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Jacobin glorifica a Dolores Ibárruri, la verdugo estalinista de la revolución española

Esta es la primera entrega de un artículo en dos partes.

El 9 de diciembre, la revista Jacobin, que está estrechamente vinculada a los Demócratas Socialistas de EE.UU. (DSA), publicó un artículo titulado "La Pasionaria, heroína de la Guerra Civil española". Fue en ocasión del 125 aniversario del nacimiento de Dolores Ibárruri, descrita efusivamente por el autor, el historiador británico Paul Preston, como "una heroína inspiradora de la Guerra Civil y una figura materna terrenal universal".

El artículo es un ejercicio de falsificación histórica, encubrimiento político y hagiografía de la era estalinista. Iba acompañado por un segundo artículo ("La Pasionaria, la mejor oradora española antifascista, siguió siendo desafiante en el exilio", por Lisa A. Kirschenbaum), que brinda un sesgo feminista a la tapadera de Ibárruri y los asesinos estalinistas de la GPU.

La presentación estalinista de Preston de la Guerra Civil española (1936-1939), elaborada en una serie de libros, queda resumida en el artículo de Jacobin al tachar de "infame" el levantamiento de las "Jornadas de Mayo" de los trabajadores de Barcelona entre el 3 y el 8 de mayo de 1937.

La huelga general del proletariado de Barcelona, el sector más militante de la clase trabajadora española, fue provocado deliberadamente por el gobierno republicano burgués del Frente Popular de Cataluña, a instancias del Partido Comunista de España (PCE) y los agentes estalinistas de la NKVD/GPU en el país. Se hizo para justificar el desencadenamiento de la represión asesina en nombre de "defender la república" contra supuestos agentes trotskistas y anarquistas del dirigente militar golpista, el general Francisco Franco, y su aliado alemán, Hitler.

El aplastamiento del levantamiento de Barcelona, en el que por lo menos 1.000 trabajadores militantes perdieron la vida, fue seguido por una campaña de meses de arrestos masivos, tortura y asesinato contra trotskistas, militantes antiestalinistas del centrista POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y trabajadores anarcosindicalistas en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Andreu Nin, antiguo dirigente de la Oposición de Izquierda Internacional en España y jefe del POUM, fue arrestado y horriblemente torturado antes de ser asesinado por los matones estalinistas. Otra víctima de esa purga masiva fue el secretario de Trotsky, Erwin Wolf, quien había sido enviado a España después de las Jornadas de Mayo para congregar a las fuerzas trotskistas en la lucha en curso contra la traición estalinista de la revolución.

Levantamiento obrero durante las Jornadas de Mayo en Barcelona (Libcom.org)

Durante los meses de junio y julio de 1937, el gobierno del Frente Popular de Madrid, controlado políticamente por el Kremlin y el PCE, liquidó las milicias obreras bajo el control del POUM y los anarquistas que estaban despachados en los frentes de Aragón y Huesca. La represión estalinista de la clase trabajadora de Barcelona y la ulterior purga sangrienta le rompió la espalda a la revolución y aseguró la victoria de las fuerzas fascistas de Franco, que acabó con la rendición incondicional del gobierno republicano el 31 de marzo de 1939.

Ramón Mercader, el agente de la GPU que asesinó a León Trotsky en México en agosto de 1940, tuvo su bautismo de fuego como asesino estalinista durante las represiones masivas en España.

Nada de esto es siquiera mencionado en el artículo de Jacobin. Ignoran tanto el levantamiento revolucionario de los trabajadores y campesinos pobres españoles y su represión sangrienta por parte de los estalinistas y el gobierno del Frente Popular. Así también el papel destacado de Ibárruri en la liquidación de los trotskistas y otros militantes antiestalinistas, basada en la sucia difamación de todos los opositores izquierdistas del gobierno republicano burgués como agentes de Franco y Hitler.

Hasta en el artículo sobre Ibárruri de Wikipedia hay una presentación más adecuada y honesta de los hechos. Allí se observa que el principal agente de la GPU estalinista en España, Alexander Orlov, "usó los mismos métodos de terror, duplicidad y engaño que se utilizaron [en la Unión Soviética] en la Gran Purga (1936-1938)".

