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Podemos respalda la adaptación del PT brasileño a los golpistas de extrema derecha

Millones de personas en todo el mundo se han conmocionado y alarmado por el intento de golpe de Estado en Brasilia por parte de partidarios fascistas del expresidente Jair Bolsonaro el 8 de enero. Cerca de 5.000 manifestantes irrumpieron en los principales edificios del gobierno federal brasileño, exigiendo la “intervención de las Fuerzas Armadas”, en un país donde los militares tomaron el poder en 1964 y gobernaron a través de una sangrienta dictadura durante dos décadas.

Pablo Iglesias durante una sesión del Congreso en Madrid, España, jueves 22 de octubre de 2020 [AP Photo/Pablo Blazquez Dominguez]

Como ha admitido el recién presidente electo de Brasil del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, lo transcurrido fue un intento de golpe de Estado por parte de fuerzas vinculadas a los estamentos superiores del ejército y el Estado, incluido el propio ministro de Defensa de Lula, José Múcio Monteiro Filho. Lula ha reconocido que Múcio le había aconsejado que abdicara a favor de los generales, pero ha insistido que debe permanecer en el cargo, ya que el PT intenta construir un puente político con los golpistas.

Dos años después del intento de golpe fascista en Washington el 6 de enero de 2021 de Trump, la intentona en Brasilia y la cobarde respuesta del PT están mostrando la bancarrota de las organizaciones de pseudoizquierda a nivel internacional, incluido Podemos en España.

Podemos está respaldando la adaptación del PT a los golpistas de extrema derecha en Brasil, redoblando su propio historial de encubrimiento de golpistas similares en España. Este es el contenido del artículo publicado en la revista digital CTXT del fundador de Podemos y exvicepresidente del gobierno español, Pablo Iglesias, bajo el título “ Seis tesis sobre el golpe y la extrema derecha ” y promovido desde su podcast La Base en el Diario Público.

Iglesias dice: “El golpismo de ultraderecha es hoy la mayor amenaza contra la democracia liberal. Algunos lo llevamos diciendo mucho tiempo.” Para sustentar esta afirmación, Iglesias nos recuerda que en noviembre de 2020 viajó a Bolivia tras el golpe de Estado apoyado por EE.UU y la Unión Europea en ese país, para “impulsar una declaración ( la Declaración de La Paz ) que señalaba a la ultraderecha como la mayor amenaza contra la democracia en América y Europa.”

La advertencia de Iglesias sobre los golpistas de extrema derecha es completamente deshonesta. ¿Cómo puede ser que tras las experiencias de gobiernos fascistas en Europa y las dictaduras militares sangrientas en América Latina en el siglo XX, la extrema derecha ha recuperado tal influencia? Si unos cuantos miles de manifestantes de ultraderecha amenazaron con tomar el poder en Brasilia y Washington es porque gozan de apoyo en el Estado parapolicial capitalista, mientras partidos de pseudoizquierda como Podemos trabajan para bloquear una movilización de la clase obrera contra este peligro.

El orden capitalista “liberal democrático” que defiende Iglesias se está pudriendo. Tras décadas de recortes sociales y rescates bancarios multimillonarios desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991, los niveles de desigualdad se han disparado a tal nivel que son incompatibles con formas democráticas de gobernar. Con Podemos, el IBEX 35, el principal índice bursátil de referencia de la bolsa española, al igual que otros mercados bursátiles de Europa, están registrando beneficios récord a medida que la inflación empobrece a los trabajadores y el número de muertes por COVID-19 alcanza los 160.000 en España y los 2 millones en toda Europa.

