Español
Perspectiva

¡Debemos detener la guerra de EE.UU. y la OTAN en Ucrania!

Con base en mentiras, propaganda y engaños, Estados Unidos y sus aliados imperialistas en Europa iniciaron y están intensificando una guerra con Rusia que amenaza con convertirse en una tercera guerra mundial con armas nucleares.

Decenas de miles de personas han muerto y millones más han sido desplazados. Las consecuencias económicas de la guerra, incluyendo una inflación desenfrenada y el desabastecimiento de combustibles y alimentos en todo el mundo, han sido catastróficos para el pueblo trabajador.

La guerra liderada por EE.UU. contra Rusia está siendo librada como una conspiración monumental contra la población mundial. Fue organizada tras bastidores y se presenta al público como un hecho consumado.

Ninguno de los Gobiernos en crisis y odiados que encabezan el impulso bélico —sea el de Biden, Johnson, Scholz o Macron— hizo campaña planteando el inicio de una nueva guerra mundial. La avalancha de propaganda para demonizar a Rusia nunca ha presentado al público ninguna explicación seria sobre sus causas, objetivos e implicancias.

La guerra se justifica con mentiras porque sus objetivos son indefendibles. Si Biden diera un discurso honesto explicando la participación estadounidense, esto es lo que diría:

Queridos compatriotas estadounidenses,

Como presidente estadounidense, creo que es mi responsabilidad ofrecerles una explicación honesta sobre lo que significa que EE.UU. esté decidido a continuar su intervención en la guerra en Ucrania “por el tiempo que sea necesario”.

En primer lugar, permítanme explicarles el origen de esta decisión.

En 2014, la Administración de Obama, en la cual fui vicepresidente y encargado principal de los asuntos sobre Ucrania, financió y organizó un golpe de Estado en Ucrania. Nuestro objetivo era expulsar un Gobierno que considerábamos demasiado amigable con Rusia. Llevamos a cabo este golpe aliándonos y financiando fuerzas paramilitares de extrema derecha.

En respuesta al golpe, Crimea votó a favor de dejar Ucrania y unirse a Rusia. Varios enclaves secesionistas y rusohablantes en la región oriental del Dombás buscaron separarse del Gobierno en Kiev.

Si bien afirmamos que aceptaríamos los acuerdos de Minsk para negociar un cese al fuego en la guerra en el Dombás, estábamos trabajando tras bastidores para suministrar a Ucrania miles de millones de dólares en armas mientras la animábamos para que intentara retomar el Dombás y Crimea por medios militares.

En marzo de 2021, urgimos a Ucrania para que pusiera en papel la reconquista de estos territorios y tres meses después firmamos un documento de asociación estratégica prometiendo que EE.UU. “apoyará la resistencia de Ucrania a una agresión armada”.

Durante los últimos ocho años, hemos armado masivamente y entrenado al ejército ucraniano, utilizando fuerzas fascistas como su eje central a fin de provocar una guerra entre la OTAN y Rusia. Nuestros esfuerzos tuvieron éxito en febrero de 2022.

Nuestros objetivos al instigar esta guerra son los siguientes:

1. En 1991, EE.UU. proclamó que poner fin a la Unión Soviética daría paso a un “nuevo orden mundial” que consistiría en la hegemonía global de EE.UU. Vemos a Rusia como un obstáculo en el dominio del continente eurasiático, que consideramos clave para establecer esta hegemonía.

2. China está en camino a eclipsar el tamaño de la economía estadounidense en menos de 10 años. Procuramos contener el auge de China por medios económicos y, en última instancia, militares, pero dominar Rusia es el primer paso de una guerra contra China.

3. Rusia alberga los mayores yacimientos mundiales de hidrocarburos, tierras raras, otros metales y minerales clave por valor de $75 billones que las corporaciones estadounidenses quieren poder acceder para dominar el mercado mundial.

4. Finalmente, bajo pretexto de la campaña de guerra, buscamos suprimir la oposición política interna, criminalizando las huelgas y las protestas sociales en nombre del interés nacional.

Sé que muchos de ustedes están preocupados de que una guerra contra el país con el segundo mayor arsenal nuclear del mundo provoque un conflicto nuclear estratégico en el que muchos de ustedes morirán. Esa es la verdad. Para utilizar una vieja frase de Dr. Strangelove, “No les voy a decir que no nos despeinaremos”. Pero ciertamente valoramos más estos objetivos que las vidas de 50 o 100 millones de ustedes.

Tal declaración de los objetivos de guerra de EE.UU. y la OTAN provocaría inmediatamente protestas masivas en las calles.

Por esta razón, toda discusión pública sobre la guerra ha consistido completamente en propaganda de guerra. En un intento desesperado de fomentar apoyo popular a la guerra, la prensa estadounidense y europea ha impulsado por meses una campaña sistemática para que sus poblaciones odien a Rusia. Cualquier hecho u opinión que contradiga el relato a favor de la guerra es tildado de propaganda rusa y aquellos que pongan la guerra en cuestión son prácticamente calificados como traidores.

El estallido de la guerra de la OTAN con Rusia se produce en el contexto de una crisis social, económica y política inmensa. Se alega que no hay dinero para ninguna necesidad social urgente. En medio de una pandemia desenfrenada, los fondos para las vacunas y los tratamientos contra el COVID-19 se están agotando, mientras los estados y las municipalidades recortan los presupuestos de educación.

Aún así, se dispone de una cantidad ilimitada de dinero para el impulso bélico. Cada día, solo EE.UU. está gastando $420 millones en la guerra y $2 mil millones en el ejército en general.

Al público le vendieron la intervención de la OTAN en la guerra con la declaración de que era necesario bombear tales recursos en Ucrania para prevenir muertes masivas y una catástrofe humanitaria en el país.

Pero ¿cuál es la respuesta de los arquitectos de la guerra al desastre que han creado? Cuando le preguntaron la semana pasada si Rusia estaba “tomando control” de secciones importantes de Ucrania, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, declaró, “No confundamos lo táctico con lo estratégico”.

Añadió, “Lo que importa en realidad es la propuesta estratégica de que Putin no logrará lo que se propuso… También intentó dividir la OTAN. Estamos a punto de ir a una cumbre de la OTAN donde la alianza mostrará una mayor unidad y fuerza de las que pueda recordar”.

En otras palabras, los estrategas del imperialismo estadounidense son completamente indiferentes a lo que le suceda al pueblo de Ucrania, que era la supuesta causa de la guerra.

En nombre de la guerra, cualquier resistencia social de la clase obrera será ilegalizada. En Noruega, donde hubo una poderosa huelga de trabajadores del gas natural, el Gobierno les impuso un “proceso obligatorio de arbitración”, citando “la situación geopolítica que enfrentamos con una guerra en Europa”.

Otra guerra mundial será el cementerio de todos los derechos sociales y democráticos de la clase trabajadora. Tal guerra no se podría librar sin formas dictatoriales de gobierno.

A pesar del apoyo unánime para la guerra en todas las facciones de la élite política, las encuestas muestran consistentemente una amplia oposición popular. Sin embargo, esta posición sigue siendo latente y permanece desarticulada.

Es urgente construir un movimiento de masas contra la guerra. La determinación febril de las clases gobernantes para arrastrar a la humanidad a una tercera guerra mundial nuclear debe ser opuesta por medio de la construcción de un poderoso movimiento contra la guerra en la clase obrera con base en una perspectiva socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de julio de 2022)

Loading