Cita un discurso de Ibárruri tras la supresión del levantamiento de Mayo en Barcelona en el que la "madre tierra" dice:

Los trotskistas se han transformado hace mucho en agentes del fascismo, en agentes de la Gestapo alemana. Lo vimos sobre el terreno durante el golpe de mayo en Cataluña; lo vimos claramente en los disturbios que ocurrieron en varios otros lugares ... Hay que arrancar de raíz el trotskismo de las filas del proletariado de nuestro partido como uno arranca las malas hierbas venenosas. Hay que arrancar de raíz a los trotskistas y desecharlos como a bestias salvajes.

Dolores Ibárruri (Historica Wiki - Fandom)

Después de su huida de España poco antes de la rendición del gobierno republicano del Frente Popular a Franco, Ibárruri encabezó el PCE durante muchos años en el exilio en la Unión Soviética. Siguió propagando la línea contrarrevolucionaria del Kremlin y promoviendo el culto a Stalin hasta la muerte del asesino en masa. Apoyó el pacto entre Stalin y Hitler en 1939 y el arresto y ejecución de miembros del PCE en el exilio en la URSS a manos de la GPU en los '40 y a principios de los '50. Volvió a España en 1977 tras la muerte de Franco para participar en el establecimiento de un nuevo orden burgués que amnistió a los criminales fascistas y les permitió conservar sus posiciones de riqueza y poder.

Que Jacobin escogiera al profesor Preston para escribir su panegírico a Ibárruri fue una decisión políticamente consciente. En abril de 2009, Preston moderó un panel de discusión en la Academia Británica celebrado para marcar el 70 aniversario de la victoria de Franco en España. Estableció las pautas para las presentaciones de los profesores Ángel Viñas y Helen Graham atacando la denuncia condenatoria de George Orwell de los crímenes estalinistas en España, Homenaje a Cataluña, basado en las experiencias personales de Orwell como miembro de una milicia del POUM en Cataluña. Preston luego intentó impedir que un miembro del Partido Socialista por la Igualdad británico del público hiciera una pregunta. Respondiendo a su afirmación de que los miembros del panel estaban ignorando que la Guerra Civil española coincidió con una revolución social de trabajadores y campesinos pobres, tildó la propia idea de una revolución española de "la exageración más extrema de la prensa rosa".

No es posible aquí abordar en detalle los acontecimientos de la Guerra Civil española. Sin embargo, es cuestión del registro histórico que el golpe militar contra el gobierno revolucionario lanzado por Franco el 18 de julio de 1936 fue repelido inicialmente en la mayor parte del país no por el gobierno burgués, sino por la clase trabajadora.

El grueso del ejército y los sectores más decisivos de la burguesía se alinearon tras Franco. Cuando el gobierno republicano, que buscaba desesperadamente un arreglo con los fascistas, inicialmente se negó a entregar las armas a los trabajadores, los trabajadores se levantaron, primero en Barcelona y luego en ciudades y pueblos por todo el país y tomaron el control de las cosas en sus propias manos.

Los trabajadores establecieron comités para operar servicios clave e instalaciones de comunicaciones y formaron milicias para luchar contra los fascistas. El movimiento revolucionario que empezó el 19 de julio de 1936 estableció una situación de poder dual, en la que el poder real estaba en manos de los trabajadores. Sin embargo, a ellos les estaban impidiendo tomar el poder político en sus propias manos sus partidos —el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Comunista (PCE), el POUM y la CNT— todos los cuales apoyaban al Frente Popular dirigido por la burguesía liberal.

Luego siguieron meses de esfuerzos por parte del gobierno, a instancias de los estalinistas, por reducir el control obrero sobre parte de la economía, aplastar a campesinos insurgentes que se habían hecho con las haciendas de los grandes terratenientes, y disipar la onda revolucionaria. Esto culminó en los hechos de las Jornadas de Mayo, precipitados por la decisión del gobierno catalán de retomar el control de las oficinas telefónicas de Barcelona.

