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Los estadios de fútbol americano en los EEUU se llenan a rebosar mientras el COVID sigue remontando

El fin de semana por el Día del Trabajo de 2021 vio la apertura de la temporada del fútbol americano universitario con estadios repletos de costa a costa con hinchas enardecidos, casi todos sin mascarilla, en abierto desafío a la pandemia de COVID.

La cantidad de asistentes en algunos de los estadios más grandes del país fue asombrosa. La Universidad de Michigan acogió a Western Michigan con cerca de 110.000 espectadores hombro con hombro. La Universidad de Texas derrotó a Luisiana el sábado, alentada por más de 91.000 hinchas que gritaban y arengaban. Y la lista podría seguir y seguir dado que se jugaron más de 80 partidos durante el puente que arrancó el jueves.

No cabe duda de que decenas de miles de las personas que empezaron esta temporada de fútbol universitario alentando a su equipo favorito habrán muerto antes de que termine. Esta es la aritmética brutal de la pandemia, que los políticos capitalistas, tanto demócratas como republicanos, y sus amos corporativos, buscan esconder.

Hinchas de Oregon mirando un partido de fútbol de la NCAA contra Fresno State a través de una neblina de humo por los incendios el sábado 4 de septiembre de 2021, en Eugene, Oregon. (Foto AP/Amanda Loman)

Una semana antes de estas celebraciones deportivas, el Dr. Anthony Fauci, el jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y el principal asesor médico del presidente Joe Biden, reconoció que el país podría esperar más de 100.000 nuevos fallecimientos por COVID-19 para diciembre. 'Lo que está sucediendo ahora es tanto enteramente predecible como enteramente evitable', dijo. 'Podemos revertir esto, y podemos hacerlo rápido y eficazmente si pudiéramos vacunar a esas [80 millones de] personas. Es muy importante que la gente en esta crisis deje de lado cualquier diferencia política e ideológica y que simplemente se vacune'.

No hay 'diferencias ideológicas ni políticas' en el fútbol universitario y en el deporte en general. Como comentó USA Today el año pasado, 'Están en juego por lo menos $4,1 mil millones en ingresos por año fiscal para los departamentos deportivos solo en las 50 y pico escuelas públicas en las Cinco Poderosas conferencias —un promedio de más de $78 millones por escuela'. La venta de entradas, el mercadeo de implementos deportivos y contratos televisivos le pueden generar a una de las grandes universidades más de $100 millones por temporada. Según Citadel Today, 'La suma media generada por partido [en contratos de televisación] es de entre $150.000 y $1,65 millones dependiendo de qué equipos jueguen y qué tan 'grandes' se espere que sean las calificaciones de la televisión para ese partido en particular'.

En lo que es quizás una ironía grotesca, los medios locales celebraron el regreso del saludo Iowa en el partido entre los Hawkeyes y los Wyoming Cowboys el jueves. La tradición empezó el 2 de septiembre de 2017, cuando al final del primer cuarto de cada partido de Iowa como local, los equipos y los hinchas se vuelven hacia el Hospital Infantil Familiar Stead de Iowa y saludan a todos los pacientes.

Considerando el número en ascenso de las altas pediátricas en todo el país por contagio de COVID, el saludo Iowa careció de cualquier valor tradicional. Pareció más un insulto a las familias que han perdido hijos por el coronavirus —y las que los van a perder. Ya más de 204.000 contagios pediátricos se han reportado por parte de la Academia Estadounidense de Pediatría para la semana que terminó el 26 de agosto de 2021, acercándose a las cifras altas del invierno en enero de 2021. Las tasas de hospitalización para los menores de 18 años se han multiplicado casi por cinco desde el principio del verano.

En una exhibición de total hipocresía a insensibilidad, la presidenta de la Universidad de Iowa, Barbara Wilson, les dio las gracias a los hinchas y jugadores por apoyar el programa de fútbol, asegurándole al público que la métrica del COVID en el Condado Johnson ha permanecido 'relativamente estable' y ofreciendo vacunas para el COVID-19 y la gripe a hinchas antes del partido.

