Español

EE.UU. rechaza las demandas rusas de garantías de seguridad, agrava la crisis de Ucrania

Ayer, mientras se iniciaban en París las conversaciones sobre la crisis entre funcionarios alemanes, franceses, ucranianos y rusos, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken hizo una declaración en la que rechazaba las exigencias rusas de garantías de seguridad por parte de la OTAN en Ucrania.

La alianza de la OTAN está avivando una crisis bélica, desplegando miles de tropas en Europa del Este y exigiendo que el régimen de extrema derecha de Ucrania se arme para luchar contra una invasión que, según alega, está preparando Rusia. Ha enviado grandes cantidades de misiles y otras armas a Ucrania, y está preparando bases de misiles en Ucrania a pocos minutos de vuelo de Moscú. Por ello, Moscú solicitó por escrito garantías de que no se permitiría a Ucrania entrar en la alianza de la OTAN y servir de punto de partida para ataques contra Rusia.

El secretario de Estado Antony Blinken habla sobre Rusia y Ucrania durante una sesión informativa en el Departamento de Estado el miércoles 26 de enero de 2022, en Washington. (Brendan Smialowski/Pool vía AP)

Blinken lo descartó de plano. 'No hay ningún cambio. No habrá ningún cambio', dijo sobre los planes de Estados Unidos y la OTAN para permitir que Ucrania y otras antiguas repúblicas soviéticas, como Georgia, se unan a la OTAN. 'Dejamos claro que hay principios básicos que nos comprometemos a mantener y defender, entre ellos la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, y el derecho de los Estados a elegir sus propios acuerdos y alianzas de seguridad', continuó.

Blinken añadió que esta política había sido decidida directamente por el presidente Joe Biden, quien, según dijo, estuvo 'íntimamente involucrado' en la redacción de la respuesta estadounidense a la petición de Moscú. 'La revisamos con él en repetidas ocasiones durante las últimas semanas, justo cuando estábamos recibiendo, como saben, comentarios, aportaciones, ideas de aliados y socios'.

Sólo unos días después de que funcionarios estadounidenses revelaran sus planes de enviar hasta 50.000 soldados a las fronteras de Rusia y Ucrania, Blinken prácticamente admitió que Washington no está negociando, sino enviando un ultimátum respaldado con amenazas de guerra.

Tras rechazar públicamente la principal demanda de Rusia, Blinken admitió que la carta de Biden 'no es un documento de negociación formal. ... No son propuestas explícitas. Expone las áreas y algunas ideas de cómo podemos, juntos, si son serios, avanzar en la seguridad colectiva'. Añadió que Washington no publicaría su documento para permitir 'conversaciones confidenciales' y exigió que Rusia tampoco lo publicara. 'Esperamos y deseamos que Rusia tenga la misma opinión y se tome en serio nuestra propuesta'.

Las declaraciones de Blinken fueron secundadas en gran medida por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que mencionó a Ucrania, Georgia y Moldavia e insistió en 'el derecho de cada nación a elegir sus propios acuerdos de seguridad'. Y añadió: 'Seguimos plenamente comprometidos con nuestro tratado fundacional, y con nuestro compromiso de defensa colectiva consagrado en el artículo 5'.

Al amparo de las invocaciones a la soberanía nacional, las potencias imperialistas están llevando a cabo una estrategia altamente temeraria y provocadora. Estas observaciones significan que si Ucrania entra en la OTAN y si las milicias ucranianas de extrema derecha y antirrusas como el Batallón Azov provocan una guerra con Rusia, Ucrania podría invocar el artículo 5 del tratado de la OTAN para afirmar que todas las potencias de la OTAN están legalmente obligadas a entrar también en guerra con Rusia. De hecho, esos riesgos de guerra mundial fueron sin duda un factor decisivo para que Rusia pidiera garantías de que Estados como Ucrania no entraran en la OTAN.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, habló ayer ante la Duma rusa, dando voz a la conmoción y el miedo que se extienden por los círculos dirigentes rusos. 'Todo el sistema está en plena fiebre', admitió Lavrov, aunque insistió en que Moscú probablemente respetará las peticiones de Estados Unidos de no publicar el documento de Biden. Sin embargo, Lavrov dejó claro las devastadoras implicaciones económicas y militares de la campaña de la OTAN contra Rusia.

'Basta con ver las maniobras militares cada vez más provocativas en nuestras fronteras, su arrastre de Ucrania a la órbita de la OTAN, su armamento mortal y su incitación a las provocaciones directas contra la Federación Rusa', dijo Lavrov. 'En este contexto, las exigencias que se nos dirigen para que detengamos los ejercicios militares en nuestro propio suelo, a los que indiscutiblemente tenemos derecho, son especialmente cínicas'.