Andreu Nin (Alchetron.com)

El gobierno del Frente Popular en España, así como su homólog francés formado ese mismo año, representaba la aplicación de la política adoptada por el Comintern en su Séptimo Congreso en 1935 (al que asistió Ibárruri). Stalin reaccionó a la asunción del mando de Hitler en 1933 abandonando las políticas ultraizquierdistas que habían llevado a la derrota de la clase trabajadora alemana y adoptando la demanda colaboracionista de clase del "frente popular contra el fascismo y la guerra".

En un intento por inducir a las potencias imperialistas occidentales —Gran Bretaña, Francia y los EE.UU.— a unirse a una alianza con la Unión Soviética contra las potencias fascistas —Alemania e Italia— Stalin ordenó a los partidos comunistas que apoyaran y, allí donde fuera posible, se unieran a los gobiernos capitalistas dirigidos por sectores liberales de la burguesía. Al derivarse del programa nacionalista antimarxista del "socialismo en un solo país" proclamado por Stalin en 1924, la política del Frente Popular significaba, en la práctica, la reununcia a la revolución socialista. En nombre de defender la "democracia", los partidos comunistas defendían la propiedad burguesa y el Estado capitalista contra el movimiento revolucionario de las masas.

La clase trabajadora estaba subordinada a la burguesía supuestamente "progresista" y sus aspiraciones revolucionarias eran sacrificadas a las necesidades diplomáticas de la Unión Soviética, tal como las percibía la burocracia gobernante. Esta última era impulsada no por los intereses de la clase trabajadora, sino por la preservación de sus propios privilegios, que, basados en las relaciones de propiedad establecidas por la revolución de 1917, estaban siendo directamente amenazadas por el fascismo.

En sus tratos con el imperialismo occidental, Stalin repudiaba explícitamente la revolución mundial. En una entrevista de marzo de 1936 con Roy Howard de Scripps-Howard Newspapers, tuvo lugar la siguiente conversación:

Howard: ¿Quiere esto, su declaración, decir que la Unión Soviética ha abandonado en alguna medida sus planes e intenciones de ocasionar la revolución mundial?

Stalin: Nosotros nunca tuvimos tales planes e intenciones.

Howard: Usted entiende, sin duda, sr. Stalin, que gran parte del mundo tiene desde hace tiempo una impresión diferente.

Stalin: Eso se debe a un malentendido.

Howard: ¿Un malentendido trágico?

Stalin: No, uno cómico. O, quizás, tragicómico.

El Frente Popular y la contrarrevolución estalinista en España

Bajo las condiciones de una Depresión mundial que estaba empujando a la clase trabajadora hacia la revolución en Europa y en el mundo, la implementación del Frente Popular requería que los partidos comunistas se unieran con la burguesía para llevar a cabo contrarrevoluciones. En la mira de esta estrategia estaba principalmente el movimiento trotskista, que se oponía implacable y conscientemente a la traición estalinista de la Revolución de Octubre y que luchaba por el programa de la revolución socialista mundial sobre el cual se basaba la revolución.

En España, el papel contrarrevolucionario del estalinismo en la escena internacional encontró su expresión más cruda. Escribiendo en diciembre de 1937 ("Las lecciones de España: La última advertencia"), Trotsky explicó:

Las causas de la aparición del Frente Popular español y su mecánica interna están perfectamente claras. La tarea de los dirigentes retirados del ala izquierda de la burguesía consistía en detener la revolución de las masas y volver a ganar la confianza de los explotadores. ¿Por qué Franco, si nosotros los republicanos podemos hacer lo mismo? En este plano fundamental, los intereses de [el presidente español] Azaña y [el presidente catalán] Companys coincidían plenamente con los de Stalin, para quien era necesario ganar la confianza de la burguesía inglesa y francesa, al demostrar que era capaz de defender el orden contra la anarquía. Azaña y Companys servían necesariamente de cobertura a Stalin frente a los obreros. Stalin, personalmente, está por el socialismo, pero no puede expulsar a la burguesía republicana. Azaña y Companys necesitan a Stalin como verdugo experimentado que goza de autoridad revolucionaria. Sin él, reducidos a ser un montón de ceros, no hubieran podido ni se hubieran atrevido a atacar a los obreros. ...