Podemos no solo lidera el reparto de fondos de rescate de la UE a corporaciones y bancos, sino que se ha unido entusiastamente a la campaña belicista de EEUU y la OTAN contra Rusia, armando al batallón neonazi Azov de Ucrania. El gobierno PSOE-Podemos ha establecido auténticos campos de concentración en las islas Canarias donde los refugiados que cruzan el mar desde África occidental son sometidos a palizas, agresiones sexuales y detenciones indefinidas. Con Podemos implementando tales políticas, que anteriormente habrían sido impensables excepto bajo regímenes de extrema derecha, la burguesía española pudo legitimar partidos de extrema derecha como Vox. Dejando a un lado estos antecedentes, Iglesias nos explica:

La ultraderechización de la derecha es una realidad en muchos países de América Latina, en EE.UU. y también en muchos países europeos. En el caso español, el surgimiento de Podemos y el auge del independentismo catalán provocaron un movimiento reaccionario de radicalización de la derecha que, viendo amenazada la estructura de poder del régimen del 78, ha asumido sin complejos una defensa del orden por encima de los resultados electorales. La articulación de esa defensa del orden pasa por el compromiso ideológico de elementos situados en posiciones estratégicas en los poderes mediático, judicial y militar-policial.

Podemos y su promoción del nacionalismo español no ha provocado, sino que ha facilitado y proporcionado cobertura política a la “ultraderechización de la derecha”. Cuarenta y cinco años después de que la élite gobernante española reemplazara el régimen franquista que surgió de la victoria fascista en la Guerra Civil española de 1936-1939 con un régimen democrático parlamentario en 1978, el golpismo y la legitimación de la dictadura de Francisco Franco están avanzando bajo un gobierno de Podemos .

Iglesias se presenta como un crítico del “poder del régimen del 78” establecido por los franquistas, el PSOE y el estalinista Partido Comunista de España (PCE), pero continúa con la tradición central de la política estalinista del PCE: ante el peligro de un régimen militar fascista, es decididamente hostil a una movilización política revolucionaria de la clase obrera.

En 2020, tras huelgas masivas en España y Europea contra la inacción oficial en los primeros meses de la pandemia de COVID-19, cientos de antiguos oficiales de alto rango escribieron varias cartas al rey español Felipe VI, pidiéndole que diera un golpe de Estado. Algunos de estos mismos altos mandos, vinculados a Vox, llamaron a fusilar a “26 millones” de personas imitando así el golpe de Franco de 1936. Enviado por el gobierno para minimizar la importancia del escándalo, Iglesias declararía en una entrevista en TVE1 en horario de máxima audiencia: “Lo que digan estos señores, con la edad que tienen y ya jubilados, en un chat con unas copas de más, no supone ninguna amenaza”.

Las mentiras de Iglesias fueron desenmascaradas semanas después, cuando surgieron videos de soldados españoles cantando canciones neonazis y haciendo saludos fascistas. Poco después, chats de WhatsApp revelaron que oficiales en servicio activo apoyaban los llamamientos de los generales retirados de extrema derecha para matar a 26 millones de personas. Tras estos escándalos, Podemos hizo llamamientos a que el ejercito investigara sus propias simpatías fascistas. Como era de esperar, el Ministerio de Defensa del gobierno del PSOE-Podemos se negó a revelar los resultados de esta falsa investigación.

Iglesias intenta encubrir su historial. Nos dice: “El fascismo debe combatirse con el código penal y debe reprimirse, pero no basta con eso. La defensa de la democracia es, ante todo, un combate ideológico para el que son imprescindibles dispositivos ideológicos y culturales. Entre ellos, los más importantes son los dispositivos mediáticos. Si los demócratas no se rearman con instrumentos mediáticos, el antifascismo será derrotado.”

El llamamiento de Iglesias a construir los poderes represivos del Estado capitalista es reaccionario. El historial de su gobierno muestra que estos poderes no se dirigen a la extrema derecha, sino a la oposición de la clase trabajadora a Podemos. Reiteradamente, Podemos ha enviado unidades policiales armadas hasta los dientes para reprimir huelgas. El año pasado ataco la huelga nacional de camioneros enviando a más de 20.000 policías. En noviembre de 2021, envió tanquetas para reprimir la huelga de los trabajadores metalúrgicos de Cádiz.

