Español

Jacobin a maestros y niños: ¡Vuelvan a las trampas mortales de las escuelas!

Tras la votación del 4 de enero de los docentes de Chicago que rechazó de manera abrumadora el regreso a las aulas, la revista Jacobin, asociada con los Socialistas Demócratas de América (DSA, Democratic Socialists of America), publicó un artículo por Liza Featherstone titulado “El lugar de los niños es la escuela. Por eso apoyamos al Sindicato Docente de Chicago”. El artículo exige que Lightfoot y el CTU “abran las escuelas” y efectivamente les dice a los estudiantes y docentes que vuelvan a las aulas donde estarán ante el peligro de contagiarse de una enfermedad potencialmente mortal y debilitante.

“Si algo aprendimos de esta pandemia es que los niños y las comunidades necesitan la escuela pública, y que la enseñanza a distancia, a largo plazo, sin final a la vista, es nociva para los niños”, empieza el artículo. “Por eso la alcaldesa de Chicago debería cumplir inmediatamente con las demandas totalmente razonables de seguridad del Sindicato de Maestros de Chicago (CTU), y luego abrir las escuelas”.

Loading Tweet ...
Tweet not loading? See it directly on Twitter

La exigencia de Jacobin de que la alcaldesa acepte las “demandas razonables de seguridad” del CTU antes de la reapertura de las escuelas era meramente una tapadera para el esfuerzo del CTU por anular la voluntad de los docentes y forzar la reapertura de las escuelas. El mismo día del artículo de Jacobin el WSWS escribió, “Las principales demandas del Sindicato de Maestros de Chicago —que el distrito acepte una métrica de positividad para la enseñanza a distancia, la disponibilidad de mascarillas KN95 para docentes y personal, y más tests— son totalmente inadecuadas para parar el contagio masivo”.

Dos días después, el 10 de enero, la Cámara de Delegados del CTU aceptó “suspender” la acción de los docentes en base a un acuerdo con Escuelas Públicas de Chicago (CPS) que ni siquiera cumplía con estas medidas inadecuadas. Luego impuso el acuerdo con mentiras y amenazas, obligando a la reapertura de las escuelas la semana pasada.

Ponen un osito en la cama de un niño en la unidad pediátrica del hospital Robert Debre, en París, Francia, el miércoles 3 de marzo de 2021. En Estados Unidos más de 1.000 niños han muerto por COVID-19 (Foto AP/Christophe Ena)

Al justificar su demanda de que se reabran las escuelas, Jacobin, haciendo de brazo del Partido Demócrata, está promocionando argumentos desarrollados originalmente por simpatizantes del fascistoide Trump, incluyendo a grupos de presión libertarios como el Instituto Americano para la Investigación Económica y el Instituto Brownstone.

La exigencia de reabrir las escuelas, sin importar el coste en vidas, fue personificada por la Declaración de Gran Barrington, patrocinada por el Instituto Americano de Investigación Económica y desarrollada en colaboración con la Casa Blanca de Trump.

Notablemente, Jacobin desempeñó un papel significativo en la promoción de la ideología de la “inmunidad de grupo” representada en el documento, brindando una entrevista favorable con Martin Kulldorff, quien en ese momento era un ruidoso defensor de la respuesta homicida de la administración de Trump a la pandemia.

Compartiendo la entrevista, la cuenta de Twitter de Jacobin escribía: “El confinamiento es el peor ataque a la clase trabajadora en medio siglo”. Solo tres semanas más tarde, Kulldorff y los coautores de su Declaración de Gran Barrington se reunirían con el secretario de Servicios Sanitarios y Humanos de Trump, Alex Azar, en la Casa Blanca.

En su entrevista con Jacobin, el defensor de Trump, Kulldorff, defendía la reapertura de las escuelas, escribiendo, “Los niños y los jóvenes adultos tienen riesgos mínimos, y no hay motivos científicos ni de salud pública para cerrar guarderías, escuelas, ni universidades. La buena educación no solo es importante para la realización académica y el bienestar financiero; también es crítica para la salud mental y física de los niños y su ulterior adultez. Los niños corren riesgos mínimos con este virus, y es triste que estemos sacrificando a nuestros niños”.

Loading Tweet ...
Tweet not loading? See it directly on Twitter

Más de un año más tarde, Jacobin ha abrazado totalmente y sin dudarlo las ideas de Kulldorff. “Los expertos en sanidad también se oponen a los cierres de escuelas a esta altura de la pandemia”, escribe Jacobin, “y todas las grandes organizaciones sanitarias públicas y la mayoría de los epidemiólogos dicen que los riesgos de la educación presencial son sobrepasados por sus beneficios”.

Es mentira. Los epidemiólogos y los científicos han advertido repetidamente que las escuelas son sitios centrales para la transmisión del virus, no solo entre niños y docentes, sino la comunidad en su conjunto.

