Español

Biden acelera la reapertura de escuelas mientras aumentan los casos de COVID-19 en niños

El discurso del presidente Joe Biden el jueves por la tarde, en el cual presentó un programa de seis puntos para enfrentar el impacto cada vez peor de la pandemia de COVID-19, fue una declaración de la determinación de su Administración de seguir adelante con la reapertura de las escuelas y obligar a los trabajadores a regresar a sus trabajos, a pesar del peligro de contagio y muerte.

El presidente Joe Biden en el Comedor Estatal de la Casa Blanca, el jueves 9 de septiembre de 2021 en Washington. Biden está anunciando requisitos federales nuevos y amplios de vacunación que afectan a hasta 100 millones de estadounidenses en un esfuerzo general para aumentar las tasas de vacunación contra el COVID-19 (AP Photo/Andrew Harnik)

Biden pronunció el discurso en condiciones en las que la pandemia dio un salto en las últimas dos semanas, aumentando las muertes diarias peligrosamente cerca de los máximos alcanzados el invierno pasado. A medida que se implementa el programa de la clase dominante de una reapertura total de las escuelas y negocios, es probable que se supere incluso ese terrible número de víctimas.

Los decesos en Estados Unidos el jueves 9 de septiembre superaron casi con certeza los 2.000, una cifra alcanzada por última vez en febrero. Según el sitio Worldometers.info, el total del día había llegado a 1.929 y aún faltaban informes de 10 estados, incluyendo Michigan, Ohio, Missouri y Wisconsin, mientras que Florida reportó la cifra sospechosamente baja de nueve muertes a pesar de un promedio de más de 100 muertes todos los días de agosto.

A diferencia de la catastrófica ola de infecciones y muertes en el invierno, que se produjo antes de que las vacunas estuvieran ampliamente disponibles, la explosión actual de la pandemia se produce en el punto en que casi el 75 por ciento de la población estadounidense de 12 años o más ha sido vacunada.

Este fue el tema central del discurso de Biden, en el que caracterizó el creciente número de infecciones y muertes como una “pandemia de los no vacunados”, una frase que se ha convertido en un elemento básico de la propaganda de su Administración.

El propósito de este lenguaje es centrarse en las personas que no se han vacunado o que se niegan a hacerlo, en lugar de apuntar a las instituciones responsables de permitir la propagación de la pandemia, sobre todo, al propio sistema capitalista.

Son los requisitos de lucro de la clase dominante capitalista los que han bloqueado la única estrategia racional para combatir la pandemia mortal, un confinamiento generalizado de toda la sociedad, con pleno apoyo económico para todas las familias, para privar al virus de los huéspedes humanos que necesita para propagarse, hasta que la vacunación masiva y otras medidas de salud pública puedan exterminarlo.

Los científicos que participaron en un foro el mes pasado organizado por el Partido Socialista por la Igualdad estimaron que esto podría lograrse en dos meses o menos. Como lo explicó una declaración del PSI publicada esta semana como perspectiva en el WSWS:

La vacunación es una herramienta poderosa. Sin embargo, fuera de una estrategia más amplia destinada a reducir rápidamente las nuevas infecciones a cero y así erradicar el COVID-19, las vacunas y otras mitigaciones no son más que cuidados paliativos.

Biden buscó acentuar el contraste entre su estrategia preferida, la mitigación de los peores efectos del COVID-19, y la estrategia de sus oponentes entre los gobernadores republicanos, que se oponen a cualquier exigencia de uso de mascarilla o de vacunación como parte de una política de “inmunidad colectiva”.

Los gobernadores como Ron DeSantis en Florida y Greg Abbott en Texas —a quienes Biden dirigió sus críticas, sin nombrarlos— se oponen a cualquier restricción al funcionamiento de las escuelas o los negocios (en nombre de la “libertad individual”). De hecho, están exigiendo que el virus pueda infectar a toda la población libremente, supuestamente para que los supervivientes de este holocausto sean inmunes.

Mientras que la gran mayoría de la población estadounidense rechaza esta política con repulsión, la estrategia de mitigación de Biden y los demócratas conduce al mismo destino, aunque sea por una ruta más tortuosa. Esto se demuestra en su compromiso continuo de reabrir las escuelas y mantenerlas abiertas independientemente del impacto en la salud y la vida de los niños, los maestros y sus familias.

Declaró: “La tercera parte de mi plan, y quizás la más importante, es mantener a nuestros niños seguros y nuestras escuelas abiertas”. Por supuesto, estos dos son diametralmente opuestos. No se puede mantener seguros a los niños si se les envía de regreso a las escuelas sin que las vacunas estén disponibles para los menores de 12 años, la gran mayoría de ellos.