A medida que la OTAN profundiza su política belicista contra Rusia, y los partidos de extrema derecha y los intentos de golpe se extienden internacionalmente, las lecciones del ascenso del fascismo en la década de 1930 deben ser aprendidas. Detener la guerra imperialista y el impulso hacia gobiernos de la extrema derecha no es un tema “ideológico” que se pueda resolver obteniendo sillas en los medios de comunicación capitalistas. Requiere la movilización de la clase trabajadora, independientemente de los partidos establecidos y las burocracias sindicales nacionales, en una lucha por el socialismo.

La base para movilizar a la clase obrera contra la amenaza del gobierno militar de extrema derecha es la defensa del trotskismo del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) contra la pseudoizquierda. La política de Iglesias no es un error, sino producto de su defensa de los intereses materiales de las capas acomodadas proimperialistas de la clase media. Esta orientación está incrustada en el ADN de Podemos, fundado en 2014 como una coalición de profesores estalinistas como Iglesias con Anticapitalistas, el aliado español del partido pablista francés, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).

Los pablistas, cuyos antepasados políticos rechazaron el trotskismo y se separaron del CICI en 1953, hace 70 años, defendieron que los estalinistas y los nacionalistas burgueses servirían como líderes revolucionarios de la clase obrera durante toda una época histórica. Sobre esta base se acomodaron al régimen parlamentario instaurado por franquistas y estalinistas en España en 1978. Décadas después, el historial del gobierno PSOE-Podemos es un fruto envenenado de esta perspectiva antiobrera.

Luchar contra los golpistas de extrema derecha requiere la construcción de una vanguardia trotskista en la clase trabajadora para romper la camisa de fuerza que imponen las burocracias sindicales sobre las luchas obreras como la Confederación Unida de Trabajadores (CUT) de Brasil, vinculada al PT, y las Comisiones Obreras (CCOO) de España, vinculadas a Podemos.

Las lecciones que extrajo Trotsky de cómo Franco preparó el golpe de 1936 bajo el gobierno republicano del Frente Popular de estalinistas, socialdemócratas y liberales burgueses son de gran relevancia para los trabajadores que buscan oponerse a los descendientes políticos pequeñoburgueses del Frente Popular como Iglesias. Tras estallar la Guerra Civil española, Trotsky escribió:

El peligro no está en los charlatanes y demagogos militares que se proclaman abiertamente fascistas. Incomparablemente más amenazador es el hecho de que cuando se acerca la revolución proletaria, el cuerpo de oficiales, en bloque, se convierta en el verdugo del proletariado. Eliminar del ejército a 400 o 500 oficiales reaccionarios, en el fondo significa dejar todo como estaba. El cuerpo de oficiales, en cuyo seno se almacenan las seculares tradiciones de servidumbre para el pueblo, debe partirse, disolverse, aplastarse en su conjunto, sin dejar rastro. Es preciso reemplazar el ejército de cuarteles, que manda la casta de oficiales, por la milicia popular, es decir, la organización democrática de los obreros y campesinos armados. No hay otra solución. Pero un ejercito de este tipo, es incompatible con el dominio de los explotadores, sean grandes o pequeños. ¿Pueden aceptar los republicanos una medida de este tipo? De ninguna forma, el gobierno del Frente Popular, es decir, el gobierno de coalición de los obreros con la burguesía es, en su misma esencia, el gobierno de capitulación ante la burocracia y los oficiales. Ésta es la grandiosa lección de los acontecimientos españoles, pagada hoy con millares de vidas humanas.

Estás líneas escritas hace casi 90 años muestran los intentos de un Lula o un Iglesias para adormecer a los trabajadores sobre el peligro real de una guerra mundial y gobiernos fascistas. Sus pretensiones pseudoizquierdistas son completamente falsas. Son por su misma esencia gobiernos de capitulación ante los bancos, la burocracia estatal y el cuerpo de oficiales de extrema derecha.

Desenmascarar al PT y Podemos requiere construir un movimiento político contra la pseudoizquierda en la clase trabajadora, basado en un programa internacionalista marxista para la revolución socialista. Esto significa construir el CICI a nivel internacional en la clase trabajadora, incluido el desarrollo del Grupo Socialista por la Igualdad como la sección brasileña del CICI y la lucha para fundar una sección del CICI en España.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de enero de 2023)

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