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Perspectiva

Las potencias imperialistas se preparan para la Tercera Guerra Mundial: EE.UU., Japón, Alemania planifican gasto militar récord

Durante la última semana, Estados Unidos, Alemania y Japón, tres de los principales combatientes de la última guerra mundial, aprobaron sus mayores presupuestos militares desde la Segunda Guerra Mundial en una gran intensificación de sus preparativos para un conflicto militar con Rusia y China.

El jueves, el Senado estadounidense aprobó por una mayoría contundente la Ley de Autorización para la Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés) por importe de $858 mil millones, un aumento de $45 mil millones comparado a lo solicitado por la Casa Blanca, que a su vez era más que lo solicitado por el Pentágono.

Dos bombarderos B-1B de la Fuerza Aérea estadounidense., arriba en el centro, aviones de combate F-35 de la Fuerza Aérea surcoreana y aviones de combate F-16 de la Fuerza Aérea estadounidense durante un ejercicio conjunto en Corea del Sur, 19 de noviembre de 2022 [AP Photo/South Korean Defense Ministry via AP]

El presupuesto representa un aumento de ocho por ciento comparado al año pasado y un 30 por ciento por encima del presupuesto del Pentágono en 2016. El aumento masivo en el gasto militar se produce cuando el hogar promedio en EE.UU. sufrió una caída de su ingreso real de 3 por ciento en los últimos 12 meses.

La gran mayoría de la población estadounidense nunca fue informada de que la medida estaba siendo debatida y puesta a votación. Los noticieros vespertinos no reportaron la aprobación del presupuesto récord en la Cámara de Representantes ni el Senado esta semana.

El proyecto de ley aumenta el financiamiento para todos los departamentos militares y programas de armas. La Armada de EE.UU. recibirá $32 mil millones para nuevos buques de guerra, incluyendo tres destructores de clase Arleigh-Burke y dos submarinos de clase Virginia. Y el Pentágono fue autorizado para comprar 36 nuevos aviones de combate F-35, cada uno de aproximadamente $89 mil millones.

Los miembros del Congreso ni siquiera se molestaron en ocultar que el propósito principal del proyecto de ley es preparar lo que llamaron “un futuro conflicto con China” y la guerra en curso por delegación que encabeza EE.UU. contra Rusia.

“La NDAA de este año toma pasos concretos en la preparación para un futuro conflicto con China, invirtiendo en el poder duro estadounidense, fortaleciendo la postura estadounidense en la región del Indo-Pacífico y apoyando a nuestros aliados”, dijo el diputado republicano de Wisconsin, Mike Gallagher.

La NDAA pondría fin a las décadas en que EE.UU. ha respetado la política de “Una sola China”, suministrando $10 mil millones en financiamiento militar directo a Taiwán por primera vez. El proyecto de ley también instituiría los contratos sin licitación, que típicamente solo se utilizan en tiempos de guerra, permitiendo que los contratistas militares le cobren al Gobierno estadounidense lo que quieran.

El proyecto de ley transforma Taiwán en una fuerza por delegación y de primera línea en el conflicto con China, de una manera similar a Ucrania en relación con la guerra por delegación de EE.UU. con Rusia. En una declaración a la prensa, Gallagher aplaudió el hecho de que el proyecto de ley “Ofrece una autorización similar de retiros para armar a Taiwán como sucede con Ucrania”.

El viernes, apenas un día después, el Gobierno japonés anunció una estrategia nacional de defensa nueva que duplicaría el presupuesto militar del país y transformaría el ejército en una fuerza de combate ofensiva. Por primera vez, Japón compraría misiles de largo alcance capaces de alcanzar China en un ataque ofensivo.

La estrategia desafía abiertamente la Constitución japonesa, que declara que “no se mantendrán nunca fuerzas de tierra, mar y aire, ni cualquier otro potencial bélico”.

La población japonesa se opone abrumadoramente al rearme militar, a causa del horror popular ante los crímenes perpetrados por el imperialismo japonés en toda Asia y ante la devastación de la guerra con EE.UU. para los japoneses.