Anticipando que Washington podría cortar el acceso de Rusia al sistema financiero mundial SWIFT para las transacciones en dólares estadounidenses —como ya hizo con Irán—, Lavrov dijo: 'Estamos trabajando para reducir nuestra dependencia del dólar, y los estadounidenses nos están ayudando activamente, ya que están haciendo prácticamente todo lo que pueden para socavar la confianza en esta moneda y hacerla arriesgada para las transacciones internacionales, no sólo para Rusia sino para todos los países'. Lavrov dijo que Rusia aspira a 'una transición hacia la liquidación de pagos en monedas nacionales', evitando así el dólar estadounidense.

Señalando las alianzas de Rusia con China y países latinoamericanos como Venezuela, Nicaragua y Cuba, concluyó: 'Occidente está tratando, por así decirlo, de castigar a los disidentes que tienen una política independiente —principalmente nuestro país y China— con todo tipo de herramientas inapropiadas como sanciones, demonización mediática, provocaciones de inteligencia y más'.

A través de su portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian, el gobierno chino también criticó los intentos de reclutar a Ucrania para la OTAN. 'Como la mayor alianza militar del mundo, la OTAN debería abandonar la mentalidad obsoleta de la Guerra Fría y el sesgo ideológico y hacer cosas que conduzcan a mantener la paz y la estabilidad', dijo Zhao. Pidió a todos los países que 'consideren plenamente las legítimas preocupaciones de seguridad de los demás'.

La crisis bélica sin precedentes que ha estallado en Europa del Este es el producto final de 30 años de guerras e intrigas imperialistas desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991. La aparición de Estados nación independientes en todo el territorio de la antigua Unión Soviética, muchos de los cuales contaban con importantes minorías rusas o rusoparlantes, y en toda Europa del Este, abrió la región a la OTAN. Mientras la OTAN absorbía a los Estados de Europa del Este, incitaba implacablemente las tendencias derechistas y antirrusas en las antiguas repúblicas soviéticas.

Esto ha colocado a Rusia y a su régimen capitalista postsoviético en un dilema insoluble. El mes pasado, el presidente Vladimir Putin subrayó su preocupación de que las amenazas antirrusas del régimen ucraniano, que fue llevado al poder en un putsch de extrema derecha respaldado por la OTAN en 2014, podrían ser un 'primer paso hacia el genocidio.'

No hace falta apoyar el nacionalismo ruso en bancarrota de Putin para reconocer que ese peligro existe. No sólo el régimen ucraniano, sino también el régimen georgiano que lanzó un ataque respaldado por Estados Unidos contra las fuerzas de paz rusas que desencadenó una breve guerra en 2008, así como las repúblicas bálticas, tienen todas minorías étnicas prorrusas y están constantemente al borde de un conflicto abierto con Moscú. Las potencias de la OTAN responden, sin embargo, trabajando para atizar los conflictos étnicos alrededor y dentro de Rusia, amenazando con hacer estallar el país y reducirlo a un estatus semicolonial.

La pandemia del COVID-19 ha intensificado enormemente los complots bélicos imperialistas. En todos los países de la OTAN crece la ira social por las políticas de infección masiva que han provocado la muerte innecesaria de millones de personas. A medida que aumentan las huelgas y las protestas en América del Norte y Europa, las clases dominantes de las potencias de la OTAN están desesperadas por desviar las tensiones internas de clase hacia el exterior, y están avivando temerariamente una guerra con Rusia, una potencia con armas nucleares.

Las potencias europeas se han alineado con la campaña bélica de EEUU/OTAN. Dinamarca se ha comprometido a enviar una fragata al Mar Báltico y cuatro cazas F-16 a Lituania, mientras que España envía buques de guerra al Mar Negro. Francia enviará tropas a Rumanía, y también Alemania ayudará a equipar al ejército ucraniano. La ministra de Defensa socialdemócrata, Christine Lambrecht, calificó el envío de 5.000 cascos de combate a Ucrania como 'una señal muy clara. Estamos a su lado'.

Berlín emite cada vez más declaraciones agresivas. Mientras que la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, respaldó a Blinken y Stoltenberg, afirmando que 'nuestra arma más fuerte es y sigue siendo nuestra unidad', el presidente del SPD, Lars Klingbeil, ha amenazado: 'En el momento en que [Putin] ataque la integridad territorial de Ucrania, en el momento en que cruce la frontera política pero también geográficamente, habrá una respuesta clara e inequívoca. Todas las opciones están sobre la mesa'.

Si bien hay rivalidades enconadas e intereses financieros y comerciales contrapuestos —Alemania busca obtener gas ruso barato a través del gasoducto Nordstream 2 que Estados Unidos quiere interrumpir—, todas las potencias imperialistas de la OTAN apoyan las políticas para cercar a Rusia y reducirla a un estatus semicolonial y para desviar hacia el exterior la creciente ira social por su gestión de la pandemia.

Para evitar el creciente peligro de guerra mundial es necesario construir un movimiento antiguerra en la clase obrera internacional que se oponga al imperialismo, que rechace las políticas de contagio masivo del COVID-19, y que sea inequívocamente independiente de todos los partidos y organizaciones de la clase capitalista y se base en una estrategia socialista internacional.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de enero de 2022)

Loading