Biden afirmó: “Sabemos que si las escuelas siguen la ciencia e implementan las medidas de seguridad como pruebas, uso de mascarillas, sistemas de ventilación adecuados para los que hemos proporcionado el dinero, distanciamiento social y vacunas, entonces los niños pueden estar a salvo del COVID-19”. Pero la realidad es que las escuelas ruinosas del país no tienen sistemas de ventilación adecuados, el hacinamiento en las escuelas no permite el distanciamiento social, las pruebas son irregulares y el uso de mascarillas (cuando ocurre) no es suficiente para prevenir la propagación del virus mortal.

El mandatario hizo este reclamo después de una semana en la que se reportaron 250.000 casos de coronavirus infantiles, más que en cualquier punto anterior de la pandemia, y un mes en el que 30.000 niños fueron hospitalizados, abrumando los limitados recursos de los hospitales pediátricos, particularmente en los estados del sur.

A pesar de la notoria promesa de Biden a una niña pequeña en Wisconsin el febrero pasado, de que era muy poco probable que contrajera el virus o se lo transmitiera a sus padres, unos cinco millones de niños han dado positivo al COVID-19 desde que comenzó la pandemia, y con la misma probabilidad de transmitir el virus a otras personas que los adultos.

Todo el programa de seis puntos que Biden describió en su discurso se adaptó a los requisitos de las empresas estadounidenses. Por ejemplo, propuso exigencias de vacunación para los trabajadores del Gobierno federal, para los empleados de contratistas federales y para hospitales y otras instalaciones de atención médica respaldadas por Medicare y Medicaid. Muchas de estas empresas ya han anunciado o implementado dichos mandatos, que están completamente justificados.

Pero Biden no propuso ninguna exigencia de vacunación para los viajes aéreos, algo que está dentro de los poderes del Gobierno federal. A los pasajeros que suben a los aviones se les prohíbe portar armas mortales, y con la misma razón se les podría prohibir portar virus mortales. Sin embargo, tal mandato perturbaría el comercio y afectaría las ganancias de las principales corporaciones, incluyendo las aerolíneas.

Como siempre ocurre con el presidente de EE.UU., gran parte del discurso consistió en mentiras descaradas, un esfuerzo por decirle al pueblo estadounidense: no crea lo que ve, no preste atención al alboroto del COVID-19 en las escuelas y lugares de trabajo, esta situación no es culpa de la política de reapertura de escuelas en medio de una pandemia mundial. Es solo el resultado de malas personas, que se niegan a vacunarse.

Los niños no se niegan a vacunarse. Para los menores de 12 años, la gran mayoría, no hay ninguna vacuna disponible. Pero están siendo enviados de regreso a las escuelas donde el virus tiene las condiciones ideales para propagarse rápidamente y ya está obligando al cierre de clases, grados e incluso recintos enteros. Decenas de maestros y estudiantes han muerto y las escuelas aún no han reabierto por completo.

Biden se jactó de cuántos estadounidenses han sido vacunados desde que asumió la presidencia pero guardó silencio sobre cuántos estadounidenses han muerto de COVID-19 desde que asumió la presidencia: 270.000, sumados a los 400.000 que murieron mientras Trump ocupaba la Casa Blanca. Al ritmo actual, Biden habrá presidido más muertes que su predecesor ignorante y anticientífico para finales de este año.

La variante delta es la fuerza impulsora del actual aumento de contagios, explicó Biden. Pero se olvidó de decir que la política de “vivir con el virus”, en lugar de erradicarlo, ha permitido que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, desarrolle mutaciones nuevas y cada vez más infecciosas y letales, con el último peligro de que alguna variante se vuelva invulnerable a las vacunas actuales.

La política de erradicación es fundamental para defender a la población del impacto del letal virus, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. La clase trabajadora debe luchar por esta política contra todas las facciones de la élite empresarial dominante. Como explica la declaración del PSI:

El sacrificio de decenas de millones de vidas frente al altar del lucro corporativo constituye uno de los crímenes más horrendos en la historia moderna. Las políticas de “inmunidad colectiva” y mitigación de las élites gobernantes no se revertirán fuera de la construcción de un movimiento de las masas obreras. En todas las partes del país y globalmente, se deben preparar protestas y huelgas de masas para cerrar escuelas y lugares de trabajo no esenciales.

Ya se han formado comités de base, independientes de los sindicatos docentes y ambos partidos patronales, en todo EE.UU. y globalmente para priorizar las vidas de los trabajadores a las ganancias. Esta red necesita expandirse a todos los distritos escolares y barrios para luchar por el cierre inmediato de las escuelas y los lugares de trabajo no esenciales, en combinación con la provisión de amplios recursos para todos los trabajadores afectados y para ofrecer clases en línea de alta calidad. Tal movimiento pronto se expandirá a otras industrias y países, en la medida en que los comités de base demuestren ser la única forma para implementar las medidas necesarias para eliminar y finalmente erradicar el COVID-19 a escala mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 9 de septiembre de 2021)

Loading