Desde las minas de níquel en Ontario y los yacimientos de carbón en Alabama hasta el desierto de Atacama en Chile y las junglas de Colombia, los mineros de todas las razas y nacionalidades están participando en una ola huelguística internacional contra las transnacionales mineras más poderosas.
La prensa corporativa y las burocracias sindicales han ocultado esta vital información de los trabajadores para mantenerlos en la oscuridad y aislados. Pero estas huelgas son parte de un movimiento global en el que los trabajadores encaran las mismas problemáticas: bajos salarios, la falta de medidas de seguridad, sindicales en el bolsillo de las empresas y el enojo profundo por las muertes de incontables compañeros de trabajo que contrajeron el COVID-19 en el trabajo y que han sido sacrificados en el altar de las ganancias corporativas capitalistas.
En Alabama, 1.100 mineros del carbón han estado en huelga contra Warrior Met por dos meses después de rechazar un contrato entreguista propuesto por el sindicato United Mine Workers of America (UMWA), el cual se rehusó a convocar a otras minas en apoyo a la huelga. En Subdury, Ontario, 2.400 mineros hicieron huelga contra Vale Inco tras rechazar un acuerdo similar promovido por el sindicato United Steelworkers (USW), que aceptó un acuerdo especial de un año en junio de 2020 para mantener a los trabajadores laborando durante la pandemia.
A pesar de que los mineros hablan muchos idiomas distintos, su historia es la misma en todas partes. En Chile, varios oficinistas necesarios para la producción de cobre en la minera Escondida de BHP hicieron huelga el jueves pasado, mientras miles de mineros se preparan para lo que la prensa industrial llama una “huelga prolongada” contra la australiana BHP.
A pesar de que el contrato de los mineros de Escondida se está expirando, el sindicato los ha mantenido laborando, efectivamente cruzando el piquete de huelga de los oficinistas. El sindicato publicó una patética declaración previo a las declaraciones afirmando que se comportaría “completamente dentro del marco del respeto” con la corporación, que ganó $8,7 mil millones obligando a los trabajadores de Escondida a producir 1,2 mil millones de toneladas de cobre en 2020. Escondida es la mina más grande y productiva del mundo.
En Colombia, los mineros en Pacífico, Bajo Cauca, Antioquia, Caldas, Córdoba y Sur de Bolívar hicieron paro el 13 de mayo exigiendo aumentos salariales y protecciones ambientales para las tribus indígenas cuyos hogares se han visto masivamente contaminados por las corporaciones globales. La semana pasada, los mineros en la minera Cerrejón (propiedad de BJP, Anglo American y Glencore) comenzaron a bloquear la entrada, frenando la producción. En toda Colombia, las manifestaciones masivas y huelgas de los trabajadores industriales contra los niveles masivos de desigualdad social y la violencia estatal frenaron la exportación de 1,1 millones de toneladas de carbón y causaron pérdidas de $80 mil millones para las empresas mineras, según el Ministerio de Minas y Energía.
En Perú, los mineros de hierro de la empresa china Shougang Hierro Perú están en huelga porque al menso 24 de sus compañeros de trabajo han muerto por COVID-19, que se propagó en los campamentos de carpas en los que vivían entre 10 a 15 mineros por unidad. Shougang obtuvo ganancias de $340 millones de la mina en 2020, un aumento del 20 por ciento en comparación con sus ganancias pre-COVID en 2019.
En México, los mineros de carbón, cobre y zinc están involucrados en huelgas en los estados de Zacatecas, Guerrero, Baja California y Querétaro. En una mina en Cosalá, Sinaloa, 175 mineros han estado en huelga por más de un año contra la empresa canadiense Americas Gold and Silver.
En una mina en Tayahua, Zacatecas propiedad de la empresa Ocampo Mining del milmillonario mexicano Carlos Slim, los trabajadores hicieron huelga el 22 de mayo y fueron atacados brutalmente por matones de seguridad de la empresa. Un reporte local explica que “se calentaron los ánimos y hubo un intercambio de golpes entre los trabajadores y el personal de seguridad. Los trabajadores explicaron que por más de un año, [la empresa y el sindicato] no han renovado su contrato colectivo de trabajo incluso cuando los trabajadores no dejaron de trabajar durante la pandemia de COVID-19, que pone a los trabajadores en riesgo de contagio”.
En Sudáfrica, las publicaciones industriales están nerviosas por la posibilidad de nuevas huelgas mineras. La producción minera de Sudáfrica saltó 21,3 por ciento entre marzo de 2020, cuando se propagó a nivel global la pandemia, y marzo de 2021. Un abogado de la patronal escribió en un editorial del Business Live sudafricano manifestando preocupación por el hecho de que los sindicatos podrían ser incapaces de contener el enojo de los trabajadores.
