El 'Discurso a la Nación' del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier el viernes subrayó lo que el Partido Socialista por la Igualdad ha estado advirtiendo desde hace tiempo: La clase dirigente alemana está utilizando la invasión reaccionaria de Ucrania por parte de Putin para volver a una política de gran potencia agresiva después de sus atroces crímenes en el siglo XX y aplicar sus planes de guerra y rearme contra la resistencia popular.
Los comentarios de Steinmeier, pronunciados ante una audiencia de soldados invitados, periodistas, representantes de think tanks y políticos destacados, sólo pueden describirse como un 'discurso de guerra a la nación'. Se trataba de una declaración de guerra de facto a Rusia y a la población rusa. 'Nuestros países están hoy enfrentados', explicó Steinmeier. Moscú es 'el mal', mientras que la 'buena voluntad' no es suficiente.
Steinmeier rechazó explícitamente las negociaciones que no sellaran la completa derrota de Rusia en Ucrania. 'Una supuesta paz que recompensa tal acción, una paz que sella el acaparamiento de tierras de Putin, no es paz', afirmó. Una 'falsa paz' de este tipo no sólo 'supondría un reino del terror para mucha gente en Ucrania', sino que 'sólo aumentaría el hambre de Putin'.
Steinmeier sabe que la consigna de una victoria total sobre Rusia podría llevar al desastre. 'Hay que evitar una expansión de la guerra, incluso una escalada nuclear', afirmó en un momento dado. Pero la política seguida por Berlín y las demás potencias de la OTAN produce precisamente esa escalada. El Kremlin ha amenazado repetidamente con defender el territorio ruso —incluyendo Crimea y partes del este de Ucrania que Moscú considera suyas— con 'todos los sistemas de armas a nuestra disposición.'
No obstante, Steinmeier prometió al nuevo embajador ucraniano en Berlín, Oleksiy Makeyev, apoyar al régimen derechista y prooccidental de Kiev hasta la victoria sobre Rusia. 'Les apoyamos militarmente: su presidente [Volodymyr Zelensky] acaba de decirme que los sistemas de defensa aérea alemanes les salvan la vida. Les apoyamos financiera y políticamente', aseguró Steinmeier. Las sanciones, 'el fin de los contactos' y el suministro de armas eran 'instrumentos de conflicto' necesarios.
Esta retórica de la guerra contra Rusia pone de manifiesto las tradiciones con las que la clase dirigente alemana está volviendo a conectar. Las frases de Steinmeier sobre la 'libertad' y la 'democracia' no pueden ocultar el hecho de que detrás de la ofensiva contra Rusia se esconden intereses imperialistas similares a los que alimentaron la guerra de aniquilación de los nazis contra la Unión Soviética. En un momento dado, Steinmeier describió a Alemania como 'un país tan pequeño a escala mundial y prácticamente sin recursos propios y minerales'.
De hecho, a Berlín le mueve no sólo el hambre de los vastos recursos de Rusia, sino también el deseo de retribución por sus pasadas derrotas militares, y no sólo en relación con Rusia. Al igual que en la Primera y Segunda Guerras Mundiales, las ambiciones depredadoras del imperialismo alemán se extienden mucho más allá de Ucrania y Rusia, y son esencialmente también una declaración de guerra contra sus aliados europeos y estadounidenses.
En su discurso, Steinmeier no dejó ninguna duda sobre la pretensión alemana de liderazgo, también en materia militar. Alemania necesita 'ante todo una Bundeswehr (ejército alemán) fuerte y bien equipada', dijo. 'Somos el país fuerte en el centro de Europa. Tenemos el deber de hacer nuestra parte para defender la Alianza, mucho más hoy que durante el periodo en el que otros, especialmente EE.UU., tenían una mano protectora sobre nosotros'. Alemania asumió 'su responsabilidad, en la OTAN, en Europa', continuó el Presidente.
El nuevo objetivo de Berlín, como el anterior, es organizar Europa bajo el liderazgo alemán para convertirse en una potencia mundial. Alemania fue 'uno de los grandes de Europa. Esperamos un liderazgo, un liderazgo en interés de Europa', dijo Steinmeier. 'Los aplausos del público no son decisivos. El fortalecimiento de Europa es decisivo'.
Alemania tiene que 'acostumbrarse' a que 'un país como el nuestro sea criticado'. El modelo de Steinmeier en este sentido es Estados Unidos. 'Fijémonos en Estados Unidos, tienen mucha práctica en esto. Son un líder mundial. Se les critica por lo que hacen y por lo que no hacen. No pueden señalar a otros ni apelar a instancias superiores. Tienen que saber lo que hacen y por qué'.
