ciento esa semana.

“Esta es una industria en crecimiento, desafortunadamente, y sigue siéndolo”, afirmó el analista Lou Whitehead en el programa “Industry Focus” de Nasdaq.com la semana pasada.

El consultor de defensa y exmiembro del personal del Senado demócrata, Arnold Punaro dijo al Washington Post: “Nuestra industria conoce muy bien a Joe Biden, y él conoce nuestra industria realmente bien. Creo que la industria tendrá, cuando se trata de seguridad nacional, una visión muy positiva” de la Administración.

Bajo la Administración de Trump, el presupuesto del Pentágono aumentó de $663 mil millones en el año fiscal 2017 a $738 mil millones en el año fiscal 2020. A pesar de las decenas de miles de millones de dólares adicionales gastados en el ejército bajo Trump, el gasto total en defensa alcanzó su punto máximo en el año fiscal 2010, durante la Administración de Obama, alcanzando $850 mil millones.

Durante la campaña de las primarias demócratas, Biden afirmó que si era elegido presidente “pondría fin a las guerras interminables, que nos han costado una cantidad incalculable de sangre y riqueza”. Como lo deja ver el equipo de transición, esto fue una farsa.

Biden también continuará el programa de modernización nuclear del país, que, según la Asociación de Control de Armas, costará 1,2 billones de dólares durante un período de tres décadas. Este programa se recomendó en los últimos años de la Administración de Obama y está dirigido principalmente a prepararse para los conflictos con los principales competidores militares de Washington, China y Rusia.

Northrop Grumman es el contratista principal del “Programa de disuasión estratégica terrestre” (GBSD, siglas en inglés), que implica la construcción de nuevos misiles balísticos intercontinentales. La directora ejecutiva, Kathy Warden, informó alegremente a los inversores durante la última llamada de resultados de la empresa en octubre que este programa por sí solo podría valer 85.000 millones de dólares o más durante la vigencia del contrato. Northrop Grumman también tiene el contrato para desarrollar y construir el bombardero furtivo con armas nucleares B-21 Raider.

“Confiamos en que una nueva Administración reconocerá ese valor y continuará apoyando los esfuerzos de modernización que están bien encaminados tanto para GBSD como para el B-21”, dijo.

Trump o Biden, los contratistas de defensa tienen aseguradas ganancias enormes. Mientras se derrochan miles de millones para rearmar y preparar a EE. UU. para una guerra nuclear mientras se canalizan más ganancias a los especuladores de guerra, se le dirá a la población una vez más que “no hay dinero” para la atención médica ni los programas sociales en medio de la pandemia.

A lo largo de la campaña electoral, Biden y su compañera de fórmula Kamala Harris evitaron abordar los graves problemas socioeconómicos que enfrentan los trabajadores. En cambio, la campaña promovió políticas raciales y de identidad, promocionando la nominación supuestamente “histórica” de Harris, una mujer afroamericana y asiático-estadounidense, como vicepresidenta.

De acuerdo con la fijación racial y de género del Partido Demócrata, Biden ha seleccionado a miembros de grupos minoritarios para formar parte de su equipo de transición del Pentágono. Según Military.com, Biden ha elegido a la almirante retirada Michelle Howard, quien “fue la primera mujer afroamericana en comandar un barco de la Armada”, así como “la primera almirante de cuatro estrellas de la Armada”. En general, 15 de los 23 miembros totales del equipo de transición del Departamento de Defensa de Biden son mujeres.

Tales elecciones simbólicas serán un frío consuelo para los millones de hombres, mujeres y niños en los EE. UU. y en todo el mundo que están amenazados por los planes de guerra de una Administración de Biden.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2020)

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