Las calificaciones de la televisión para estos eventos se han disparado. Como comentó el Newsweek, 'El partido del sábado por la noche entre los equipos del top-5, Clemson y Georgia, fue el segundo partido de apertura de temporada más visto por cualquier canal en los últimos 15 años, y supera en un 16 por ciento a un partido similar de la temporada 2019'. Más de seis millones de televidentes vieron el partido entre el clasificado en primer lugar, Alabama, y el que está en la posición 14, Miami.

Muchos periodistas deportivos prevén multitudes aún mayores para los partidos de apertura como local en el fin de semana del 11 de septiembre que albergarán universidades como Alabama, Clemson, Georgia, del Estado de Luisiana, del Estado de Michigan, Notre Dame, del Estado de Ohio y del Estado de Pennsylvania.

Está fuera de cuestionamiento que estos eventos se volverán eventos superpropagadores. Solo hay que ver la escalofiante escena de espectadores amontonados para reconocer la catástrofe en ciernes. Funcionarios de salud pública, como el Dr. Michael Osterholm, director del Centro para Investigaciones y Políticas de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Minnesota, han advertido de los peligros planteados por la muy virulenta cepa Delta, incluso para la gente al aire libre.

Como preguntó de manera conmovedora un colaborador de alto nivel, el profesor Bruce Y. Lee, en Forbes, 'De hecho, ¿podría ser el 'regreso del fútbol universitario' como echar gasolina al fuego y añadir combustible al repunte actual del coronavirus COVID-19 en los EEUU?'. Formular la pregunta es responderla.

Los Estados Unidos han registrado más de 40,8 millones de casos de COVID-19, de los cuales 4,4 millones fueron recogidos en solo un mes o más de un millón de casos por semana. Muchos de estos están vinculados a los recientes eventos del regreso a las aulas que han encendido grandes cúmulos de brotes en múltiples Estados. Se ha demostrado, una y otra vez, que eventos superpropagadores son cruciales para mantener la pandemia.

La cantidad media de nuevos casos diarios se ha elevado a más de 161.000. Con eventos deportivos masivos todas las semanas a los que asisten millones de personas que se reúnen previamente para hacer parrilladas en aparcamientos, miran los partidos y, después, festejan en pubs e instalaciones para cenar, las preocupaciones que se plantean en las comunidades médicas están más que justificadas.

Las muertes siguen subiendo, con más de 1.560 personas muertas al día, un aumento del 55 por ciento en la tasa diaria. En solo un mes, murieron más de 33.000 personas. Sin embargo, el número de muertes excesivas en este período es dos veces esta cifra, lo que pone de relieve el impacto extremo del actual repunte en el sector sanitario y en la capacidad de las comunidades de responder a la crisis.

Estimaciones de modelo actuales colocan la cifra de muertos por COVID-19 en más de tres cuartos de millón para el 1 de diciembre de 2021. Esta estimación es una modificación al alza de 13.000 muertes a la evaluación que la precedió un mes antes. Sin embargo, no hay que mirar las estadísticas cuando las morgues están a rebosar de cadáveres para entender el desastre compuesto sobre el peso de desastres anteriores.

La Casa Blanca y el establishment político, trabajando en nombre de los mercados financieros, han sido responsables de transmitir la posibilidad de que la vida podía volver a la normalidad con las vacunas para el COVID-19, creando la ilusión de que se le había quitado la 'capacidad de morder' al coronavirus, para usar las palabras de un comentarista de Bloomberg. Como consecuencia, el uso de la mascarilla ha bajado más de un 66 por ciento desde su pico, mientras que el número de clientes que van a restaurantes y tiendas se acerca a los niveles anteriores a la pandemia.

(Publicado originalmente en inglés el 7 de septiembre de 2021)

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