Es cierto que los socialistas de izquierda y los anarquistas, prisioneros del Frente Popular, se han esforzado por salvar de la democracia todo lo que podía ser salvado. Pero como no han sabido movilizar a las masas contra los gendarmes del Frente Popular, sus esfuerzos, a fin de cuentas, se han reducido a piadosas lamentaciones. De esta forma, los estalinistas se han aliado con el ala más derechista, más abiertamente burguesa, del Partido Socialista. Han dirigido sus golpes contra la izquierda, contra el POUM, los anarquistas y los socialistas de izquierda, es decir, contra los agrupamientos centristas que, aunque deformadamente, reflejaban la presión de las masas revolucionarias.

Este acto político, significativo en sí mismo, da idea de la degeneración de la Komintern durante los últimos años. ... Debido a esto queda definitivamente establecido el carácter contrarrevolucionario del estalinismo en la arena mundial. (León Trotsky, La revolución española, 1930-1939. Selección de escritos, Madrid, Diario Público, 2011, págs. 201-203.)

En otra parte Trotsky resumió la esencia del Frente Popular como la alianza del liberalismo burgués con la GPU.

León Trotsky a finales de los '30

No menos importante que las consideraciones geopolíticas en el programa estalinista del Frente Popular eran las cuestiones internas. El régimen estalinista era un régimen de crisis aguda. La burocracia encabezada por Stalin era un tumor parasitario en el cuerpo de un Estado obrero creado por la intervención revolucionaria consciente de la clase trabajadora en la vida política, bajo el liderazgo de un partido marxista revolucionario, los bolcheviques.

La burocracia gobernante vivía con el miedo constante a un levantamiento de la clase trabajadora soviética, cuya indignación por la usurpación de su poder político por una élite corrupta e irresponsable era profunda e irreconciliable. La camarilla gobernante estalinista era plenamente consciente de que una revolución proletaria exitosa en cualquier parte del mundo y, sobre todo, en los países capitalistas avanzados de Europa y América del Norte, haría revivir la confianza revolucionaria y la consciencia de las masas soviéticas. El programa planteado por Trotsky para una revolución política para derrocar el régimen burocrático, restaurar la democracia obrera y volver a la estrategia de la revolución socialista mundial, se ganaría el apoyo de las masas.

Entre agosto de 1936 y marzo de 1938, Stalin escenificó una serie de tres juicios de farsa, conocidos como "los Juicios de Moscú". Casi todos los dirigentes de la Revolución de Octubre y del Partido Bolchevique de Lenin confesaron, bajo tortura, haber conspirado con la Alemania nazi y otros enemigos extranjeros o locales, para derrocar a la Unión Soviética y asesinar a Stalin. Estos monstruosos juicios farsa fueron el homólogo doméstico de las políticas contrarrevolucionarias llevadas a cabo bajo la bandera del Frente Popular en la lid internacional.

El principal acusado era León Trotsky, quien vivía en el exilio, primero en Noruega y luego en México, y que había sido condenado y sentenciado a muerte en rebeldía.

Los juicios eran la cara pública del "Gran Terror" —una oleada que duró muchos años de arrestos masivos, asesinatos y deportaciones a campos de trabajos forzados por medio de los cuales se exterminó a cientos de miles de miembros del Partido Comunista, intelectuales, científicos y artistas genuinamente socialistas, en lo que el Comité Internacional de la Cuarta Internacional llamó un "genocidio político".

Frente único vs. Frente Popular

Los estalinistas presentaban falsamente su política de Frente Popular como una extensión de la táctica del "frente único" introducida por Lenin y Trotsky en el Tercer y Cuarto congresos (de 1921 y de 1922) de la Internacional Comunista. En realidad, el Frente Popular era una política de colaboración de clases con un sector de la burguesía, y por lo tanto se oponía diametralmente al frente único, que era un medio para que el partido marxista revolucionario tomara la iniciativa en unir a todos los sectores de la clase trabajadora en lucha contra toda la burguesía.