El Gobierno imperial japonés presidió el asesinato de millones por medio de masacres, hambrunas y trabajo forzado. Solo en China, que fue invadida por Japón, se estima que entre 10 y 25 millones de civiles murieron en la guerra. Durante su guerra en el Pacífico, EE.UU. y sus aliados mataron a más de un millón de civiles japoneses, incluyendo los ataques con bombas incendiarias a Tokio y con bombas nucleares a Hiroshima y Nagasaki.

El miércoles, el comité presupuestario del Parlamento alemán votó a favor de comprarle a EE.UU. aviones F-35 con capacidad nuclear. Si bien Alemania no cuenta con armas nucleares propias, como miembro de la OTAN participa en su uso compartido con EE.UU. y hay armas nucleares estadounidenses estacionadas en Alemania.

La compra de los aviones de caza F-35 es parte de una compra de $100 mil millones aprobada por el Parlamento alemán este año, que duplicó el gasto militar alemán.

Así como en Japón, existe una gran oposición popular en Alemania a un rearme militar dados los horrendos crímenes del imperialismo alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Los nazis asesinaron a seis millones de judíos europeos durante el Holocausto y a millones más de civiles europeos más, dejando gran parte del continente en ruinas. El imperialismo alemán también es responsable del asesinado de hasta 19 millones de civiles de la Unión Soviética, contra los cuales libró una brutal “guerra de aniquilación”.

Ambas guerras mundiales fueron precedidas por años de aumentos en el gasto militar como parte de una masiva carrera armamentística global. Durante los juicios de Nuremberg, un pilar clave del caso contra los líderes de la Alemania nazi fue que facilitaron una acumulación militar por años en preparación para una guerra de agresión.

Nuevamente, tanto Alemania como Japón están realizando preparativos para guerras que ponen en riesgo a sus propias poblaciones como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial.

En junio, la OTAN publicó un documento de estrategia que declara que la alianza, que incluye a Alemania, debe prepararse para “librar combates de alta intensidad y ámbitos múltiples contra competidores pares con armas nucleares”, incluyendo a Rusia y China.

Estados Unidos, Alemania, Japón y las otras potencias imperialistas se preparan para una nueva guerra imperialista mundial. Sus objetivos son Rusia y China: dos países donde el imperialismo se vio excluido por muchas décadas de una explotación directa como resultado de las Revoluciones rusa y china. Permanecieron fuera del control directo del imperialismo incluso después de la restauración estalinista del capitalismo. Pero si bien los principales objetivos de la campaña bélica imperialista son ahora Rusia y China, la lógica de las rivalidades interimperialistas conducirá inevitablemente al resurgimiento de conflictos abiertos y enconados entre los aliados temporales de hoy.

La guerra en Ucrania, instigada, provocada y prolongada por Estados Unidos, se ha convertido en el catalizador de este nuevo reparto del mundo.

Esa guerra no hace más que intensificarse. Los funcionarios estadounidenses discuten abiertamente el objetivo declarado de Ucrania de recuperar Crimea, una medida que amenaza con represalias nucleares por parte de Rusia.

En una entrevista concedida esta semana a The Economist, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reafirmó que el objetivo de Ucrania es recuperar Crimea, anexionada por Rusia en 2014. A la pregunta de qué “precio sería demasiado alto” para que Ucrania avanzara “hasta las fronteras de 1991”, Zelenski dejó claro que su objetivo era recuperar totalmente la península, sin importar el coste.

Más de 100.000 ucranianos ya han muerto o resultado heridos en la guerra con Rusia. Cuando se le preguntó: “¿Pero cuántas vidas va a perder?” para recuperar la península, Zelenski se negó a responder.

De hecho, ninguno de los Gobiernos imperialistas es capaz de responder honestamente a esa pregunta. ¿Están dispuestos Tokio y Berlín a arriesgarse a que se repitan los horrores de la Segunda Guerra Mundial? Nunca lo dicen en público, pero la respuesta es sí.

Detener los planes de guerra de las potencias imperialistas exige la intervención política de la clase obrera y la juventud, organizadas sobre la base de un programa socialista. Esta fue la perspectiva planteada en el acto en línea del 10 de diciembre, “¡Por un movimiento de masas de estudiantes y jóvenes para detener la guerra en Ucrania!”.

Instamos a nuestros lectores a estudiar los discursos pronunciados en el mitin y a ponerse en contacto y unirse a los Partidos Socialistas por la Igualdad y a los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de diciembre de 2022)

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