En vísperas de las elecciones presidenciales de octubre en Brasil, el carácter derechista, nacionalista y proempresarial del programa del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luís Inácio Lula da Silva, ha emergido cada vez más abiertamente. En las últimas semanas, Lula y funcionarios del PT se han reunido con empresarios y banqueros para asegurar a los mercados que un gobierno del PT pondrá todo el peso de la creciente crisis capitalista mundial sobre las espaldas de la clase trabajadora brasileña. Prometen intensificar los ataques llevados a cabo bajo el PT cuando gobernó Brasil entre 2003 y 2016 como el partido elegido por la élite gobernante nacional e internacional.

Una figura central en estas reuniones ha sido el compañero de fórmula para la vicepresidencia de Lula, el político de derecha Geraldo Alckmin, ahora en el Partido Socialista Brasileño (PSB). Antes de unirse al PSB para postularse con Lula, toda la carrera política de Alckmin estuvo en el detestado Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que bajo el expresidente Fernando Henrique Cardoso implementó una brutal “agenda neoliberal” contra la clase trabajadora brasileña. Durante los 14 años que Alckmin fue gobernador de São Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil, siguió el guion de la administración de Cardoso, aplicando programas procorporativos en la educación pública y reprimiendo duramente las protestas sociales.

Para promover la agenda derechista del PT, Alckmin se reunió a mediados de junio con representantes del movimiento a favor de la inmunidad colectiva, Escolas Abertas (Escuelas Abiertas). El encuentro se produjo en el marco de una ofensiva de este movimiento contra cualquier medida de cierre de las aulas ante la creciente cuarta ola de la pandemia en Brasil.

Con la rápida propagación de las subvariantes ómicron BA.2, BA.4 y BA.5 que son más transmisibles y resistentes a las vacunas, en las escuelas, en donde se han abandonado las medidas de mitigación más básicas como los mandatos de mascarilla, Escuelas Abiertas protestó en las redes sociales contra “¡escuelas que están cerrando ilegalmente aulas enteras! No ha habido una [Emergencia Nacional de Salud Pública] como resultado del coronavirus desde el 22 de mayo de 2022”.

En estrecha colaboración con la élite gobernante, Escuelas Abiertas se reunió a fines de junio con el alcalde de São Paulo, Ricardo Nunes, quien poco después emitió un decreto abandonando la recomendación de enviar a casa a los estudiantes con infecciones confirmadas de COVID.

El movimiento Escuelas Abiertas fue creado en 2020, aparentemente por un pequeño grupo de padres de élite de escuelas privadas que protestaban contra el cierre temporal de las escuelas. Detrás, sin embargo, había poderosos sectores de la élite gobernante decididos a llevar a cabo la reapertura total de la economía y poner fin a todas las medidas para contener la propagación del virus. Antes de denunciar la suspensión de clases en esta ola actual de la pandemia, Escuelas Abiertas jugó un papel destacado en hacer de la educación un “servicio esencial”, posibilitando la reapertura de las escuelas aún con la pandemia descontrolada, y acabando con el uso obligatorio de mascarillas en las precarias aulas del país.

Al igual que las clases dominantes de todo el mundo, la élite capitalista brasileña vio la pandemia como una oportunidad para aumentar las ganancias corporativas y la riqueza personal. El programa de inmunidad colectiva (de rebaño) de las Escuelas Abiertas, destinado a mantener a los padres en sus lugares de trabajo, está relacionado con su amplia defensa de la privatización de la educación pública y los ataques contra los maestros, a quienes el movimiento afirma que son “adoctrinadores de izquierda”.

Recientemente, el movimiento se ha aliado con el presidente fascistoide Jair Bolsonaro para promover la educación en el hogar y ha sido uno de los defensores más vocales de los “vales” en la educación pública, una política inspirada en la brutal experiencia de la dictadura de Pinochet en Chile.

Miembros de Escuelas Abiertas han sido recibidos en varias ocasiones por el gobierno de João Doria (PSDB) del estado de São Paulo. Después de ser elegido gobernador en una plataforma de extrema derecha y apoyar directamente a Bolsonaro en 2018, Doria rompió con el presidente fascistoide, haciéndose pasar demagógicamente como un “defensor de la ciencia”, mientras reabría por completo tanto las escuelas como la economía durante la pandemia. Doria copió la estrategia de las élites gobernantes mundiales, limitando las medidas de control de la pandemia a las vacunas. La misma estrategia fue seguida por los gobiernos de los estados del PT en el Nordeste, y Lula elogió a Doria por su supuesta lucha contra la pandemia en São Paulo.

Alckmin fue el principal patrocinador político de Doria y le precedió como gobernador de São Paulo. Los mandatos de Alckmin como gobernador estuvieron marcados por extensos ataques a la educación pública, con la introducción de escuelas chárter (o escuelas autónomas) de tiempo completo, evaluaciones externas y políticas de gestión corporativa, que redujeron los salarios de los docentes en el estado a uno de los más bajos de Brasil. En 2015, anunció una radical “reorganización escolar” que resultaría en el cierre de 1000 escuelas en todo el estado. El anuncio provocó un explosivo movimiento de ocupación escolar por parte de estudiantes de secundaria en 2015 y 2016, lo que obligó al gobierno a abandonar su proyecto.

El acercamiento entre Lula y Alckmin fue mediado en gran medida por Fernando Haddad, una de las figuras más derechistas dentro del PT. Haddad es uno de los mayores defensores de un “frente amplio” contra Bolsonaro, es decir, la subordinación de la ira popular contra el presidente fascistoide a los mismos sectores de la clase dominante y el estado burgués que le permitieron implementar libremente su política de inmunidad colectiva y ataques a la clase obrera brasileña. Durante su etapa como ministro de Educación en la administración Lula (2005-2012) y como alcalde de São Paulo (2013-2016), Haddad, al igual que Alckmin, tuvo un historial de ataques contra maestros y la educación pública.