Los cimientos de la táctica del frente único eran la independencia política de la clase trabajadora de todas las facciones de la clase capitalista y la unidad internacional de la clase trabajadora. La diferencia entre el frente único como lo elaboró el Comintern bajo Lenin y Trotsky y por el que luchó Trotsky en la lucha contra el fascismo en Alemania, por un lado, y el Frente Popular estalinista, por el otro, era la diferencia entre la revolución y la contrarrevolución.

Desde los años '30 y hasta nuestros días, tendencias oportunistas y revisionistas han intentado disfrazar la adaptación política a las organizaciones estalinistas y socialdemócratas, burocracias sindicales procapitalistas y liberales burgueses como la aplicación de la política del "frente único". Este juego de manos terminológico es empleado para ayudar a confundir y estrangular las luchas obreras.

Lenin y Trotsky lucharon para que los Partidos Comunistas adoptaran la táctica del frente único en un momento en el que la ola inicial de revoluciones proletarias en Europa, tras la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, había sido derrotada, debido primariamente a la inmadurez y los errores de las direcciones revolucionarias. Bajo condiciones de una muy frágil y temporal reestabilización del capitalismo europeo, ellos acentuaban la necesidad de que los partidos de la Tercera Internacional primero se ganaran la lealtad de las masas antes de lanzar la lucha por el poder estatal.

Para este fin, aconsejaron a los partidos de Francia y Alemania en particular que hicieran un llamamiento a los partidos socialdemócratas y reformistas y los sindicatos anarcosindicalistas para que se unieran a un frente único con los comunistas para llevar a cabo acciones conjuntas específicas para defender las organizaciones obreras contra los ataques de los fascistas y el Estado capitalista y lucharan por demandas sociales básicas. Las condiciones previas para tales frentes únicos eran la total independencia organizativa de los Partidos Comunistas y la plena libertad de crítica a las otras organizaciones obreras del frente único.

El frente único se definió como un acuerdo para la acción conjunta entre organizaciones obreras de masas. No habría mezcla de banderas ni atenuación del programa revolucionario del marxismo. Su consigna era "Marchar separados, golpear juntos".

En sus tesis "Sobre el frente único" de marzo de 1922, Trotsky escribió sobre la táctica del frente único en Francia:

Uno de los métodos más fiables de contrarrestar dentro de la clase trabajadora los estados de ánimo y las ideas del 'Bloque de Izquierdas', es decir, un bloque entre los trabajadores y un cierto sector de la burguesía contra otro sector de la burguesía, es mediante la promoción persistente y decidida de la idea de un bloque entre todos los sectores de la clase trabajadora contra toda la burguesía. [Subrayado en el original.] (León Trotsky, Marxists Internet Archive)

Lejos de ofrecer ningún tipo de amnistía política, el partido revolucionario por medio de la táctica demuestra en la acción y ante los ojos de toda la clase trabajadora su disposición a dirigir y adoptar medidas decisivas en defensa de la clase y exponer las vacilaciones y capitulaciones de las direcciones reformistas, en el proceso ganándose a sectores cruciales de los obreros socialdemócratas para el Partido Comunista.

El dirigente del Partido Comunista Alemán, Thälmann (Wikipedia)

Ya desde septiembre de 1930, Trotsky agitaba para que el Partido Comunista Alemán, dominado por estalinistas obedientes, abandonara su política ultraizquierdista del "Tercer Período" de negarse a colaborar de cualquier manera con los socialdemócratas mientras los tachaban de "socialfascistas", y que adoptaran la táctica del frente único para unir a la clase trabajadora en lucha contra la amenaza creciente del nazismo. Trotsky y sus simpatizantes en Alemania plantearon esta política tras las elecciones nacionales, celebradas en condiciones de una Depresión cada vez más profunda y un desempleo disparado, que registraba un aumento de casi 16 puntos porcentuales en el voto a los nazis.

Stalin y la dirección del PC alemán rechazaron esta política, escondiendo tras una retórica ultraizquierdista una aceptación fatalista de la inevitabilidad de la victoria del fascismo, combinada con una adaptación, de manera sectaria, a la dirección socialdemócrata. El resultado, contra el cual Trotsky había advertido repetidamente, fue una derrota catastrófica de la clase trabajadora alemana y mundial.

Continuará

(Publicado originalmente en inglés el 23 de diciembre de 2020)

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