Español

Una propuesta modesta de Bhaskar Sunkara, editor de Jacobin, para ayudar a demócratas a restaurar la fe en el sistema bipartidista

En el primer aniversario de la intentona golpista de Trump del 6 de enero, Bhaskar Sunkara, editor de Jacobin y miembro prominente de la organización Socialistas Democráticos de América (DSA) publicó un artículo de opinión en el periódico Guardian en el que aconsejaba al Partido Demócrata sobre cómo puede 'calmar' las tensiones políticas en Estados Unidos y restaurar la fe en el sistema de dos partidos.

Bhaskar Sunkara (Foto: Twitter/@democracynow)

El artículo, con el título “Cuando la democracia estadounidense se desmorona, no será televisado”, aparece con el subtítulo, “No espere un asalto fascista dramático al Capitolio ni una toma del poder militar cuando nuestra crisis llega al clímax”.

El método de Sunkara sirve como una exposición del papel político del DSA, lo cual es sofocar el descontento social y canalizarlo al Partido Demócrata.

Empieza por estresar la estabilidad relativa del sistema de dos partidos capitalista. En la medida en que haya una crisis política en Estados Unidos, ella es “lenta”, escribe. El 6 de enero no fue una expresión de la crisis del sistema de dos partidos, sino de su fortaleza.

El 6 de enero no fue “ningún golpe”, dice Sunkara. La protesta era “desorganizada” y disipó después de que los manifestantes “se aburrieron”. Los demócratas y los medios de comunicación la exageraron de manera extravagante en “cobertura completa” que solo exacerbó las tensiones. “La señal más fuerte de que los Estados Unidos no estuvieran en peligro de verdad de caer frente al fascismo ese día fue la respuesta al 6 de enero de la élite estadounidense” que se opusieron a Trump y defendieron la Constitución. La clase gobernante estadounidense, escribe Sunkara, está “lejos de lista a abandonar abiertamente las normas liberal democráticas”.

La realidad es exactamente el contrario. El 6 de enero mostró que la clase gobernante no estaba dispuesta a actuar para defender “las normas liberal democráticas” al enfrentar un intento de derrocar la Constitución y establecer una dictadura. La cobardía que los demócratas mostraron después del robo de las elecciones de 2000 se materializó en un nivel aún más alto. Los demócratas temen más la oposición social desde abajo que los complots antidemocráticos de la ultraderecha, incluso cuando el país llega al precipicio de la dictadura.

El 6 de enero, el golpe fracasó a causa de faltas tácticas y accidentes, no a causa de la oposición de ninguna sección de la élite. Miembros de la policía fraternizaron con los manifestantes y el ejército dio a Trump 199 minutos y se negó a enviar tropas a rescatar a miembros del Congreso atrapados debajo del Capitolio. Casi 150 miembros del Congreso republicanos votaron en contra de certificar los resultados de las elecciones y ni un solo demócrata emitió un llamamiento popular mientras el golpe estaba en curso, ni a las masas de gente obrera en Washington ni las en todo el país, para que se manifestaran en defensa de la democracia. Las corporaciones que, según afirma Sunkara, eran oponentes de la dictadura hoy en día están donando millones de dólares a los mismos republicanos involucrados en el complot.

Los esfuerzos por Sunkara de minimizar la importancia del 6 de enero son enteramente consistentes con la respuesta del Partido Demócrata. Lejos de exagerar el peligro del 6 de enero, los demócratas no han tomado ninguna medida legal seria contra los conspiradores principales. El 8 de enero, Biden dijo “necesitamos un Partido Republicano fuerte”, mientras demócratas constantemente se refieren a republicanos con la palabra “colega”.

Después de representar los eventos del 6 de enero como una indicación de la estabilidad del sistema político, Sunkara dice que el verdadero peligro no es la dictadura, sino la polarización política y las tensiones crecientes. El “sistema político estadounidense era únicamente incapaz de lidiar con la polarización”, escribe. El resultado es que, “No es de extrañar que a tantos estadounidenses les falte la fe en la habilidad de la política de cambiar su vida”.

Con esta táctica de señuelo y cambio, Sunkara concluye que la izquierda no debe exigir que Biden promulgue políticas izquierdistas porque esto alimentará el crecimiento de la ultraderecha.

Si el trumpismo fue la contrarrevolución inaugurada por ocho años del liberalismo tibio bajo el presidente Obama, ¿qué tipo de respuesta inauguraría un gobierno izquierdista más confiado? Ésa es la pregunta que cada progresista se debe hacer a sí mismo, especialmente mientras instan a Biden a convertirse en “el nuevo FDR [Franklin Delano Roosevelt]”. Al fin y al cabo, podemos esperar a que las fuerzas reaccionarias se hagan aún más agresivas si se encuentran enfrentados por un enemigo izquierdista más enérgico.

¿Cómo se debe restar tensión a la situación? Para empezar, los demócratas tienen que concentrarse menos en conjurar pesadillas sobre el futuro (incluso si unos de esos temores estén justificados) y más en ofrecer sueños en que se puede creer. Esto significa la emisión de mensajes más claros y básicos sobre los beneficios materiales que la política le puede ofrecer a la gente. Deben iniciar con este programa, y mientras tanto deben estar dispuestos a tomar medidas para buscar la reforma institucional para llevar a cabo este programa al entrar en poder, tales como eliminar el filibustero del Senado y debilitar los poderes de las cortes.