“Lo vimos con el sindicato National Union of Mineworkers (NUM), hasta que llegó a ser apodado el sindicato ‘cariñoso’”, indica el abogado. “A pesar de que el NUM hizo lo que pudo para sus miembros con acuerdos que fueron alcanzados con calma, sus miembros perdieron fe en su capacidad de actuar según sus mejores intereses, sospechando que los dirigentes sindicales habían sido cooptados”. En agosto de 2012, el NUM, la policía y los matones de la empresa Lonmin masacraron a 34 trabajadores de platino que hicieron una huelga salvaje.
Se han desarrollado huelgas y protestas en Europa y Asia durante la pandemia. En meses recientes, los mineros de uranio y carbón en el oeste y este de Ucrania han participado en huelgas y ocupaciones de minas, en gran parte para exigir salarios atrasados. En septiembre de 2020, los mineros de hierro en la ciudad de Krivoy Rog permanecieron bajo tierra por 43 días para exigir aumentos salariales en oposición al sindicato, que intentó prevenir que la huelga se expandiera.
No es posible mencionar todos los ejemplos de los sectores que están participando en este resurgimiento global de la lucha de clases. Basta con decir que va mucho más allá que la minería y extracción e incluye a trabajadores automotores en India y Virginia, trabajadores siderúrgicos de ATI en EE.UU., trabajadores de bancos en España, trabajadores petroleros en Argentina y más.
Se deben extraer ciertas lecciones críticas. Los mineros ocupan una posición crítica en la economía capitalista global. Producen la materia prima necesaria para los celulares, baterías, autopartes, conductores y otras tecnologías avanzadas, sin las cuales se detendría la economía global.
Las potencias imperialistas están involucradas en una competencia permanente por estos recursos y por afianzar su control por medio de sangrientas guerras como las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán. Los sindicatos, avanzando la mentira nacionalista de que los trabajadores en cada país se benefician al apoyar a las corporaciones en “su propio país”, no solo enfrentan a uno trabajadores contra otros en una carrera hasta el fondo, sino que le ayudan a la clase capitalista a llevar a cabo sus guerras de saqueo.
Los trabajadores en todos los países deben entender que son parte de un movimiento internacional. Este hecho ofrece enormes oportunidades para el desarrollo de la lucha de clases. La unificación con los trabajadores de todo el mundo debe convertirse en un elemento integral de la estrategia de todas las luchas.
El resultado de las luchas de los mineros y otros sectores de la clase obrera depende del desarrollo de nuevas organizaciones de lucha capaces de movilizar el poder social interconectado de la clase obrera internacional contra el sistema capitalista global, de forma independiente a los sindicatos y los partidos políticos capitalistas.
El Primero de Mayo de 20212, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) lanzó un llamado a construir la Alianza Obrera Internacional de los Comités de Base (AOI-CB). En una declaración anunciando esta iniciativa, el CICI explicó:
El AOI-CB buscará desarrollar el marco para nuevas formas independientes, democráticas y militantes de organización de las bases de trabajadores en las fábricas, las escuelas y los lugares de trabajo a una escala internacional. La clase obrera está lista para luchar. Pero se encuentra amarrada por las organizaciones burocráticas reaccionarias que suprimen toda expresión de resistencia.
Va a ser un medio por el cual los trabajadores de todo el mundo podrán compartir información y organizar una lucha unida para exigir protecciones para los trabajadores, el cierre de las instalaciones inseguras y la producción no esencial y otras medidas de emergencia necesarias para detener la propagación del virus.
El CICI está iniciando la formación de esta alianza a escala global, siendo esta la única forma para combatir la pandemia. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, con la asistencia política de la Cuarta Internacional y los Partidos Socialistas por la Igualdad, buscará unificar a los trabajadores en una lucha mundial común, oponiéndose a cualquier esfuerzo de los Gobiernos capitalistas y los promotores reaccionarios de incontables formas de chauvinismo nacional, étnico y racial, así como de políticas de identidad, para dividir a los trabajadores en facciones hostiles.
El movimiento trotskista mundial —el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados— ha iniciado el AOI-CB dentro de la perspectiva de la revolución socialista mundial. Los trabajadores en todos los sectores y países deben unirse en una ofensiva política común para establecer el poder, expropiar a la clase gobernante y establecer una sociedad socialista basada en las necesidades sociales, no el lucro privado.
La ola huelguística en marcha entre los mineros es una señal de la creciente radicalización de la clase obrera en todo el mundo. La transformación de este proceso objetivo en un movimiento consciente contra el capitalismo y por el socialismo exige la construcción del CICI como dirección revolucionaria en la clase obrera.
(Publicado originalmente en inglés el 3 de junio de 2021)