Como el virus que causa el COVID-19 se transmite por el aire, aulas abarrotadas y mal ventiladas son placas de Petri para los contagios. Los Estados que rastrean brotes han señalado repetidamente a las escuelas como principales centros de transmisión del COVID-19. Las cifras más recientes de Michigan muestran que las escuelas dan cuenta de casi la mitad de los brotes rastreados por el Estado.

Un estudio publicado el 19 de noviembre de 2020 en Nature declaró que “se ha visto que los cierres de escuelas en Estados Unidos reducen la incidencia y la mortalidad del COVID-19 en un 60 por ciento”. En Estados Unidos, 1.084 niños han muerto por COVID-19.

“La enseñanza a distancia ha tenido un efecto terrible y que se puede demostrar en la salud mental de los estudiantes”, continúa Jacobin, pero no dice nada sobre el impacto en la salud mental de los estudiantes por ver morir a sus profesores, padres, abuelos y otras personas de una pandemia totalmente evitable. Jacobin concluye haciendo hincapié en que su apoyo al CTU “no tiene que tomarse de ninguna manera como un acuerdo con los que llevan tiempo insistiendo en una prórroga indefinida de la enseñanza a distancia, que ignoraron consistentemente las implicaciones de la vacunación generalizada, exageraron los pelilgros del COVID en niños y los riesgos de la propagación comunitaria mediante la escuela, trivializaron el papel esencial de la escuela pública, el aspecto más socializado de la vida pública estadounidense”.

Coherente con los argumentos de los ideólogos de la derecha, cuyas ideas toman sin atribuir, Jacobin argumenta que los que quieren terminar con la pandemia están buscando promover una “prórroga indefinida a la enseñanza a distancia”.

En realidad, los científicos que exigen poner fin a la pandemia mediante una estrategia de cero COVID argumentan que el COVID-19 puede controlarse en cuestión de meses mediante el cierre de todos los negocios no esenciales y las escuelas. Una vez que se acabe con la transmisión comunitaria, las escuelas y los negocios podrían reabrirse con tests agresivos y rastreos de contactos.

En cambio, la pandemia se viene arrastrando desde hace dos años, y cada día de escuela da la posibilidad de que los estudiantes y docentes contraigan el virus y lo propaguen.

¿Quién es el que, en palabras de Jacobin, “exageró los peligros del COVID en los niños y los riesgos de la propagación comunitaria mediante la escuela”? Claramente se están refiriendo a los científicos, médicos y expertos en salud pública que defienden terminar la pandemia y los millones de trabajadores que saben por experiencia personal que las escuelas son una de las principales fuentes de la transmisión del COVID-19.

Políticamente las advertencias de estos científicos y los sentimientos de los trabajadores están expresados en las políticas defendidas por el World Socialist Web Site .

En opinión de Jacobin, los científicos “exageran” los peligros del COVID-19 en las escuelas, mientras que los políticos de los grandes negocios, fascistas o demócratas, y los economistas de derecha son los que representan correctamente el bajo riesgo de la educación presencial.

Pero Jacobin tiene razón al insistir en que su apoyo al CTU no implica el rechazo a la política del contagio masivo. El CTU y los sindicatos en su conjunto han desempeñado y están desempeñando un papel clave en los esfuerzos de las corporaciones y los municipios por hacer que los trabajadores vuelvan al trabajo durante una pandemia atroz, y encubrir o suprimir el conocimiento de los brotes.

A nivel nacional, la mayoría del público está a favor de mantener la educación a distancia en las escuelas, según un Sondeo Harris realizado a principios de mes. El apoyo a la educación a distancia es mayor entre los que ganan menos de $50.000 al año.

¿Por qué Jacobin está promocionando los argumentos de los ideólogos de la derecha al pedir el fin de la educación a distancia durante una pandemia?

Socialistas Democráticos de América es una facción del gobernante Partido Demócrata, y Jacobin hace el trabajo sucio de la administración Biden de declararle la guerra a la población. Jacobin y el DSA hablan en nombre de una clase media alta pudiente que es más o menos indiferente a la muerte masiva ocasionada por la pandemia. Como los políticos locales y ejecutivos de las empresas que obligan a los trabajadores a volver a sus trabajos y a sus hijos a las escuelas, esta capa social puede en gran medida trabajar a distancia. Sus carteras de acciones han subido con la subida del mercado en los dos últimos años.

Como los “héroes de atrás” de la Primera Guerra Mundial, Jacobin está feliz de enviar a los profesores y a los niños “de manera desmesurada” para asegurar que sus padres sigan trabajando y generando ganancias que hagan subir el valor de sus acciones.

¡En su lucha por salvar vidas en la pandemia, docentes, estudiantes y otros trabajadores deben tener la guardia alta contra Jacobin y el DSA, que hacen de propagandistas del contagio masivo!

(Publicado originalmente en inglés el 17 de enero de 2022)

Loading