Operativos del Partido Demócrata como Bhaskar Sunkara tienen el trabajo de aconsejar a partidos capitalistas sobre cómo pudieran “restar tensión a la situación” o inventar nuevos lemas electorales (aunque él podría haber sido más original que plagiar el lema “un cambio en que se puede creer” de Obama con “sueños en que se puede creer”).

Los socialistas no esperan ofrecer soluciones a los problemas de “emisión de mensajes” del Partido Demócrata. No intentamos “restar tensión” al descontento social, porque las tensiones en la sociedad últimamente son el producto de la división de la sociedad capitalista en clases con intereses irreconciliables. Los socialistas luchan por educar y movilizar la clase obrera para que ella pueda establecer una sociedad socialista donde las clases dejan de existir y donde la producción se organiza democráticamente para cumplir con las necesidades de seres humanos.

Pero lo esencial del argumento de Sunkara revela el carácter antisocialista del DSA. Argumenta que la izquierda objetivamente estaría ayudando a los fascistas si “intentara instar a Biden a convertirse en ‘el nuevo FDR’”.

Para comenzar, son los demócratas, no sus críticos izquierdistas, que son responsables por ayudar a Trump por minimizar los eventos del 6 de enero. Y lo que según Sunkara ayuda a los fascistas de hecho es la única fuerza capaz de aplastarlos: el poder social de la clase obrera movilizada independiente del Partido Demócrata.

Sunkara está denunciando la oposición a una administración que está sacrificando la vida de obreros sin número al antojo de Wall Street durante la pandemia. La administración de Biden actualmente lleva a cabo una versión de la política “que se propague” de la administración de Trump, la política de la inmunidad colectiva, que pronto habrá asesinado a 900.000 personas en los Estados Unidos. Biden está forzando a los obreros y estudiantes a volver al trabajo y la escuela, mientras la variante ómicron devasta el mundo entero, para alimentar las ganancias corporativas y enriquecer la aristocracia financiera que deriva su riqueza de la especulación financiera en Wall Street. La administración y el Congreso demócratas ni siquiera podían aprobar un proyecto de ley de infraestructura social modesto, pero sí pudo aprobar el proyecto de gasto del Pentágono más grande en la historia de EE.UU.

Éstas son las políticas a las que según Sunkara no se puede oponerse, para que no le enojemos a la ultraderecha, cuya lista de deseos pandémica mientras tanto se está cumpliendo por el mismo Biden. De verdad, es Sunkara quien, por presentar los eventos del 6 de enero como una exageración que merece poca atención, da a la derecha una tapa política para sus conspiraciones en curso.

El argumento de Sunkara proviene del libro de tácticas de la burocracia estalinista, la casta privilegiada de burócratas que intentó mantener sus alianzas podridas con secciones de la burguesía y suprimir la clase obrera por difamar la oposición izquierdista por “fascista” o “de forma izquierdista, de contenido derechista”.

El argumento se empleó para físicamente exterminar la oposición socialista y trotskista a la burocracia estalinista contrarrevolucionaria. Fue un elemento central de los falsos Juicios de Moscú y el genocidio político de la Gran Purga. En las mazmorras de la GPU de la Guerra Civil Española, trabajadores socialistas y oponentes izquierdistas del Frente Popular sin número fueron torturados y asesinados sobre la supuesta base de que fueran una “quinta columna” en alianza con el fascismo. Sobre esta base los estalinistas envenenaron el clima político y prepararon el asesinato de agosto de 1940 de León Trotsky en la Ciudad de México. Es revelador que una sección sustancial de la dirección del DSA celebró el asesinato de Trotsky durante el año pasado.

Pero el argumento de Sunkara es aún más vil hoy que era durante el período del Frente Popular, en que las secciones de la burguesía con la que el estalinismo estaba aliado al menos reconocieron que salvar el capitalismo requería adoptar unas reformas sociales. ¡En su artículo, Sunkara dice que no se debe presionar a Biden a convertirse en un FDR! Argumenta que los trabajadores y los jóvenes deban seguir pasivos y apoyar acríticamente a un partido capitalista que no ha adoptado ni una sola reforma social seria durante 50 años.

El llamamiento de Sunkara es una parte de un esfuerzo de largo plazo por el DSA para defender la élite política demócrata de la crítica izquierdista, un papel que el DSA ha jugado desde su fundación como una facción del Partido Demócrata. En marzo, Alexandria Ocasio-Cortez denunció a oponentes de Biden como actores “de mala fe” y afirmó que la crítica de la administración era un ejercicio de “privilegio” y que los socialistas debían “restar importancia a los derechos humanos”. El argumento de Sunkara es un poco diferente, pero su objetivo final–desarmar la oposición izquierdista a Biden–es el mismo. El propósito del DSA no es popularizar el socialismo, sino bloquear su desarrollo como una oposición al Partido Demócrata.

Pero el esfuerzo de Sunkara para callar la crítica contra Biden también menoscaba la justificación del DSA por su relación con el Partido Demócrata. Cuando enfrentan la crítica desde la izquierda, el DSA argumenta que hay un camino al socialismo a través de su “estrategia desde adentro hacia afuera”. El DSA funciona “desde adentro” del Partido Demócrata sólo para usar la presión “desde afuera” para impulsar a los demócratas a la izquierda. Pero ahora Sunkara culpa la presión “desde afuera” por alimentar la ultraderecha y en vez exige la adhesión acrítica al interior de la dirección de la administración de Biden.

Los socialistas y jóvenes que están interesados en unirse a una organización que es el contrario de lo que imaginan Sunkara y el DSA deben unirse al PSI (SEP) y JEIIS (IYSSE).

(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de enero de 2022)

Loading