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Perspectiva

El Gobierno de Biden miente: los científicos advirtieron de la amenaza de ómicron

En medio de una nueva ola de infecciones por todo EE.UU. desencadenada por la variante ómicron del COVID-19 e involucrando colas de varias cuadras en las ciudades para hacerse pruebas, la vicepresidenta Kamala Harris le mintió al público alegando que los “científicos” y la Casa Blanca no podían anticipar la aparición de una nueva variante peligrosa del COVID-19.

La vicepresidenta Kamala Harris (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)

“No vimos venir a [la variante de COVID-19] delta”, dijo Harris en una entrevista publicada por el Los Angeles Times el viernes. “Creo que no vio a delta venir la mayoría de los científicos, en cuyo asesoramiento y dirección hemos dependido. Tampoco vimos a ómicron venir. Y esa es la naturaleza de lo que ha sido este horrible virus, que sucede que tiene mutaciones y variantes”.

La mentira de Harris busca eludir la culpa por el catastrófico resultado de una política de sacrificar vidas humanas por ganancias privadas. Harris y Biden tratan al público como idiotas, anticipando que la prensa favorable no los presionará.

Sin embargo, los más destacados virólogos, epidemiólogos y expertos en salud condenaron la declaración de Harris.

“Personalmente advertí” a la Casa Blanca “en diciembre de 2020, que aparecerían variantes y necesitaríamos planes y medidas inmediatamente”, escribió Rick Bright, un miembro del consejo de transición sobre COVID-19 de Biden. Bright escribió: “Sugerí medidas para detectar y disminuir la propagación y la necesidad de vacunas actualizadas. Todos lo sabían. #NingunaSorpresa”.

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Bright, exdirector de la Autoridad de Investigaciones Avanzadas y Desarrollo en Biomedicina de EE.UU., publicó famosamente una queja condenando los esfuerzos del Gobierno de Trump de minimizar la amenaza presentada por el COVID-19 y advirtió que “los oficiales de salud pública estaban plenamente conscientes de la amenaza emergente del COVID-19 a inicios de enero de 2020”.

En respuesta a la afirmación de Harris de que nadie conocía el peligro de las nuevas variantes, la viróloga Angela Rasmussen escribió, “Lo sabíamos. Nada más que los líderes no escucharon”. El epidemiólogo Gregg Gonsalves añadió, “TODOS VIMOS ESTO VENIR”.

“¿Saben sobre qué más advertimos ‘nosotros’?”, escribió el virólogo Kristian G. Anderson. “La necesidad de vacunar el mundo mientras se garantizaban las vacunas de refuerzo. La necesidad de mejores mascarillas, suministradas gratuitamente. La necesidad de pruebas generalizadas, baratas y rápidas”.

Andersen fue una de las voces científicas que advirtió con más vigor sobre los peligros de las nuevas variantes. En un artículo publicado en el Washington Post el 18 de octubre, Andersen señaló: “No veo nada que sugiera que este virus se está silenciando… No considero que este virus haya alcanzado su transmisibilidad máxima”. La directora técnica sobre COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud, Maria Van Kerkhove, advirtió en ese artículo, “Necesitamos guardar respeto para este virus… a este virus aún le queda mucho”.

Así como lo ha hecho la Administración de Biden, las páginas editoriales de todos los principales periódicos estadounidenses ignoraron las advertencias de los científicos, declarando que la pandemia se acabaría al volverse “endémica” en la población.

Por el contrario, el World Socialist Web Site reportó prominentemente y amplificó las advertencias de los científicos.

Hace casi un año, el 22 de diciembre de 2020, el WSWS advirtió,

Cuanto más se permita que el virus se propague libremente y que infecte a más personas —a través de la política criminal de “inmunidad colectiva”— será más probable que se vuelva más transmisible y potencialmente más letal.

Un mes después, el 30 de enero, el WSWS publicó una perspectiva intitulada “Cierren las escuelas y los negocios para detener las nuevas cepas del COVID-19”. Declaró:

Los científicos han advertido por meses que cuánto más se propague el virus, tanto más cambiará y aumentará la posibilidad de que evolucione volviéndose menos susceptible a las vacunas y, consecuentemente, más peligroso.

El 5 de abril de este año, el Consejo Editorial del WSWS publicó una declaración bajo el título “Un programa de emergencia para detener la nueva ola global del COVID-19”. Advertimos sobre la afirmación de,

que soltar las riendas de la enfermedad la haría desaparecer. En cambio, ha conducido a la creación de nuevas variantes de COVID-19 más virulentas y letales. Además de hacer que las personas sean más susceptibles a infectarse de nuevo, las variantes han degradado parcialmente la eficacia de al menos algunas vacunas, desperdiciando una de las armas más potentes disponibles para suprimir el COVID-19.

El 21 de noviembre, el WSWS inició la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19. En su declaración anunciando la investigación, el WSWS escribió: “Los científicos han advertido en repetidas ocasiones que la continua infección masiva en medio de una administración lenta de las vacunas crea presiones evolutivas que amenazan con producir una variante resistente a la vacuna”.

Menos de una semana después, la OMS catalogó ómicron como una “variante de preocupación”, la cual se ha propagado por todo el mundo en las últimas tres semanas.

La aparición de ómicron ha expuesto la bancarrota y criminalidad de la estrategia de “solo vacunas” de la clase gobernante: la afirmación de que el desarrollo de las vacunas sería como una “solución mágica” al controlar la pandemia, sin la necesidad de medidas de salud pública para contener la continua propagación del virus a nivel global.

Esta “estrategia” se ha basado en el rechazo de cualquier medida, incluyendo el cierre de escuelas y la producción no esencial, que socave los intereses de lucro de Wall Street. Esta política ha producido un desastre predecible y predicho.

A pesar de ello, el Gobierno de Biden está insistiendo en mantener las escuelas y los negocios abiertos, desafiando los llamados de los científicos. Como resultado, los sistemas de salud en todo EE.UU. se están viendo abrumados.

“Nuestro sistema estatal de salud está colapsando”, alertó el martes la Dra. Nadine Himelfarb, presidenta de la sección del Colegio de Médicos de Emergencia de EE.UU. en Rhode Island.

Las mentiras estúpidas de Harris de que “no vimos a ómicron venir” son tan solo lo más reciente de una ola de falsificaciones, desinformación y propaganda de la case gobernante y sus voceros en la prensa desde que comenzó la pandemia—falsificaciones empleadas para justificar una política que ha resultado en las muertes de más de 825.000 en EE.UU., según las cifras oficiales, y más de 5,3 millones de personas a nivel global.

La exposición de estas mentiras es una tarea crítica de la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19 siendo conducida por el WSWS para desarrollar un entendimiento dentro de la clase obrera sobre los intereses sociales y políticos detrás de los máximos crímenes de la historia moderna. A su vez, esta es una base esencial para el desarrollo de un movimiento social y político masivo de la clase obrera que luche por la eliminación y erradicación del COVID-19, la cual debe ser librada en oposición a toda la clase gobernante y el sistema capitalista.

(Publicado originalmente en inglés el 19 de diciembre de 2021)

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