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Perspectiva

La demonstración de fuerza de Alemania en el Indo-Pacífico

La fragata Bayern (Bavaria), uno de los buques de guerra más grandes de Alemania, ha estado en camino al Indo-Pacífico desde el lunes.

La fragata alemana Bayern

Con un trayecto de más de 30.000 millas náuticas, la operación es una de las más elaboradas de la Armada alemana desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La Bayern cruzó el mar del Norte y el canal de la Mancha y el Atlántico noreste, entrando en el mar Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar. De ahí, continuará por el canal Suez y el mar Rojo hasta el océano Índico y el Pacífico occidental, donde se espera que llegue en el otoño.

El aspecto del viaje más explosivo tanto política como militarmente es el regreso, cuando la fragata pasará por el mar de China Meridional y el estrecho de Malaca. Este último, debido a su importancia económica y geoestratégica, es llamado “la aorta de la región del Indo-Pacífico”.

El mar de China Meridional está en el centro de la acumulación militar estadounidense contra China. Bajo el presidente Biden, Washington ha intensificado sus operaciones provocadoras para defender la “libertad de la navegación” para embarcaciones comerciales en las aguas reclamadas por China en el mar de China Meridional y está preparándose para instalar misiles ofensivos a lo largo de las costas de varias islas densamente pobladas en la región, incluyendo Japón, Taiwán y Filipinas.

La intervención alemana en el Indo-Pacífico no solo agrava el peligro de guerra en la región, sino que también inicia una nueva etapa en el regreso del militarismo alemán.

En su discurso cuando Bayern partió de la ciudad de Wilhelmshaven, la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, declaró explícitamente que el propósito de la misión era defender los intereses geoestratégicos y económicos del imperialismo alemán en la región. “Como un importante socio comercial y exportador en la región, tenemos un gran interés en proteger las rutas de libre comercio”, proclamó.

Si bien Kramp-Karrenbauer afirmó que el involucramiento alemán en el Indo-Pacífico “no va en contra de algo ni nadie”, su discurso fue un ataque directo contra China. “El mensaje es claro, estamos alzando la bandera de nuestros intereses y nuestros valores”, dijo. Esto es “importante” porque “es una realidad de nuestros socios en el Indo-Pacífico que los mares se encuentran restringidos y las vías marítimas ya no son seguras”. La experiencia demuestra que “se están haciendo reclamos territoriales regidos por la ley del más fuerte”.

La ministra de Defensa amenazó directamente a Beijing, comentando, “Cooperaremos con China dondequiera que podamos y la haremos retroceder dondequiera que debamos. Porque resistiremos firmemente a cualquiera que ignore el derecho internacional y nos imponga a nosotros y a nuestros socios sus propias reglas del juego”. A pesar de que los vientos en contra “se están fortaleciendo, sabemos cómo navegar en contra de ellos. No permitiremos que nos cambien de curso”.

Kramp-Karrenbauer afirmó abiertamente en qué consiste este “curso”. Con su misión, “los soldados están implementando de manera práctica y visible la doctrina planteada por el Gobierno alemán para el Indo-Pacífico”, dijo.

El documento de estrategia publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en septiembre de 2020 declaró que el Indo-Pacífico será “clave para definir el orden internacional en el siglo veintiuno”. También formuló claramente la afirmación de Alemania de que asumirá un papel de liderazgo en la región. “Podría parecer que los Himalayas y el estrecho de Malaca están muy lejos. Pero nuestra prosperidad e influencia geopolítica en las décadas siguientes dependerá particularmente de cómo cooperamos con los Estados del Indo-Pacífico”. Siendo una “nación con actividades comerciales globales”, Alemania no puede “contentarse con el papel de espectadora”.

El discurso de gran potencia de Kramp-Karrenbauer concluyó con la declaración, “Desde Wilhelmshaven, a través del Mediterráneo, al océano Índico, al mar de China Meridional y el Pacífico, el IPD [Despliegue al Indo-Pacífico] es un ejemplo de cómo Alemania asumirá la responsabilidad”. El “significado más fundamental de la misión” va “más allá de los próximos siete meses”. Consiste en “la participación de Alemania en el orden regido por normas y en la importancia estratégica cada vez mayor del mar”.

El gran plan descabellado de Berlín para enfrentarse a una China con armas nucleares en el mar de China Meridional y reafirmarse como potencia naval y mundial se enmarca en las tradiciones militaristas del imperialismo alemán.