Steinmeier prefirió no entrar en más detalles, y con razón. De lo contrario, su propaganda sobre el 'agresor ruso' que 'destruyó el orden de seguridad europeo' con el ataque a Ucrania se habría derrumbado como un castillo de naipes. En realidad, son Estados Unidos y sus aliados los que han estado haciendo la guerra casi ininterrumpidamente durante 30 años, destruyendo países enteros, no sólo Irak, Afganistán y Libia, sino también partes de Europa.
El imperialismo alemán ha desempeñado un papel fundamental desde el principio. A principios de la década de 1990, el reconocimiento por parte de Berlín de la independencia de Croacia y Eslovenia condujo inicialmente a una guerra civil asesina en la antigua Yugoslavia. En 1999, siguieron los bombardeos de la OTAN contra Serbia, que tenían como objetivo, entre otras cosas, la secesión forzosa de Kosovo. La ofensiva de la OTAN contra Rusia y, cada vez más, contra China —Steinmeier atacó en su discurso la 'pretensión económica y política de poder' de China— es la continuación de esta política de guerra.
Con la política de guerra vuelve también el lenguaje del militarismo. 'Tenemos que ser capaces de afrontar conflictos, tanto interna como externamente', exigió Steinmeier. Se necesita 'la voluntad de imponerse', un 'espíritu de resistencia' y la 'fuerza de la resistencia'. Todo ello con el fin de preparar a la población para una nueva era de guerra. 'El mundo se encamina a una fase de confrontación', y 'se avecinan años más duros, más difíciles. El dividendo de la paz se ha agotado. Para Alemania comienza una era de vientos en contra', dijo.
Steinmeier era muy consciente de que esta propaganda bélica encontrará una enorme resistencia entre la población. Tras los horrores de dos guerras mundiales y el Holocausto, el rechazo al militarismo entre los trabajadores está muy arraigado. Una y otra vez, Steinmeier se vio obligado a admitir que las sanciones económicas contra Rusia y la entrega de armas a Ucrania son recibidas con hostilidad en la población.
El presidente federal apeló contra esta oposición a la unidad de la nación. Su llamamiento a la cohesión de 'ricos y pobres' es una broma de mal gusto en vista de la desigualdad social sin precedentes. Mientras los ricos han recibido miles de millones en regalos del Estado en los últimos años, y los trabajadores se enfrentan a la inflación y a los despidos masivos, cualquier resistencia a esto debe ser suprimida en nombre de la 'cohesión'.
Esto es lo que quiere decir Steinmeier cuando habla de que Alemania no sólo debe rearmarse, sino también volverse 'capaz de conflictos internos'. En concreto, propuso un 'periodo de servicio social obligatorio'. En él, como Steinmeier declaró en una entrevista anterior, los jóvenes deben realizar el servicio militar o trabajos forzados en los servicios sociales para reducir el desastre en este sector causado por los recortes y las miserables condiciones de trabajo, y al mismo tiempo destruir más puestos de trabajo regulares.
Según Steinmeier, no debe haber resistencia a esta agenda de guerra y devastación social. Los ciudadanos tendrían que soportar la incertidumbre y criticar, como máximo, algunas decisiones políticas, pero en ningún caso se les permitiría protagonizar un 'ataque general a nuestro sistema político', dijo Steinmeier.
Este ataque a los derechos democráticos recibió tanto apoyo entre los representantes del sistema político existente como las fantasías belicistas y de gran poder de Steinmeier. Sin excepción, apoyaron el discurso con ovaciones. Entre ellos se encontraban representantes del ejército, como el subinspector general de la Bundeswehr, Markus Laubenthal, influyentes periodistas y representantes de los partidos, como el líder de la oposición cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, el líder del Partido Democrático Libre, Christian Dürr, y el ministro presidente de Turingia, Bodo Ramelow (Partido de la Izquierda).
Tras el discurso, Merz dijo que había dado 'una orientación clara'. 'Era un catálogo de tareas políticas', continuó. Ahora es importante ponerlo en práctica, dijo el líder de la CDU.
Ramelow también respaldó el discurso del presidente federal y, en particular, la afirmación de que no se puede combatir el mal con buena voluntad. 'Me sorprende la gran cantidad de banderas rusas izadas en Turingia por personas que dicen querer defender la paz, ignorando el hecho de que la agresión y la guerra de agresión fueron iniciadas por el Sr. Putin', dijo Ramelow.
Esta falange de todos los partidos por el militarismo y los ataques sociales subraya que una guerra mundial nuclear sólo puede evitarse con un 'ataque general al sistema político'. El Partido Socialista por la Igualdad y sus partidos hermanos del Comité Internacional de la Cuarta Internacional luchan por un movimiento internacional de la clase obrera, la gran mayoría de la población, contra la guerra y su causa fundamental, el capitalismo. Hacemos un llamado a todos los lectores para que se unan a esta lucha necesaria por un futuro socialista.
(Publicado originalmente en inglés el 28 de octubre de 2022)