En 2005, implementó la primera evaluación externa nacional para la educación básica, la Prova Brasil (Examen de Brasil). Al igual que las evaluaciones externas en todo el mundo, abrió el camino para privatizar la educación pública, como fue el caso de la reforma de la escuela secundaria durante el gobierno del presidente Michel Temer en 2016. El propio Haddad, como ministro de Educación, había defendido aspectos clave de la reforma educativa posteriormente implementado por Temer.

También fue durante el período en que Haddad dirigió el Ministerio de Educación que Brasil experimentó un crecimiento exponencial en la educación superior privada. El aumento de la inscripción universitaria, impulsado por el “boom de las materias primas” durante las administraciones de Lula, fue impulsado por subsidios federales masivos a universidades privadas de baja calidad, lo que convirtió a la educación superior brasileña en un negocio altamente rentable.

Uno de los mayores beneficiarios de este proceso fue el empresario de la educación Walfrido dos Mares Guia, quien también se desempeñó como ministro de Lula. En 2013 creó Kroton Educacional, que se convirtió en el grupo educativo privado más grande del mundo. Devolviendo los favores recibidos de los gobiernos del PT, hizo donaciones millonarias a la campaña de Haddad para la alcaldía de São Paulo en 2016, al Instituto Lula e incluso le prestó su jet privado a Lula. Hoy, Mares Guia está sirviendo como uno de los intermediarios entre el PT y el mundo corporativo, repitiendo que “los empresarios no deben tener miedo” de Lula.

Como alcalde de la ciudad de São Paulo, las políticas de Haddad también beneficiaron a la educación privada, que ahora administra prácticamente todas las guarderías inauguradas bajo su mandato. La administración de Haddad también estuvo marcada por grandes huelgas de maestros municipales. En 2015, intentó forzar una reforma de las pensiones que daría como resultado el recorte de las pensiones de los maestros y otros empleados públicos y la creación de un plan de jubilación administrado por fondos privados. Después de que Haddad se comprometiera a retirar su plan de reforma de las pensiones, envió la propuesta al Ayuntamiento de São Paulo tres días antes de dejar el cargo, allanando el camino para que fuera aprobada al año siguiente con ataques aún más duros contra los maestros y empleados públicos de São Paulo.

Fue durante su mandato como alcalde que Haddad inició su fructífera relación política con Alckmin, entonces gobernador del estado de São Paulo. En una entrevista reciente, Haddad dijo: “Tengo una relación personal bien conocida con Alckmin, y cuando era alcalde me llevaba muy bien con él como gobernador. Tuvimos desacuerdos, pero supimos construir juntos y construimos muchas cosas”.

Entre las cosas que “construyeron juntos” está la brutal represión desatada por la Policía Militar de São Paulo contra las manifestaciones por el aumento de las tarifas del transporte público en 2013. Esta represión desencadenó lo que se conoció como la “Primavera Brasileña”, el movimiento de masas más grande del país en los últimos 30 años contra la corrupción generalizada, los servicios sociales deficientes, la desigualdad social y todo el establishment político, incluidos los gobiernos del PT.

Los ataques a la educación pública por parte de Alckmin y Haddad no podrían haber ocurrido sin la complicidad del sindicato de maestros del estado de São Paulo, APEOESP, y sus apologistas de pseudoizquierda, particularmente la llamada oposición a la dirección del PT en APEOESP encabezada por grupos morenistas y pablistas del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Tienen un largo historial de aislamiento y sabotaje a las huelgas docentes, lo que permitió al entonces gobernador Alckmin llevar a cabo sus amplios ataques a la educación pública en el estado, mientras que Haddad hizo lo propio como alcalde de São Paulo.

Durante la pandemia, las traiciones de la APEOESP y la pseudoizquierda adquirieron un carácter criminal al sabotear huelgas “de por vida” ante la segunda ola mortal a principios del año pasado. Hoy, estas fuerzas políticas están apoyando a Lula, Alckmin y Haddad, quien será el candidato del PT a gobernador de São Paulo, afirmando que estos políticos burgueses “reconstruirán Brasil”. Muy al contrario, durante décadas han encabezado la destrucción de la educación pública y las condiciones de vida de la clase trabajadora, allanando el camino para la elección de Bolsonaro en 2018.

En medio de una creciente crisis económica mundial y una pandemia aún fuera de control, las élites gobernantes del mundo están desatando un amplio asalto a los derechos sociales y democráticos, con la amenaza creciente de formas dictatoriales de gobierno y una guerra mundial nuclear. En estas condiciones, la garantía de una educación pública de calidad es cada vez más inseparable de una lucha política contra el sistema capitalista. Esto significa confiscar la riqueza de personas como Mares Guia y los otros milmillonarios brasileños con los que Lula y Alckmin ahora se reúnen para asegurar a los mercados financieros que no hay nada que temer de una administración del PT.

En ese sentido, hacemos un llamado a docentes, estudiantes y a toda la clase obrera brasileña a luchar por una política de eliminación del COVID-19 y de defensa de los derechos democráticos y sociales más elementales a través de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), del cual forma parte el Comité de Base para la Educación Segura en Brasil. La AIO-CB es una red de comités independientes de los sindicatos y los partidos burgueses y sus partidarios de pseudoizquierda, que se está creando a nivel internacional para unir las luchas de los trabajadores a través de las industrias y las fronteras nacionales.

(Publicado originalmente en inglés el 13 de julio de 2022)