El 27 de julio de 1900, el káiser Guillermo II de Alemania pronunció su famoso “Discurso del Huno” en Bremerhaven. Con motivo de la partida del Ejército Alemán de Asia Oriental, movilizado para reprimir brutalmente el levantamiento de los bóxers en China, declaró que el ejército alemán había sido el producto de “treinta años de fiel trabajo pacífico”.

El jefe de Estado alemán acusó a China de “tumbar el derecho de los pueblos” y de haberse “burlado del carácter sagrado del enviado, los deberes de hospitalidad de una manera inédita en la historia del mundo...”. Wilhelm II lanzó entonces su célebre amenaza: “Así como hace mil años los hunos, bajo su rey Atila, se ganaron su reputación, que hasta el día de hoy les hace parecer poderosos en la historia y en la leyenda, que el término 'alemán' sea afirmado por ustedes de tal manera que en China ningún chino se atreva nunca más a mirar con mala cara a un alemán”.

La agresión fue el preludio de la Primera Guerra Mundial. La intervención contra el levantamiento de los bóxers, lanzada inicialmente como una operación conjunta, intensificó los conflictos entre las potencias imperialistas, culminando en agosto de 1914 en lo que fue en su momento la mayor matanza de la historia mundial. El Imperio alemán había lanzado un programa de rearme masivo en los años anteriores, incluyendo las llamadas “leyes de flotillas” centradas específicamente en las Armadads.

La clase dominante está persiguiendo de nuevo este fin. El actual informe de municiones del Gobierno federal incluye la compra de varios buques de guerra. Se trata de la construcción de cuatro buques multipropósito de clase 180, una opción de compra de otros dos, la puesta en servicio de una fragata de la clase Baden-Württemberg 125, cinco corbetas de clase 130 y dos submarinos de clase 212 Common Design.

El coste de este rearme es gigantesco. Solo para la compra de los cuatro buques multipropósito se han destinado 5.270 millones de euros. Esto lo convierte en el mayor proyecto de la Armada desde la masiva campaña de armamento naval durante la Segunda Guerra Mundial. Y esto es solo el principio. En marzo de 2019, Kramp-Karrenbauer y la canciller alemana Angela Merkel se pronunciaron a favor de un plan para construir un portaaviones propio para Alemania.

Ya en 2014, el Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad, SGP) analizó las fuerzas objetivas que subyacen al retorno del militarismo alemán y advirtió de sus implicaciones en una resolución. Apenas unos meses después de que el exministro de Asuntos Exteriores y actual presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijera en la Conferencia de Seguridad de Múnich que Alemania es “demasiado grande y económicamente fuerte para comentar sobre la política mundial desde el margen”, escribimos:

La historia vuelve con fuerza. Casi 70 años después de los crímenes de los nazis y de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, la clase dominante alemana está adoptando de nuevo la política imperialista de gran potencia del Imperio del Kaiser y de Hitler... La propaganda de la era de la posguerra –que Alemania había aprendido de los terribles crímenes de los nazis, había “llegado a Occidente”, había adoptado una política exterior pacífica y se había convertido en una democracia estable— queda expuesta como una mentira. El imperialismo alemán vuelve a mostrar sus verdaderos colores tal y como brotó históricamente, con toda su agresividad dentro y fuera del país.

Siete años después, queda claro cuan acertada es esta de esta valoración. A pesar de sus atroces crímenes en dos guerras mundiales, la élite gobernante alemana no ve límites en el siglo veintiuno en la defensa de sus intereses imperialistas. Después de haber sacrificado a decenas de miles de personas en el altar del lucro durante la pandemia del COVID-19, ahora se está preparando junto con sus aliados imperialistas para grandes conflictos militares.

La amenaza de una catastrófica tercera guerra mundial confiere una tremenda urgencia a la construcción de un movimiento de la clase obrera internacional contra la guerra, que tenga como objetivo derrotar el origen de las guerras, a saber, el sistema de lucro capitalista, y establecer una sociedad socialista global.

El SGP condena enérgicamente el envío de la fragata alemana al Indo-Pacífico. Ahora redoblaremos nuestra lucha en la campaña electoral federal para armar la oposición generalizada entre los trabajadores y los jóvenes al militarismo, el fascismo y la guerra con un programa socialista. Mientras que el partido La Izquierda y Los Verdes están dispuestos a apoyar la campaña bélica alemana como partidos de gobierno, nosotros exigimos en nuestra declaración electoral “¡El cese inmediato de todas las intervenciones en el extranjero! La disolución de la OTAN y del ejército alemán. Miles de millones para la educación y la salud en lugar del rearme y la guerra”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de agosto de 2021)

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